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EL ACTOR Y EL CONDE [CHENMIN] por solokik

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Notas del capitulo:

Actualización del dia, disfruten.

Los suaves golpes en la puerta contigua despertaron a Minseok, le tomó un momento recordar dónde estaba, miró al otro lado de la cama para despertar a Jongdae y se decepcionó al descubrir que estaba solo.

Se sentó y jaló la sábana a la altura del pecho antes de hablar —Adelante.

La puerta se abrió y Hyuna miró a su alrededor. —Buenos días, cuando estés listo, he preparado una camisa limpia y un par de calzas para ti, también hay un recipiente con agua tibia esperando.

—Gracias.

Ella debió sentir su incomodidad. —Voy a estar en el pasillo, cuando estés decente, grita.

Asintió, mirando de nuevo a la cama, para ser más exactos, el espacio vacío donde esperaba que estuviera Jongdae. —¿Ya ha desayunado el Conde Kim?

—Todavía no, está haciendo los preparativos para el viaje de regreso a la mansion, estoy segura de que va a unirse a ti cuando haya terminado.

—Oh. Por supuesto.

Hyuna estaba por irse, pero se detuvo. —Pareces un buen chico, y sólo voy a decir esto porque no quiero verte sufrir, no le entregues tu corazón a Kim Jongdae, él es un buen hombre, pero...

Minseok se aferró más fuerte a la sábana, sin estar seguro de si realmente quería que Hyuna le diera más explicaciones, pero al mismo tiempo no podía dejar las cosas pendientes. —¿Pero?

—Es un hombre que disfruta de sus placeres. —Hyuna sonrió con tristeza—. No eres el primer joven, ni la mujer, que se despierta solo en esa cama.

Minseok no sabía cómo responder a eso, por lo que optó por no decir nada, mirando hacia abajo a un hilo suelto en el cobertor, Hyuna suspiró, pero se fue sin decir nada más, esperó hasta que oyó la puerta exterior de su habitación abrirse y cerrarse antes de sacar las piernas fuera de la cama y se levantó.

De vuelta en su habitación, se lavó rápidamente y se puso las calzas y la camisa que habían sido dejadas sobre la cama, seguido de una pila de prendas que sospechaba que sería el vestido que usaría para viajar a la mansión Kim, llamó a Hyuna y ella se apresuró a entrar, se quedó quieto mientras ella lo vestía, extendiendo capas de ropa más eficientemente de lo que podría haberlo hecho por su cuenta, parecía distraída y Minseok se preguntó qué le estaba preocupando cuando se detuvo a mitad de camino de atarle el corsé. —Hablé demás antes. No debería haber dicho lo que dije.

—No es que no supiera en lo que me estaba metiendo, estoy interpretando a mi hermana, su esposa, no tengo ninguna ilusión de ser algo más que eso para él.

Ella vaciló, con clara preocupación en sus entrecerrados ojos. —Ten cuidado.

Con un apretón en su cintura continuó ajustando sus ropas, reconfortado por su gesto. —Lo haré —dijo con una pequeña sonrisa y aceptó la peluca que le pasó.

—Bien, hora de desayunar para la Dama Sohee —hizo los últimos ajustes a su peluca.

—Tengo que maquillarme primero.

—El Conde Kim dijo que ya fue claro con el tema sobre el extraño deseo de las mujeres de cubrirse con esa porquería blanca.

Minseok se rió. —Ah, sí, mencionó algo al respecto.

—Eres suficientemente pálido para ir sin eso, por supuesto que en la mansión Kim, un poco de rubor no dañaría.

Se aplicó la pintura roja que le dio en los labios, y un poco en sus mejillas. —Tendrá que acostumbrarse al blanco si quiere que asista con él a la corte, no hay manera de que una verdadera mujer de la nobleza no quiera emular a la Reina.

r13;Muy cierto, pero vamos a luchar esa batalla cuando llegue el momento.

Siguió a Hyuna fuera de la habitación y a la planta baja, en lugar de dirigirse a la gran sala de recepción, donde se había celebrado el banquete de bodas, giraron a la izquierda por un pasillo hacia un comedor familiar más pequeño, Hyuna partió con una reverencia dejandolo solo, la mesa estaba puesta para dos, supuso que Jongdae aún tenía que comer así que se sentó en el lugar asignado a la izquierda de la cabecera de la mesa.

Una sirvienta llegó a través de una puerta lateral, era una joven muchacha que supuso no podría tener más de catorce años, llevaba una cesta de pan además de un plato de queso y carne salada, claramente estaba curiosa, lanzándole miradas mientras mantenía la cabeza gacha y colocaba la comida en la mesa, como si supiera que no debía, pero sin poder evitar su curiosidad, se fue por donde había venido regresando momentos después con una jarra de cerámica sólo para desaparecer de nuevo una vez que había llenado con cerveza una taza de madera.

El sol de la mañana y su efecto sobre el revestimiento de caoba dieron a la habitación una cierta calidez y una exposición de flores en la chimenea sin encender, taparon cualquier olor desagradable subyacente. Minseok se sirvió el desayuno, decidido a no detenerse a pensar en el hecho de que se había despertado solo y probablemente pasaría gran parte de un futuro inmediato de la misma manera. En el teatro, siempre había ruido, las bromas constantes llenaban cualquier silencio e imaginó que tendría que acostumbrarse a pasar el tiempo a solas.

Apartó sus pensamientos cuando llegó Jongdae vestido con pantalones de montar y botas resistentes.

—Buenos días —dijo, tomando asiento—. Espero que hayas dormido bien.

—Sí, aunque me sorprendió que no me despertaras cuando te levantaste.

Jongdae se quitó los guantes de cuero y se sentó. —Siempre he sido un madrugador, no veía razón alguna para someterte a mi afición cuando te veías tan contento de estar dormido.

—No me hubiese importado.

Jongdae tomó un gran bocado de pan, acompañándolo con una copa de cerveza. —¿Estás listo para viajar?

Intentó no estar decepcionado por el cambio de conversación sobre la noche anterior, asintió con la cabeza. —¿Cuándo nos vamos?

—Después del desayuno. Ya me he ocupado de que el carruaje esté preparado. Deberías llegar a la mansión Kim no mucho después del mediodía.

—Yo debería llegar a la mansión... ¿No me acompañas?

—Voy a montar con un amigo que se dirige en la misma dirección, pero que continúa más hacia el norte.

—Pero...

Jongdae dejó la taza firmemente sobre la mesa. —Un hombre no viaja en un carruaje si tiene la oportunidad de montar, querida, lo sabes bien.

—Entiendo. —Tomó su té, preguntándose si había algo que pudiera decir esa mañana que impidiera que la conversación se fuera cuesta abajo—. Simplemente me hubiera gustado tener compañía.

Jongdae pareció arrepentido y extendió su mano tomando la de Minseok. —Tomará algún tiempo para que el carruaje se aleje de las afueras de la ciudad. Si voy por delante, estaré allí para darte la bienvenida.

—Por supuesto, tal vez pueda pedirte prestado algo para leer durante el viaje, como te sorprenderás no tengo ningún bordado en el cual trabajar.

—Estaría más sorprendido si lo tuvieras. —Jongdae se echó a reír, y Minseok decidió que le gustaba ese sonido—. Ya he puesto un volumen o dos en el carruaje para que leas, pensé que de todas maneras encontrarías el viaje tedioso.

—Gracias, eso es muy considerado.

—Es lo menos que puedo hacer después de todo lo que has hecho. —Jongdae vacío lo último de su cerveza y se levantó.

—Tengo que partir, Joonmyun estará esperando. Te veré tan pronto cuando llegues a la mansión, el carruaje estará listo cuando tú lo estés.

Se inclinó con un gesto teatral y se marchó, dejándolo solo otra vez, sin embargo no fue por mucho tiempo ya que Hyuna llegó para escoltarlo hasta el carruaje. —Por aquí mi señora.

—¿Vas a venir también? —preguntó con ganas de que por lo menos hubiera otra cara familiar en su nuevo hogar.

—Voy a estar en el coche de atrás con la cocinera, odia viajar pero cuando tu señor se casa debe tener un festín y no hay manera de que ella dejara que alguien más hiciera algo tan importante.

Caminaron a través de la casa, saliendo por un conjunto de puertas que daban a un gran patio en el que había dos carruajes. Uno tenía un marco de madera sencillo con un asiento para seis personas, estaba cargado con baúles y provisiones, y el segundo, era un carruaje más pequeño de cuatro ruedas, más elaborado y decorativo, tirado por dos hermosos caballos blancos. Un sirviente bajó del segundo carruaje donde se había sentado al lado del cochero y Minseok notó que estaba armado con un sable, había tenido que viajar de vez en cuando mientras estaba actuando y siempre había llevado un arma en caso de que los bandidos y ladrones pensaran que era un blanco fácil pero ahora tenía a alguien para protegerlo y no podía fingir que no lo prefería.

Fue ayudado a subir a bordo del carruaje y le causó una grata sorpresa el interior, era más cómodo de lo que esperaba, los bancos acolchados con cojines y había suaves mantas de lana en caso de que tuviera frío. Encontró un panfleto y el libro encuadernado en cuero que Jongdae había mencionado, sonrió al leer los títulos. El primero era " La Elección del día de San Valentín" por Thomas Nashe, el segundo "La Condesa de Arcadia de Pembroke" de Philip Sydney.

Se oyó el chasquido de un látigo y un grito de parte del cochero, el carruaje comenzó a moverse lentamente hacia adelante por la calle principal, Minseok miró mientras se abrían paso lentamente fuera de Seúl, el tráfico estaba concurrido, carros llenos de productos que se dirigían a los mercados o llevando las bellas mercancías de los mercaderes, la gente entrando y saliendo de la calle, todos tratando de ocuparse de sus propios asuntos. No fue hasta que la ciudad comenzó a disminuir que pudieron tomar velocidad y él ya había terminado el poema de Nashe. Dada la naturaleza del muy usado panfleto y la erótica naturaleza de la obra, estuvo seguro de que era uno de los favoritos de Jongdae.

•••

El viaje se volvio menos cómodo cuando el carruaje brincó sobre los profundos surcos de los caminos de tierra, la lluvia de los días anteriores, hacían la marcha difícil para los caballos, pero a pesar de ser zarandeado dentro del carruaje, Minseok disfrutó del viaje. Dejando atrás la ciudad, viajando a través de los bosques, el hedor de las miles de personas metidas en las sórdidas calles fue reemplazado por el olor fresco de los árboles y la maleza. Se perdió en las páginas de "La Arcadia" las horas pasaban en un torrente de sonetos y prosa, fue sólo cuando el carruaje aminoró la marcha que levantó la vista del libro, mirando por la ventana, se dio cuenta por la posición del sol que con facilidad era casi mediodía, y cuando el coche se dirigió sobre la elevación de una colina, vio la mansión Kim por primera vez.

Había estado en otras casas magníficas cuando era niño, antes de que su padre hubiera vendido la casa en Busan para pagar algunas de sus deudas, habían visitado la residencia Haedong Yonggungsa ya que su padre era muy amigo de la familia que la poseía, y durante sus primeros años como actor, la compañía teatral había actuado en las casas de muchos nobles, pero aparte de los palacios reales, la mansión Kim era más espléndida que cualquier cosa que hubiera visto antes.

La casa era imponente y hermosa, con su fachada de ladrillo rojo y de arquitectura simétrica, el lado izquierdo reflejando el derecho. No se atrevió a pensar cuánto dinero se había gastado en su diseño. La larga galería central tenía una gran entrada en su centro y un ala en cada extremo, con chimeneas haciendo juego y tejados curvados que, incluso desde la distancia, pudo ver que estaban muy decorados, los jardines del frente estaban cubiertos de flores de primavera, que se extendían más allá y pensó que podía ver el comienzo de un laberinto, al oeste de la casa.

El carruaje avanzó lentamente por el terreno de la entrada y pasó por un grupo de hombres que cuidaban el jardín, que pararon de trabajar para inclinarse ante él, os sirvientes se reunieron en la entrada de la casa cuando ellos llegaron, el segundo carruaje se desvió hacia la parte posterior de la casa, y vio a Jongdae, vestido para impresionar esperándolos, el carruaje se detuvo y en lugar de un sirviente, fue el propio Jongdae quien abrió la puerta del carruaje.

—Dama Sohee —dijo, tomando la mano de Minseok y ayúdale a bajar—, bienvenida a su nuevo hogar.

Al igual que en la boda, la apariencia de Minseok causó un gran revuelo entre los espectadores pero a diferencia de la boda, estos espectadores no se atrevieron a ser tan evidentes y las miradas sorprendidas pronto desaparecieron cuando Jongdae le guió por el pasillo.

Dentro era tan magnífico como el exterior, las grandes ventanas de cristal hacían que la habitación fuera luminosa y sorprendentemente aireada, las paredes estaban cubiertas con una colección de escudos y armas decorativas, había una armadura que estaba al pie de una impresionante escalera.

—Perteneció a mi padre —dijo Jongdae, acariciando el yelmo de la armadura—. No podía soportar la idea de separarse de él. Déjame acompañarte a tu habitación, después tendremos la cena ¿Tal vez te gustaría ver los jardines por la tarde mientras la luz todavía está con nosotros?

—Me gustaría mucho.

Tomó el brazo de Jongdae y subieron las escaleras, la galería superior estaba llena de retratos de la familia Kim, el parecido a través del tiempo era evidente y pensó que, incluso sin las placas de madera debajo de cada pintura, sabría quién era un Kim cuando veía a uno. Todos tenían la misma cara alargada y nariz recta, y los ojos negros brillantes eran inconfundibles. Entre las imágenes había más armas ornamentales, incluyendo una espada curvada que hizo que Minseok mirara dos veces.

—Un trofeo de las cruzadas —explicó Jongdae—. Hay una serie de recuerdos históricos esparcidos por toda la casa, algunos datan incluso antes que ese.

Entraron en el ala oeste, como la única ventana estaba en el otro extremo, su corredor era más oscuro que la galería. A mitad de camino, pasaron por un gran tapiz que representaba la"Cacería de Pan" .

Jongdae se detuvo y abrió una puerta de madera maciza de roble. —La habitación de la dama, no creo que te decepcione.

Había pensado que la habitación de la casa en Seúl era especial, pero palidecía en comparación con la habitación en la cual estaba ahora. La gran ventana, cubierta con pesadas cortinas de color violeta oscuro, inundaba la habitación con la luz del sol, lo cual era toda una hazaña dado que la habitación era el doble del tamaño que cualquier cosa en la que hubiera estado antes, la cama con dosel estaba tallada de manera ornamentada con madera oscura y cubierta con un cubrecama del mismo color que las cortinas, era suave al tacto mientras rozaba sus dedos por su superficie.

—Esto es maravilloso.

—Y al igual que la casa de la cuidad, hay una puerta directamente a mi habitación.

El brazo de Jongdae se arrastró alrededor de su cintura, lo acercó, y lo guió hacia la ventana. —La vista desde este lado de la casa es una de mis favoritas.

Minseok pensó que la vista del laberinto y del jardín de rosas era preciosa, pero apenas se podía concentrar en nada que no fuera estar envuelto en los brazos de Jongdae.

—Tenemos que regresar a la planta baja para la cena, después, hay un lugar especial en los terrenos que me gustaría que vieras. —Jongdae lo dejó ir y Minseok tuvo un frío repentino por la pérdida del contacto.

Notas finales:

Hasta mañana.


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