Estaba un pelinegro saliendo del baño de su casa solo con una toalla alrededor de su cintura y otra con la que estaba secando su cabello. Estaba tarareando una canción hasta que su móvil sonó, tenía un mensaje de Atsushi.
-Hola Muro-chin, ¿estás ya dormido?
-Hello Atsushi, no, aún me queda un rato para dormirme.
-Ahhh, ¿y qué tal el día?
-Muy bien, me he ido a jugar al baloncesto con unos amigos, me lo he pasado muy bien.
-¿Juegas al baloncesto?
-Sí, ¿tú juegas?
-Antes, cuando iba a secundaria, como era y soy alto se me daba bien.
-Eso es fantástico, algún día podemos quedar para jugar juntos.
-Sí, pero yo preferiría hacer pastelitos…
-Podemos hacer las dos cosas.
-¡¿De verdad?!
-¡Claro!
-Entonces sería uno de mis mejores días de mi vida, estaría con Muro-chin, jugaría al baloncesto con Muro-chin y haría pastelitos con Muro-chin.
-Vaya, me halaga que me aprecies tanto, la verdad es que yo también te he cogido mucho cariño, nunca me había pasado esto de ser tan cercano a alguien apenas conociéndonos de unos días.
-A mí tampoco, sólo con Muro-chin.
En ese momento las mejillas de Himuro se empezarona teñir de rojo, él solía ser el que dejaba a los demás sonrojados con sus comentarios coquetos, por un momento comenzó a imaginarse cómo era Murasakibara físicamente, y estuvo a punto de pedirle al pelimorado que hicieran una videollamada para ver como era, pero rápidamente detenió sus pensamientos, él era el que quería que no se vieran para que no le pasara lo que le había ocurrido en el pasado. Para no pensar en la idea de ver a Murasakibara intentó cambiar de tema.
-Y, emm, Atsushi, ¿tú tienes hermanos o hermanas?
-Sí, tengo tres hermanos mayores y una hermana mayor, soy el pequeño de la familia.
-¡Vaya! ¡Cuántos hermanos!
-Sí… ¿y tú Muro-chin? ¿tienes algún hermano o hermana?
-Sí, tengo un hermano de mi misma edad, se llama Taiga y también va a Teiko.
-Entonces sois gemelos o mellizos.
-No, no, no, Taiga y yo no somos hermanos de sangre, nos llamamos así porque ninguno de los dos tiene hermanos y cuando éramos pequeños estábamos siempre juntos, como hermanos.
-Ahh, vale, ya entiendo, se nota que os lleváis bien…
-Sí, aunque a veces discutimos, ¿tú te llevas bien con tus hermanos?
-Más o menos, de normal sí, pero a la hora de comer no porque intentan robarme mi comida y me dan ganas de aplastarlos.
-B-bueno, eso es un poco fuerte, ¿pero no crees que te ganarían? son más.
-Pero son más bajos que yo, además de que yo por mis dulces mato.
-Jajajajajajajajaja, entonces no te intentaré robar tu comida.
-Bueno… si es Muro-chin…, quizá te deje, pero no mucha.
-Ohh, gracias Atsushi, es todo un honor poder ser una de las personas que pueden tocar tus dulces, ¿qué te parece que pasado mañana te lleve dulces al instituto? es que para mañana ya no me da tiempo hacerlos…
-Me parece genial, Muro-chin.
-Entonces, así será.
-Oye Muro-chin, tengo mucho sueño, así que me voy a ir a dormir, ¿te parece bien si mañana aparte de hablar un poco en el instituto te llamo por teléfono?, es que es muy cansado escribir.
-Claro Atsushi, a mí también me gusta la idea.
-Bienn, buenas noches Muro-chin.
-Buenas noche Atsushi, que sueñes con pastelitos.
-Mmmm...quiero soñar con Muro-chin.
En ese momento Himuro no supo que contestar, así que guardó el móvil y fue directo a enfriarse la cara con agua fría.
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Después de ese maravilloso beso y de estar esos instantes sintiendo el aliento irregular del otro sobre sus labios, los dos decidieron abrir los ojos y se miraron mutuamente. Había sido demasiado mágico, ninguno sabía que decir o hacer. seguían mirándose a lo ojos hasta que el castaño no aguantó más la mirada y bajó la cabeza para no seguir enfrentando la mirada del pelirrojo. Ante esto Akashi levantó suavemente la cabeza del otro y lo miró a los ojos. Sabía que era muy pronto para iniciar una relación con Furihata, no quería asustarlo, no quería perderlo, no de nuevo. Así que decidió romper ese ambiente, que aunque era mágico se estaba volviendo bastante tenso para el castaño, el cual le rehuía la mirada.
-Kouki, ¿qué te parece si nos vamos a cenar? Ya es muy tarde.
Akashi le dijo eso mientras sonreía y el castaño entendió eso como una señal para dejar el tema del beso aparcado durante un periodo de tiempo.
-E-está bien, pero esta vez invito yo, aunque no podemos ir a un lugar muy caro.
-Me da igual donde ir mientras sea contigo.- dijo sonriente mientras veía como el castaño se sonrojaba rápidamente.
-N-no diga esa c-cosas.
-No puedo evitarlo, bueno vámonos antes de que se nos haga más tarde.
-E-está bien, ahí hay una pizzería, ¿te parece bien ir allí a cenar?
-Me parece perfecto.
Así es como ambos se fueron hacia la salida de la playa para disfrutar lo que quedaba de noche, antes de volver a ser alumno y director. Antes de irse el pelirrojo dirigió su mirada hacia el chiringuito que allí había y sonrió. Allí estaba un hombre con una gorra, unas gafas de sol, de pelo plateado y con una expresión de fastidio.
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Mientras, en el laboratorio de química del instituto Teiko se encontraban dos jóvenes, un profesor y un alumno, haciendo cosas indebidas.
-Agh Kiyoshi sigue, sigue…-gemía un pelinegro mientras era penetrado por un castaño.
-Mmm Makoto me encantas…-dijo un castaño con voz ronca mientras aumentaba el ritmo de las estocadas.
Cualquiera que hubiera seguido los gemidos de esos dos y hubiera abierto la puerta los hubiera visto, ya que no habían echado ni el cerrojo. Pero ahí estaban con, sin pensar en las consecuencias, sumidos en el calor del momento, un pelinegro apoyando sus manos como podía a la pared del laboratorio mientras que detrás suyo estaba el castaño sujetando la cadera del contrario con una mano mientras que la otra la tenía apoyada en la pared, cerca de la cara del pelinegro.
Ni siquiera estaban completamente desnudos, simplemente le había dado un calentón a Hanamiya y como Kiyoshi, su amante secreto, estaba por allí decidió calentarlo a él también para que luego tuvieran sexo en el laboratorio y así estaba la cosa.
-Ahh, Kiyoshi dame más, q-quiero más…
-Dí mi nombre , venga…-mientras sacaba su pene por completo y lo volvía a introducir hasta el fondo, intentando que el pelinegro se desesperase e hiciera lo que él quería, pocas veces podía tener a Hanamiya así.
-No seas capullo Kiyoshi dame duro…
-Diloo, y lo haré…
-Ngh... Teppei dame más y más duro…
-Así me gusta…
El castaño empezó de nuevo a aumentar el ritmo de las estocadas, puso sus dos manos en la cadera del pelinegro y empezó a impulsarse con más fuerza y más rapidez, tanto que al pelinegro se le hacía difícil evitar el impacto de su cuerpo contra la pared.
-Ngh.. ahh.. s-sigue…
Después de unos segundos así, y de que los dedos del castaño se quedaran marcados en la cintura del otro, el pelinegro se corrió manchando la pared y unas estocadas después, sintiendo el palpitar del ano de Hanamiya el castaño se corrió dentro de él.
-Ahhhh…
Durante unos segundo estuvieron así, hasta que el castaño salió del interior del pelinegro, y este se desplomo en el suelo. Kiyoshi se sentó a su lado intentando controlar su respiración al igual que Hanamiya.
-Te has corrido dentro, ya te dije la otra vez que no lo hicieras.-dijo el pelinegro una vez recobró un poco el aliento.
-Lo siento, pero no tenía condones porque alguien me ha arrastrado hasta aquí de repente.-dijo el castaño con una sonrisa intentando justificarse, aunque no se arrepentía para nada.
-¿Te quejas?
-No, para nada.
-Ahora tendré que ir hasta las duchas chorreando semen entre mis piernas, gracias-dijo en tono sarcástico.
-Si quieres te llevo yo en mis brazos.-dijo mostrando sus grandes brazos con una sonrisa de oreja a oreja.
-Menos coñas que soy tu profesor.-dijo un poco malhumorado.
-Hombre, ahora mismo somos dos amantes que acabamos de hacer el amor de una forma un poco brusca pero llena de sentimientos.
-No te equivoques, esto no es hacer el amor, esto es tener sexo y el único sentimiento que hay es el placer, fin.
-¿Cuando vas a admitir que me quieres?
-Nunca.-dijo mientras se acomodaba la ropa y se iba sin decir adiós.
-Hasta mañana sensei…-dijo cansado el castaño.
Llevaban con esta relación desde el año pasado pero el pelinegro se negaba a decir lo que sentía por él, mientras que él se lo decía constantemente. Muchas veces se había quedado pensando en si el pelinegro de verdad sentía algo más que atracción sexual hacia él, pero aunque quisiera enfrentar a hanamiya para que se lo dijera no podía. Otras veces lo había intentado, pero el pelinegro le había dicho de romper y aunque estuvieran unos días enfadados Kiyoshi siempre volvía con Hanamiya, porque lo quería, quizá ese era el problema. Pensando en ello el castaño se arregló la ropa, limpió y ordenó un poco la habitación y se fue.
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Un rubio se hallaba yendo hacia su casa mientras tarareaba una canción. Ya estaba en el ascensor y se dispuso a abrir la puerta de su casa, una vez lo hizo una mano con un paño blanco y un olor muy fuerte llegó hasta su nariz, él intentó huir pero otra mano le sujetó fuertemente y entonces perdió la consciencia.
Kise comenzó a abrir los ojos, viendo las paredes de su cuarto y pensó que todo había sido una pesadilla pero cuando intentó incorporarse vio horrorizado como sus brazos estaban sujetos, mediante una cuerda, a la cabecera de su cama, y a instante notó que estaba desnudo y con un paño en la boca que apenas le dejaba gesticular palabra. Gritó todo lo que pudo, que no fue mucho porque no podía, pero eso no le vino bien, ya que después de gritar la puerta de su habitación se fue abriendo lentamente dejando ver la figura de su secuestrador.