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RELACIONES COMPLICADAS por SandraBel00

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Notas del capitulo:

Siento mucho haber tardado tanto, pero en mi pueblo no tengo internet contratado y hasta que no he vuelto no he podido subir nada. Pero ya la semana que viene espero tener puesto internet allí también. ¡¡Muchas gracias por vuestro comentarios!! por leer también y espero que os guste.

Estaba caminando un pelinegro de extrañas cejas por los pasillos del instituto mientras maldecía en voz baja a un castaño. ¡UN MES! ¡Llevaba un maldito mes sin follar! ¡Y todo por culpa de las tonterías de Kiyoshi! Estaba frustrado sexualmente, el castaño lo evitaba, ya no le mandaba sus molestos mensajes, ni le sonreía estúpidamente cada vez que sus miradas se cruzaban, las cuales habían disminuido enormemente. Estaba ya harto, al final iba a acabar explotando. Aunque se había masturbado, tanto por delante como por detrás, no era lo mismo, se había acostumbrado al pene del castaño y ya no le valía él solo. Había pensado en algún ex compañero de cama que había tenido, pero no sabía por qué no podía, el solo pensarlo se le hacía imposible.

Necesitaba encontrar al castaño urgentemente, comenzó buscándolo por la cafetería, ahí no estaba, fue por el patio, y tampoco estaba, pasó por los baños, y tampoco tuvo suerte. Resignado, se fue hacia el laboratorio de química, su área de trabajo. En el trayecto se le abrió el cielo y se encontró con el castaño, y aún encima se estaba despidiendo del cuatro ojos y la mandona, así es como llamaba a Hyuuga y a Riko.

Esperó pacientemente como una araña espera a que su presa caiga en sus redes y en cuanto el castaño pasó por el laboratorio lo agarró y lo introdujo en el interior de la sala. El castaño examinó desconcertado sus alrededores para explicar ese repentino suceso. Finalmente, encontró al causante y lo miró asombrado.

-¿Hanamiya-sensei?

Antes de responder o de dejar que el castaño reaccionara se lanzó hacia sus labios de forma desesperada. Kiyoshi abrió los ojos completamente sorprendido. Después de recobrar un poco la razón se separó del pelinegro intentando no ser demasiado brusco.

-Hanamiya-sensei no podemos hacer esto. Lo nuestro ya terminó.

-Vamos Kiyoshi, tanto tú como yo sabemos que los dos necesitamos al otro, ¿o es que acaso tú no estás al límite?-dijo mientras acercaba peligrosamente su mano hacia el miembro del castaño, el cual estaba cubierto por los pantalones del uniforme.

El más alto soltó un respingo, y el más bajo sonrió satisfecho. Se puso de puntillas y susurro de forma sensual en la oreja del castaño.

-Házmelo Teppei.

El castaño reaccionó al instante cogió con sus dos grandes manos los glúteos del pelinegro y lo subió a una mesa, el pelinegro gimió por tal acción. Las respiraciones de los dos eran un caos, y sus erecciones ya evidentes por culpa de la abstinencia. Hanamiya sonreía felizmente, sin embargo, el castaño recuperó parte de su raciocinio y se alejó del otro.

-Makoto, yo no quiero que lo nuestro vuelva a ser así.

-Ohh, vamos Kiyoshi, que tengo que hacer para que me eches un polvo.-dijo molesto Hanamiya mientras se bajaba de la mesa, ya se le había ido todo el calentón.

-Sé mi novio, tengamos citas, salgamos como una pareja normal, hagamos el amor y no tengamos sólo sexo.

-Ya y luego te despiertas, sabes que si nos pillan me quedo sin trabajo para lo que me queda de vida y posiblemente acabe en la cárcel.

-No tienen por qué descubrirnos, hasta ahora no lo han hecho.

-Que hasta ahora no lo hayan hecho no quiere decir que no lo vayan a hacer ahora.

-¿Por qué eso te importa ahora y no antes? Antes teníamos sexo por el instituto y no tenías miedo de que nos pillaran.

-Sí que lo tenía.

-Entonces, ¿por qué ahora lo comentas y antes no?

-Ahh…-suspiró derrotado Hanamiya.

-Vamos Makoto, sal conmigo.

Kiyoshi se quedó mirándolo decidido mientras le cogía de las manos. Hanamiya se quedó pensativo un rato.

Mente de Hanamiya

No sé qué hacer, el sexo sin Kiyoshi no funciona, no sé que me ha hecho el niñato este, pero nada es como antes. Ayyy… tendré que aceptar su propuesta, es la única manera de acabar con esta maldita abstinencia. Quien me viera saliendo con este idiota me llamaría pederasta, pervertido, violador, manipulador, etc. En serio, esto es un problema, pero es que sin él nada del sexo funciona…

-Está bien, saldré contigo, pero yo decidiré cuándo tendremos sexo, y dónde.

Kiyoshi abrió los ojos sorprendido, pensaba que el otro se reiría en su cara y le insultaría mientras le sonreía de forma burlesca.

-Ehh tú, ¿estás vivo?-preguntó Makoto notando el breve periodo en estado de shock que presentaba el castaño

Kiyoshi pareció despertar del shock y sonrió efusivamente al pelinegro. En un arrebato de felicidad tomó en brazos al pelinegro y comenzó a darle vueltas en el aire.

-¡Sííííí!-dijo completamente emocionado.

-¡Vale, ya! ¡Para!-dijo un tanto molesto Hanamiya.-Al final nos van a ver y todo se va a ir a la mierda.

-Lo siento, lo siento, es que estoy sumamente emocionado.-dijo Kiyoshi aún sonriéndole.

-Bueno, pues ya que hemos zanjado la discusión nos toca el sexo de reconciliación.-dijo Hanamiya acercándose de nuevo peligrosamente hacia el de mayor altura.

-No, Makoto, quiero que esta vez sea especial, no quiero que sea como cuando empezamos a enrollarnos que tuvimos sexo a la primera de cambio.

En ese momento los dos recordaron la primera vez que estuvieron juntos.

/ Flashback /

Se encontraba un pelinegro durmiendo desnudo en una cama hecha un desastre. De repente sonó el despertador, el pelinegro apagó bruscamente la alarma, se notaba que madrugar no era su fuerte. Se dispuso a levantarse cuando notó que un brazo lo aprisionaba. Miró hacia su lado y encontró a un hombre. Después de unos segundos de reflexión interna dónde respondió preguntas tipo: ¿Cómo cojones había acabado en su casa cuando se supone que estaba de fiesta?¿Quién era el tío con el que estaba?¿Por qué coño le sonaba la alarma tan temprano? Por fin desveló esas preguntas acordándose de parte de la noche. Recordaba que había estado de bailando y un chico le había llamado la atención, parecía rudo, lo miraba como si no fuera a tener compasión con él, y eso le gustaba. Sin embargo, luego al ir a la cama el chico no era igual de cómo se lo había imaginado, demasiado considerado para su gusto.

Al acabar con su viaje a través de los recuerdos de la noche pasada quitó el brazo que lo rodeaba y se dispuso a alistarse para irse a trabajar, porque sí, ahora ya se acordaba de por qué le había sonado la alarma tan temprano. A pesar de que tenía trabajo al día siguiente había decidido irse a tomar una copa, aunque esta vez era una excusa para cazar a su próximo ligue, le había dado un calentón y necesitaba sofocarlo. Definitivamente había sido mala idea, ahora mismo notaba que su cabeza iba a estallarle, y aún encima tendría que aguantar a mocosos inútiles. Esta era la forma cariñosa con las que se refería a sus alumnos.

Se levantó de la cama y se iba a dirigir a baño para asearse pero un brazo lo detuvo. El mismo brazo que antes había quitado sin cuidado y que por ello había despertado a su dueño.

-Eyy, ¿no te apetece otra ronda? Ayer estabas deseoso.-dijo con lujuria el chico que estaba tumbado desnudo sobre la cama.

-Va a ser que no, tengo que ir a trabajar, además de que no eres lo que busco.-dijo de forma frívola mientras se liberaba del agarre.

-¿Cómo que no soy lo que buscas? ¿Acaso no gemías anoche a todo pulmón?-preguntó sonriendo seguro de sí mismo.

-Fingí. Además, estaba bastante borracho.-dijo de manera cortante.

El chico de la cama se quedó callado, mientras el pelinegro cogió algunas ropas del suelo y se las lanzó al desconocido.

-Voy a ducharme, cuando salga no quiero verte aquí, y cómo se te ocurra robar o romper algo lo lamentarás.

Hanamiya entró en el baño y unos minutos después oyó un fuerte portazo. Por lo menos no se había puesto violento al decirle que lo de anoche fue un desastre, al menos para él. Terminó la ducha rápidamente y se arregló el pelo un poco, se vistió, cogió las llaves de casa y se fue hacia la estación del metro que le llevaría hasta su destino final, el instituto.

Una vez allí saludó a sus compañeros de departamento y se fue a la primera clase. Después de dos clases, llegó la tercera hora. Los niñatos de 16 años como él les decía estaban entrando al laboratorio. Se callaron en cuanto lo vieron, estaba claro que le temían. Todos agachaban la cabeza a su paso, a excepción de uno, había un castaño que siempre le sonreía de forma cariñosa, de oreja a oreja, no parecía temerle en absoluto, a pesar de que Hanamiya había reprochado la actitud del otro y lo había humillado mediante insultos delante de sus compañeros el castaño no paraba de sonreírle. Era agotador. Después de la clase era el descanso, Hanamiya se quedó pensativo mientras miraba por la ventana.

Hace un año que su follamigo Imayoshi Shoichi había decidido enamorarse de un chiquillo de instituto, y por ende habían dejado de verse para “solucionar problemas sexuales”. Durante un año ha estado acostándose con tipos que conocía en sus noches locas, pero nunca encontraba lo que buscaba. Buscaba un hombre rudo, pero que fuera dependiente de él, es decir, follarían cuando él quisiera y donde quisiera. Además de que debería estar detrás de él como un perrito bien entrenado.

Supuso que era muy exigente, ya que ninguno con los que había estado cumplían los requisitos. Sin darse cuenta soltó un suspiro. Estaba cansado y además el chico de la noche pasada no había logrado satisfacerlo por completo.

-¿Se encuentra bien Hanamiya-sensei?

La pregunta lo pilló por sorpresa, ya que no sabía que aún quedaba alguien en la clase, el timbre ya había tocado y lo normal es que todos huyeran despavoridos de su clase, pero ahí estaba la excepción.

-¿Qué haces aún aquí?-preguntó Hanamiya sin despegar la mirada de la ventana.

-Quería hablar con Hanamiya-sensei.

-Pues habla.

-¿Puedo acercarme?

Hanamiya hizo un gesto asintiendo. El castaño se acercó hacia el pelinegro, y en ese momento una ráfaga de viento que entró de la ventana movió la camisa del de mayor edad dejando a la vista unos chupetones recientes. El castaño los vio y se quedó paralizado un momento. Hanamiya, el cual estaba esperando que saliera algo de la boca de aquel gigante que tenía por alumno, se sorprendió cuando una mano acarició su cuello. Iba a girarse para tener una visión de lo que estaba ocurriendo, pero un cuerpo lo aprisionó contra la ventana impidiéndole darse la vuelta.

-Nee, Hanamiya-sensei, ¿quién te ha hecho esto?-preguntó Kiyoshi con un tono que el pelinegro nunca había escuchado venir de él, y que le había puesto los pelos de punta.

Hanamiya no sabía cómo responder, y mientras notaba como la mano del contrario acariciaba más parte de su cuello. Después de unos segundos para dejar a su mente comprender la situación actuó.

-¡¿Qué se supone que estás haciendo?!-dijo mientras empujaba como podía al castaño, aunque eso no sirvió de mucho porque el contrario era más fuerte y más pesado.

Ante el movimiento del de menor altura el castaño lo sujetó de las muñecas, poniéndolas por encima de la cabeza del contrario y pegadas a una pared cercana que hacía esquina con la ventana. También el cuerpo del castaño se acercó al del contrario, y le miró directamente a los ojos.

-Nunca pensé que tuvieras un amante.-dijo Kiyoshi con un tono más lúgubre.

-Pues ya ves, no juzgues a un libro por su portada.-dijo un tanto molesto por la situación.

De normal no hubiera tenido problemas en deshacerse del castaño con un rodillazo rápido en las partes nobles del contrario, pero en ese momento tenía un pequeño inconveniente, estaba muy duro, la verdad es que le costaba aguantar sus gemidos e intentar esconder su erección.

-Dime, Hanamiya-sensei, ¿tu amante es bueno en la cama?

-Claro, sino no tendría un amante.-realmente no tenía un amante fijo, pero quería librarse de esa situación.

-Pues no parece poder ocuparse bien de ti.-dijo Kiyoshi mientras rozaba con su pelvis la erección del otro.

-Hahh.-gimió sin poder evitarlo Hanamiya mientras maldecía en sus adentros al chico de la noche pasada por no haberse ocupado bien de él y que por eso ahora estaba así.

-Tu cuerpo es muy honesto, Makoto-sensei.

Kiyoshi agachó su cabeza para comenzar a besar el cuello del contrario. Makoto se resistió durante unos minutos, sin embargo el castaño no pretendía dejarlo en paz. El castaño sujetó con una de sus grandes manos las muñecas del mayor y la otra mano comenzó a introducirla por debajo de la camiseta del contrario.

-¿Qué te parece que yo me ocupe de ti, Hanamiya-sensei? Lo haré mejor que tu amante.-dijo Kiyoshi en un susurro tan cerca del oído del pelinegro que sus labios lo acariciaban.

-C-cómo si pudieras-dijo Hanamiya retándolo.

Apenas podía hablar sin soltar gemidos, ya que el más alto le estaba acariciando los pezones.

-Déjame intentarlo, estoy seguro de que daré la talla.

Kiyoshi dejó su trabajo sobre la clavícula del otro y lo miró directamente a los ojos. Hanamiya se sorprendió, esos ojos mirándole con tal intensidad lo dejaban aletargado. Sabía que lo que estaban haciendo estaba mal, pero sólo se dejó llevar.

-Está bien, pero no seas suave, eso me cabrea.

Kiyoshi le sonrió como con estrellitas en los ojos, lo que hizo que Hanamiya por un momento se replanteara su elección, pero Kiyoshi rápidamente cambió a una mirada seria.

Comenzó a quitarse la chaqueta del uniforme escolar, la tiró por ahí y comenzó a desabrocharse los botones de la camisa, uno a uno, de una forma pausada para impacientar al otro pero sin ser demasiado lento como para aburrirlo. En todo ese proceso el pelinegro estaba mirando expectante. Una vez todos los botones desabrochados se quitó la camisa y también la lanzó, dejando ver su torso musculado. Hanamiya se maravilló por la vista pero intentó ocultarlo por venganza al otro por haber tardado tanto en quitarse la maldita camisa.

El de mayor altura se inclinó sobre el otro y comenzó a quitarle la camiseta mientras le besaba el cuello. Le quitó la camiseta la lanzó lejos. Cuando el menor se dirigió hacia el pantalón del pelinegro, este lo detuvo provocando que el otro le mirara con expectación.

-Eso es cosa mía-dijo el de menor altura mientras se levantaba para quitarse los pantalones haciendo movimientos sensuales. El castaño sólo miraba la figura del pelinegro comiéndoselo con los ojos. El de melena negra sonrió satisfecho por la reacción del otro. El castaño no se quiso quedar atrás y rápidamente se levantó y se quitó lo pantalones. Cuando los dos estaban estaban ya con su ropa interior, el de menor edad arrinconó al pelinegro, comenzó a besarlo ferozmente mientras acariciaba los glúteos del contrario sobre la tela. El pelinegro puso sus manos sobre el torso del otro acariciando los pectorales y los abdominales. Kiyoshi empezó a colar sus manos por el interior del boxer del otro. Poco a poco fue bajando los boxers. Sus grandes manos apretaban los glúteos del contrario, mientras que su pelvis cada vez se acercaba más al miembro, ahora descubierto, del pelinegro. Éste último comenzó a bajar sus manos hacia los boxers del castaño, jugó un poco con la goma y luego los bajó completamente. Por un momento, dejaron su sesión de besos y se miraron fijamente.

-¿Ahora te vas a echar para atrás Teppei?-dijo Hanamiya de forma picante llamándolo por su nombre para excitarlo más.

-No, soy un hombre de palabra, Makoto.-dijo Kiyoshi siguiéndole el juego.

Kiyoshi se acercó al pelinegro y le mostró dos de sus largos dedos.

-No tengo lubricante.

-Yo tampoco.

Inmediatamente después de decir eso Hanamiya agarró la mano del otro con sus dos manos y acercó su boca a los dos grandes dedos y comenzó a lamerlos. Al cabo de unos segundos parecía como si le estuviese haciendo una felación al castaño. Este estaba muy excitado y más al contemplar como el de menor altura lo miraba sensualmente mientras lamía y besaba sus dedos. Kiyoshi no aguantó más y dirigió sus dedos a la entrada del otro. Comenzó a rozar con sus dedos el anillo por el cual quería introducirse. Después de unos segundos así, hanamiya se desesperó.

-Teppei, ¡mételos ya!

Justo después de decirlo notó la introducción de los dos dedos a la vez. Kiyoshi comenzó a hacer toda clase de movimientos con los dedos, moverlos en círculos, hacer la tijera para conseguir dilatar el trayecto, adentrarlos lo más posible. Cuando estaba por meter el siguiente dedo sintió una mano sobre su miembro. Esa mano comenzó a acariciar su glande a tocar sin vergüenza y sin compasión su uretra.

-Mm…-soltó Kiyoshi ante los movimientos del pelinegro.

-Date prisa en meterme tu pene que me voy a enfriar.

-Aún falta un dedo.-dijo mientras seguía moviendo los de dentro.

-Ya te lo he dicho antes, no me gustan los blandos.

Hanamiya le echó una mirada desafiante al castaño. A lo que este rápidamente respondió sacando sus dedos del interior del pelinegro cogiéndolo de la cadera, para luego estampar la espalda del de melena negra con la pared más cercana, y finalmente introducir su miembro de una sola estocada, haciendo que el otro se quedara unos segundos sin respiración. El de cabellera castaño no se quedó quieto por mucho tiempo y comenzó a entrar y a salir del interior del otro, al principio lentamente porque el ano del pelinegro se estaba acostumbrando al tamaño del castaño. En cuanto notó más espacio aumentó la velocidad de las estocadas y la profundidad.

-Ahh...haa..huh…-Hanamiya estaba hecho un mar de gemidos.

Su mente aún no volvía en sí desde la primera y brutal estocada. Menos mal que ya tenía un poco de autocontrol en el sexo porque sino se hubiera corrido ahí mismo, nada más empezar la buena fiesta. Después de unos minutos de jadeos y gemidos, Hanamiya recobró un poco de su conciencia y rodeó con su piernas la cintura del contrario haciendo más fácil la entrada del castaño en él. Con sus manos se sujetó al cuello del contrario e inclinó sus cabeza hacia la cara del contrario para empezar a soltar gemidos cerca de la oreja del contrario, excitándolo aún más. El castaño reaccionó intensificando el agarre de sus manos sobre los glúteos del otro, y aumentando la profundidad de sus estocadas.

-¡Ngh, hah, sí así Teppei, dame más…!

Antes los gemidos de Hanamiya, el castaño se deshizo del poco autocontrol que le quedaba, cogió a Hanamiya en vilo y lo llevó hasta la mesa desocupada que había más cercana. Dejó en un movimiento brusco la espalda del pelinegro sobre la fría mesa, sensación que hizo que al pelinegro se le erizara la piel, y sostuvo las piernas del contrario cada una sobre uno de sus hombros. De esta manera comenzó más fácilmente las penetraciones. Kiyoshi se impulsaba agarrando la cintura del pelinegro, y Hanamiya se agarraba a la mesa intentando no ser completamente arrastrado por el castaño.

-¡Argh...uggh...T-teppei, más fuerte!

Kiyoshi redujo un poco la frecuencia de sus penetraciones y aumentó la fuerza y la profundidad de estas, llegándose a oír perfectamente el ruido que hacían los testículos del castaño al rebotar con el culo del pelinegro. Haciendo que toda la zona de la retaguardia de Hanamiya con la cual tenía contacto la pelvis de Kiyoshi quedara enrojecida, por los fuertes golpes. Después de unos segundos manteniendo la intensidad, Hanamiya se corrió haciendo que su propio semen manchara su torso. Kiyoshi antes la visión tan sexy de Hanamiya manchado de semen y de las convulsiones que estaba haciendo el pelinegro por el reciente orgasmo se corrió en el interior del pelinegro soltando un gran gemido.

-Mmph...Makoto…

Los dos estaban exhaustos. Sus respiraciones eran lo único que se escuchaba en la sala. Kiyoshi salió del interior de Hanamiya, dejando que un filo de semen se escapa. Después apoyó su cuerpo sobre el del pelinegro intentando normalizar la respiración, mientras escuchaba los agitados latidos del contrario.

-Quita de encima.-dijo Hanamiya una vez había recobrado el aliento.

Al incorporarse, Hanamiya notó como el semen de su interior resbalaba por sus glúteos. Estaba tan excitado que ni se había dado cuenta de que el castaño se había corrido dentro, y eso a él no le gustaba. Kiyoshi se quitó, y miró a Hanamiya a los ojos.

-¡¿Por qué te has corrido dentro?!

-Porque no tenía condones.-respondió simplemente Kiyoshi.

-¡¿Qué tipo de adolescente no lleva condones?!

-Pues el tipo que nunca ha hecho el amor y piensa que su primera vez será con su amado, pero no cree posible que ocurra. Aunque esta vez sí que ha ocurrido, y estoy tan feliz.-dijo Kiyoshi sonriendo como bobo.

-Espera, espera, espera, ¿eres virgen?-preguntó completamente descolocado.

-Bueno, ahora ya no.-dijo sin quitar su sonrisa de la cara.

Mente de Hanamiya:

¡¿Cómo que era virgen?! ¡¿En serio me he tirado a un menor virgen?! ¡Pero si parecía hasta más experimentado que muchos con los que he estado! No puede ser...no me lo puedo creer. ¿Por qué me pasa esto a mí? No es normal que un niñato virgen haya conseguido que YO llegue al orgasmo sin siquiera masturbarme. ¿Qué hago? Este sería el mejor amante que pudiera conseguir en años, y además dice que yo soy la persona que ama, por lo que será más fácil manipularlo para que haga lo que yo quiera. ¡PERO ES UN NIÑO!

Hanamiya seguía en sus pensamientos hasta que la voz del castaño lo sacó de sus debates internos.

-¿Entonces qué?-le preguntó Kiyoshi.

-¿Qué de qué?-haciéndose el desentendido.

-Me refiero a que yo podría ser tu amante.

-Eres un crío.

Kiyoshi le miró como diciendo “pues acabas de tirarte a un crío”. Hanamiya captó la mirada y se puso a pensar.

-Vale, pero lo haremos cuándo y dónde yo quiera, y no estamos saliendo, sólo somos amantes, ¿está bien?

-Está perfecto.-dijo Kiyoshi mientras se abalanzaba con una sonrisa de oreja a oreja a Makoto para abrazarlo.

-Vale, quítate ya, es suficiente.

A partir de ese momento comenzó una relación secreta entre esos dos. Durante un año se basaría básicamente en sexo por todo el instituto.

/ Fin del flashback /

 Después de recordar su primera vez juntos decidieron que tendrían citas de vez en cuando como el castaño quería, pero el pelinegro no aseguró ser cariñoso ni nada por el estilo de pareja enamorada, a lo que el castaño le respondió con una enorme sonrisa. Lo que no sabían es que les esperaba un difícil camino.

 


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