Hacia las 5 de la tarde el timbre de la casa del rubio resonó, este saltó rápidamente del sofá en el que anteriormente estaba tumbado viendo la televisión tranquilamente, pero toda esa tranquilidad se esfumó de repente con el sonido del timbre. Se levantó apresuradamente para abrir la puerta y se encontró con el moreno con ropa deportiva, dos cascos de moto y, extrañamente, con un balón de baloncesto.
-Podría haber abierto yo mismo pero creo que hubieras pensado que soy un asesino o algo así.
-No, al verte hubiera sabido que no eres un asesino sino un acosador.
-Jajajajajajajajajaja, entonces hubiera sido muy gracioso.
-Bueno, basta de charla, dame mis llaves.
-Oi, tranquilo, aún tienes que superar una prueba para conseguirlas.
-¿No enamorarme perdidamente de tí?- ironizó Kise
-Sí, eso o otra cosa.
-¿Qué otra cosa?
-Bueno, podría haber dicho muchas cosas difíciles de conseguir para tí como por ejemplo que lo hiciéramos otra vez y no gimieras nada en todo el acto y ni te corrieras y así demostrarías que no quieres nada conmigo, pero luego pensé que eso era muy cruel porque soy irresistible.
-Ahh sí- dijo irónicamente Kise- ¿Y entonces que se te pasó por esa cabeza tan lúcida que tienes? ¿un concurso de beber?
-No, es mucho mejor. Jugar un uno contra uno de baloncesto, quien llegue antes a 30 puntos o los sobrepase gana, y no me pongas excusas porque se que te gusta el baloncesto y jugabas porque esta mañana, después de que te fueras, he estado investigando un poco tu casa- dijo Aomine con una sonrisa triunfal.
-Acosador…- dijo Kise en un susurro.-Pero está bien, te voy a aplastar.
-Jajajajajajajajaja, así me gusta, aunque recuerda el único que puede vencerme soy yo mismo.
-Sí, sí, o que tú digas- dijo sarcásticamente.
-Está bien, pues vamos, ponte el casco que tenemos aún un rato de trayecto.
-¿Dónde vamos a ir?- preguntó Kise desconfiado.
-He supuesto que no quieres que te reconozcan y te vean con un alumno jugando al baloncesto, así que nos vamos a ir a unas canchas lejanas que conozco en las que apenas hay gente.
-Vale. -dijo Kise cansado.
-Aún encima que pienso en tí.
-Gracias, ¿te vale con eso?
-En realidad prefiero un beso por las molestias.
-Ay…
Rápidamente Kise le dió un beso corto en los labios.
-¿A eso le llamas tú beso? Esto es un beso.
Aomine cogió de la cintura a Kise y besó sus labios con fiereza, aprovechó la confusión del rubio para meter su lengua en la boca de Kise y recorrerla por completo. Unos segundos después Kise reaccionó y se separó de Aomine.
-Oye, no vayas tan rápido, que aún no hemos jugado el uno contra uno.
Aomine sonrió y se dirigió a la puerta siendo seguido por un rubio muy sonrojado.
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Mientras, por otra parte, un pelinegro y un pelirrojo estaban en la casa del último haciendo pastelitos.
-Bueno, hermano, ¿qué tal tu primer día de clase?
-Bien, supongo.
-¿Supongo? ¿Qué tipo de respuesta es esa?
-No sé, pues como todos los años, aunque este año creo que voy a ir mejor -dijo el pelirrojo confiado
-¿Y eso? ¿No estarás planeando robar los exámenes?
-¡¿Qué?! ¡No! ¡Ni se me había pasado por la cabeza!
-Vale, vale, es que te he visto tan confiado. Entonces, ¿cuál es tu plan?
-Buenooo, no es un plan, es más bien que voy a tener ayuda.
-¡¿Has amenazado a algún alumno que saque buenas notas para que te haga los exámenes?!
-¡¿Qué?! ¡¿Qué tipo de visión tienes de mí?!
-Está bien, entonces dime qué es.
-Mi nuevo profesor de literatura japonesa se ha propuesto ayudarme, y dice que puedo ir una o dos tardes a la semana para hacer ejercicios y preguntarle dudas.
-Ahh, y dime ¿ese profesor es guapo?
-¡¿Qué?! ¡¿Es mi profesor?!
-Aún no has dicho que no.
-Por supuesto que no.-dijo Kagami muy sonrojado.
-Ok, ok, te creo. ¿Cómo se llama?
-Kuroko Tetsuya. ¿También es tu profesor?
-Creo que sí, pero de todas formas mañana lo descubriré y tomaré nota.-dijo Himuro guiñándole un ojo.
-Ains.
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Un pelirrojo estaba en su coche, aparcado en un barrio de casas familiares, desde allí estaba viendo a un castaño que volvía a su casa con la compra. Sí, él, el gran Akashi Seijuro siguiendo y controlando la vida de un adolescente, pero para él esto era esencial. Aunque fue por poco tiempo la aparición de Kouki en su vida fue vital para él.
/ Flashback /
Se encontraba un pequeño Akashi de 11 años, en un bosque por donde pasaba un río. Se había escapado de su casa y había corrido hasta allí. Ese lugar era muy especial para él, era donde su madre y él iban los dos solos para ver la naturaleza tranquilamente, sin molestias, pero él estaba solo. Hace un mes su madre había muerto por una enfermedad, y ahora se encontraba completamente solo porque su padre se había vuelto frío y controlador, le había empezado a poner clases de todo tipo: violin, piano, chino, inglés, etc. Ahora mismo lo único que lo ayudaba a mantenerse firme era el baloncesto, la equitación y ese lugar, todo por parte de su madre. Después de la muerte de su madre, gracias a una charla con su padre, comprendió que él tenía que ser perfecto, así cuando alguien cercano a él muriera no le dolería tanto el pecho, además, así no lloraría y su padre no le diría débil. Estaba reflexionando tranquilamente tumbado en el césped verde viendo como las hojas de los árboles se movían a merced del aire, de repente escuchó un crujido y un niño cayó de la rama de una árbol y aterrizó sobre él.
-H-hola.
-¿Quién eres? ¿Y cómo osas tocarme?
-S-soy Furihata Kouki y n-no quería caer encima de u-usted, ha sido un a-accidente.
-Quítate de encima.
-S-sí, lo s-siento.
-Vete -dijo fríamente el pequeño pelirrojo
-L-lo siento pero no me voy a ir -dijo el castaño muerto de miedo pero con determinación.
-¿Por qué no? Quiero estar solo y tú sólo eres un niño pobre, no tienes derecho a desobedecerme.
-No me voy a ir.
-¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ NO TE VAS COMO TODO EL MUNDO HACE?!
-Porque creo que lo que necesitas es a alguien con el que hablar.
-¡NO! ¡NO NECESITO A NADIE! ¡¿VALE?!
-P-pues l-lo siento pero me voy a quedar p-porque s-sé que me necesitas.
-Tú no sabes nada…
-Sé que te encuentras mal y que aunque lo niegues necesitas a alguien con quien hablar.
Mente de Akashi:
Por fin se había calmado. No sabía como a ese niño no le importaban sus amenazas, bueno se mostraba asustado pero estaba venciendo su miedo él solo. ¿Cómo lo hacía?
-Toma.
De repente el niño le tendió la mano y le dio una flor blanca con franjas amarillas en los pétalos y en medio de los pétalos unos más pequeños adornados con tonos morados.
-Es un lirio, se la iba a llevar a mi abuelo que está en el cielo. Como dicen que da alegría, y el cementerio es muy triste, pensé que si la llevaba a su tumba sería un lugar más alegre, pero ahora creo que tú la necesitas más que mi abuelo, él siempre estaba feliz y creo que era porque él cultivaba los lirios y luego me los daba, por eso sé que trae felicidad.
El niño le sonrió y luego se fue corriendo, dejando a un pelirrojo muy pensativo mientras miraba la flor.
/ Fin del flashback /