~Narra Chanyeol~
Mis amigos se fueron más rápido de lo que esperaba. Yo los cité en la mañana, un día de semana y lo comprendía, así que los dejé libres. De lo contrario, los hubiese obligado a quedarse. Para mi mala/buena suerte, ya casi era hora de partir al curso y ahí estaba mi gran problema. Baekhyun. Ese mocoso no pudo salir de mi mente desde ayer en la noche, tengo su maldito sabor labial impregnado en mi boca y se me volvía horriblemente adictivo. Claramente eso no podía pasar porque yo no estoy dispuesto a gustar de alguien ni nada de esas cosas ridículas; pero Byun… oh, Byun Baekhyun ¿Qué diablos voy a hacer contigo si no sales de mi cabeza? Entre debate y debate con mi conciencia, sin darme cuenta ya me encontraba a unas dos cuadras del estudio de repostería. Sonreí como un idiota al recordar el beso, pero inmediatamente sacudí mis sesos con la intención de borrar cualquier recuerdo proveniente de anoche. Bien, el punto es que mi materia gris si olvidaba, pero mi boca no; entonces, Chanyeol… estás jodidamente jodido, hermano y de la peor manera. En pocos minutos ya estaba en frente del salón, entré y para mi sorpresa, era el primero en llegar. Busqué con la mirada a Baekhyun hasta que lo encontré y ahí fue cuando… mi mandíbula llegó al piso. Ese maldito enano estaba más… ¿Sexy? Traía un maldito pantalón oscuro muy ajustado que marcaba TODO su trasero, una camiseta que le descubría un poco su hombro y su cabello estaba revuelto, dándole un aspecto a “acabo de tener sexo”. La saliva no me pasaba por la garganta, estaba parado como un imbécil mirándolo, él todavía no se daba cuenta de que yo estaba ahí y que me lo estaba comiendo con la mirada como si fuera un maldito postre. “Bendita seas, mamá” pensé. Para ser sinceros yo no estaría aquí mirando esta cosita hermosa si no fuera por ella. Estando en mi estado de baboso, las palabras de mi amigo Kris, volvieron a hacer presencia en mi cabeza. “Actúa como si nada, no lo mires mucho y háblale lo necesario”. Si, eso tenía que hacer. Me acerqué a la primera estación de trabajo e hice el mayor ruido posible para que notara mi presencia. Baekhyun se volteó asustado al verme y su rostro se puso totalmente rojo de la vergüenza. “No, bebé. No me hagas esto” maldije internamente. Sus expresiones faciales me hacía pensar demasiado… y más si estaba vestido así. Antes de que digan algo, me adelante; si, soy un maldito enfermo.
-¡Ho-hola! Chanyeol…
Mi nombre se apagó en sus hermosos labios. Sabía que le estaba costando a horrores actuar como si no hubiese pasado nada y aquello me resultaba adorable. ¡Cierto! Debo ignorarlo.
-Hola.
Eso fue lo único que le dije. Ni siquiera lo vi al rostro, tenía que tenerlo comiendo de mi mano… según Kris. De reojo pude notar que bajaba un poco la mirada, quedándose en silencio. En su cara podía ver confusión y algo de… ¿Enojo? Sinceramente no me importó mucho y seguí en mi mundo, tonteando con el teléfono esperando a que los demás llegaran a la clase. Después de haber pasado los cinco minutos más incómodos de mi vida (porque Baekhyun parecía una planta) llegaron todos mis compañeros. Entraban con una sonrisa enorme, como si se hubiesen ganado la lotería o algo por el estilo. Ahora yo me pregunto… ¿Qué tiene de lindo este curso de porquería? Aparte del profesor ¿no?, obvio.
- Señor Park, ¿Me haría el favor de darme un segundo de atención? Gracias.
Lo escuché renegar bastante irritado. Mi bombón estaba enojado y eso lo hacía ver más deseable todavía… el sólo alimentaba mi morbo. Bien, esto no estaba saliendo como debería; si seguía el consejo de Kris, yo debía ponerle toda la atención del mundo a su clase y eso no estaba pasando. Por eso me acomodé la chaqueta y asentí con una sonrisa ladina.
- Perdóname, hermosura. ¿Qué decías?
Si, quería hacerlo enojar y lo estaba logrando en poco tiempo. Es que ¡Joder! Se veía realmente adorable y sensual mirándome con esas mejillas rojas de la bronca. Los demás estudiantes me miraron como si fuera un cerdo por haberlo llamado así, pero la verdad es que a mi me importaba tres pollas lo que pensaran. El día de hoy haríamos un “Lemon pie”. Una tarta de limón común y corriente con una cosa blanca arriba. Para mi sorpresa Baekhyun no tuvo que pasar ni una vez por mi estación, todo me estaba saliendo de maravilla y por primera vez estaba a la par de mis compañeros en los pasos de preparación de este postre. Lo que iba como decoración era el mismo merengue italiano que habíamos hecho el niño bonito y yo ayer en el estudio; sonreí como imbécil al recordar el beso. Si quería ser el mejor de la clase debía de probar la cobertura antes de ponerla sobre la tarta de limón. Así que unté en mi índice un poco del merengue pero antes de llevármelo a la boca, un candente Baekhyun se acerca y se mete mi dedo a la boca, limpiando con su lengua cualquier resto de la sustancia dulce que podría quedar en él. Atónito observé la escena y miré a los lados, por suerte nadie estaba viendo.
- Le falta azúcar… está horrible.
Me dijo de manera vengativa y seductora, ¡Ese diablillo! Era el mismo infierno en todo sentido. En la forma fría y dulce que tenía de demostrarme su carácter tan… Grrr… que me encantaba. En este momento estoy pensando en lo ardiente que se sintió su lengua en mi dedo, sus labios acariciando y besando todo mi dígito. “Diablos, nene… si así me chupas el dedo no me imagino como…” ¡Hey! ¿Qué es eso? Ese pendejo de la clase pasada está otra vez babeándose con mi sexy fresa, ¿Qué le pasa? Observé detenidamente cómo le pedía ayuda a Baekhyun para quemar los picos del merengue y que así quedara dorado en las puntas. El niño bonito no era ningún tonto, sabía que aquel cerdo lo quería cerca de él a toda costa. Pero cuando se fue acercando al tipo ese, buscó mi mirada hasta encontrar y cuándo lo hizo me miró con una sonrisa sádica que adornaba sus carnosos labios. El más bajito se puso delante del idiota que pedía “auxilio” con el puto merengue e hizo bien atrás su trasero mientras el otro lo sostenía de las caderas y por ahí… se le iba la mano y tocaba más de lo debido. Entonces él me estaba provocando y estaba logrando lo que quería. Cuándo terminó de socorrer al tarado, volvió a al pizarrón ya que era hora de retirarse.
- Felicidades a todos por hacer unos excelentes Lemon Pie, estaban deliciosos. Pueden llevárselos y nos vemos la clase que viene.
He aquí teníamos al chico inocente y dulce nuevamente, despidiéndose de sus alumnos con una tierna sonrisa en los labios. Comenzó a acomodar sus pertenencias en su mochila color rosado pastel y yo no podía dejar de mirarlo con enojo. Aquella escenita que había armado con aquel retrasado me había molestado y mucho, ¿Por qué? No lo se, ¿Celos? Muchos… pero realmente no sabía porque me sentí de esa manera.
- ¿Qué pasa, Chanyeol? ¿No vas a irte? ¡Deberías dejar de mirarme así y ponerte a hacer ese merengue nuevamente porque..!
No lo dejé terminar. El impulso de tomarlo de la cintura y pegarlo contra la pared fue más fuerte que yo. Acerqué mi rostro al suyo y pude ver la vergüenza en su cara. Un tacto muy superficial hizo que se tocaran apenas nuestros labios, por lo cual pude hablar sobre ellos.
- ¿A qué juegas, Baekhyun?