~Narra Chanyeol~
¿Qué diablos acabas de decir Park? ¿Puedes decirme? Soy un reverendo estúpido… ¿Cómo le voy a decir eso a este mocoso inocente? Porque eso de que es provocativo no me la creo ni aunque me hagan tomar veneno. El estaba más confundido que yo, podía notarlo en sus ojos, en esos ojos que no parecen esconder nada y prometen ser lo más puro que existe en el universo. Casi de forma instantánea, saqué mi mirada de su cuerpo y la fijé en un punto indefinido.
- Eh… disculpa ¿si? No sé de que demonios estoy hablando. No me refería a mío de… sino que mío de…
¡Genio! Que genio… la verdad, me paso de bravo. Ahora se me traban las palabras en la lengua y eso me hace ver más estúpido de lo normal. Esperen, está sonriendo. ¿A caso se está burlando de mí? No, no puede ser… nadie se burla del gran Park Chanyeol.
Esa hermosura, esa cosa perfecta se estaba acercando a mi con un sonrojo precioso en sus gorditos cachetes. Para impresionarme, rodeó mi cuello con sus pequeños y suaves brazos, quedándose en esa posición. Sin decir absolutamente nada por unos cuantos segundos. “Debe estar pensando” pensé. Claramente no eché a perder ese momento y tome su cintura con ambas manos y dios… esa pronunciación, esas curvas. Las palmas de mis manos ocupaban toda esa parte de su cuerpito sensual.
- ¿Quieres intentarlo? ¿eh? No perdemos nada.
Dijo con esa voz tan dulce que tiene para hablar, tan armoniosa y suave… es como si miles de sedas acariciaran mis oídos. Bajé de mi “nube” de pensamientos asquerosamente empalagosos y le sonreí al pequeño que tenía en frente. Por fin, después de mucho tiempo, puedo decir que es una de las sonrisas más sinceras que le pude haber regalado a alguien. Me acababa de decir que quería algo conmigo, no está de coña, ¿no? Porque cuando alguien se mete conmigo me tendrá que soportar… y demasiado.
- Creo que captaste muy bien lo que quería decirte y obvio que quiero intentar estar contigo. Desde ahora eres mío y de nadie más, ¿Te queda claro?
¿Qué digo? Me encantan los chicos que son sumisos ante mi y la verdad es que espero que el este al lado mío cuando yo lo pida, cuando…
- Espera un momento, no me gusta esa forma que tienes de dirigirte hacia mi. No soy un objeto, Chanyeol… cómo para pertenecerle a alguien, sino que soy una persona.
Interrumpió mis pensamientos. Eso no me lo esperaba, en realidad yo pensaba que Baekhyun era fácil de dominar pero al parecer no y eso me desagrada bastante. Pero en parte tenía razón y en verdad quería conocerlo más… así que debía cambiar un poco mi actitud de todos modos.
-Bien, lo lamento. Pero soy celoso… sólo no te acerques mucho a los demás.
El enano curvó una sonrisa perfecta, mostrándome todos sus dientes y finalmente se puso en puntas para poder robarme un beso en la mejilla. Se removió un poco entre mis brazos y se alejo de mi, aún sonriente; al parecer estaba feliz. Mis ojos no podían despegarse de el, este niño tenía algo que me atraía pero no solo físicamente, sino algo mucho más que eso.
Por lo que se podía ver, la noche estaba bastante fría y me preocupaba que Baekhyun se vaya solo a casa. Bien, no sería la primera vez porque se que el camina todos los días… pero si vamos a salir mi deber es cuidar de el y eso me daría una buena impresión si empiezo a hacerlo ahora.
- Me da algo de temor que vayas solo a tu casa a estas horas, pequeño.
Sus gorditas mejillas estaban rojas de nuevo, seguramente se esta muriendo por dentro gracias a todos mis encantos de atención ¡Que crack, Chanyeol! Todo un seductor.
- Siempre me voy solo, Yeol… no sé qué es lo que te preocupa.
Murmuró con esos labios abultados que tenían ganas de ser atacados de nuevo.
-Escúchame. Ahora tú estás saliendo conmigo, debo protegerte de todo a partir de ahora; así que te acompañaré a tu casa y no acepto un “no” por respuesta.
No le di tiempo a reaccionar, tomé su pequeña mano y ambos salimos del salón de clases. Obviamente dejé que cerrara bien con todos los seguros el lugar, se notaba que era muy importante para él y que si algo le pasaba a su estudio se moriría. No exagero, así es este mocoso.
Los primeros minutos fueron un tanto incómodos, más por todo lo que había pasado allá dentro. Nuestras manos seguían entrelazadas, pero Baek parecía estar algo horrorizado conmigo… tal vez aceptó por compromiso o por lástima y si es así, me veo obligado a alejarme. Porque nadie sale conmigo por lástima.
- Precioso, te veo algo asustado. Si no quieres estar conmigo lo aceptaré y te dejaré en paz… de seguro te asusté demasiado, ¿Verdad?
Para mi sorpresa, el negó rápidamente y recargó su mejilla sobre mi hombro. Diablos, eso era jodidamente cómodo y adorable de su parte. Bajé mi mirada hacia el y besé la coronilla de su cabeza para poder darle seguridad para que me contara que era lo que le estaba pasando.
- Lo que me preocupa es mi hermano, Yeol. Él es demasiado sobreprotector conmigo y si sabe que estoy contigo me alejará de ti. No debiste acompañarme… ¡Ay! Mira si te ve y…
- Hey, espera… cálmate, ¿De acuerdo? -interrumpí- No debes de tener miedo, Baek. El no te hará nada mientras yo esté a tu lado y además, no soy tan malo peleando.
Mi niño asustado y algo nervioso, logró reír ante mi comentario y yo… morí. Es que no puede ser más hermoso aún cuando no está del todo bien.
Para completar mi acción, me detuve y tomé sus manos que estaban completamente heladas con sus uñas delicadas moradas por el frío. Contemplé la belleza de sus dígitos, la suavidad y perfección de aquellas manos que pedían refugio para no terminar de congelarse. Baekhyun me observaba curioso, pero con vergüenza por lo que estaba haciendo pero realmente no le di importancia alguna. Con cuidado envolví sus manos con las mías y las acerqué hasta mi boca, entonces le brindé un calor abrazador con mi aliento, todo sin quitar la mirada de sus hermosos ojos.
- ¡Eres un lindo!
Ok, ese grito me había sobresaltado un poco y ese abrazo sorpresivo seguidos de muchos besos me tomó por sorpresa. Divertido lo cargué para poder alzarlo un poco del suelo y bajarlo despacio y con cuidado. El chico fresa no podía dejar de sonreír, haciéndome sentir un poco más completo que antes.
- Te acabo de calentar las manos ¿y tu me abrazas así?
comenté divertido y el bello Baek no paraba de reír emocionado. Hice que guardara su mano diestra en su bolsillo y su mano libre la guarde en mi bolsillo propio para mantenerla caliente junto con caricias que le daba con mi pulgar sobre el dorso de la misma.
El camino fue algo silencioso, pero para nada incómodo ya que los dos estábamos muy a gusto con la compañía del otro. Para nuestra mala suerte, llegamos hasta la casa del adorable maestro repostero y ahí pude divisar su rostro de preocupación y algo de tristeza.
- Lamento no poderte invitar a tomar algo, pero si lo hago mi…
- Lo sé, bonito. Tú no te preocupes, supongo que nos veremos mañana.
Con pocas ganas, soltamos nuestro agarre. Pero antes de que el cruzara la calle para entrar a su casa, nos besamos. Fue algo sin planear, algo que nos nació a los dos al mismo tiempo y obviamente disfrutamos. Nuestros labios se movían suavemente, casi superficialmente y dulce… nunca di ese tipo de beso, pero me gustó mucho.
Nos despedimos luego de cinco minutos de estar pegados melosamente y finalmente sólo esperé a que pasara su puerta, para irme feliz caminando hacia mi casa… con sonrisa de ¿enamorado?
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