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Etcétera. por grupo tamashii

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Notas del capitulo:

Espero les guste y lo disfruten :)

Es miércoles por la noche e Iwaizumi tiembla ante el frío del invierno. Ha estado esperando a Oikawa desde hace horas. El chico le envió un mensaje pidiendo el encuentro.


La situación le resulta graciosa. Si eso hubiese pasado hace algunos años, ni siquiera habría salido de su casa gracias a los copos de nieve y el viento aullante que predominan afuera. Pero por el Oikawa de la actualidad, su Oikawa, es capaz de hacer cualquier cosa.


Realmente se sorprende por pensar así y le resulta extraño ignorar el hecho de que antes solo eran amigos.


Recuerda cómo fue todo; el inicio de lo que es, y el motivo de lo que será.


El corazón de Iwaizumi late con fuerza al pensar en ello.  Así que ahí está; a la espera de Oikawa.


Le aterra lo que pasará cuando el otro aparezca. La idea de lo que sucederá es lo que más le asusta. Ha pasado un largo tiempo sin verse e incluso hablarse. La distancia se fue creando entre ellos, y lo que los mantenía atados dejó de existir.


A pesar de todas sus esperanzas, en el fondo sabe que todo está por acabar y ese mismo miedo le empuja hacia abajo.


Mira otra vez su teléfono. No hay mensajes, ni llamadas perdidas, solo está el reloj que ha sumado cinco minutos desde la última vez que lo miró. Siente sus dedos y piernas entumecidas y un cosquilleo en su nariz que le indica una pronta serie de estornudos y una futura gripe de al menos cinco días.


Ve a Oikawa acercarse a paso rápido y sonríe cuando el otro llega. Vuelve a enamorarse de sus ojos castaños, de sus labios finos y de su figura delgada. Vuelve a amar cada parte de él.


"Ya era hora", quiere decir. Pero Tooru le gana la jugada y rompe su corazón con sólo dos palabras.


—Hemos terminado.


No hay más. Simplemente su mundo se parte y queda en blanco y no hay nada que lo saque del trance. Sólo Oikawa alejándose paso a paso, derrumbando su universo sin piedad alguna, segundo a segundo. Siente algo humedecer y calentar su mejilla lentamente. Es una lágrima. Sería inútil secarla, pues decenas más le hacen compañía.


"¿Qué es esto?", se pregunta. Es una sensación nueva. No la quiere en absoluto. Es un gran hueco que se expande en su interior y le lleva a cuestionarse todo. "¿Qué es esto?", vuelve a preguntarse.


No quiere darle un nombre a eso que siente, porque el hacerlo sería creer en ello y entenderlo. Y eso, sería dejar ir a su único gran amor. Perderlo definitivamente.


Comienza a nevar un poco más fuerte. El frío y el dolor crecen en su interior.
Se cuestiona todo y nada. Cae en un bucle de desesperación. El dolor y la ira rebotan y giran en su cabeza, volviéndole loco.


Vuelve a casa e intenta escapar y despertar de esa pesadilla. Solo logra ver el reloj aumentando minutos y horas.


Pasan dos días. Ya lo sabe, ya lo entendió todo. O eso cree. Planea entenderlo.


Necesita algo más. Algo que calme su dolor, algo que llene el vacío o que le haga entender. Escribe y borra en su teléfono varias veces. Las palabras no son las adecuadas.


"¡Ya lo entendí! Pero, ¡hey! En vez de una respuesta, dame una razón", pide.


Le hubiese gustado escribir algo más cruel. Algo como "No quiero a nadie cómo tú, así que adiós". Pero simplemente no puede.


"¿Por qué?", se pregunta. "¿Por qué?"


La respuesta no llega. Intenta llamarle al móvil, pero todas sus llamadas dan con el buzón de voz.


"No quiero volver a verte", escribe. Pero la verdad es que no lo siente.


Es doloroso, y le destruye lentamente. ¿Por qué no puede olvidarlo? ¿Por qué no puede simplemente dejarlo ir?


Busca una respuesta en el fondo de su corazón. No la encuentra y eso lleva que la busque en su cabeza. Está deseando encontrarla. Etcétera.


Pasa una semana y sólo puede pensar en cómo el gran amor de su vida ha dejado de serlo.
Observa su celular. "Una última llamada", se promete. Un último intento y le dejará ir. Olvidará todos los años, los besos y los momentos juntos.


—¿Qué pasa? —pregunta secamente Oikawa del otro lado.


No sabe qué decir, así que suelta lo primero que se le sube a la cabeza.


—Entiendo que no podemos volver, pero, pero... Por lo menos, es mi libertad pedirlo, ¿cierto? —dice.+


La llamada se corta. ¡Hey, etcétera!


—Por favor, alguien, cualquiera, denme una respuesta.

Notas finales:

Esta historia corta tiene base en la cancion Et Cetera de One ok Rock. Es una hermosa canción y si les gusta el RuPru se encontrarán con un AMV triste y lindo en youtube.

 

Los personajes no me pertenecen y... emm, ¡gracias por leer!


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