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Tú eres mi reflejo por Miky15E

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Notas del capitulo:

 

¡Disfruten!

Rin.


—Casémonos.


Su propuesta de matrimonio es algo que siempre soñé con escuchar, pero no me produce felicidad. Haru está atrapado entre lo que siente y lo que no quiere perder; lo que siente es angustia, desesperación y celos. Lo que no quiere perder es a un estúpido omega enamorado de él, y eso me lastima. Soy un objeto que desea adquirir y no un hombre que espera amar.


—¿Crees que una boda es suficiente para marcar tu territorio? —Lo empujé y agaché la cabeza llorando—. ¿Sabes que te amo? ¿Sabes que sólo pretendes monopolizarme sin tomarme en serio?


—N-No es así —balbuceó intentando sostenerme de los brazos, pero yo lo evadí—. Rin, me gustas.


—¿Lo entiendes? —Alcé la mirada y él retrocedió al ver mis lágrimas cayendo una tras otra sin cesar—. ¡Yo te gusto! No es amor, es una atracción pasajera.


—Nanase —llamó Deborah, interponiéndose en el medio de los dos—. Por favor, sal del camerino.


—Haruka, vámonos. —Makoto abrió la puerta y jaló a Haru del brazo derecho.


—Rin, no me saques de tu vida. Sé que me equivoqué y los celos se apoderaron de mí, pero yo puedo amarte. ¡Puedo corresponderte! —exclamó mirándome como si rogara por una oportunidad más.


—Vete —supliqué y él accedió a marcharse con Tachibana.


Los sentimientos de Haru son frágiles y vacilantes en comparación de los míos, que han sido cultivados durante años. No puedo culparlo porque ni siquiera sabía de mi existencia, hasta que tuvimos sexo y él se interesó en mí. Yo debía ser consciente de que esto no iba a funcionar.


Le preocupaba más ausentarse en mi celo, que estaba dispuesto a no firmar un contrato porque cabía la posibilidad de que alguien me follara. ¿Acaso no le mencioné que yo ya estaba acostumbrado? Sí, lo hice, pero Haru es celoso. Desconfía de los omegas y desconfía de la poca cordura que tenemos en el celo.


Pensé que mi noviazgo con Sou sería el más corto y erré. Mi noviazgo con Haru no duró ni una semana. ¿Significa que yo soy el problema? Mi naturaleza es temible, termina arrebatándome lo que deseo.


—Rin, ¿quieres que reprogramemos la entrevista? —preguntó Nitori Aiichiro, a quien había olvidado.  


—No —negué y me di la vuelta. Respiré hondo y limpié mis lágrimas—. Deborah, ¿podrías comprarme una botella de agua?


—Sí, en seguida la traigo. Siéntete cómodo, Nitori. —Agarró su bolso negro y salió apresurada del camerino.


—Perdón, no debiste presenciar una ridícula discusión —reí amargamente y me dirigí al banco ubicado delante del espejo—. ¿Necesitarás fotografías?


—Rin, es correcto si lloras. No me molestaré —afirmó y sentí que, con esas frases, él me liberaba de un enorme peso.


—P-Perdón —titubeé cubriendo mi rostro con las manos para no mostrar mi destrozada apariencia—. Deborah… Dile a Deborah que le marque a Sou.


—Sí, lo haré —aseveró y, luego de unos segundos, oí el chirrido de la puerta.


—Haru... —Mis piernas temblaron y yo caí de rodillas al suelo—. Haru, te amo


Sousuke.


—¿Dónde? —Exhalé grandes bocanadas de aire. Había subido por las escaleras de emergencia y mi corazón brincaba agitado.


—Está adentro. —Señaló con los ojos el camerino y entré sin pensarlo dos veces, encontrándome a Rin en el piso.


En la llamada, Deborah no me adelantó información o detalles. Ella dijo que él no podía controlarse, pero ahora lo comprendo. Rin llora por Nanase, porque Nanase aplastó sus sentimientos de la misma forma que yo aplastaré su bonita cara.


—Sou —murmuró apenas audible y me incliné para cargarlo, acunando su cuerpo con mis brazos—. Sou, lo lamento —se disculpó escondiendo su cara en mi cuello.


—Cancela sus citas —le avisé a Deborah y caminé hacia las escaleras. No iba a permitir que esparcieran rumores tontos al verlo en este estado.  


Al llegar al apartamento, lo recosté en su cama y le preparé un té. Esa noche no fui al bar y dejé de encargado al gerente. Yo me duché, cené sin tener hambre ni ganas y dormí con Rin.


En la madrugada, él se despertó en tres horarios diferentes. La primera ocasión, se metió al baño a vomitar lo poco que había ingerido de desayuno y el supresor; la segunda ocasión, guardó silencio, creyendo que yo no estaba atento y revisó su celular, quizá para desilusionarse al no hallar mensajes de Nanase, y la tercera ocasión, me ciñó más a él y concilió el sueño.


Los siguientes cinco días, Rin no asistió a sus sesiones fotográficas. Tampoco conversamos mucho y yo no lo obligué. Su espacio y el tiempo eran los únicos que podrían hacerle razonar. No se daría por vencido, pero sus heridas tardarían en sanar.


-n-


—Hola, soy Nitori Aiichiro —extendió su mano para estrecharla con la mía—. Recibí un correo de Deborah y me agendó una cita en esta dirección.


—Sí. —Rin se asomó y me hizo a un lado—. Sou, ¿me dejas?


No sé por qué motivo, pero Rin me pide permiso para todo. Probablemente, al no haberme obedecido cuando le alerté de Nanase, le hizo creer que yo jamás diría algo que le provoque dolor y acata mis órdenes como un niño dócil. Tiene miedo y todavía no se repone, sin embargo, quiero al Rin rebelde y no a este chico sumiso.


—Claro, yo me daré una vuelta en el bar. Traeré la cena, así que, ¿Aiichiro?, no te vayas temprano.


—Sou. —Apresó mi camisa antes de que saliera y rodeó mi cintura, sorprendiéndome—. Una malteada de fresa y carne.


—¿Carne? —repliqué riendo y revoloteé sus suaves cabellos—. Agregado a la lista.


Sí, es un niño muy mimado. Me gusta esta nueva faceta, pero no me convence porque colocó un escudo entre él y el mundo exterior. Rin está corriendo en círculos y no tiene salida. Se encerrará si no encuentra una ruta de escape que lo ayude a deshacerse de sus temores.


—Es tarde. —Lo aparté y le eché un último vistazo a Nitori—. Cuídalo.


—Por supuesto —aseguró y salí con mis llaves meneándose en mis dedos.


Transcurrieron largas horas en el bar y la lluvia, típica del mes de agosto, irrumpió con truenos y espantosos rayos que resonaban en las paredes. Los cristales de las ventanas se movían, queriendo romperse. No había ido por la comida y el reloj marcaba las ocho de la noche.


—Hey —atraje la atención del gerente, quien se acercó a mí—, me largo.


—Sí, jefe. No se preocupe —contestó entregándome una sombrilla, que no me serviría ni para tapar mis zapatos con el salvaje viento de afuera.


—Adiós, muchachos. —Extendí el paraguas y, literal, volé junto con él en la dirección opuesta—. ¡Mierda! —Chasqueé los dientes y no me quedó más remedio que mojarme bajo la incesante lluvia hasta que ingresé a mi automóvil—. Mi bóxer está empapado. ¡Agh! No recé por una enfermedad, Dios.


Conduje quince minutos a un restaurante con autoservicio y compré la malteada de fresa, unas ensaladas con filetes de carne y helado porque Rin comía más de la cuenta. No está embarazado, pero su depresión estimula su apetito. Y yo soy el padre que consiente a su pequeño.


—Mi camisa se arruinó. —Estornudé y maldije a la lluvia—. Lo que me faltaba —gruñí girando la manija y las carcajadas de Rin y Nitori invadieron el apartamento.


No es una mala idea. Mientras él se divierta y olvide a Haruka Nanase, yo apoyaré cualquier método que no involucre la definición de noviazgo y novio. 

Notas finales:

Amo la amistad de Sou y Rin. <33 Debo confesar que el SouRin no me es indiferente. Rin es mi personaje favorito y lo emparejo con Haru, Sou y con Nitori maduro y crecidito. Sin embargo, no se preocupen, esta historia es HaruRin, no contendrá SouRin. xD 


 


¡Nos leemos el jueves! 


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