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Tú eres mi reflejo por Miky15E

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Notas del capitulo:

¡Disfruten! 

Rin.


—Rin Matsuoka no es un omega que se aprovecha de su celo. Él es una persona muy confiable y respeta el trabajo de sus colegas. La revista Cherry Blossom lo eligió porque su imagen iba perfecta con el tema del artículo, no porque Rin haya utilizado a sus superiores para beneficiarse.


—¿Usted no habrá caído en el efecto omega? Se le ha visto con el modelo y fue implicado en el pleito con Haruka Nanase.


—Nunca permitiré que lastimen a mis amigos y Haruka Nanase se aprovechó de las circunstancias. No me arrepiento de haber defendido a Rin y si debo hacerlo otra vez, lo haré con gusto.


Apagué la televisión y lancé el control en la mesita del centro, de donde agarré mi celular y desbloqueé la pantalla con el fondo de un tiburón. Busqué en mi agenda el contacto de Nitori y le marqué.


—Oh, Rin, estoy yendo a tu edificio.


—Gracias por decir esas cosas lindas de mí. Por un instante me sentí contento y mis ánimos se renovaron.


—No permitiré que te ataquen de esa manera despiadada. No te lo mereces.


—¡Te prepararé una deliciosa comida!


—Lo estaré esperando. —Colgué la llamada y me levanté del mueble.


Ese Nitori es grandioso. No le importa involucrarse conmigo, a pesar de que su trabajo como periodista principal de la revista Cherry Blossom esté en peligro. Además, él me ha apoyado en estas semanas tan difíciles. Incluso quiere organizarle una fiesta a Sou por su cumpleaños.


Si me hubiera enamorado de un chico así de dulce, amable y tierno, no habría sufrido por el estúpido de Haru. No me estaría lamentando, pero la historia es distinta a mis deseos. La historia que vivo es diferente a un alegre cuento de hadas y, quizá, no tendré un final feliz con mi príncipe azul.


El timbre interrumpió mis pensamientos, por lo que corrí a abrir la puerta creyendo que era Nitori. Sin embargo, el hombre parado delante de mí era Haru. Y no el Haru frío con mirada seria, sino un Haru que me amenazaba con su presencia.


—¿Q-Qué haces aquí? —Retrocedí hacia atrás, sintiéndome amenazado—. Vete.


—No me iré —afirmó y entró. Cerró la puerta y colocó el seguro a su paso.


—T-Tu supresor —balbuceé. Mis piernas temblaban igual que una gelatina y sabía que no era una buena señal.


Haru me sujetó de la cintura y me cargó como un costal en su hombro derecho. No intenté forcejear porque mi mente estaba concentrada en lo que mi parte inferior gritaba: sexo. Él no tomó su supresor y lo más seguro es que su celo había llegado. Vino hasta este lugar con la intención de saciarse y lo peor no era eso, lo peor era que yo reaccionaba a su aroma.


Ingresamos a mi habitación y me tumbó en la cama. Me di la media vuelta y comencé a gatear desesperado, pero Haru me detuvo de los tobillos y me arrastró de regreso a la orilla del colchón. Bajó mis prendas y, luego de unos segundos, su majestuosa erección estaba dentro de mí.


—Aaahhh. —Tragué saliva y empuñé la sábana con mis manos.


Separó mis nalgas aún más y me penetró hasta que sus testículos chocaron contra mi piel. No podía desgarrarme, ¿verdad? Él no me iba a herir. Sólo es su celo, sólo necesito satisfacerlo.


—Rin. —Se agazapó encima de mí sin pausar sus poderosas embestidas que me sacudían con la cama de madera—. Rin —repitió y alejó los cabellos de mi nuca.


—¡No! —grité conduciendo mis manos a esa zona, donde él enterró su perfecta dentadura en mis dedos—. Ngh, aahhh.


Mis feromonas salieron en oleadas que lo atacaron una a una, cortando su respiración. Entendí en ese momento que mi celo se había adelantado y mi pene se alzó emocionado. Extravié la poca cordura que tenía, me giré para estar cara a cara con él y envolví su cadera con mis piernas.


Haru jadeó al sentir cómo lo apretaba pidiendo por más y obedeció; arremetió en lo profundo de mi ser, palpando con cada movimiento mi próstata. Sostuvo mi miembro con su mano izquierda y empezó a masturbarlo mientras sus labios devoraban mi boca en un beso lleno de pasión desenfrenada. Apresé su cuello con mis brazos y respondí al jugueteo de lenguas que se desarrollaba en mi cavidad bucal.


—Me voy a correr —gimoteé.


—Hazlo —me indicó soltando mi erección.


—Condón —susurré, pero él sólo atinó a negar con la cabeza.


Eyaculé en ambos abdómenes, casi al mismo tiempo que Haru se corría en mi interior. No obstante, los dos continuamos teniendo sexo o haciendo el amor. No sé si él me acariciaba con cariño o si era producto de su celo.


Nitori debió haber estado largos minutos oprimiendo el timbre y yo no escuché. Probablemente se cansó y se marchó. Las horas transcurrieron en mi recámara y olvidé cuántas veces Haru me habló al oído diciendo: te amo.



Parpadeé confundido un par de ocasiones y, no, no me equivocaba. Haru dormía junto a mí y yo estaba desnudo.  


—O-Oye. —Moví su cuerpo y él despertó en seguida. Tampoco sabía qué demonios hacía allí—. Vístete, Sou no tarda en llegar.


—¿Fue mi celo?


—¿No te interesa más el hecho de estar con tu exnovio en el apartamento del tipo que te golpeó? —Chasqueé los dientes y lo aventé al suelo—. Lárgate, después me explicas por qué no te medicaste, animal.


—¿Animal? —replicó poniéndose de pie y me dejó observar cuán hermoso es y lo afortunado que era al poder decir que yo lo había abrazado.


—Al menos no me marcaste —bufé evadiendo su escultural figura—. ¿No se supone que te rompieron una costilla?


—Eso creyeron porque me dolía, pero fue el golpe y ya. —Se arrodilló en el colchón y me atrajo de la nuca hacia él—. Acepté el protagónico y me iré mañana. Quería avisarte y no tuve la oportunidad antes.


—¿No es tu culpa? Tú estás escupiendo puras estupideces en las entrevistas —gruñí avergonzado por la cercanía.


—Makoto me dijo que lo mejor era esperar a que la situación se calmara, pero tenía que decirte que te amo de algún modo. —Me robó un beso y esbozó una sonrisita traviesa—. Vendré en dos meses.


Eso prometió y anunciaron su papel en una serie de misterio al día siguiente. Y no fue una simple noticia, también agregaron unas fotografías de él saliendo de mi edificio. Sousuke me regañó, pero le mentí al ocultar que tuvimos sexo.


-n-


—Un mes sin escándalos desde que Nanase se fue a las grabaciones en el extranjero. Es suficiente para que tú... —Deborah guardó silencio y me auxilió al notar mi repentino mareo en el pasillo rumbo a mi camerino.


—¡Diablos! —Suspiré y me recargué en la pared—. Perdón, no he dormido correctamente.


—Rin, ¿cuándo fue tu último celo?


—¿Por qué quieres saberlo? —cuestioné nervioso y evadí su mirada reprobatoria.


—Te programaré una cita con tu médico —anunció y tecleó unas palabras en su agenda electrónica—. Deduciremos que son los síntomas de tu celo, que por cierto es en este mes. ¿No es así?


—S-Sí, pero lo tuve hace… —Me callé y un peso me aplastó, como si comprendiera de qué se trataba, pero era imposible—. ¿No sirvieron los anticonceptivos?


—¿Qué? ¿Tuviste sexo? —Deborah se alteró de pronto y me fulminó con los ojos—. Compraré una prueba casera.


No oí sus balbuceos sin sentido y entré al camerino solo. Me senté en la única silla que había y contemplé mi reflejo en el espejo.


—¿Estoy embarazado? —murmuré y trasladé mis manos a mi vientre—. ¿Hay un mini Haru ahí?


Sí, existía esa posibilidad. Yo me encargué de ingerir los anticonceptivos correspondientes en la madrugada, pero Haru y yo hicimos el amor durante el día y la tarde. ¿No funcionaron? ¿Por qué? Sería extraño, aunque mi propio organismo es raro.


Entonces, debería tener cuatro semanas de gestación y apenas se me presentan los síntomas. Lo cual es normal porque es el primer mes, pero aún cabe la probabilidad de que esté enfermo y no embarazado.


—Oh, Rin, qué ridículo —carcajeé sarcástico—. ¿Un bebé? ¿De Haru? ¡Ya quisieras, tonto!


—¿Rin? —Nitori dio unos golpecitos en la puerta.


—Adelante —le indiqué y abrió para asomar la mitad de su cuerpo.


—¿Listo? Luces asombroso, ¿qué te hiciste? —musitó analizándome de arriba abajo. ¿Mi semblante cambió? ¿Me está creciendo la panza o el pecho?


—Nitori, ¿mis mejillas están infladas o mi pecho está grande? —pregunté saltando de mi asiento para acercarme a él.


—No, si insinúas que estás gordo, no —rió burlándose por mi comportamiento infantil—. Estás guapo.


—Deborah fue a la farmacia por una prueba de embarazo —murmullé, sorprendiéndolo—. ¿Recuerdas ese día que tú llegaste y yo te dejé plantado en mi apartamento?


—Sí —asintió sin retirar su vista de la mía.


—Haru se apareció y follamos en mi cuarto —confesé. Al fin podía hablar de mis pecados lujuriosos.


—¿Y las pastillas para evitar un embarazo?


—Las tomé —musité con una vocecilla inaudible—, pero tal vez no me hicieron efecto.


—¿Se lo dijiste a Sousuke o a Haruka? —contestó con enfado. Es justo que se enoje porque fui un idiota.


—Haru no se ha comunicado conmigo y Sou me va a ahorcar —refunfuñé, ahora asustándome de ambas ideas. Un hijo sin padre y un Sou iracundo.


—Nanase no se responsabilizará, Rin, pero yo sí. —Levanté la mirada a él, quien no vacilaba—. Yo seré un padre para ese bebé. 

Notas finales:

Nitori no se está aprovechando, él sólo trata de que Rin no se preocupe más si resulta que está emabarazado. uvu 


 


¡Nos leemos el jueves! <3


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