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Tú eres mi reflejo por Miky15E

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Notas del capitulo:

Actualización temprana y segura. 

¡Disfruten!

Rin.


Cuarto mes.


Mi pequeña florecita no dejó que viera si era niña o niño, así que decidí no saberlo. Sería una sorpresa cuando nazca, porque sin importar su sexo, amo a mi bebé. Me ordenaron no estresarme y debo alimentarme si no quería complicaciones en mi embarazo. Las caídas no son buenas y la anemia podía afectar directamente a Sakura, no a mí. Eso me hizo reflexionar.  


No supe más de Haru. Borré su número de celular y lo bloqueé. También debo eliminarlo de mi vida, de mi corazón y de mi mente, pero ya no puedo. A pesar de que él se va a casar con una mujer que resultó ser una alfa, dentro de mí se está formando un bebé que llevará su sangre. Quizá, este bebé tenga el color de sus ojos, el color de su cabello o el color de su piel. Si odio a Haru, sería como odiar algo de Sakura.   


Además, mi fugaz noviazgo con Haru no fue tan malo. Sé que le gusté por muy poco tiempo y tuve un espacio en su corazón. Yo lo disfruté, me entregué a él por completo y no me arrepiento de haberlo hecho. Estoy feliz de haber sido capaz de ver una sonrisa dirigida a mí y de haber viajado a esa maravillosa cabaña.


Ahora necesito mirar al frente y continuar. El dolor no me derribará. No sé cuántas veces he llorado pensando en Haru y en que mi Sakura no sabrá quién es su padre, pero así es la realidad. No siempre he obtenido lo que quiero y en esta ocasión me arrebataron a Haru para darme a Sakura.


Mi vientre está abultado, mi bebé está en perfectas condiciones y yo debo vivir por mi florecita. Haru me destrozó y pisoteó mis sentimientos, coloreando mi paisaje en tonalidades monocromáticas, pero Sakura trajo al radiante sol que hizo posible contemplar un colorido arcoíris. No me hace falta Haruka Nanase, ya no.


—Es bonito, pero ni siquiera sabemos el sexo del bebé —bufó Sou, sentado en el sofá individual.


—¡Es rojo! El rojo no tiene género —replicó Nitori, ubicado a mi costado derecho en el mueble grande con unas bolsas atiborradas de ropa a su alrededor y en la mesa de vidrio del centro.


—De hecho, ningún color lo tiene —musité y le arrebaté el conjunto rojizo con figuritas de tiburón a lo largo y ancho—. ¿Por qué de animales?


—Los animales son tiernos —murmulló sacando unas camisitas amarillas y rosadas—. Éstos funcionarán en la nena.


—Sakura es niño —afirmé, y ellos condujeron su mirada sobre mí—. ¿Qué? Soy su madre, sé que Sakura es niño.


—¿Y por qué le pusiste un nombre de niña? —preguntó Sou, enarcando una ceja.


—Porque me gustan los cerezos y porque yo tengo nombre de mujer. —Me incliné hacia adelante para tomar la malteada de fresa, cortesía de Nitori.


—¿En serio, Rin? ¿Te vengarás con un inocente? —Sou carcajeó alto y se reincorporó del asiento—. Sakura será niña.


—Sí, yo creo lo mismo —murmuró Aii—. ¡Apostemos a que es niña! Es ridículo que no lo sea, si el pequeñín será vanidoso como tú, Rin.


—¡Oye! —exclamé haciendo una mueca—. Es obvio que Sakura es hermoso.


—Sí, es obvio. —Me apoyó Sou, quien se arrodilló enfrente de mí y posó sus manos en mi vientre—. Este bebé es nuestra felicidad.


—Eres un tío empalagoso —canturreé bromeando.


Sexto mes.


—La boda de Haruka Nanase y Mackenzie Smith se celebrará esta primavera. Esperemos que la pareja se reúna con uno de mis compañeros para informarlos.


—Sin duda, esa boda será un gran evento.


—Así es. Muchos nos sorprendimos, porque si recordamos, el modelo y actor Nanase no había estado involucrado en romances, hasta que se le implicó en una relación con Rin Matsuoka.


—Pero si hablamos de Rin Matsuoka, ¿acaso su retirada temporal fue por su ruptura con Nanase?


—Se rumorea que está enfermo, pues en una ocasión nuestras fuentes vieron a un médico ingresando al edificio.


—Es misteriosa su retirada, pero su mánager no ha dicho más.


—Rin, ¿por qué te torturas de esta forma? —cuestionó Nitori, quitándome el control para cambiar de canal.


—No me torturo, sólo quería escuchar chismes. —Agarré mi vientre con mi mano izquierda y estiré la otra hacia él—. Tengo hambre.


—La cena está lista —avisó y me sostuvo de ambos brazos para levantarme del sofá—. Sousuke dijo que llegaría en la madrugada. —Trasladó su brazo derecho detrás de mi espalda, rodeándola.


—¿Terminaste tu artículo? —Comencé a caminar en dirección al comedor con paso lento y sin apresurarme—. Ay, ay —gimoteé, pausando mi andar—. Sakura, no golpees tanto.


—¿Se está moviendo? —Se giró hacia mí y se agachó para colocarse a la altura de mi ombligo—. Sakura, ¿tienes hambre? —Reposó sus dedos en mi barriga, que parecía un globo, y palpó suavemente.


—Oh, se calmó. —Reí divertido—. Cariño, ¿te dormiste?


Unos golpecitos más fueron la contestación que deseaba y Nitori sonrió emocionado al sentirlos. Sakura acostumbraba a moverse en las noches, antes de la cena, y en las mañanas, cuando yo despertaba. Es como si me deseara buen día o dulces sueños.


—Le gusta que toques mi barriga. Con Sou se agita, pero contigo es diferente.


—Sakura sabe lo que quiero. —Se alzó y me sujetó de las mejillas, avecinando su cara a la mía—. Tengo su consentimiento, Rin.


—N-Nitori —balbuceé retrocediendo.


—Rin, dame una oportunidad. Prometo que te haré el hombre más feliz de la Tierra. —Me ciñó de la cintura, previniendo que me tropezara—. Me gustas.


—Nitori, yo… —Desvié mi atención de él, avergonzado por su intensa mirada—. Yo no sé qué decir.


—Soy paciente, no te preocupes —aseveró, apresando mis labios en un suave beso.


-n-


El sonido del timbre se oyó y fui directo a la entrada. Sou ordenó una pizza hace media hora y el idiota se largó por las bebidas.


—Voy, voy —gruñí abriendo la puerta para atender al uniformado.


—La pizza, señor. —Señaló el paquete que cargaba—. ¿Cómo será su pago? ¿Efectivo o tarjeta?


—Tarjeta. —Tomé la caja y me di la vuelta para buscar mi cartera.


—¿Está embarazado, señor?


—¿Q-Qué? —titubeé tragando saliva—. No estoy embarazado, engordé.


—¿Por esa razón se retiró del modelaje? —siseó capturando mi cadera y me obligó a confrontarlo—. ¿El bebé es de Haruka Nanase?


—S-Suéltame. —Empecé a desesperarme al no poder liberarme de su agarre—. ¡Suéltame! —vociferé llorando.


—Haruka Nanase se casará y encubrirá esto con una boda, mientras el modelo Rin Matsuoka, su amante, es utilizado como incubadora. —Me lanzó hacia atrás y, aprovechando que yo trataba de recuperar el equilibrio, sacó de la manga de su camisa una navaja—. No suelo hacer estas cosas, pero eres un estorbo para varios.


—¡Rin! —Sou se abalanzó contra el chico, tumbándolo al suelo con su peso—. ¡Rin, huye!


—S-Sou, te lastimará —grité temblando de arriba abajo.


—¡Rin, vete!


Corrí hacia mi salida de escape, pero unas manos se aferraron en mis tobillos y me derribaron de rodillas al piso. El tipo pateó a Sou y se arrastró hasta que pudo pararse, y me clavó el filo del arma en una de las piernas al salir del apartamento.


—Rin —me llamó Sou, viniendo hacia mí—. Mierda, estás sangrando.


De ahí, no supe qué sucedía. La sangre se acumulaba en mis pies, integrándose en un charco rojo y espeso. Sou intentaba atraer mis ojos a los suyos, pero yo pensaba en Sakura y en ese líquido que manchaba mi pantalón blanco.


¿Sakura está bien? ¿Sakura se salvará?


Sousuke.



—Matsuoka perdió gran cantidad de sangre, pero afortunadamente el bebé se encuentra en condiciones favorables. Tuvimos que hacerle una transfusión y roguemos que su recuperación sea pronta —notificó el doctor, leyendo una carpeta—. Lo revisaré en un par de horas más, con permiso.


—Gracias. —Me desplomé en una silla, tapando mi cara—. Rin, perdón.


—¡No puedes! Él no te necesita. —La voz de Nitori acaparaba cualquier ruido en el exterior, así que fui al pasillo, hallándolo a él con Nanase y Makoto en una discusión—. ¡Demonios, Haruka, lárgate ya!


—¿Y Rin? ¿Cómo está Rin? —preguntaba, y sí, se notaba la ansiedad que ensombrecía sus facciones—. ¡Tú eres un maldito periodista, nada más! Yo soy la persona que él ama y soy el padre del bebé que espera.


—Te equivocas —negué de inmediato y me dirigí hacia Nanase—. No exijas los derechos de padre, porque esos derechos me pertenecen.


—¿Qué? —bramó enojado.


—El bebé de Rin es mío. ¿O qué creíste? ¿Creíste que podías llegar y reclamar? ¿Ignoras que Rin es un omega? —Lo aprehendí del cuello de su camisa, observando con detenimiento la furia que transmitían sus ojos—. Los omegas solteros necesitan de un alfa. Yo soy el alfa de Rin y el padre de Sakura.


—N-No, me engañas —masculló con lágrimas resbalando en sus cachetes—. Él lo aceptó porque yo no estaba.


—Exacto, no estabas. ¿Dónde estabas? ¡Ah, sí, con tu prometida! —Lo arrojé a los brazos de Makoto para que no cayera—. Yo he cuidado de ellos en tu ausencia. Esa ausencia que sólo provocó daño en Rin.


—¡No es mi culpa! Mi compromiso es falso… —Se calló, comenzando a sollozar.


—Igual que el amor que le juraste a Rin —aseguré—. Le diste la espalda sin saber que también dejabas indefenso a un bebé y eso no te lo perdonará, ni él ni mi hijo. 

Notas finales:

Hoy tenía inspiración para este capítulo y aquí está, recién hecho. 


Aclaro:los omegas tienen más libertad, pero no pueden criar a sus hijos si no tienen un alfa. Ésta es una ley del gobierno para mantener vigilados a los omegas. En el mundo Omegaverse hay aspectos que pueden ser modificados, y yo lo hice con esta "regla". 


En el siguiente capítulo se resolverán varias dudas que han surgido respecto a Haru. Todavía no me lo maten a golpes. uvu <3


¡Nos leemos el jueves o antes!


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