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Tú eres mi reflejo por Miky15E

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Notas del capitulo:

Hoy habrá capítulo doble porque no actualicé el jueves. ¿Por qué no? Se me olvidó publicar capítulo aquí. xD


 


¡Disfruten!

Haruka.


Conducía desde hace una hora en el intenso tráfico de una mañana soleada y cálida. Los vidrios polarizados de las ventanas funcionaban bien para ocultarnos de los reporteros que me perseguían o que permanecían en el edificio de Rin. Sin embargo, no creo que eso sirva cuando bajemos del automóvil y caminemos por las plazas.  


¿Qué se supone que debo decir? Makoto ni yo hemos confirmado que el bebé de Rin es mío. Si lo hago, si acepto que Sakura es mi hijo, Yamazaki se molestará y Rin querrá golpearme. ¿Qué quiero yo? ¿Qué deseo? Si soy firme en mis decisiones, la furia de Yamazaki no me hará titubear.


¿Qué quiero? ¿Qué deseo? Por supuesto que Sakura es mi hijo, es mi sangre. Él nacerá del amor que Rin me tuvo y que yo le tengo. No necesito evadir mis obligaciones y tampoco necesito mentir. No puedo dejar que me arrebaten a ese pequeño. Lo amo, es mío. Sí, es mío.         


—Oye, estás muy callado. ¿Qué tramas? —preguntó riendo con un ligero toque de diversión—. Temo que me saltes.


—Ganas no me faltan —bufé apretando el agarre del volante—. Sólo pensaba en Sakura y en ti.


—Hm, ¿qué pensabas de nuestro Sakura?


Sí, Rin, es nuestro. Sakura es nuestro hijo. ¿Por qué permití que Yamazaki me ensombreciera? Incluso en el vientre de Rin, Sakura me está rechazando. Me lo merezco por ser un maldito indeciso.


—Les rogaba a los dioses para que no sacara tus dientes —dije burlón.


—Ah, pues yo le ruego que no saque tu personalidad —rezongó chasqueando sus bonitos dientes.


—Yo también —afirmé sin alejar la mirada de la carretera—. Sakura será idéntico a ti. Lo imagino con tu cabello, el color de tus ojos y tu hermosa sonrisa. —Le eché un vistazo rápido a su silueta y contemplé el sonrojo de sus mejillas—. Será perfecto como tú, no alguien tan torpe como yo. Hasta me haría feliz que Yamazaki le heredara su personalidad protectora.


—N-No digas eso —balbuceó—. Yo quiero que se parezca a ti, con tus ojos azules y tu nariz perfilada. No me enojaría que fuera una copia de ti, Haru.


—Demonios, si quieres que se parezca a mí y yo quiero que se parezca a ti, ¿qué se supone que hará Sakura? —interrogué irónicamente, a lo que Rin carcajeó.


—Cállate, tú iniciaste esta conversación —refunfuñó, propinándome un golpecito en mi brazo derecho—. Tienes un gran corazón, Haru. Nunca dudes que serás un papá maravilloso y que Sakura te amará.


No agregué más a la plática. Opté por el silencio, interrumpido por el claxon de los coches y de los gritos de los conductores. Continué hasta estacionar mi auto en una plaza, la menos concurrida que conocía y ayudé a Rin a reincorporarse del asiento.


Subimos por las escaleras eléctricas hacia el primer segundo piso y nos dirigimos a una tienda de artículos para bebés, elección de Rin. Él comenzó a ver un montón de cosas, como la cuna, las sábanas, el portabebés, biberones, carriola y un sinfín de objetos que no sabía que existían.


—¡Haru! —gritó de repente.


—¿Qué? —Corrí de la entrada al fondo de la tienda en segundos—. ¿Ya va a nacer?


—No, Haru —negó sonriendo y me señaló un juego de cobertores con flores de cerezo cayendo de un arcoíris—. Es precioso, ¿no lo crees?


—Joder, Rin, no me asustes —gruñí—. ¿Por qué colorido?


—¿Recuerdas que me enamoré de ti por un póster? Bueno, las flores de cerezo aparecían en el póster y por esa razón le llamé Sakura a Sakura —comentó acariciando su vientre con las yemas de sus dedos—. Es un nombre especial.


—Mierda —bramé lanzándome sobre él sin lastimarlo y lo abracé de la cintura—. ¿Por qué eres condenadamente perfecto, Rin? ¿Por qué?


Atrapé sus labios en una mordida, los saboreé con la punta de mi lengua y luego la introduje en su boca. Extrañé la textura y el sabor dulce de sus labios, combinados con su aroma natural, ése que me transportaba a un universo alterno. No sólo perdí su amor y su confianza, perdí a un hombre que jamás podré tocar como lo estoy haciendo hoy. Perdí lo que le dio sentido a mi vida.


Aunque suene así de cursi, él es mi vida entera. Rin es el único que se plantó delante de mí con su extravagancia y su ternura, con su belleza incomparable y me enamoró sin que yo tuviera la oportunidad de decidir. Nadie había hecho que mis pensamientos colapsaran sin hallar una escapatoria a esa tormenta, ni que mis sentimientos y emociones se desbordaran con un simple roce. 


—Haru —murmulló empujándome del pecho—. No, Haru.


—Lo sé. Es tarde para nosotros. —Agarré su mentón y lo miré, reflejándome en sus brillantes rubíes—. Sé que cometí muchos errores y no me perdonarás. Ni siquiera yo me perdono, así que, está bien. Me rendiré, Rin.              


—¡El modelo y actor Haruka Nanase con Rin Matsuoka! —gritó una mujer—. ¿Están aquí comprando artículos para su bebé? —cuestionó acercando una grabadora a mi boca—. ¿Podría entrevistarlos?


—No, gracias —respondí interponiéndome entre ella y Rin—. Por favor, retírese.


—¿Es una confirmación de que ese bebé es suyo? ¿No se avergüenza?


—¿Avergonzarme? Me avergonzaría si este bebé no es mío —aseguré asintiendo—. Sí, el bebé de Rin es mi hijo y no me avergüenzo de mis acciones. Amo a este bebé de la misma forma que amo a Rin Matsuoka. ¿Eso es lo que quiere saber?


—¿Ustedes tienen una relación? —murmuró feliz de la nueva información, una exclusiva con la que ganaría fajos de billetes de altas denominaciones—. ¿Se casarán? ¿Vivirán juntos?


—Haru, vámonos ya —pidió Rin en un ruego.


—No diré más —declaré a la chica y tomé a Rin de la mano para llevarlo afuera de ahí—. ¿Quieres que me retracte?


—No, no es por eso. —Avanzó hasta una de las bancas metálicas que se ubicaban pegadas a los barandales y se sentó—. Me gusta que te responsabilices de Sakura y me alegra que hayas dicho que me amas, pero me confundes. Tus cambios son muy abrumadores, Haru y no estoy listo.


—Entiendo —musité, agachándome frente a él para sujetar sus dos manos—. ¿Debo rendirme o tengo una posibilidad de reconquistarte?


—Quizá hay una posibilidad, pero dame unos días. No quiero apresurarme. Yo todavía estoy dolido y si correspondo tu amor, siento que estaré extraviándome en el camino. ¿Sí? Por favor, Haru —suplicó con lagrimillas asomándose en sus ojos.


—¿Crees que me opondré? Tú me estás regalando esta esperanza, Rin. Esperaré los días que quieras —expresé esbozando una sonrisa de oreja a oreja—. ¿Seguimos, señor Matsuoka?


—Haru, eso me envejece —protestó levantándose a la par de mí—. ¿Sabes? Sakura Yamazaki no me agrada.


—Es mejor Sakura Nanase —aseveré depositando un besito el costado izquierdo de su cuello, a unos centímetros de su clavícula—. ¿Qué tal Rin Nanase?


—Terrible —canturreó con una risilla—. Primero tendrías que pedirme matrimonio. ¡Oh, no! Primero tendrías que lamerle los zapatos a Sou para que me entregue.


—Eso se escucha peligroso — farfullé agitando mi cabeza en señal de desaprobación—. No, me matará.


—Eres tú —vociferó un hombre—, Matsuoka.


—¿Matsuoka? —repliqué y me volteé.


En el momento en que giré, visualicé una silueta negra en sus manos y lancé a Rin hacia atrás sin que él reaccionara aún. Después de ese lapso en el que Rin cayó al suelo, se escuchó el eco de un disparo y los pasos de la gente. Mi cuerpo se desvaneció mientras mi visión se nublaba contemplando la expresión vacía de su rostro, que nunca olvidaría.   


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