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Tú eres mi reflejo por Miky15E

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Notas del capitulo:

 

 

¡Disfruten!

Rin.


Hoy, Sakura cumple tres meses de nacido. Es un niño hermoso y carismático, lleno de vida y amor. Sus ojos, iguales a los de Haru, siempre me están observando en la habitación, como si no quisiera perderme de vista. Sus mechones rojizos de cabello son imposibles de peinar y se enredan con mis dedos fácilmente.


Me encanta su sonrisa; esa sonrisa que me muestra al estar satisfecho con el biberón o al ser cargado por los brazos de Haru. Cuando él lo sostiene, Sakura me jala para que me acerque a ellos y no me suelta hasta que se duerme o prefiere ir conmigo. ¿Es una clase de señal? ¿Tal vez me dice que acepte a Haru?


Sou y Sakura son el dúo de carcajadas, y Nitori y Sakura son el dúo adorable. Ese niño es tan amable, tan lindo y amoroso. Me gusta que sea expresivo; llora si tiene hambre o quiere pañal nuevo, sonríe si está feliz y es serio si alguien me lastima a mí. ¿Cómo no amarlo? ¿Cómo no mimarlo?


El primer mes fue intranquilo porque se despertaba a media noche y pedía leche, pero luego se calmó. Ahora es extraño que solloce, la mayor parte del tiempo está alegre y curioseando a su alrededor. Soy consciente de que esa curiosidad necesita ser saciada en el exterior, sin embargo, opté por permanecer en el apartamento hasta que mi cuerpo esté mejor.


En cuanto a Haru, es el papá más loco que he conocido. ¡Dioses! En serio, Haru extravió su cordura con nuestro hijo. No hay palabras para describir lo contento que está ni para medir la cantidad de amor que le tiene a Sakura. Se desvive día a día por Sakura y por mí. Es maravilloso verlo al bañar al niño porque le habla y le explica tantas cosas, que seguro el bebé olvidará cuando crezca.


—¿Duerme? —preguntó Haru al abrir la puerta de mi recámara.


—Sí, cayó rendido —respondí al darme la vuelta—. ¿Regresarás a la agencia?


—No, mañana estaré desde temprano. —Salió con paso sigiloso para no interrumpir el sueño de Sakura—. ¿Dónde están los demás?


—Sou fue al bar y Nitori está en su casa —comenté con risitas—. Tú eres el único que viene a las diez de la noche, Haru.


—¿No quieres que venga? —cuestionó, aunque ya sabía mi respuesta—. Bueno, esto no sería así, pero tú no…


—Haru, ya hablamos de eso —rezongué caminando directo a la cocina—. No me iré a vivir contigo.


—¿Por qué no quieres?


Ingresé a la cocina y me dirigí al refrigerador, de donde saqué una jarra de agua natural. Tomé un vaso de vidrio del escurridor y encaré a Haru, quien no apartaba su mirada de mí y parecía devorarme.


—¿Por qué? —repetí dejando la jarra de agua y el vaso en la encimera del centro—. Porque tú y yo no somos novios y porque no está en mis planes.


—Me rindo —articuló resoplando—. Entonces, ¿seguirás con el modelaje?


—Sakura me necesita aquí —afirmé sin titubeos—. He experimentado el dolor de crecer solo y no pienso hacer que Sakura pase lo mismo.


—R—Rin, ¿dónde demonios están tus pantalones? —balbuceó sonrojándose, algo que me sorprendió.


—Oye, estoy en mi apartamento e iba a dormirme, pero tú llegaste. No es mi culpa que estés fantaseando —murmuré desviando mi atención a otro punto de la cocina que no fuera Haru—. ¿Qué? No me digas que no lo has hecho con alguna chica.


—¿Tú lo has hecho con alguna chica? —replicó mi pregunta con enfado.


—¿Tengo tiempo para desperdiciarlo en mis necesidades? No —negué tragando saliva.


—Rin —dijo de una forma tan malditamente sensual, que provocó que los vellos de mis brazos se erizaran.  


Mentiría al decir que mi cuerpo no reacciona a él y que no siento cómo un simple roce me afecta más de lo que debería. Es Haru, la persona a la que me entregué en mi celo y a quien amo. Por si fuera poco, mis hormonas me tienen caliente.


—V—Vete —ordené tartamudeando y, sí, odio tartamudear porque eso le regala a Haru la oportunidad de aprovecharse.


—¿Me voy? —interrogó, aproximándose cada vez más a mí—. ¿En verdad me voy?


—No, no te vayas —expresé, y fue suficiente.


Haru me acorraló de espaldas contra la encimera, agarrando mi cintura para ceñirme a él y empezó a besarme apasionadamente, envolviendo su lengua con la mía. Sus manos descendieron a mis glúteos y sus dientes marcaron un camino de besos en mi cuello, todos esparcidos a lo largo y ancho.


—Sala… —susurré, pero él lo ignoró.


Me cargó y acomodó en la repisa con la misma rapidez en la que mi bóxer desapareció. Continuó acariciando mis piernas, separándolas lentamente hasta colocarse entre ellas. Yo recargué las palmas de mis manos en la encimera, empujando el vaso hacia el suelo y, sin echarle un vistazo, sólo apuré a Haru.


—Ngh… —gimoteé al sentir su lengua en mi ombligo—. No más.


—Rin —canturreó antes de meterse por completo mi pene en su boca.


—AAHH —grité extasiado—. Haru, basta —declaré jalándole los cabellos para que se detuviera.


—¿No te gusta? —Alzó sus ojos hacia mí y me observó fijamente.


—Me gusta, pero Sou puede venir en cualquier momento —musité controlando mi respiración y lo empujé unos centímetros hacia atrás para bajar—. Escucha, también quiero que me folles, pero en tu casa o en un hotel.


—¿Sabes? —contestó en un susurro casi inaudible—. Tengo una erección, Rin. ¿Crees que iré al baño y mi amiguito de ahí ya no pedirá más?


—¡Maldición! —exclamé chasqueando los dientes—. Métemela y hazme gemir hasta que me quede afónico o te arrepentirás, ¿entendido?


—Entendido —asintió con una sonrisa de oreja a oreja.


Rodeé su cuello con los dos brazos y, al segundo siguiente, Haru desabotonó su pantalón, me cargó y se adentró en los más profundo de mí con una sola embestida... ¿Gemí? Gemí como un desquiciado.


El placer de sentirlo palpando esa zona tan sensible en mi interior era fabulosa. Haru y yo encajamos a la perfección; nuestros cuerpos se unen y se complementan el uno con el otro. Esto no era sexo, estábamos haciendo el amor. Haru jadeaba mi nombre en mi oído y yo sólo lo apretaba con toda mi fuerza, arañando su espalda como si fuera mío y de nadie más.


Sí, es mío.


Haruka.


—Papi está descansando —confesé a aquel niño que contemplaba la cama de Rin desde la cuna—. Papá desayunará con Sakura.


Me vestí con un pantalón deportivo gris, até una bata azul a mi cadera y corrí con Sakura para abrazarlo y depositar un beso en su frente.


—Buenos días, dormilón —saludé y él sonrió, apretando mi mejilla izquierda con sus finos dedos—. Hoy estás hambriento y guapo.


—¿Rin? —Golpearon la puerta y supuse que sería Yamazaki—. ¿Rin? Es tarde para el biberón de Sakura.


—Sí, lo es —aseveré y avancé sin hacer ruido, atravesando el cuarto—. Vamos, cariño, es una mañana de explicaciones.


Giré la manija y, lo primero que vi, fue la expresión incrédula de Yamazaki. Después, enarcó las cejas y se cruzó de brazos.    


—Tú y Rin… —bufó enojado—. ¿Follaron con Sakura viéndolos?


—En realidad, follamos en la cocina y rompimos un vaso y la jarra de agua —murmullé—. Ah, pero Sakura no nos vio. 

Notas finales:

 

Recuerden, estaré actualizando seguido en Wattpad. Si quieren pasar a mi perfil, me encontrarán como: Miky15Echelon

 

¡Nos leemos luego! <3


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