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Tú eres mi reflejo por Miky15E

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Notas del capitulo:

 

Primer capítulo de la semana y estoy actualizando a las 3:42 a.m. ¿Les dije que no duermo en las noches? xD 

 

¡Disfruten! 

Sousuke.


—¿Se toma la dosis necesaria? —preguntó Deborah, una mujer de cabello azul a la altura de los hombros y grandes ojos grises, la mánager de Rin.


—Sí, pero ya sabes que su celo es diferente al de los demás omegas. Los supresores no le funcionan a veces y las fechas de su celo nunca coinciden. —Me recargué en el respaldo del sofá individual y suspiré.


Tengo siete años conviviendo con él y en esos siete años, jamás he podido prevenir que lo ataquen cuando su celo le llega. A pesar de que los alfas también se mediquen con sus inhibidores, tal parece que las feromonas de Rin son más potentes y eliminan los efectos de las pastillas de los alfas.


No es su culpa, lo sé, y tampoco es mi culpa, pero yo soy su mejor amigo. Siempre lo protejo de quienes quieren abusar de él y soy consciente de que Rin pierde la razón en esos momentos, su cuerpo necesita de otro para sentirse satisfecho sin medir las consecuencias de sus actos. Cuando Rin se recupere, seguro me molerá a golpes porque no dejé que su Haru anudara en él.


Ah, ¿cómo pretende que lo abandone a su suerte? Nanase es su amor platónico, pero no corresponde sus sentimientos. Me atrevo a decir que ni siquiera sabía de la existencia de Rin, hasta apenas ayer que se le montó y tuvo sexo con él. ¡Eso me molesta! Si hubiera estado más atento, Haruka no le habría puesto un dedo encima. Y me enfurece porque ese estúpido Haru sólo lo ilusionará y Rin es débil.


—Me acaban de mandar un mensaje y la sesión se pospuso una semana —me informó revisando su celular—. ¿Es suficiente para que se recupere?


—Sí, mañana ya estará bien. —Me reincorporé y fui directo a la cocina. Él debe estar hambriento y acalorado, será mejor que lo consienta o me regañará.


—Eres muy protector, Yamazaki —murmuró Deborah. Apoyó su espalda en el marco de la puerta y me acosó con la mirada—. No sé qué haría Rin sin ti.


—Supongo que sobrevivir, ¿no? —abrí el refrigerador y saqué una charola de carne y algunas verduras.


—¿No te dan ganas de brincarle? Matsuoka es un chico guapo y confía en ti. —Reí ante su pregunta. No es la primera vez que escucho algo así.


—Créeme, lo intentamos y no funcionó —refunfuñé recordando esos cortos días en los que, según, nosotros éramos novios.


¡Dios! Quisimos tener sexo y nos echamos a la cama muriendo de risa porque no se nos animaba nuestro amiguito. Rin se preocupó y me dijo que no me provocaba; yo pensé que era impotente. Finalmente, los dos concluimos que no estábamos hechos para ser una pareja.


—¿Y qué hay de Nanase? —Jalé una tabla y un cuchillo del escurridor y los acomodé en la encimera del centro—. Tachibana me habló y se disculpó por lo que hizo Haruka. Estaba apenado y me pidió esta dirección.


—¿Se la diste? —Comencé a pelar las papas con el cuchillo y luego las piqué en trozos pequeños.


—Si no lo hacía, Tachibana iba a investigar.


—O sea que, ¿lo tendré aquí? —Exhalé profundamente y la observé de reojo, ella lucía apenada—. No creo que venga. A ese tipo no le cae Rin.


Terminé de cocinar después de veinte minutos y me dirigí a la habitación de Rin. Entré procurando no hacer mucho ruido, y de inmediato, su aroma me envolvió con una oleada de feromonas que olían dulce. Acomodé la charola en una repisa al lado de la cama y salí de la recámara tragando saliva y jadeando.


Su aroma se intensificó. ¿Es porque tuvo sexo con Nanase?


—¡Mierda! —Corrí a mi cuarto en busca de la mascarilla con oxígeno que guardaba en uno de los cajones de mi armario y regresé con Rin—. Hey, come algo. —Agité su cuerpo unos segundos hasta que él rodó en el colchón y se sentó tallándose los ojos.


—Me duele la cabeza y el trasero… —susurró adormitado y me miró. Se asustó al notar que tenía puesta la mascarilla, pues hace un par de años atrás ya no la usaba. Me había acostumbrado a los celos de Rin y no me descontrolaba, pero ahora es distinto.


—Ignora esto y aliméntate —le indiqué señalando el platillo recién preparado. Rin asintió, pero estalló en un llanto—. Tranquilo, Rin, no te preocupes. La mascarilla es para no sobrepasarme contigo.


—H-Hace cinco años que te olvidaste de eso —balbuceó entre gruesas gotas de lágrimas, mismas que se derramaban por sus mejillas.


—Oye, a mí no me interesa esta mascarilla, pero no deseo saltarte. —Lo atraje con mis manos y lo abracé. Él me rodeó de la cintura y siguió llorando durante un largo tiempo.


Rin es la persona que más atesoro en esta vida y no me gusta que sufra. Odio que él no pueda ser feliz. Cuando se desbarata de esta manera, mi pecho se comprime porque me siento incapaz de apaciguar su tristeza. Por este motivo, el que se haya enamorado de Haruka Nanase, hace que mi sangre hierva llena de rabia.


Lo lastimará. Sí, apuñalará los sentimientos puros de Rin.


Haruka.


—¿Listo?  


—Sí, aunque temo por ese chico —musitó confundido y aterrado—. ¿Qué quieres de él, Haru?


—¿Qué? —repliqué. Ambos bajábamos por el ascensor con el propósito de visitar a Rin Matsuoka—. Quiero saber por qué me excité. Yo ingiero esos malditos inhibidores para prevenir estos incidentes asquerosos con los omegas y, ¡joder! ¿Por qué tuve una erección con ese pelirrojo?


—¿Estás frustrado porque su amigo te empujó? —Agrandé los ojos al oír semejante declaración y lo enfrenté frunciendo el entrecejo.


—¿Cómo te atreves, Makoto? ¡Yo no voy a embarazar a un sucio omega! —bufé empuñando las manos. Él se cruzó de brazos y posó su vista sobre mí.


—Más que una explicación, tú necesitas a alguien para que cargue con lo que tú pretendes evadir. ¡Hazte responsable, Haru! Estabas anudando en él y nadie te amenazó. —Quiero lanzarlo del elevador y patearlo hasta que mi humor mejore. No, incluso si lo golpeo, mi ira acumulada no se esfumará.


—Por eso los omegas son asquerosos —gruñí y no agregué más a la conversación sin sentido.


Makoto se encargó de manejar porque mis dudas y yo nos estábamos consumiendo en vida, y un choque automovilístico es lo último que espero. Condujo a una de las colonias de los alrededores y, bueno, no mentiré… ¡Vive en un excelente sitio!


Las hileras de la derecha eran casas de tres pisos con patios enormes y a la izquierda se hallaban edificios gigantescos con ventanales amplios. Había lámparas en cada esquina y el lugar estaba totalmente cercado por vallas eléctricas, eso sin contar las casetas de la entrada y el hermoso parque de árboles frondosos.


Y claro, el estacionamiento es exclusivo de los residentes, por lo que Makoto estacionó el auto afuera. Subimos diez pisos y avanzamos unos metros en línea recta, hasta que nos paramos frente al número 115 y presioné el timbre. Transcurridos unos minutos, una mujer nos recibió.


—Hola, Nanase, Tachibana —saludó y nos hizo una señal con su mano para que ingresáramos—. Rin no está disponible. Comprenderán que su celo dura tres días y no está en las condiciones de atenderlos.


—Sentimos mucho venir de improviso —se disculpó Makoto.


El interior del apartamento tiene un aire a él: romántico y moderno. Los tapices de las paredes combinan con los muebles, los recuadros colgados y los componentes electrónicos. La sala es lo primero que deslumbra, a la derecha hay un comedor de seis sillas, al fondo está la cocina y a la izquierda un pasillo que conecta a tres puertas.


—¿Quién es? —La fiereza en su mirada me fulminó, pero yo no retrocedí y le devolví el gesto—. ¿A qué viniste, Nanase?


—Tú y yo tenemos una charla pendiente, Yamazaki. 

Notas finales:

Quiero aclarar, por si no se entendió completamente: el celo de Rin a veces es normal, es decir, toma sus pastillas y los síntomas disminuyen en gran medidad e incluso los inhibidores de los alfas funcionan. Sin embargo, también se descontrola y ocurre que su celo se intensifica, eliminando los efectos de los inhibidores de los alfas; por eso lo atacan. 


Esa última escena me recordó a la escena del anime... En fin, estaré actualizando el viernes o sábado.


¡Nos leemos pronto! <3 


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