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Tú eres mi reflejo por Miky15E

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Notas del capitulo:

El último capítulo de la semana está aquí, publicado casi a las 5 de la mañana. xD 

¡Disfruten!

Haruka.

—Escúpelo y vete. —Sousuke se sentó a un costado de Deborah, contrario al sillón en donde estaba con Makoto.

—¿Por qué no me pude resistir? Esto no me había sucedido con un omega, pero no me controlé con ese maldito —siseé, provocando que Yamazaki sucumbiera a su furia retenida.

—Si vuelves a insultar a Rin, te golpearé en esa carita que tanto aprecias —me amenazó. Tuve que tragarme mi orgullo porque sería contraproducente si ese monstruo se me abalanzaba—. El celo de Rin es diferente al de los demás omegas. A veces, sus feromonas logran eliminar los efectos de cualquier inhibidor. No es su culpa, ¿sí? Él también se siente mal por no prevenir esos hechos, pero tampoco es algo que pueda hacer.

—¿Qué? ¿Y por qué demonios trabaja en una agencia de modelaje rodeado de alfas hambrientos? —Enarqué una ceja y crucé mis piernas. En serio, ¿cómo es posible que lo hayan aceptado? ¿Acaso mintió?

—¿Pretendes que se quede encerrado? ¡No es un animal que necesite de una jaula! —bufó con los nervios llegando a su límite—. Rin ha sufrido a causa de su celo y él no eligió un destino así. Tú no lo conoces, Nanase. No vengas a este apartamento a exigirle a Rin, porque juro que te mato a golpes.

—Haru, por favor, sé más comprensivo —me rogó Makoto al observar a un Sousuke enfurecido y lleno de rabia.

—¡Bien! Si piensa continuar en el modelaje, yo voy a encargarme de eliminarlo de la sesión —me levanté del sofá y fulminé a Yamazaki con la mirada—. No lo quiero cerca de mí.

—No te preocupes por eso —avisó Rin saliendo del pasillo—. Yo entiendo que reacciones así porque sé que soy asqueroso.

—Sí, lo eres —reafirmé sin titubear. Sousuke resopló y, al otro segundo, me lanzó el primer puñetazo en la nariz, haciendo que cayera sobre el sillón.

Makoto y Deborah se reincorporaron para auxiliarme al ver mis intentos por retener la sangre que fluía de mis fosas nasales. 

—¡Basta! —Rin corrió para jalar a su amigo del brazo y se interpuso en el medio—. No lo hagas. No lastimes a Haru.

—¡Haruka no te merece, Rin! Tú no le gustas. —Agarró a Matsuoka de las mejillas y las acarició con las yemas de sus dedos, como si fuera una suave y delicada flor.

¿Acaba de decir que le gusto? ¿Cómo puedo gustarle? Ni siquiera hemos convivido. Yo jamás lo había visto y ni sabía de su existencia, pero él habla del amor tan fácilmente. ¿Me está tomando el pelo? Esos sentimientos que tiene por mí son detestables. Preferiría no haberlo conocido.

—Llamaré a una ambulancia —anunció Makoto muy preocupado.

—Traeré el botiquín de emergencia y yo realizaré la llamada, Tachibana. —Esa mujer se dio la vuelta y se marchó a la cocina.

—Vamos a mi habitación, Sou. —Sujetó el brazo del salvaje, pero éste se opuso y avanzó hacia mí. ¡No me jodas! —¡Sousuke, no! —gritó asustado y tiritando. Persiguió a su perro rabioso y volvió a arrastrarlo con él.

—Lárgate, Nanase —me ordenó ignorando los jalones de camisa que el pelirrojo le propinaba.

—Haru no se irá —le respondió Rin—. Su nariz está sangrando —murmulló cayendo al piso arrodillado.

—¡Rin! —Se inclinó rodeando su cintura y las intensas feromonas de ese omega se dispararon en la sala. Fue tan rápido, que olvidé incluso la hemorragia nasal que tenía y me apresuré a empujar al grandulón.

—No te le acerques —gruñí protegiendo a Matsuoka y él me miró perplejo por la estupidez recién cometida.

¿Por qué me interesa este omega? Oh, dios, es que su aroma es demasiado dulce y embriagante. Sólo me provoca, sí, sólo me está invitando a follarlo con ganas. Mi fuerza de voluntad, mi espíritu y mi resistencia se doblegan ante el rostro sonrojado y las lágrimas de Rin.

—Yo no pienso en obscenidades, Nanase —refutó esbozando una sonrisa de satisfacción, misma que detesté porque sabía que se burlaba de mí—. Estoy acostumbrado a cuidar de él y no trato de cogérmelo a cada rato. ¿Qué tal tú? —Tomó mi muñeca y la apretó hasta apartarme de Rin—. Te dije que no salieras y me desobedeciste, idiota —lo regañó. Cargó su esbelto cuerpo entre sus brazos y pasó a mi lado riendo.

¿Se siente superior a mí? ¿Qué le pasa? Estoy seguro de que fue rechazado cuando se confesó y por eso me tiene celos. Entonces no somos distintos, porque los dos… ¿Los dos qué, Haru? ¿A los dos les gusta Rin Matsuoka?

—Deberías ser más consciente de tus actos —murmuró Makoto detrás de mí—. La atracción que surgió con Matsuoka es notoria, Haru. Si pretendes no vincularte con omegas, por favor no hagas que Yamazaki explote.

¿Ellos han tenido sexo? ¿Rin le habrá mostrado sus lindas expresiones? No, aunque no hayan cogido, Rin es así por naturaleza. En verdad que él me está venciendo y yo no lo estoy alejando por completo. Algo en mi interior se enciende con un simple roce y sé que, si no domino mis instintos, terminaré anudando en un omega.

—No caeré —contesté, a pesar de que ni yo me creía esa mentira.

-n-

—Felicidades, chicos. La sesión finaliza por hoy.  

—Te programé una entrevista a las cuatro —Makoto se me pegó en seguida con una agenda y un lapicero en mano—. ¿Quieres que te compre sushi o caballa? —Me tendió una toalla azul.

—Lo que sea. —Le arrebaté el trapo y comencé a caminar por el pasillo secándome el sudor—. ¿Has sabido algo de Matsuoka?

—Sí, regresó a sus sesiones fotográficas y le ofrecieron disculpas por lo acontecido ese día. —Le devolví la toalla y doblé a mi derecha, en donde se hallaba el ascensor—. ¿Qué harás, Haru?

—¿Por qué Rin me conoce? —Ignoré su pregunta inicial y oprimí uno de los botones para que las puertas del elevador se abrieran—. ¿No puedes investigarlo?

—¿Y tú por qué te interesas en Matsuoka? —Ingresamos al ascensor y Makoto apretó el número siete—. Ya te explicaron que el celo de él es irregular. Si es curiosidad, será mejor que te deshagas de eso.

—¿Yamazaki y Rin son novios? —Mi interrogatorio parecía confundir a Makoto más de la cuenta—. Tengo ansiedad. Necesito verlo o me moriré de la angustia.

—¿Angustia? —repitió exhalando una bocanada de aire—. Ay, Haru, no comprendo tus sentimientos.

—¿Y qué? —Las compuertas se dividieron y yo salí, algo entusiasmado para mi gusto—. ¿Crees que me eche a patadas?

—El que te echará a patadas es Yamazaki —cuchicheó, pero emprendimos nuestra travesía por el corredor, hasta que apareció el camerino diecinueve al fondo.

—Bueno, mi nariz ya sanó —comenté dándome valor y giré el pomo—. ¿Hola? —Asomé mi cabeza y, afortunadamente, él estaba solo.

—¿Haru? —Aventó su celular del susto y sonrió. Sus dientes son raros y bonitos, ¿no? Pues bien, todo lo que conforma a Rin es extraño y bonito.

—¿Podemos charlar? —Él asintió, así que me metí y me recargué en la pared. No debía estar junto a su despampanante figura o me nublaría los sentidos—. ¿Tu guardaespaldas no te acompañó?

—Sousuke es dueño de un bar, no un modelo. —Evitó mis ojos luego de unos segundos y se sonrojó. Sí, es guapo.

—¿Qué? ¿Te avergüenzo? —Carcajeé divertido y sus cachetes y orejas se tiñeron de un rojo carmesí—. Oye, tu cara y tu cabello tienen un color idéntico.

—N-No bromees, Haru —balbuceó frunciendo el entrecejo de una manera muy tierna. Yo me niego a derretirme por sus encantos, pero él me hace dudar.   

Notas finales:

 

Nos leeremos el martes o miércoles con un capítulo un poco más largo. 

 

¡Hasta la próxima! <3 


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