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Tú eres mi reflejo por Miky15E

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Notas del capitulo:

Este capítulo lo escribí rápido porque estaba emocionada xD. 


¡Disfruten!

Haruka.


Y si volví a ver al pelirrojo que tanto odio, pues sí, las siguientes dos semanas lo acosé en su camerino por las tardes y noches. Incluso lo acompañé a su carro, intercambiamos números telefónicos y le compré comida. En este punto de mi vida, he llegado a la conclusión de que Rin Matsuoka es un tipo imposible de olvidar y difícil de dejar.


Tal vez yo tengo graves problemas de soledad y como él se ríe mucho de mí, me siento cómodo con su compañía. También he pensado que no está mal tener un amigo omega, es decir, la principal razón de detestarlo es porque mi padre marcó a una mujer que no era mi madre, y debido a eso, mi familia se disolvió. Rin ni siquiera es novio del perro que lo vigila y su celo está controlado.


No sé por qué me complico la existencia. Mientras no tenga deseos de hacerle el amor o de morderlo, creo que podré manejar la situación a mi favor. Me gusta que él esté conmigo, así que no lo ignoraré porque cuando lo hago, sus ojos se llenan de lágrimas y me fastidia más. Sólo debo evitar a su estúpido amigo y ya.


—¿Hoy irás con Matsuoka? —interrogó Makoto, recargado en la puerta de mi camerino en la espera de una respuesta que lo tranquilice.


—No, me mandó un mensaje diciendo que su perro pasará a buscarlo. —Jalé mi camisa azul de cuadros blancos y líneas negras.


—¿Cuánto tiempo necesitas para aburrirte de Matsuoka? —Me vestí con la prenda y lo miré de reojo. Su semblante me enojaba porque se entrometía en mis asuntos como si fuera mi mamá—. Yo puedo avisarle a Yamazaki de tu amistad y vendrá a golpearte.


—No me amenaces, Makoto —bufé y agarré mi celular de la repisa frente al espejo—. Tú concéntrate en el trabajo y yo haré lo que me plazca.


—Si tu madre se entera…


—¿Correrás a hablar con ella? —Me acerqué y lo sostuve del cuello de su suéter con ambas manos—. No metas a Rin en mis asuntos familiares.


—¿Por qué? ¿Te interesa el omega? —Esbozó una sonrisa llena de hipocresía, de ésas por las que lo golpearía si no fuera más que un empleado—. Te estás mintiendo y lo estás ilusionando. No te fijas en el daño que le harás en el futuro.


—Soy su amigo y él lo sabe. —Lo solté empujándolo a la derecha para abrir la puerta y salir de este sofocante lugar.


—¿Qué pasará cuando lo domine su celo y tú estés con él? ¿Te lo follarás y le echarás la culpa a Matsuoka? ¿Lo buscarás en su apartamento y le dirás que no quieres compartir una sesión fotográfica porque es omega? —Me mordí el labio inferior conteniendo la rabia que se apoderaba de mi cuerpo y giré la manija—. Eres un cobarde, Haru. No aceptas tus sentimientos, pero lo persigues con esa patética excusa de que son simples amigos.


—Cállate —le ordené y comencé a caminar por el pasillo, rumbo al elevador—. ¡Mierda! —Me detuve a la mitad del corredor y golpeé la pared con toda mi fuerza.


—¿Haru? —Me di la vuelta al escuchar su inconfundible voz detrás de mí—. ¿Qué sucede?


¿Por qué te preocupas por mí? ¿En serio te gusto? ¿No podrías olvidar tus sentimientos y convertirte en mi amigo? No, aunque él me responda, ¿qué es lo que yo deseo de Rin? ¿Por qué no me alejo?


—¿Y tu perro? —pregunté evadiendo su pregunta. No tengo las palabras que quieres oír de mí y no te haré sufrir.


—Sou se retrasó —murmuró cabizbajo y, jugueteando con los mechones de su cabello, me observó intentando que yo no me percatara de su mirada.


—¿Qué haces aquí? No es tu piso. —Avancé en su dirección y estiré mi brazo derecho para alcanzar su mejilla.


—H-Haru, estás actuando raro —balbuceó enrojeciendo por completo.


—Tu sonrojo me encanta. —Sujeté su otro cachete y acorté más la distancia que me separaba de él y de su dulce aroma—. También me fascina verte nervioso.


—Haru, tú… —Lo silencié mordiendo la punta de su perfilada y fina nariz.


—No entiendo cómo demonios sigo contigo, si se supone que yo aborrezco a los omegas. Sin embargo, contempla a este idiota que se pelea con su amigo de la infancia con tal de no perderte.


No esperé más y sellé sus suaves labios con los míos. Me fundí en un beso demasiado lento y que no necesitaba de un contacto profundo para hacerme sentir que tocaba una frágil flor. Ninguno interrumpió ese delicado roce y sólo nos dedicamos a descubrir los sentimientos del contrario a través de una vaga caricia.


He fingido no comprender las emociones que emergen de mí cuando tú sonríes, lloras o me espías creyendo que yo no te imito. No obstante, mi cuerpo vibra con cada célula y soy estimulado por tus gestos y tus reacciones inocentes. Yo soy el que no ha sabido demostrar cuánto me interesas por miedo a caer debido a mis primitivos instintos, pero la verdad es que no me importa si se trata de ti.


—Rin, vayamos a una cita el sábado. —Me aparté, permitiendo que su corazón brincara repleto de emoción.


—¿C-Cita? —replicó jadeando. Sus ojos brillaban, lo que me indicaba que había estado soportando mucho por un momento así.


—Sí, pero no le cuentes a tu perro. No quiero que me golpee o algo peor —susurré avergonzado por temerle a ese hombre sin valores.


—Sou no cumple sus amenazas. —Carcajeó burlándose de mí, pero asintió feliz—. Debo retirarme o sospechará y te cazará en el estacionamiento.


—¿Ah? ¿No quieres tener una cita con Haruka Nanase? ¿Eso dijiste? ¡Qué pena! —exclamé haciéndome el dramático, porque aparte de Rin, yo podía ser un excelente actor de telenovelas.


—Tú huyes de Sou, yo no. —Agitó sus hombros con indiferencia y segundos más tarde, explotó en risas—. Haru, todavía no te imagino escapando de Sousuke.


—No es para tanto —murmullé frunciendo mi boca en una mueca.


—Eres infantil, Haru —respondió propiciándome un codazo en las costillas y emprendimos el camino hacia el ascensor—. ¿Makoto se molestó?


—Luego me reconcilio con él.


Mi decisión es quedarme con Rin y, sí, con ello admito que me gusta de un modo romántico. No estoy enamorado como él lo está de mí, pero rechazar estos sentimientos significaría que cualquier alfa podría aprovecharse de él. ¡Y no! Rin Matsuoka no será de un idiota lujurioso que lo maltratará y jamás se comparará… ¿conmigo?


Bueno, lo besé y tuvimos sexo. Me agradó adentrarme en ese sitio tan íntimo y estrecho, así que eso también debe repetirse, pero no si está en celo porque quedaría embarazado… ¿Embarazado? ¿Cómo serían nuestros bebés? ¡Ojalá y no nazcan con sus dientes de tiburón o juro que se los tumbo y les coloco una dentadura nueva!


—Rin —ingresamos al elevador y él se encargó de oprimir los botones correspondientes—, ¿quieres hijos?


—¿Q-Qué? —Se agachó cubriéndose el rostro con las manos—. ¿P-Por qué dices esas cosas, Haru?


—No sé, de pronto lo pensé. —Conduje mi mano a sus sedosos cabellos y los revoloteé más de lo que ya estaban—. ¿Crees que saldrían con tus dientes?


—¿Qué tienen mis dientes? —Se levantó gruñendo y me enfrentó cara a cara, aún con un tenue rubor sobre sus pómulos.


—Son raros, ¿no? Eres un tiburón.


—¿Y tú un delfín? —Sonreí ante la idea. No era malo después de todo, su faceta de enojón es linda—. Te devoraré, Haru.


—¿Es una propuesta de sexo? —Retrocedió negando rápidamente, por lo que lo jalé del brazo y lo abracé, impregnándome de su perfume—. Tu piso, Rin.


—Si me sueltas podré… —Tembló al sentir mi lengua saboreando el lóbulo de su oreja derecha—. H-Haru.


—Te veo pasado mañana.  

Notas finales:

Estaré actualizando el sábado o lunes porque el fin de semana me voy de viaje. 


 


Gracias a todos por continuar esta historia, ¡nos leemos pronto! <3 


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