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Tú eres mi reflejo por Miky15E

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Notas del capitulo:

Un atraso de casi 30 minutos xD. 

 

¡Disfruten!

Haru.


—Me gusta que seas decidido, pero no quiero que tu amistad con él termine quebrándose por mí. —Aumenté la velocidad de mi automóvil sin despegar la vista del camino que se desplegaba delante.


—Lo entenderá y ya no hablemos de eso. Todavía estoy enfadado con Sou —gruñó cruzando sus brazos y contempló las filas de coches.


—Lo que diga el príncipe —afirmé concentrándome en mi destino.


Conduje veinte minutos más en el tráfico matutino de la ciudad y los embotellamientos causados por la hora pico, hasta que aparqué el carro en el estacionamiento de la agencia. Subimos por el elevador en silencio, pues no quería interrumpir los pensamientos de Rin y entramos a mi camerino para que me vistiera y me maquillaran. Por suerte, Makoto no estaba porque aún no le había comentado de mi relación con Rin Matsuoka y no sabía cómo decírselo.


—Haru, si no te enamoras de mí, ¿me dejarás?


—¿Dejarte? —Me senté en la silla frente al espejo y lo atraje de la cintura para acomodarlo en mi regazo—. No pienso dejarte.


Era obvio que me asaltaría con ese tipo de preguntas si desde el principio le remarqué cuán odiosa resultaba su presencia. Es mi culpa que las palabras de su perro guardián hicieran que dudara de mí, pero sólo necesitaba ganarme su confianza. Sería una gran mentira excusar mis actos con su celo porque ahora guardaba estos sentimientos de querer poseerlo.


—Me gustas, tiburón, y sé que esta atracción no es un juego —aseveré intentando calmarlo. Rin esbozó una sonrisa de lado y rodeó mi cuello.


—Haru, en serio te amo. —Pegó su frente con la mía y exhaló más tranquilo.


¿Qué puedo hacer para que él no sufra? Tal vez si lo marco, Rin no se sentirá ansioso ni caerá en la desesperación… No, no es la mejor decisión. Él creerá que lo estoy marcando por puro placer o porque quiero monopolizarlo.


Rin es muy sensible en estos aspectos. Tampoco deseo que llore por una elección tomada a la ligera. Lo marcaré cuando el tiempo sea perfecto; cuando mi corazón y el suyo se conecten lo suficiente como para ya no querer estar distanciados. Hasta que ese día llegue, yo cultivaré nuestro amor de la manera más sincera. 


Rin.


—Gracias por traerme, Haru. —Me acerqué para besarlo, siendo correspondido al instante.


—¿Mañana tienes trabajo? —cuestionó sin soltarme de la cadera, así que no traté de liberarme.


—Sí, iré a las dos. —Asentí y volví a unir sus labios con los míos. ¿Nunca me cansaría de probarlos? ¿Nunca me cansaría de saborear la dulzura de su boca?


—Te buscaré —anunció y se alejó riendo—. Si no me voy, me quedaré prendido.


—Haru tonto. —Carcajeé meneando las llaves del apartamento en mi mano derecha—. Descansa y sueña conmigo.


—Siempre —dijo dándose la vuelta en el pasillo.


Metí la llave en la ranura e ingresé luego de abrir. Colgué mi bolso en el perchero de la entrada y continué caminando hacia la sala, en donde Sou me esperaba con la mayoría de luces encendidas.


—¿Y el bar? Tus…


—Hablemos, Rin. —Cortó mi frase y me señaló el asiento contrario a él, por lo que me dirigí ahí y nos miramos directo a los ojos—. Sé que no tenía el derecho de reclamarte sobre tu vida amorosa. Tú ya optaste por creerle a Nanase y yo soy un amigo, nada más.


—¡No es así, Sou! —exclamé angustiado. Me reincorporé y me aveciné a él—. Tú me importas. Tus opiniones me importan. Todo lo que quieras decirme, me importa. —Detuve mis pasos al tenerlo a unos centímetros de distancia—. No sabes cuánto me preocupa que no puedas llevarte bien con Haru. Si yo tuviera que decidirme por uno, preferiría quedarme solo.


—Rin —susurró observándome con una mirada llena de alivio y rió transcurridos unos segundos—. Perdón, soy un bruto. Olvidé que tu corazón es bondadoso. Yo olvidé que tú eres el último ser humano en este mundo que me traicionaría. —Se levantó y me agarró de los hombros para ceñirme a su cuerpo en un caluroso abrazo—. Lo siento, Rin. Siento haber herido tus sentimientos por imponerte mis prejuicios.


—Sou, eres un idiota —refunfuñé rodeando su ancha espalda.


—Si Nanase te hace llorar, juro que no me controlaré —sentenció. Por supuesto, Sou no cedía sin una advertencia—. Ah, pero si lloras porque te folla duro, ni se te ocurra venir a contármelo.


—En verdad eres un idiota, Sousuke —bufé y lo empujé cubriendo mi rostro sonrojado con las manos.


—Rin-Rin no aguanta una bromita —se burló revoloteando mis cabellos como si fuera un niño.


—Cállate y lárgate al bar antes de que te dé un ataque cardíaco por botar tus obligaciones —ordené avanzando en dirección a mi habitación.


—Sí, sí, me iré —canturreó más feliz de lo normal.


-n-


—¿Una sesión grupal? ¿Por qué?


—Será la portada de una revista de edición especial —me informó detrás del asiento en donde me hallaba, siendo maquillado por una de las chicas que me ayudaba.


—¿Con quiénes? —Enarqué una ceja y suspiré resignado. No me gusta trabajar con desconocidos, pero es parte de este negocio.


—No, Rin, tú aparecerás en la portada y colaborarás en fotografías grupales y de pareja en el contenido —explicó anotando unos datos en su agenda electrónica—. El artículo tendrá por título: Be a romantic boy!


—¿Y es hoy? ¿Por qué no me dijiste ayer? —Rezongó, provocando que su maquillista le manchara la nariz con el delineador—. Perdón, Liz.


—Lo corregiré —musitó la jovencita experta y remojó un algodón con desmaquillante para pasarlo en la zona.


—Ayer te conseguí esto. ¿No te gusta? Agradece y transfórmate en el chico romántico que eres —decretó la mujer con los ánimos por los cielos. Había sido difícil obtener la portada y Rin sólo protestaba.


A las tres de la tarde, Deborah y yo bajamos al piso uno. Los reflectores, las cámaras, el personal y cuanta cosa estaban colocadas a la perfección en un determinado espacio del salón con paredes blancas. Primero capturarían unas fotografías de mí para ver si el pantalón negro, el cinturón rojo, la camisa gris desaliñada y el saco a juego con el pantalón y zapatos eran adecuados.


—Gira a la izquierda —murmulló el camarógrafo a cargo de la sesión—. Sí, mi cámara te adora, Matsuoka.


—Soy guapo, lo sé —contesté orgulloso de mi belleza, porque sí, yo soy hermoso. Y no es ego, o quizá también, pero he escuchado halagos favorables hacia mí. Definitivamente, esos malditos halagos hacen que me pavonee.


—Un descanso. Seguiremos en quince minutos con las fotografías que incluiremos en la carpeta. Ve a que te retoquen el brillo de las mejillas, Matsuoka.


—Sí, señor —aseguré y regresé con Deborah, que me tendió una toalla limpia y un bote de agua a temperatura ambiente.


—¿Rin? —Alcé la vista al oír mi nombre y me maldije por haberlo hecho—. ¡Santo dios! ¡Rincito!


—Uh, ¡qué alegría! —balbuceé con algo de sarcasmo. Ni en mis locos sueños sería una alegría—. Hola, Kisumi.


—No sabía que los dos estábamos participando en esta sesión, pero estoy emocionado. —Se aproximó a mí con esa típica sonrisita traviesa que odiaba—. Oh, Rincito huele fenomenal. Me fascina. 

Notas finales:

Me gusta la personalidad de Kisumi. A veces siento que sólo llega a provocar, quizá por eso me fascina(?). xD


La próxima actualización será el fin de semana. ¡Hasta entonces!


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