Amber fue la primera en darse cuenta que tenía el vientre hinchado.
Nathaniel pasó las manos y efectivamente estaba hinchado, aunque muy levemente.
Ni se notaba en realidad, solo si mirabas muy bien y conocías el peso normal del rubio.
Amber llevaba las fechas de todo y, más o menos en la semana 12, tenía turno con el médico para la tan esperada -por Amber- primera ecografía.
Nathaniel no quería saber nada, obviamente. Pero debía ir.
Amber le acompañó. El médico estaba especializado en embarazos masculinos, por lo que comprendía muy bien la situación.
Hizo que el chico se recostara para pasarle esa cosa por el vientre. Mientras tanto le iba haciendo preguntas de rutina.
Amber daría saltitos de no ser porque estaba en un hospital. El médico le señaló una pantalla.
Amber sonrió.
Pero Nathaniel no veía más que manchas. Se sintió un poco más por no poder reconocer a su propio bebé.
"Dios mío. Me voy a desmayar." Murmuraba Amber con un brillo especial en sus ojos. Nathaniel hubiese deseado que estuviese en el vientre de su hermana en vez del suyo. Si fuera el tío de ese bebé seguramente se emocionaría.
La imagen se quedó impregnada en los ojos del rubio. Amber parloteaba sobre el bebé sin parar.
¿Si había pensado un nombre? No.
¿Qué le gustaría que fuera? Un chiste.
¿Vivirían en Francia o en Italia? En donde Castiel no se enterarse de que ese bebé era suyo.
¿Ella sería la madrina? ¡Ni siquiera estaba seguro de que iba a conservarlo!
"Un bebé no se conserva, no es un objeto. Un bebé se ama o se abandona."
Y las palabras de su hermana le hacían sentir peor. No quería abandonar un bebé, pero no podía esconderlo para siempre.
Los días pasaron, pero su hermana no dejaba de hablar del bebé.
Y para empeorar tenía muchas ganas de hablar con Castiel, pero él ya no llamaba. Y Nathaniel estaba demasiado asustado para llamarlo.
Las fotos mostraban a Castiel y Charlene juntos en el Instagram de Debrah. La niña tenía el pelo castaño y los ojos azules, tal como su madre, pero no encontraba nada que la identificara con Castiel. También era cierto, en las fotos no parecían ni un poco conectados, y no podía ver a la niña feliz si estaba junto a su padre.
Castiel parecía incómodo, como si supiera que estaba en el lugar incorrecto y quisiera irse.
Se colocó la mano en el vientre otra vez.
¿Se parecería a Castiel su bebé?
¿Sería una chica o un chico? Nunca pensó en eso realmente, prefirió dejarlo al destino. Pero ahora se lo preguntaba seriamente.
¿Y qué nombres le gustaba? Tampoco había pensado en eso.
Siempre que pensaba en su futuro veía trabajo. Ahora solo veía un bebé.
Se recostó en la cama y continuó ese recorrido de dedos sobre su vientre plano.
Había visto la ecografía, aunque no había distinguido al bebé, pero ahí estaba. Amber lo vio, el médico lo vio.
No era una mentira.
Nathaniel se tenía que meter eso en la cabeza. Pero también, si lo cuidaba ¿Con qué dinero pagaría los gastos de ambos?
No tenía trabajo estable, no estudiaba.
Estaba solo es casa.
No podía cuidar de un bebé. Solo lo lastimaría. No le daría una buena vida.
Las lágrimas comenzaron a caer sin previo aviso. Y no podía evitarlo. El bebé en su interior no podía tener una 'madre' tan poco calificada para ser una.
Se recostó y acarició su vientre mientras lloraba, hasta quedarse dormido.