No podía ser.
¿Que Nathaniel iba a tener un hijo? ¿Con quién? ¿Cuando había sucedido eso? ¿En su ausencia?
"¿Un bebé? ¿Con quién?"
Pero Nathaniel no contestaba. Y eso le enfurecía. ¿Quién era? ¿Una jodida italiana? ¿Por eso había viajado?
Trató de no gritarle, respiró profundo para que el rubio no se pusiera peor.
"¿Una italiana?"
Nathaniel negó con la cabeza luego de unos segundos.
"Es más bien de Francia." Dijo simplemente.
Castiel no podía creerlo. ¿La conocía? ¿Había estado con ella mientras ellos estaban juntos? No eran pareja, pero tenían algo.
¿O es que Nathaniel no lo consideraba así?
No sabía qué decir. No quería alterarse, pero era imposible. No era una noticia cualquiera, era una que cambiaría la vida del rubio.
"¿Y quién es?" Preguntó separándose de Nathaniel. Estaba herido por aquello, sobretodo por pensar que el rubio le había engañado.
Nathaniel estaba cansado de mentir, tenía que sacarlo todo ahora.
Tomó aire y fijó su vista en la mirada gris tormenta, deseando que no fuese la última vez que se vieran.
"Eres tú."
Al principio creyó haber oído mal. Pero la mirada de Nathaniel decía bien claro que no era una jodida broma.
No. No, no, no.
"¿Qué?" Es lo único que pudo articular.
Las lágrimas no podían evitar caer, pero Castiel ya no las limpiaba.
"Estoy embarazado. Soy un jodido hombre embarazado, Castiel. Tengo cuatro putos meses, por eso tengo kilos de más."
El pelirrojo no era tan estúpido, sabía que había un porcentaje de hombres capaces de embarazarse, pero ¿Justo se había metido con uno?
No. Aquello era una puta broma. Nathaniel estaba molesto porque se había ido con Debrah, solo eso. Ahora se estaba burlando de él como venganza.
Tenía que ser esa mierda.
"Ya. Claro." Dijo tratando de relajarse. Eso no podía ser verdad. "Si estás molesto no tienes que decir esas cosas. Delegado celoso."
Pero no podía estar tranquilo.
Nathaniel tardó en responder, y una mueca le deformó el rostro.
"¿Crees que es una jodida broma? Bravo, Castiel, que maduro eres."
"¿Lo dicen enserio? ¿Cómo es posible que durante un año entero nunca te embrazaste, pero pase justo ahora que fui con Debrah y su hija?"
" Oh, claro. Porque te mentiría cinco meses más y utilizaría, no sé, una almohada para aparentarlo. Tengo una foto del feto por si crees que quiero atarte como una puta telenovela."
"Ya, y se supone que tengo que creer que por tener una foto tienes pruebas que dicen que eso está dentro de ti y que no es una que pudiste conseguir por ahí."
"Si, Castiel. Soy un genio de la maldad, que plan tan elaborado."
"Y si fuera tuyo ¿Qué me dice que es mío? Si estuviste conmigo ¿Cómo sé que no estuviste con otros?"
La mejilla le comenzó a doler. No sabía cuándo había sucedido, pero el puño del rubio se había impactado contra su rostro.
Se tocó el lugar golpeado y, sin pensarlo, le devolvió el golpe a Nathaniel.
Estaba lleno de ira, sus pensamientos estaban nublados. Su puño se descontroló.
Y Nathaniel cayó al suelo de espaldas y el sonido se escuchó en toda la casa.
Castiel vio su error, pero no pudo reaccionar hasta que vio la sangre escurrir los pantalones del rubio.
¿Qué había hecho? Se agachó a su lado, pero no podía soportar ver la sangre. Mierda, mierda, mierda.
La puerta de entrada se abrió y todo sucedió en un segundo.
Amber y Salvatore corrieron hacia Nathaniel. El novio de la rubia trató de levantar al chico, pero éste se encontraba en pésimo estado. Agarró su teléfono y marcó a la ambulancia.
Amber, en cambio, estaba histérica y no dejaba de llorar mientras le gritaba a Castiel.
"¡¿Qué mierda pasó?! ¡¿Qué le pasó en la cara?! ¡¿Qué le hiciste?! ¡Lo vuelves a tocar y te mato!"
Poco después llegó la ambulancia que transportó al rubio al hospital.