Flashback parte 1:
(Hace un año.)
Había sido una noche espantosa.
No sabía por qué extraña razón había aceptado ir con Melody al baile de graduación, pero lo había hecho. Y se arrepentía totalmente.
Ella se le pagaba todo el tiempo y se ponía celosa cuando hablaba con sus amigas. Pero Nathaniel no quería gritarle o tratarla mal. La chica estaba haciendo un esfuerzo por no ser irritante y pegajosa.
Por suerte tenía unos minutos de paz, Melody se había ido al baño con un grupo de chicas. El tiempo suficientemente para perderse y no volver a verla.
"¿Escapas de alguien, gatito?"
La voz de Castiel casi le da un infarto, y el pelirrojo lo sabe bien, por eso se ríe. El rubio lo golpea en el hombro, y sabe que al chico le duele, pero no va a admitirlo.
"Golpeas como niña." Se burla Castiel.
"Eres el primero que contradice a mis contrincantes." Dice con una sonrisa de lado.
"Es que tus contrincantes golpean peor que tú."
Ambos recuperaron su relación de amistad que habían perdido con el tema Debrah. En los últimos meses habían retomado su vieja amistad y estaba genial volver a tenerla.
El primer paso había sido encontrar un departamento para Nathaniel.
"¿Y qué tal tu cita con tu acosadora?"
Nathaniel recordó a Melody y fijó la vista en el baño, no había señales a su alrededor tampoco.
"No muy bien, al parecer." Se auto contestó el pelirrojo.
"Pensé que no vendrías, ya que es una fiesta estúpida."
" Vine a traer la diversión. Además Sucrette me estuvo rogando toda la semana. Es una puta pesada, pero acepté porque no tenía nada mejor que hacer."
"Ajá." Nathaniel arqueó una ceja. "¿Y qué te hace pensar que te necesitamos para divertirnos?"
Castiel sacó algo de su mochila, la que no pegaba con su intento de smocking. Botellas.
"¿Traes alcohol? Castiel, no puedes..."
"¿Y qué va a hacer el vejestorio? ¿Expulsarme?" Castiel se acercó a las bebidas y soltó el alcohol en ellas.
Nathaniel estaba nervioso. No había manera de que la directora supiese que había sido el pelirrojo ¿verdad?
"Vamos, Nath. Únete a la celebración."
Castiel le extendía un vaso, la misma bebida que él tenía y estaba bebiendo. Obviamente no quería, pero ahí venía Melody, y ya no quería soportarla.
Se bebió todo el contenido de un trago y se escondió en la multitud junto a Castiel. El pelirrojo lo siguió con dos vasos más en las manos.
La música estaba súper alta y estaba destrozando los oídos del rubio, pero no parecía provocar más que euforia a sus compañeros.
Sucrette se había olvidado de Castiel y estaba hablando con Violeta y Kim. Sabía que Armin no iría, pero tampoco había señales de Lysandro. En cambio, Rosalya y el hermano del albino estaban pegoteados en un sector oscuro. Amber y sus amigas trataban de mantener una conversación con unos chicos. Karla estaba con su novio. Y Melody estaba preguntándole a Kentin y Alexy (que habían ido juntos como pareja) sobre el paradero de Nathaniel.
Sí, todos se estaban divirtiendo. Incluidos los recién reconciliados amigos, que robaban vasos y los babían como si de agua se tratase.
El rubio ya estaba en otro mundo. Se sentía tan liviano, tan feliz. Estaba feliz por estar con Castiel, que fuesen amigos otra vez, respirar su aroma y ver sus sonrisas.
La risa de Castiel debía ser su sonido favorito.
"¿Estás bien, delegado?" Preguntó el pelirrojo cuando notó que lo miraba de una forma extraña.
"No, no. Es que tienes una risa muy linda." Dijo sin querer.
"Claro, será mejor que te lleve a tu casa antes de que sigas."
Antes de llegar a la moto, Nathaniel escuchó la voz de la irritante Melody.
"¡Nathaniel! ¿Te vas? Pero apenas si empezó la fiesta."
La chica se detuvo cuando vio a Castiel junto al rubio.
"¿Te vas con él? Nathaniel, no es una buena idea. Ven conmigo, podemos bailar un rato y si quieres podemos ir a mi casa o... No sé, apenas has estado conmigo, hablaste mucho con tus amigas y no me estás prestando atención."
Y vaya que no lo estaba haciendo. Se había puesto a pensar en la buena moto que tenía el pelirrojo.
"¿Estás ebrio? ¡Nathaniel! ¿Castiel te hizo algo? Debo decirle a la directora. Ven, Nathaniel. Ven conmigo y arreglemos esto. Es muy peligroso que..."
Pero Nathaniel se había cansado de su voz.
"Cierra la boca, Melody. Eres muy irritante."
La chica y el rockero se quedaron sin habla. Melody porque estaba sorprendida y herida, Castiel porque si abría la boca solo se iba a reír.
"Nathaniel, no sabes lo que estás diciendo."
"Si, lo sé. Estás obsesionada, Melody. Vine a este baile contigo porque te tengo algo de pena ¿Sabes? No me gustas y, ni ebrio, como estoy ahora, podría acostarme contigo. Supéralo de una vez."
La castaña lo miró un segundo y parecía que iba a llorar. Pero se dio la vuelta y volvió al instituto.
"Eso fue lo único genial que te he visto hacer en toda mi vida." Comentó Castiel con una sonrisita.
"Yo siempre soy genial. Tu envidia te impide verlo."
"Claro, campeón. Ahora súbete a la moto. Es mejor que te lleve ahora."
Castiel se posicionó adelante y Nathaniel se colocó detrás de él, incomodando un poco al pelirrojo.
"Y nunca te lo dije," siguió diciendo cuando se acomodaba el casco "tocas la guitarra taaan bien. No te lo dije porque me odiabas y porque eres un maldito egocéntrico. Pero... tienes unas manos mágicas."
Los ojos grises se quedaron un tiempo más en la expresión sincera de Nathaniel.
Ese chico estaba bien ebrio.
"Bien, Nath. Te llevaré a tu casa ahora."
"¿No vas a decir nada? Te dije que tienes talento, y que lo pienso desde hace mucho. Pensé que había sido genial."
Castiel suspiró.
"Gracias." Murmuró, y arrancó la moto. El rubio lo abrazó de atrás y se recostó sobre la espalda del rockero.