Veinte años... ¿Cuánto tiempo más?
Volver de tocar notas vacías, las lágrimas en tears eran una rutina más, el corazón ya no soportaba todo esto, estaba seco.
No podía retirarme, estaba viviendo un sueño, no uno individual, sino uno de dos, estoy viviendo nuestro sueño.
Él me abandonó el dos de mayo de un muy lejano noventaiocho... ¿Te has ido porque ya no me querías?, yo sigo creyendo... Prefiero creer que te han obligado a irte de mi lado.
Amor, estoy cansado... Fue pensando en eso que me dormí.
La luz era sumamente molesta, apenas me dejaba vislumbrar algo más que el interior de mis párpados.
Me escondí, descubrí de un calor familiar, un aroma que no había sentido desde hace veinte años. Me sobresalté, alzando mi vista con cierta ansiedad... Su sonrisa en frente iluminó mi corazón.
Abracé su cintura y me eché a llorar en su pecho, estaba en casa, estaba en sus brazos.
-Estúpido, ¿Cuántos años más pensabas hacerme esperar? – Su voz, no había cambiado, se oía como siempre, como la última llamada del dos de mayo.
Subí mis manos por su torso para llegar a su rostro, tomar sus mejillas y unir nuestras bocas, fundirme en sus labios, lo necesitaba desde hace años.
No podía dejar de llorar, pero a él parecía no importarle verme horrendo, seguía sonriendo para mí. – Yo también te extrañé mucho, amor. - Dejó un beso sobre mi frente y siguió reteniéndome en sus brazos. – Has trabajado duro, gracias por no dejar que se olvidaran de mí, sé que dolía, yo quería abrazarte en todo momento. - Aquello me lo susurró en el oído, acariciando mi cabello.
-No fue nada, yo te amo, Hide.
-Como yo te amo a ti, Yoshiki.- Fue entonces cuando él me besó a mí.
El tiempo se me hizo nada, sus besos tan ardientes como siempre, él tan dócil para el momento en que lo tomaba, sus cabellos revueltos y enmarañados, rodeando mi cuello mientras nuestras almas volvían a formar una sola, como nunca debió de haberse separado. Sus caderas sucumbiendo entre las embestidas que reafirmaban que él era mío, que seguía siendo mi hombre.
-Te amo, te amo. -Susurré en su oído cuando acabé, luego de él. – Tanto, tanto...- Aquello quería decirlo desde hace mucho.
-Lo sé, amor, como yo te amo a ti. – Y todo volvió a ser caos, se impuso y todo se invirtió, pero en esa ocasión era yo quién me retorcía en la cama, siendo presa de sus marcas, de cómo arañaba mi cuerpo, de cómo me hacía suyo, como cada final de concierto juntos.
Nos hicimos el amor, yo lo marqué y el me marcó, llenó mi espalda de marcas, sus labios, mi pecho, mis caderas... Todo era uno.
Cansado solo pude retener su sonrisa en mi pensamiento, sonriendo de vuelta mientras besaba mi frente.
-Nos veremos pronto, solo un poco más... Mi corazón ya no lo soportaba.
- ¿Qué? – Pregunté, tras decir eso dejó un último beso y desperté.
En mi cama, en mi habitación.
Me alcé decepcionado, pensé que por fin me había ido con él, que me había ido con el sueño; Pero fue entonces que mi cuerpo me dolió, y al abrir mi pijama aun con el sopor de suelo, lo vi...Cada una de las marcas que Hide había hecho en mi estaban en mi cuerpo.
... Amor, tengo nueva fuerza una vez más, solo espera un poco más.
No sabía cómo había pasado todo, no quería una explicación de todos modos...El maldito loco había conseguido venirme a ver desde donde se encontrase, solo esperaba encontrarlo en todas mis vidas siguientes.