Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La boda de mi mejor amigo... Otayuri Yuri on Ice por konohanauzumaki

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

No podría no decirte lo que siento por ti, ¿Verdad?

Siento mi corazón palpitar como nunca antes, como si se me fuera a salir del pecho y doliera, todo a la vez. Quisiera poder gritar tantas cosas que en este momento hacen de mi alma, mi mente y mi corazón un caleidoscopio, pero, ante el poder de tus pupilas, lo único que puedo hacer es mirarte en el mar de lágrimas que cubre mis ojos, al unísono de escuchar en la melodía de tu voz con esas palabras que no deberías de decir esta noche para mí.

Ese grito perdido en la noche de múltiples estrellas y luna llena que te trajo a mí, y esa pequeña cajita que escondía un secreto escrito con la tinta del alma... un sentimiento que no me merezco, porque yo mismo lo perdí, lo herí y lo llevé al punto de tal sufrir, todo por la estupidez de no aceptar lo que era etéreo en mi ser.

Tan cerca de ti, podría morir en tus brazos en este momento, pero resisto al toque de tu mano derecha en mi mejilla opuesta, percibiendo tu cálido aliento en ese sentir que me quiere hacer huir de nueva cuenta, por más que tu confesión parezca un poema. No quiero perderte, pero no quiero herirte... no quiero promesas que no podré cumplirte, porque no podría perdonarme hacerte sufrir una vez más. Ya no.

Quizás deba detenerte antes de que, ya no haya vuelta atrás...

a32;


Capítulo 6. "A ti..."

—No sigas, detente por favor... —te pido, desesperado por detenerte y hacer de cuenta que no sientes todo lo que me estás confesando. Saber que ni el destino, ni mi talento, ni mis pupilas son razones suficientes para dejar tu boda y, prácticamente, olvidar todo lo que te he herido en estos meses.

—No puedo Yuri, no cuando al mirar tus ojos en ese altar, vi ese pequeño destello en tus pupilas, y, pensé en que tu huida no podía tener otra razón que no fuera la misma que le devolvía la esperanza a mi corazón... Por eso, no me importó dejar todo atrás, con tal de llegar contigo cuanto antes... Y también cuanto antes, poder confesarte lo que siento... —respondes, y, tomando mi mano derecha, agregas aquello que detiene mi respiración—. Que, te amo Yuri... 
—Otabek...
—Eso es lo que siento Yuri, y no me importa si tú lo sientes o no, porque este sentimiento, nacido en una tarde de abril, juré protegerlo hasta de ti, porque sabía que algo igual por nadie jamás podría sentir. Hice y he hecho lo mejor que creí por este. Y aunque no quiero rendirme, y aunque signifique dejar todo atrás, no me importa, no cuando aquella tarde en que nació el primer latido de mi corazón por ti, supe que había nacido para ti... Para amarte por siempre, y para siempre, Yuri... —confiesas, y, entre mi corazón detenido, y mis lágrimas que no puedo dejar de desbordar, vislumbro en tus ojos una luz pura, hermosa y triste a la vez... Una que jamás antes vi, y que hace a mi alma el paso que mi mente no pensaba dar.

En el viento que corre por el cielo en ese momento, suelto la nota en mi mano y llevo a mis dedos izquierdos a rozar tu pómulo derecho, con el acorde de unas cálidas lágrimas caer por este, comprimiendo mi ser... con el gesto de una ligera sonrisa ante este hecho tú entregarme, y vislumbrar a lo lejos ese fragmento de confesión, volar al horizonte, como la señal de que el pasado se termina ahora que el presente pasa rápido y el futuro no debe importar, no cuando debo enfrentar en este momento el miedo, lo que siento y lo que no podía aceptar.

—No tenías por qué confesar de nueva cuenta lo que sientes Otabek, cuando, moriste cada día tras esa tarde por mi culpa, no cuando soy yo quien debió tener el valor que tú has demostrado una y otra vez, y la sinceridad de tu corazón, el cual, no me merezco...
—Yuri, no me digas que me merezco y que no —reclamas sin dudarlo.
—No te merecías que yo te hiciera sufrir, y tener que llegar al punto de que ibas a casarte con Mila solamente para volver a ser amigos, callando un sentimiento del que no tenías la culpa de sentir, como si no fuera real y bello, solo para seguir viéndome feliz... —agrego, ante lo que cargo y no puedo soltar.
—Eso ya no importa, ya no...
—A mi si, y no sabes cuánto, porque, por imbécil, preferí seguir la línea de siempre, preocupándome solo por mí, cuando lo único que tenía que hacer es dejar todo detrás, y con el sentimiento que tenía por ti en mí, dejar el resto atrás, sin miedos, sin pensar en nada más, para hacer real lo que tú querías y lo que yo también. Pero en vez de eso, te llevé al punto donde, a estas horas, tu vida tendría que estar al lado de alguien más, pero, pese a eso, estás aquí, en lo más alto de París, y no puedo pretender que no pasa nada, cuando estoy tan furioso conmigo, al haberte herido... no puedo perdonar todo el dolor que te hice sufrir, y mucho menos, merecer todo lo que sientes por mí...
—Pues simplemente toma todo ese dolor y frustración que sientes, y déjalo ir —me gritas, desesperado, apretando la mano que me tomas—. Porque para mí, eso no importa, no cuando pensar en tenerte así, cerca y mirándome siempre, es lo único que merece la pena tomar en cuenta. 
—Pero, te herí y...
—Yuri, yo no tengo nada que perdonarte, si eso es lo que piensas. El único que tiene que perdonarse eres tú, al pensar así de ti. Porque, sin importar que suceda, ni el tiempo que pase, lo único que me importará es una cosa.
— ¿Qué? —pregunto, y, sonriendo, me respondes con una sonrisa.
— ¿Qué sientes por mí?

En ese momento, esas palabras tocan mi corazón. Y, percato que, aunque yo crea que no te merezca, aunque no me perdone por herirte, y aunque piense que no debes amarme, tú, con una sonrisa, lo único que me pides es saber lo que siento por ti... Y, con esa sonrisa en tu rostro, y esa distancia acortada entre nosotros, y tantas memorias, sentimientos y emociones aflorando en mi ser, es mi corazón, entre el viento suave, la soledad del lugar para los dos y el plenilunio tornado de colores anaranjados, quien decide declararte mi amor... A ti...

—Otabek, yo... Aquella tarde en que me dijiste prácticamente lo que sentías, yo, erré en no detenerte y decirte lo que sentía a cambio. No entendí, y cuando lo hice, no permitiste que el silencio se rompiera entre los dos. Y luego, te vi con Mila y pensé que todo habían sido ilusiones mías.
—Pero, es que...
—Espera, eso ya no importa. Solo lo que es ahora, ¿No?
—Si...
—El caso es que, con lo de los anillos, la boda, todo, decidí que estaba de más decir algo que no tendría eco en ti. Porque hasta ese crepúsculo vespertino, no había siquiera pensado que era lo que yo sentía por ti, que no eras solo mi amigo, ni el patinador tan maravilloso que admiraba, sino el hombre con el que soñaba, aquél que veía hacer tantas cosas, que algo dentro mío imaginaba hacerlas todas a tu lado, desde escuchar tus mezclas de canciones, o pasear a tu lado, hasta, un día, patinar contigo como Viktor y Yuuri lo hicieron, pero, por no atreverme, yo, te perdí prácticamente. 
—Yuri...
—Y aunque pensaba en que quizás si te decía esto, tornarías a mí, sabía que te perdería como amigo... Al final, pasé por carne propia aquello que tú, con la condicionante que tuve que soportar el pensar que te había ya de por si perdido, porque te casarías. Pero fui necio, y seguí construyendo este puente en mi ser para que un día alcanzara al tuyo. Y hoy en la tarde, bajo el portal donde te ibas a casar, escuché lo que por tanto en mis noches de insomnio le pedí a la luna, que no hubiera sido lo que vi en tus ojos ese día una ilusión, sino el vivo retrato de lo que sentía mi corazón, pero, al ver que tú no detendrías tu decisión de unirte con ella, pensé que había perdido, y me marché...

Tu rostro parece conmovido y encantado con cada pequeña cosa que digo, como quien le cuenta a alguien la historia más hermosa del mundo, y eso, enciende mis pómulos, aún más de lo que ya lo han estado, contemplando tus ojos fuertes, en un instante que daría lo que fuera por eternizar y grabar para siempre en mí.

—Y al marcharte, terminamos aquí, con una boda cancelada y una confesión remarcada, con una caja que acabas de abrir con una confesión secreta, y en lo alto del lugar donde te confesé lo que sentía... 
—Debí decirte lo que sentía en ese instante, o aquella tarde, o abrir esa caja y correr a decirte que eras tú... Pero al final, llegamos aquí, estamos así, y como dijiste, no es más que el destino que me está dando la oportunidad de abrir con confianza mi alma, para que puedas, si quieres, develarla cada madrugada... Porque, Otabek, soy tuyo, desde esa tarde, y desde que tus pupilas se fundieron con las mías. Porque, no deberías de haber hecho tanto por mí, y aun así lo hiciste, sin saber lo que sentía, y dejaste tu futuro por este presente —agrego, sintiéndome tan afortunado al tiempo de que así sea, en el silencio en el que lo agradezco.
—Por este presente, en el que, solo quiero escuchar lo que sientes Yuri... —terminas, y, sonríes, nervioso, pero lo que no sabes es que, no tienes ya nada que temer, no cuando tienes mi corazón.

Y así, sin pensarlo más, mi alma se lanza a la tuya, y, soltándote, te abrazo del cuello, para, y por fin, besarte...

A ti...

En mi primer beso, con la persona a la que amo... Con Otabek Altin...

a32;

Nuestros labios se tocan, y nuestros corazones laten como en una oda... Solo cierro los ojos y me atrevo a darte todo el amor que nació y ha crecido para ti desde esa tarde en Barcelona cuando supe que nunca de mis ojos de soldado te habías olvidado... Cuando supe que yo tampoco me podría olvidar de los tuyos, de los de un héroe, desde ese momento y para siempre...

Son muchos segundos, donde, lenta y en parsimonia, nuestros labios se mueven en conjunto, mientras tus brazos se enlazan en mi cintura, apretándome contra tu cuerpo y pintando el lienzo del amor en ese momento donde solo somos el mundo, la noche, tú y yo...

Cuando ese beso se detiene, y abro mis ojos despacio, observo que tú haces lo mismo, y, al instante de verme reflejado en tus pupilas, sé que jamás quiero dejarte ir de nuevo, porque aún tu corazón tiene muchas cosas que saber sobre lo que siente el mío.

—Te amo Otabek...
—Yuri...

Nuestras sonrisas se enlazan, y, llenos de felicidad, no evitamos volver a besarnos, esta vez de forma pasional, para entregar todo lo que por tanto tiempo habíamos guardado. Dentro de mi corazón, siento paz, calor y amor, y sé que es todo lo que siempre quiero sentir, con el tuyo...

—Gracias por amarme Yuri... —confieres, al separarse nuestro beso tan candente.
—No Otabek, gracias por amarme tú, pese a tanto, y hacer posible que, esta noche, por fin, podamos estar juntos.
—No tienes nada que agradecer, cuando eres mi razón para respirar y para que, sin importar entre cuantos círculos tenga que correr, siempre busque la manera posible de salir para estar contigo, como hoy entre este cielo lleno de estrellas, conmigo, por fin...

Tu sonrisa hace vibrar mi corazón, y es tan bella y preciada, que, me hace decidir protegerla por siempre. Y mientras estoy en tus brazos, presiento que, de parte tuya, lo mismo tendré. Y en esa contemplación, donde solo quiero seguir mirándote tan cerca, agregas en la locura de nuestro vivir. 
—Y ahora... —y, moviéndote para tomar la cajita de anillos, las sacas de esta y, los lanzas al vacío, impactándome al ver volar dos pequeñas sortijas que este contenía, perdiéndose al caer desde lo alto del lugar.
—Acabas de tirar mucho dinero al hacer eso —expongo, sarcástico, pero me respondes tan serio como solo tú eres.
—De hecho, acabo de darnos una nueva vida a los dos. ¿Me acompañarás a vivirla a tu lado? 
—Solo si hay muchos gatitos en ella, patinaje y, sobre todo, tu sonrisa.
—Sabes que sí. ¡Eso y mucho más! —respondes, y, locamente, me cargas a tus brazos, y echas a correr, riéndonos ambos y aunque parezco una princesa rescatada por su príncipe, huyo contigo para comenzar de nuevo, y vivir nuestro amor.
—Deberías de bajarme, no soy una chica.
—Eres mi hada con ojos de soldado, lo siento —terminas, haciéndome tan feliz por tenerte que el resto me da igual.

Llegando abajo, subimos a tu moto, con todos esos listones y adornos que le quitas, para así partir a nuestra nueva vida, juntos, al tiempo que, entre el camino de noche, donde estamos juntos, una ligera lluvia cae entre las estrellas fugaces que el firmamento nos regala, en el camino tan hermoso, poder mirar...

Continuará...

Notas finales:

Nota: el próximo capítulo es el final, ya está listo para publicarse en unos pocos días más, así que quédense pendientes, y mientras las invito a leer alguno de mis otros fics de YOI en mi perfil, solo denle click 
Gracias ♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).