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Entre lobos y omegas [OMEGAVERSE] por Walker_chan

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Retrocedió hasta donde el reducido espacio le permitía, sintiéndose aprisionado por el alfa, parecía que no tenía por donde escapar.

Una parte de él le decía que debía huir y resguardarse en los brazos de madre pero otra le insistía en quedarse ahí. No podía dejar de ver esa mirada azulada tan penetrante, le estaban gustando esos ojos.

¿Debería gritar? ¿Defenderse? ¿Qué debía hacer?

Se estremeció ligeramente al sentir sus cabellos rozando su cuello cuando este se acerco a oler más de cerca su persona. Pero a pesar de lo hermosos que se veían los ojos del contrario, seguía aterrado por la vista no tan grata de su aspecto ensangrentado.

Siguió retrocediendo obedeciendo su instinto de escape pero solo logro sentir algo húmedo y frio cubrirlos a ambos por completo. Un pequeño grito, agua salpicando y cayó en un estanque jalando al azabache consigo intentando aferrarse a algo, mojándose por esa repentina caída.

— ¡Ten más cuidado! Idiota —salió del agua convertido en lobo sacudiendo su cuerpo para secarse, al menos ahora la sangre de su boca se había limpiado.

— ¿Idiota? ¡Tú me empujaste! —se levanto como pudo ahora con su ropa pesada por el agua, el frio de ese terno invierno comenzaba a calar en su piel.

— Tú te caíste solo y me jalaste.

— Si no me estuvieras siguiendo no me habría caído —de rodillas comenzó a exprimir el agua de su ropa estornudando en el proceso. Ahora su cuerpo olvido el miedo anterior y ahora se enfocaba en temblar por el frio que provocaba el clima y el estar mojado.

—…tenia curiosidad… —miro al otro que tenía el ceño fruncido en una mueca de enfado y su piel erizada por el frio —. ¿Acaso tienes frio? —su largo pelaje negro le cubría lograba mantenerlo cálido.

— ¿Tu qué crees?

— Tsk. Los humanos son tan débiles —el omega gateo alejándose un poco para sentarse y abrazar sus rodillas dándose un poco de calor, tal vez lo mejor sería regresar adentro y cambiarse de ropa si no quería buscar un resfriado.

— ¿Uh? —miro a sus espaldas notando ese bulto de pelo negro acurrucarse contra él, era un lobo de gran tamaño y la zona que cubría con su cuerpo comenzaba a sentirse agradablemente cálido.

— ¿Qué es lo que haces…?

— Fushimi…me llamo Fushimi Saruhiko —adivinando el pensamiento del oji-ámbar de saber su nombre. Evitaba su mirada

— Yo soy Yata… Misaki —avergonzándose un poco por lo extraña que se había vuelto esa situación, el alfa pensó orgulloso que ya conocía su nombre—. ¿Qué haces ahora, Fushimi?  

— Solo cállate.

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— ¿Dónde se pudo haber metido? Enano molesto —el juego del escondite ya había terminado y eso porque Totsuka había ordenado que todos se alistaran ya que la ceremonia  iba a empezar y Misaki era el principal que debería estar ahí no aparecía, y a él lo mandaron a buscarlo a otro de los jardines.

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Trato de ignorar esas sensaciones extrañas que estaban surgiendo en su interior, siempre había sido un niño solitario debido a su mal carácter y su manera fría de tratar a los demás y en otras circunstancias hubiera hecho huir al otro chico o en su defecto él se habría retirado del lugar, pero esta vez no fue así. Estaba ahí dándole la espalda mientras intentaba darle algo de calor, como cuando su madre se transformaba para abrigarlo cuando era un bebé.

Pensándolo bien, estaba actuando demasiado raro y todo por ese omega que desde la primera vez que lo vio había llamado su atención. Su aroma era dulce incluso ahora que no estaba en celo y los impulsos de su lado alfa lo empujaban a estar cerca de él.

Iba retirarse luego de pensarlo mejor hasta que sintió la mano del pelinaranja acariciar su cabeza. ¿Qué carajos?

— Si no quitas tu mano te morderé.

— Perdón —quitando su mano tan pronto escucho su advertencia —es que tu pelaje es muy suave.

— ¡Ey, Yata! —cuando llego al jardín aspiro los olores del lugar intentando encontrar a su compañero, hasta que identifico su olor mezclándose con un aroma desconocido.

Se transformo mostrando los dientes y las orejas aplanadas en defensa, se acerco hasta los arbustos donde provenía el aroma y de ellos salió un lobo más grande que él, confundiendo su color con la oscuridad del atardecer. Detrás de Saruhiko apareció Misaki confundido por lo que pasaba ahora.

El lobo rubio estaba entre él y de ojos zafiros, estaban en una tregua pero aun así, no dejaría que lastimaran a alguien de su clan y si el alfa intentaba atacar el tendría que hacer algo para protegerse o proteger a Yata.

— Eric ¿Qué haces? —el lobo gruñía para alejar a lo que consideraba una amenaza pero en realidad tenía miedo en cuanto vio que se trataba de un lobo alfa.

— No voy atacarlo si es lo que piensas —de vuelta en su forma humana chasqueo la lengua irritado, dio media vuelta alejándose no sin antes mirar de nuevo a Misaki.

— ¿Qué te estaba haciendo? Hueles a Alfa —regreso a su forma humana, tapando su nariz en expresión de asco.

— ¿Desde cuándo te preocupas por mi? —su tono de voz denotaba molestia.

— ¿Quién se preocuparía por un inútil como tú? ¿Que no ves que iba a hacerte daño? Todos los alfas son así.

— Eso no es cierto, los de nuestro clan son buenas personas.

— Si ellos sí, pero no sabes cómo son los de otros clanes. Esto podrá ser una tregua entre lideres pero cuando todo esto termine, no lo olvides…seguimos siendo rivales de los azules.

Si, le había asustado un poco, pero si lo hubiera querido atacar lo habría hecho desde que se lo encontró ¿No? ¿O estaba siendo demasiado ingenuo?

— Vamos adentro que Totsuka te busca —lo tomo de la muñeca halándolo hasta el interior del lugar. Su ropa seguía algo húmeda y el aroma del alfa era fuerte en él por lo que debería tomar un baño…y darle explicaciones a madre.

 

*******************

 

Entro a su habitación dispuesto a usar un cambio de ropa durante la ceremonia, por ser el Líder tenía el cuarto para el solo, por lo que al ver una flor de Bellis blanca sobre la mesita de noche, supo que alguien había entrado a su cuarto.

— Perdón por interrumpir, Munakata —entro a su habitación asegurándose de que nadie más escuchara lo que estuvieran por decir.

— ¿Qué hace esa flor ahí? Ichigen.

— No te estoy pidiendo que la uses…se bien las circunstancias pero no quiero que olvides lo que realmente eres.

El Líder de clan Azul miro esa flor con cierto desprecio, obviamente no podía olvidarlo, era algo parte de él y que debía seguir ocultando por el bien de su manada, pues el siguiente líder era demasiado joven para tomar ese mando.

— Gracias por el recordatorio Ichigen —acomodo sus gafas con una mano mostrando una falsa sonrisa.

— Vámonos que la ceremonia está por iniciar —dejo que el mayor saliera primero para tomar un libro suyo y aplastar con eso la pequeña flor.

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El santuario tenía un largo pasillo en el centro con varias sillas de madera dispuestas en filas y columnas a cada lado. Altos pilares terminando en un techo alto, y al final del pasillo unos escalones que llevaban a una plataforma con una mesa y varias decoraciones con flores de pascua. Grandes ventanas con cristales en mosaico de colores formando figuras humanas, por donde aun entraban los últimos rayos del día, y pegado justo en el centro de la pared una enorme estrella en color plateado brillaba.

Cada clan estaba situado en cada lado, rojos en la izquierda y azules en la derecha, los presentes contemplaban la ceremonia que daba la bendición al nuevo integrante del clan rojo. Los omegas y betas mujeres portaban una flor blanca en símbolo de amor y prosperidad por ser quienes traían nueva vida al mundo.

Misaki estaba hasta arriba de los escalones casi frente a la mesa mirando a Ichigen moviéndose de un lado a otro ofreciendo un discurso a los presentes sobre la importancia de la paz, el amor y la prosperidad sin pensar en la guerra que tenían contra el clan gris y el odio y rivalidad entre los lideres Azul y Rojo.

Yata miraba hacia atrás de vez en cuando y siempre terminaba topándose con la mirada azul del chico de hace un rato, podía sentir su mirada sobre él y eso era algo incomodo, trato de ignorarlo mirando hacia otro lado, topándose con  los chicos que los recibieron al llegar de nombres Shiro, Kuro y Ameno se preparan para la siguiente parte.

Shiro tocaría un piano mientras que los otros dos y en compañía de Seri y Andy cantarían en el coro. Se alegro al cruzar mirada con el omega del clan azul, saludándose de manera silenciosa, sorprendido de ver que este tenía su vientre abultado igual que Tatara. Pensó que más tarde podría hablar con él.

Y sobre miradas, Mikoto podía sentir que alguien en ese lugar le miraba y no, no era Totsuka. El castaño miraba de forma orgullosa a Misaki. No quería voltear porque seguro se encontraría con esos ojos violetas tan misteriosos. Munakata no dejaba de mirar a Suoh. Reisi tenía varios secretos y uno de ellos es que le gustaba Mikoto, no podía negarse a si mismo esa atracción pero el muy bien sabia que eso no estaba bien y que solo ocasionaría problemas.

Ichigen se acero a él entregándole un ramo de Bellis blancas simbolizando la paz, la inocencia y la tregua que ese día estaban celebrando.

— Por favor, tu Yata Misaki, como símbolo de paz pide un deseo a nuestro Dios —con palabras amables y fuertes señalo la estrella. El menor acerco las flores a su nariz aspirando su delicado aroma pensando en que podría desear.

 La música empezó a sonar y las voces femeninas se oyeron primero con la voz de Kuro de fondo a ellas. Misaki se perdió en sus pensamientos y en lo que decía esa canción que ya antes su madre le cantaba para arrullarlo cuando era un niño.

Una canción de lucha, trabajo, entrega y amor incondicional. Un amor que podía sentirse puro e inocente, y al mismo tiempo era un amor fuerte, Yata imaginaba a la par de la letra alguien que entregaba cuerpo y alma dedicando su vida entera por el bienestar de los demás, por ese amor a los demás, siendo recompensado por la entrada a las puertas del cielo.

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De pronto vinieron imágenes de su madre cuidándolo, dándole mimos cuando enfermaba, sus besos de buenas noches…sus lagrimas y llanto desesperado cuando le dijeron que su hijo seria el sacrificio de ese año. No querían separarse pero si era por el bien de su familia, sacrificaría su propia vida para que ellos estuviesen bien.

— Mama no llores —sonrió con tristeza al secar las lagrimas del rostro de quien le dio la vida.

— No puedo evitarlo, eres mi bebe —lo abrazaba con fuerza, aferrándose a su hijo.

— Es por el bien de todos, de mis hermanitos, de ti y de mi papa, del pueblo. Si yo muero piensa que habrá más comida para Minoru y Megumi y si me voy ya no habrá más ataques de lobos malos por ser un omega —estaba conteniendo el llanto, en verdad le asustaba la idea de morir y no ver nunca más a su familia.

— ¡No digas eso hijo!, tu eres igual de importante que el resto. Tu condición de omega no te hace menos —acariciando con suavidad sus cabellos, muy pronto llegaría el cumpleaños doce de Yata y con ello su primer celo y el momento de su despedida.

Ese recuerdo aun estaba muy presente en el tratando de reprimir sus ganas de llorar en ese momento. Era feliz en su nuevo hogar porque todos lo trataban mejor que en el pueblo y nadie lo juzgaba por ser omega pero aun extrañaba a su familia y añoraba otro abrazo cálido de su madre.

Si ese “Dios” le había quitado todo en la vida, su padre biológico, a sus amigos, a su familia, eso… ¿serviría de algo pedirle un deseo? Se levanto de donde estaba  acercándose a la estrella, beso el ramo de flores pidiendo que su familia estuviese a salvo gracias a su sacrificio.

 

************

 

Luego de esa ceremonia se dirigieron todos hacia el comedor en la zona trasera del lado izquierdo, cerca de los cuartos de los azules.

Celebrarían la Noche Buena y llegada de la Navidad con una cena todos juntos aunque la idea era la de convivir sanamente, la rivalidad entre ellos era realmente palpable sobre todo por Mikoto que estaba demasiado reticente a todo ello.

Días antes de partir había sugerido la idea de no ir ese año pero tanto como Genji y Totsuka le dijeron que aquello no era posible. Era una tradición y debían seguir con ella.

Y para mayor incomodidad del pelirrojo debía sentarse a un lado de Munakata para estrechar manos y brindar buenos deseos al contrario y a su clan, haciendo una falsa promesa de ayudarse en momentos difíciles (lo cual nunca ocurría) y el orgullo de Mikoto no le permitiría recibir dicha ayuda si es que llegara a necesitarla. Tras algunas palabras de agradecimiento, la cena transcurrió sin ningún contratiempo.  

— Yata ¿te gusta la cena?

— …

— ¿Yata?

— Ah… ¿Qué ocurre? —el joven pelinaranja se distraía mirando hacia todos lados buscando a Saruhiko pero no lo encontraba.

— Andas muy distraído —Kamamoto miraba hacia donde el menor lo hacía pero no notaba nada extraño.

— No pasa nada —respondió sonriendo. En realidad  buscaba con la mirada a Fushimi pero no lo veía en ninguna parte de enorme comedor. Tan solo unos minutos atrás lo había visto en la ceremonia y ahora ya no estaba ¿A dónde había ido?

 

 

Datos de los nuevos personajes: 

Ayumi Nunohashi. Hembra omega. 15 años. 

Ichigen Miwa: Beta. 54 años.

Kuro Yatogami. Beta. 18 años.

Isana Yashiro. Varón omega. 17 años.

Ameno Miyabi (Neko):  Beta. 16 años.

 


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