Pov. Sasuke Uchiha
Me llamo Sasuke Uchiha, mi cabello es de color azabache y mis ojos negros. Mi piel es blanca y según mi novio suave. Tengo 24 años y soy…
—Sasuke!!! —El estruendoso grito de mi novio hace que salga de mis pensamientos y que levante mi cabeza, sigo escuchando su voz y mi cabeza se mueve para buscar la dirección de dónde provenía. —Lo siento Sasuke me tarde.
—Está bien, de todos modos no llevo mucho tiempo aquí —Sonrío levemente para tranquilizar a Naruto, su tono de voz me hizo sentir la preocupación que este tenía—De verdad, está bien Naruto, no te preocupes —Escucho su suspiro y luego siento como acomoda mi bufanda.
—De acuerdo, ¿nos vamos entonces?
—Si —Asiento con mi cabeza para luego levantarme y desplegar mi bastón, no me gusta usarlo mucho pero para tranquilidad de mi familia y la de Naruto les prometí que lo llevaría siempre conmigo.
—Espera Sasuke! —Siento la mano de Naruto sostener la mía y sin prisa empezamos a caminar por el parque que se ubicaba a mil pasos de mi casa.
Soy ciego.
.
.
.
—Y luego le dije a mi profesor que era una mentira que Shikamaru inventó, pero no me creyó!! Hibiki sin duda es un profesor muy cruel —Escuchar las vivencias que Naruto sufría en su universidad, sin duda será uno de mis pasatiempos favoritos, él siempre lograba hacerme reír y yo en mi mente trataba de crear una película sobre lo ocurrido.
—Te lo mereces por Dobe, te advertí que algún día Shikamaru te iba a regresar todas las bromas que le has hecho —Suspiro— No sé cómo no aprendes Naruto!!
—Oh vamos Sasuke, no me regañes tú también, suficiente tengo con tu hermano Itachi, que sin dudas se tomó el papel de mi segunda madre muy en serio. —Lo escucho reír, haciendo que una sonrisa apareciera en mis labios. Es cierto, Itachi tenía un sentir muy maternal, no por nada es mi hermano y me cuida demasiado, más luego del accidente.
—Itachi te quiere mucho y no es solo por ser el esposo de tu padre. Recuerda que él nos cuidaba desde niños.
—Y no me quejo, agradezco mucho ese cariño que Itachi me tiene y agradezco mil veces que mi padre se haya casado con él, luego de lo de mamá él no quiso saber nada del amor.
—Itachi se supo ganar el amor de tu padre —Digo con una sonrisa, recordar como mi hermano desde su adolescencia estuvo muy enamorado de Minato-san, me hace feliz que luego de años haya logrado estar con él.
—¿Irás a casa verdad?
Asiento —Le prometí a Itachi ir este fin de semana, además de que me fastidiaste bastante para ir. Aunque también quería dejar solos a mis padres, ellos irán a una cita para recordar viejos tiempos.
—Mikoto y Fugaku-san son los mejores… Y no soy fastidioso dattebayo!!!
—Lo son y lo eres!!—Sonrió sintiendo como detenemos nuestro andar. —¿Naruto pasa algo?
—¿Quieres un helado Sasuke?
—¿Con este frío? Solo a ti se te ocurre.
—Oh vamos un pequeño helado no hace mal a nadie.
—De acuerdo, pero el mío que sea de menta.
—Iré por ellos —Dice dejándome con cuidado en una de las bancas del parque y como me había dicho estaba al frente del kiosco de helados, así que sin duda no me quitará la mirada.
Suspiro.
Debo agradecerle muchas cosas tanto a Naruto como y a mi familia, sino hubiese sido por ellos, yo estaría aún en depresión. Perder la visión fue un duro golpe para mí. No entendía porque tenía que pagar yo la culpa de un hombre que condujo ebrio y chocará conmigo.
El día en que el doctor nos informará que mi ceguera no era tratable, ni recuperable, escuche el llanto de mi madre y la impotencia de Naruto. Yo no dije nada, no exprese nada, ya en ese momento me encontraba sumergido en una miseria y oscuridad, unas profunda oscuridad.
Mi familia trato de apoyarme y afrontar todo eso que venía de ahora en adelante pero me negué su ayuda, no quería sus lástimas y mucho menos quería la de Naruto, trate de terminar con él, no quería que se hiciera cargo de un ciego, pero no contaría con la terquedad de ese cabeza hueca.
Recuerdo los gritos y los pataleos que hacia porque yo no quería salir de mi habitación, así estuvo por un mes completo. Hasta que cansado de sus cosas acepte a salir con él a caminar.
Fue difícil, muy difícil confiar en alguien para que me guiara en el camino y debo de agradecer la enorme paciencia que Naruto utilizó en mí. Luego de ese día vinieron otros que era casi lo mismo, yo accediendo a regaña dientes que Naruto me obligara a salir de mi habitación y escuchar a mi familia contenta por lo mismo.
Cuando ya tenía 3 meses conviviendo con mi ceguera es que por fin accedí a ir a las citas con un psicólogo. Debo admitir que gracias a esas visitas pude ser más abierto y sobrellevar más mi nueva condición. Naruto siempre estuvo a mi lado en todo momento, ayudándome y ser mi soporte, la verdad no sé si hubiese hecho todo eso si él no estuviera conmigo.
—Un helado de menta para mi lindo Sasuke! —Su voz nuevamente hizo que saliera de mis recuerdos y girara mi cabeza hacia el lado dónde provenía su voz y alzando mí mano esperaba a que me diera mi helado, que como era de esperarse, estaba en un vaso.
—Gracias dobe —Sonrío mientras tanteando el borde del vaso encuentro la cucharilla y tomando una porción la llevo a mi boca, me encantaba el helado de menta— Rico.
—Siempre tú favorito.
—Si —Murmuro disfrutando sin mucha prisa de mi helado, sintiendo la cercanía de Naruto. Al paso del tiempo y una vez terminado ambos nuestros helados, nos levantamos de la banca para retomar el camino hacia la casa de Naruto.
—Oye dobe, me ha entrado la curiosidad. ¿Por qué deseabas tanto que cenará esta noche en tu casa? —Preguntó dudoso sin detener nuestro andar.
—Es que tengo una sorpresa para ti, pero para dártela necesito que estemos mi padre, Itachi y tú en casa.
—Pero que misterio. Harás que me parta la cabeza pensando en que es esa sorpresa.
—Ya lo sabrás Sasuke, no comas ansias —Escucho su risa para luego sentir sus labios en mi mejilla.
La sorpresa de esa noche sería que me pedía matrimonio.
Y sin titubear dije que si.