Un matrimonio tan estable como lo era el Akashi-Furihata, era la envidia de muchos otros que a la primer adversidad habían decidido tirar la toalla; sin embargo ellos, con 5 años de casados, creían que nada podía superar la felicidad que tenían pero… La vida les tenia otra sorpresa:
Todo comenzó en el lanzamiento del tercer libro de su amado doncel, Furihata Kouki, que en una noche llena de gala y una magnifica celebración, lo dio a conocer y nuevamente agradecía a su esposo por todo el apoyo brindado. Tomados de la mano, él y el reconocido Akashi Seijūro, saludaban y agradecían la presencia de sus amigos, familiares, la prensa y algunos fans del castaño. Kouki sonreía con facilidad y Akashi lo miraba embelesado, no pudiendo contenerse mucho y después de asegurarse que su presencia ya no seria requerida, arrastro al cuarto mas cercano de aquel lujoso hotel donde fue la ceremonia y esta demás decir lo que ocurrió esa noche. Pero, lo mas peculiar de todo, es que ambos habían olvidado de cuidarse; no lo hacían porque no quisieran familia, sino que deseaban alcanzar primeramente sus metas laborales y disfrutarse como pareja, para después poder pensar en la responsabilidad de un hijo. Ninguno recordó ese mínimo detalle y sin embargo, cada que hacían el amor después de aquella vez, seguían cuidándose y manteniéndose firmes en esa cuestión.
Entonces, cuando llegaron los mareos, los antojos y los cambios de humor del castaño, a pesar de verlo como algo fuera de lo normal, no le dieron mucha importancia. Mas sin embargo, en una vida tan ajetreada; como es la del escritor, Kouki colapso y fue internado en urgencias debido a un desmayo mientras se disponía a entregar su 4 manuscrito.
Aquel día, a Akashi no le importo si la bolsa colapsaba, si su empresa se iba a la banca rota, ni las múltiples multas de tránsito que tendría, él solo pensaba en llegar hasta donde estaba su esposo y asegurarse con sus propios ojos de que estaba bien. Entró como un huracán, arrasando todo a su paso y cuando abrió la puerta del cuarto donde le dijeron se encontraba su amado, se paralizo al escuchar el sonido mas hermoso de toda su vida.
— Koū… Kouki… eso… ¿Eso es? — preguntó nervioso
— Sí Sei… es el latido de nuestro bebé… ¡Estamos embarazados! — le contesto el otro, feliz y con sus ojitos llorosos debido a la noticia.
Akashi se acercó a él y tomo su mano, besando el dorso de ella y después depositando un suave beso en sus rosados labios. Furihata, a pesar de todo, no muy acostumbrado a las espontáneas muestras de amor de su pelirrojo, se sonrojo hasta el cuello mientras le hacia mimos con su nariz a Akashi.
— Es una maravillosa noticia Kouki… ¿Por qué no me habías dicho? — le preguntó con un imperceptible puchero, a lo que el menor, rió un poco
— Pues es que ni yo lo sabía… Pensaba que todos los cambios que tenia, eran debido al estrés del trabajo… Pero creo que esto explica mi aumento de peso… — sonrió un poco
— Y el que amanecieras mas hermoso y pasional que de costumbre — reafirmó el pelirrojo con una sonrisa pícara
— ¡Cállate Sei, no digas esas cosas! — tanto el médico como el varón, rieron un poco al ver la cara avergonzada del doncel.
Después de que paso el susto, escucharon atentamente las indicaciones del médico y Akashi se aseguro que fueran cumplidas al pie de la letra. Lo que nos trae a el día de hoy, siete meses después, en los que ambos han vivido miles de cambios en sus vidas, tristezas y alegrías, pero con un amor capaz de superar cualquier obstáculo. Prueba de ello es mirar a Akashi Seijūro, magnate hombre de negocios, recostado cómodamente en el sofá, sobre las piernas de su esposo mientras llena de mimos su pancita ya crecida y aprovecha para hablar con su pequeña heredera, porque sí, a los cinco meses y con el maravilloso avance en las ecografías prenatales, supieron que a su vida llegaría una pequeña emperatriz
— Hola princesa… Mi amada pequeña… Ya queremos que salgas… Tu mami y yo te esperamos con ansias — besaba con amor la barriguita del castaño y en respuesta obtenía intensos movimientos, sabiendo que se debían a que reconocía quien le hablaba
— Ya Sei… ya casi es hora de dormir y si la alborotas… me hará pasar muy mala noche — le dijo riendo un poco debido a que le agradaba mucho ver esa faceta en su esposo
— Lo siento amor pero es mejor así, que desde ahora me reconozca y atienda mis palabras —
— Pues entonces el próximo hijo que tengamos lo tendrás tú… para que veas lo que cuesta hacerlos dormir — retiro de la frente del mayor su flequillo
— No… porque yo no me voy a ver igual de precioso que tú… — le sonriendo, acomodándose para verlo a los ojos, el otro se inclino para besar suavemente sus labios
— Te amo Sei… — le dijo al separarse mientras ambos se veían completamente enamorados
— Y yo a ti Kouki… — en eso, ambos sintieron lo fuerte que pateo su pequeña y ambos rieron
— Y a ti también… pequeña celosita — le habló su mamá mientras se sobaba donde la pequeña golpeaba
— Por supuesto… tú y mami son mis mas grandes tesoros — le hablo a su pequeña.
Y así es como pasaban sus tardes ellos dos, amándose y en espera de la llegada de su princesa, a quien, en honor a la madre del pelirrojo, ya habían decidido llamar Shiori.
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