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IN YOUR BACK (TAORIS) por AnnaKIM

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Notas del capitulo:

¡Felicidades niño panda!

¡Y felicidades atrasadas a mi cierva! 

Capítulo dedicado a: Tenz y crystania 😘

Skin to skin (https://youtu.be/AK9JDCV63_I)

Capítulo 2: En la piscina

 

 

 

 

 

Un año antes…

 

 

 

El incasable sonido de las risas, el terco tintineo de las copas chocando unas con otras, incitador chapoteo de cuerpos entrando en contacto con el agua. Sol benévolo que parecía bañar con delicadeza la piel de los presentes, calor abrasador en contraste con la acuosa frialdad del interior de la piscina.

 

Un día soleado tan trillado, que prácticamente podría sentirse el sabor del verano en el aire.

 

Habían muchas personas allí, hombres y mujeres. Todos ellos pavoneándose y descalificándose, algunos inseguros, otros descarados y algunos otros más bien entusiasmados por la abundancia de cuerpos hermosos y con poca ropa.

 

El agua de la piscina relucía brillante la luminosidad de los intensos besos del Sol veraniego. Tan agitada como refrescante se veía interrumpida por los elegantes movimientos de un cuerpo celeste diferente al cálido astro mayor.

 

Un delicioso cuerpecillo que avanzaba sobre la acuosa superficie con fluidez y vitalidad abrumadoras, fresca piel clara que relucía encantadora al beso de la luz solar, preciosos contornos masculinos que rompían con la quietud del agua con gracia y dulzura propias de un tritón. Una controlada multitud que le observaba con disimulada fascinación y escaso control sobre los abrumadores efectos del encantador muchacho.

 

Un agitado ZiTao aferra sus delicadas manos al borde de la piscina, después de haber brindado inconscientemente un delicioso espectáculo a los invitados que embelesados no pudieron dejar de ver sus delicados movimientos al nadar.

 

Unos fuertes y musculosos brazos se aferran a la cintura del heredero de los Huang, pegando el pequeño y cansado cuerpo hasta un desnudo y fornido pecho.

 

-Te ves hermoso.- susurró.

 

El cansado menor le dedicó una dulce sonrisa y se dejó caer en el firme pecho ajeno.

 

El cuerpo más grande se envuelve alrededor del más frágil con voracidad, posesivo e intimidante,  cubre con su cuerpo al chico, apartándole de las vistas lujuriosas de la muchedumbre.

 

-Tengo frío Ge~- tiembla el menor, apegándose aún mas al cuerpo protector.

 

YiFan frota brevemente los brazos de ZiTao con las palmas de sus manos, en un intento de brindarle algo de calor a la suave piel que empezaba a filtrar el calor a la falta de movimiento.

 

Inevitablemente, los labios del hombre mayor se posaron efímeramente sobre los del menor, para después transmutar en una sonrisa sincera y desbordante de calidez, una sonrisa tan rara de ver, que incluso para el mismo Wu era extraño descubrirse a sí mismo sonriendo con esa desmesurada frecuencia.

 

-Tranquilo, bebé.- le susurró al oído, al tiempo en que le acercaba más a si mismo, cargando el ligero cuerpo debajo del agua.

 

El pequeño pelinegro hundió su cara contra el cuello del mayor y enredó sus largas piernas alrededor de las caderas de su Gege~. YiFan avanzó como un ganador con su precioso premio entre sus brazos, sintiendo sobre él las miradas que envidiosamente le dirigían la mayoría de los presentes.

 

El niño Huang movió ligeramente su cabecita y depositó un pequeño besito sobre el cuello del contrario. El pulso del mayor aumentó instantáneamente, así como lo hicieron las miradas de envidia todos aquellos que se preguntaban:

 

“¿Qué habría hecho aquel rubio imbécil para merecer al pequeño Huang?”

 

Con su bebé panda en brazos, Wu caminó lentamente por el fondo de la piscina, hasta salir de ella, sin soltar a su niño.

 

Las miradas lujuriosas no se hicieron esperar, en cuanto ambos cuerpos estuvieron a descubierto. El contraste del frágil y delgado cuerpo de Huang, aferrado al musculoso y fuerte de Wu, resultaba en una deliciosa vista que ninguno de los presentes parecía querer dejar de mirar. Menos aún cuando el menor comenzó a bostezar y restregar su carita en el cuello de mayor como un pequeño gatito.

 

El hombre rubio besó la cabeza del pelinegro antes de sentarlo sobre uno de los camastros y pasar por sus delgados hombros el suave albornoz que le tendía un hombre de la servidumbre. Wu rechazó el que le tendían a él y se recostó en el camastro, tirando del niño panda sobre su cuerpo.

 

El menor Huang apoyó la mejilla en el pectoral de su Gege~ y enredó su pierna sobre la del contrario. YiFan sonrió y ajustó mejor su brazo sobre la estrecha cintura de Tao.

 

El pequeño prácticamente ronroneó y se acurrucó mejor en su YiFan.

 

A los pocos minutos el pequeño niño dormitaba en el pecho de su mayor. Mientras este último con una sus fuertes manos entrelazada con la delgada de Huang, sonreía como un bobo adolescente ante las miradas envidiosas dirigidas a él y las enternecidas dirigidas a su bebé.

 

-¿Cansado?- habló Oh, interrumpiendo el hilo de los pensamientos de  y sentándose en el camastro junto a la pareja.

 

-¿De qué?- cuestionó el rubio miel.

 

SeHun sonrió irónico.

 

-De todas esas miradas de envidia.- sonrió el platinado, señalándole con la cabeza a un grupo de compañeros de clase del menor Huang que parecían asesinarlo con la mirada.

 

YiFan correspondió la sonrisa y besó la coronilla de su durmiente niño con una mirada de superioridad dirigida a los estudiantes frente a él. Ganándose una lluvia de miradas aún más pesadas.

 

SeHun le miró divertido.

 

-El precio a pagar por una preciosa criatura como Tao.- sonrió el cara de póker, recibiendo una mirada de advertencia de YiFan, seguido de un animalesco gruñido.

 

El platinado rio con ganas.

 

-Suelta tu corbata un poco. No voy a quitarte a tu panda, sabes que es estoy interesado en otras cosas…- sonrió lujurioso en dirección de un pequeño pelirosa que servía bebidas justo frente a ellos.

 

-¿Gustan un cóctel?- preguntó cohibido el pelirosa.

 

-No, gracias LuHan.- respondió el rubio miel.

 

El chico estaba por retirarse cuando un fuerte brazo se enrolló en su pequeña cintura, para atraerlo sobre el regazo de un sonriente rubio platinado que parecía querer comérselo.

 

-¿Tienes una idea de lo mucho que me gustan los ciervos, Lu?- susurró en su oído, mordiendo ligeramente el lóbulo de la oreja del ciervo.

 

-C-con su permiso.- tartamudeó el niño rosado y salió huyendo despavorido como un cervatillo lampareado.

 

Wu carcajeó sinceramente.

 

-Gran trabajo, Oh.- se burló.

 

Oh sonrió igualmente descarado.

 

-Fantástico en verdad.- concordó el platino.- Es cuestión de tiempo para poder tener a esa belleza gimiendo debajo de mí.- dijo el menor, siguiendo con la mirada al chiquillo rosado, hasta que se perdió en dirección a la bodega.

 

-Suerte con ello.- ironizó YiFan.- Espero que el chico tenga un buen gancho.

 

SeHun se levantó y sonrió descaradamente.

 

-Espera y verás.- rio confiado.

 

-Usa condón, Oh.- habló YiFan desde su puesto.

 

El platinado negó con la cabeza.

 

-Esta clase de cosas se hacen a pelo, Wu.

 

El miel lo miró con reticente burla, mientras el platinado le daba la espalda en dirección a la bodega.

 

-Espero que te gusten los niños.- gritó Wu.

 

-Me encantan.- gritó de vuelta el menor.- Deséame un poco de tu suerte, Wu.

 

La espalda del platinado se perdió en el pasillo.

 

YiFan sonrió sinceramente. Era afortunado y lo sabía.

 

Estrechó aún más a su niño dormido y suspiró de felicidad, sintiéndose el completo amo de la galaxia.

 

Allí estaba su suerte. Tenía entre sus brazos lo único que quería en el mundo.

 

Pero muchas cosas suelen cambiar…

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

El ambiente tenía un olor peculiar a madera húmeda y polvo.

 

Oh SeHun se adentró lentamente por el estrecho pasillo de madera que dirigía a la bodega y la cava de los vinos, parpadeó acostumbrándose a la escasez de luz solar y estornudó cuando algunas motas de polvo entraron en su nariz.

 

Existía en el lugar una corriente de aire fresco que corrió por su espalda causándole calosfríos, parecía que el lugar resentía su inesperada presencia en aquel lugar propio de sus entrañas, pero a su vez podía distinguir el leve sonido de botellas moviéndose y el dulce cantar de una melodiosa voz de ángel que le incitaba a adentrarse aún más.

 

El platinado tropezó con el primer escalón de madera, de una larguísima escalera de caracol que parecía descender hasta el mismísimo inframundo. Se sostuvo rápidamente del barandal y aguardó unos segundos en silencio, esperando que su pequeña presa no se hubiese percatado de su presencia.

 

Sólo se oía un ciervo cantar.

 

Uno a uno devoró los numerosos escalones de madera en completo silencio, aguantando la respiración ansiosamente con la mirada fija en los destellos de luz que se veían a la parte inferior del caracol escalonado.

 

El último tramo de la antigüa gradilla de madera se quejó especialmente más que los anteriores bajo el peso de SeHun, pero el hombre estaba más preocupado contemplando el ir y venir de un alegre ciervo que cantaba y bailaba encantado de un lado a otro de la bodega.

 

Take your time

 

I’ll be right here with you in the longest fight

 

Never will neglect you I’ll stay by your side

 

Never would direct you

 

If I left behind

 

 

 

Cegado por el movimiento de las caderas, hipnotizado por la dulzura de la voz, atraído por la belleza de aquel rostro de muñeca… Loco de deseo por aquel ser.

 

Ojos avellana que se abren sorpresivamente ante el contacto de un duro pecho contra su espalda, un delicioso olor masculino que se filtra por su piel, abrasador calor que le envuelve en su dulzura.

 

La canción pausa por un milisegundo, pero no se detiene.

 

Besos suaves recorren la línea de la mandíbula, mientras un par de largas y decididas manos deshacen el nudo de su corbata y desabrochan los molestos botones de su camisa y chaleco, excitados jadeos que soplan provocativamente la húmeda piel de su cuello. No lo vio, pero no era necesario, lo sentía.

 

LuHan sabía quién era.

 

Will I still feel your touch?

 

Will I still be your love?

 

I wanna go beyond

 

I wanna go to far

 

 

 

El ciervo jadeó cuando el platinado le despojó de la ropa que le cubría dejando únicamente su ropa interior y le giró levantándolo por las caderas, masajeando sus glúteos con las manos, mientras el ciervo enredaba sus blancas piernas alrededor de la pelvis del excitado hombre.

 

 

 

Now tell me I’m the only one

 

Skin to skin

 

 

 

El último verso chocó con los labios de Oh a escasos milímetros de la dulce boca del ciervo.

 

El platinado gruñó y enredó sus largos dedos en la suave melena rosa del pequeño ciervo, quien gimió fuertemente, permitiendo el paso a la furiosa lengua de Oh, que recorrió entera y salvajemente la boca del pelirosa, guardando para sí el dulce sabor del mayor.

 

Oh le mordió el labio inferior y adentró ligeramente uno de sus dedos al sedoso y para entonces húmedo interior de LuHan.

 

-¡Ah-ah!- gimió en su oído al ser dilatado, mientras una de sus delicadas manos se aferraba a su hombro y la otra apretaba involuntariamente, pero con fuerza, el cuello de la botella de vino que estaba sirviendo en la barra detrás de Oh.

 

Pecho contra pecho, sus pieles se daban encuentro, mientras sus hombrías erguidas se acariciaban una a la otra a través del traje de baño de Oh y el bóxer de LuHan.

 

SeHun insertó otro dedo, gruñendo ante la estreches del delicioso canal del mayor, quien gimió ligeramente adolorido por la intromisión.

 

Lu estrechó su agarre sobre la espalda de SeHun, derramando algo de vino accidentalmente sobre su propio pecho por encima del hombro de Oh.

 

La mirada del platinado se perdió en las rojizas gotas que resbalaban tentadoramente sobre la pálida piel del pecho de su presa, el cual subía y bajaba al acelerado ritmo de su respiración.

 

Un gemido fuerte escapó de los labios de LuHan. Un rosado pezón cubierto de vino es aprisionado entre los labios de Oh.

 

Los gemidos de LuHan se vuelven desesperados, mientras una hambrienta boca se aferra a su pezón, amamantándose de él, disfrutando del delicioso sabor del vino en conjunción con el de LuHan.

 

Un tercer dedo se abre paso en su interior, dando encuentro directamente con su próstata.

 

El ángel entre sus brazos se arquea preciosamente, mientras Oh aparta desidiosamente la boca del pezón del pelirosa.

 

-¿Cabernet?- susurra sobre los abiertos labios del mayor quien gemía imparablemente al ritmo de los dedos en su interior.- Curiosa elección para esta situación.- suavemente aparta los pequeños dedos del mayor de la botella y la toma en su propia mano.- Aunque debo admitir que me fascina la idea.

 

Se separa ligeramente del rostro sonrojado de LuHan, para llevarse la botella a la boca y dejar algo de vino en su boca.

 

El platinado tomó el delicado rostro sonrojado por la barbilla y lo aproximó al suyo con firmeza, hasta hacer contacto con sus labios seductoramente.

 

LuHan separó sus labios y  sintió un líquido correr por ellos hasta su lengua dejando a su paso un curioso sabor fuerte y dulce mezclado con algo extraño, pero delicioso. Sintió sus labios ser abandonados, para medio segundo después sentir de nuevo el contacto de la suave boca del platinado, acompañada de más de aquel embriagador elixir.

 

Sus bellos ojos avellana, se abrieron en compresión, aquello era el sabor de SeHun. El platinado le estaba dando a beber vino boca a boca.

 

Nunca antes había probado el vino, pero llegados a este punto concluyó en que le gustaba. Le gustaba todo de él, cada parte… No necesariamente se refería al vino.

 

La sensación de algo abriéndose paso en él, lo sacó de su ensimismamiento. Sus ojos fijos en los obscuros ojos de su acompañante, reconociendo un ardoroso deseo con destellos de algo más en sus corneas.

 

SeHun le sonrió descaradamente, antes de empujarse hasta la empuñadura en el interior de LuHan.

 

El pelirosado gritó y arqueó su espalda, aferrándose a Oh con ambas manos.

 

El menor gimió ronco al sentirse completamente dentro del pequeño ciervo, cuando repentinamente le oyó gemir y sintió que crecía un poco más dentro de LuHan. El cervatillo le tiró del cabello en un fogoso beso y el autocontrol de SeHun hizo de la vista gorda y se largó.

 

Pasaron de cero a sesenta en un instante, la espalda de LuHan chocaba contra la barra al ritmo bestial de las embestidas de SeHun, que le tenían incapacitado de pensar en cualquier cosa que no fuese el hombre entre sus piernas.

 

-¡SeHun, SeHun, SeHun!- gemía en su oído una y otra vez.

 

Oh lo besó duro y colocó su mano alrededor del pene de LuHan, masturbándolo con desesperación al sentir cercana su propia liberación.

 

No fue necesario que pasaran más que un par de minutos para que el cervatillo se corriera en la mano de SeHun, aprisionando al menor en su interior y propiciando el orgasmo de su compañero, quien se vino en su interior, llenándole con su esencia.

 

SeHun dejó caer la cabeza sobre el agitado pecho de LuHan, intentando recuperar el aliento, envolviendo su brazo alrededor del delgado cuerpo de Lu y sonriendo al sentirle tan relajado.

 

Lu, gimió alto al sentir a SeHun aún latir en su interior, nunca se había sentido así, así de conectado con ningún hombre antes.

 

SeHun salió cuidadosamente de su interior y empezó a reunir la ropa del mayor, caminando en su desnuda gloria ante los curiosos ojos del ciervo. Se aproximó hasta el pequeño con la ropa en mano y le colocó cuidadosamente el bóxer y puso su camisa sobre los hombros, pasando los delgados brazos del ciervo por las mangas, abotonándosela hasta el pecho.

 

Las manos de LuHan le detuvieron de su tarea y le atrajeron hasta un nuevo y delicioso beso, que se volvió aún más caluroso cuando el mayor saltó sobre SeHun y se enredó en él, provocando que trastabillara unos cuantos hacia atrás, deteniéndose de la vieja viga de la escalera.

 

La madera rechinó y crujió en un aviso, antes de venirse por completo abajo.

 

Oh saltó rápidamente con el pelirosa entre sus brazos, evitando por poco el desastre y aferrándose preocupadamente al pequeño, revisando cada parte del delicado cuerpo, hasta cerciorarse de que absolutamente se encontraba a salvo.

 

Besó los delicados labios y observó los trozos de madera a los que se había reducido la escalinata.

 

No podrían salir, no sin ayuda.

 

-¿Tienes un móvil?- preguntó Oh al pequeño, ya que él había dejado el suyo en su auto.

 

LuHan negó con la cabeza.

 

Oh gruñó y dejó al más bajó sobre la barra, recogiendo su traje baño del suelo y poniéndoselo en segundos, aun pensando en la mejor solución para salir de allí.

 

El estúpido de Wu los había visto bajar a la bodega y habían venido juntos, por lo que no podría irse sin él. Aunque pensándolo mejor, el rubio miel no se separaría de su niño panda en un largo tiempo. Tardarían varias horas en encontrarlos… Repentinamente se detuvo.

 

LuHan observaba con curiosidad al platinado caminar de un lado a otro con preocupación. El ciervo lo miró con algo de dulzura al ver al otro tan estresado, cuando perfectamente podrían salir por la escalera que estaba más allá de los últimos estantes de la bodega y daba a la cocina.

 

Estuvo a punto de decirle al menor por donde salir, cuando repentinamente el otro detuvo su caminar en seco y le miró sonriendo con lujuria.

 

-¿Repetimos?- preguntó el menor tomándolo por las caderas, hasta meterse de nuevo entre sus piernas y restregarlo contra su pene.

 

LuHan sonrió y saltó sobre Oh.

 

Definitivamente le diría… Sí, le diría… En un par de horas.

 

 

 

 

 

 

 

***

 

 

 

Estaba obscuro.

 

Había una ligera luz cálida que se filtraba ligeramente entre las cortinas. Podían escucharse los trajines de la servidumbre y el golpetear de platos y vasos simultáneamente.

 

Aún a pesar de ello todo se sentía calmo y aletargado, como si aquella algarabía reservada sólo existiera en un segundo plano.

 

El primer plano estaba demasiado ocupado.

 

El diminuto cuerpo del heredero de los Huang descansaba cómodamente dormido sobre los protectores brazos del hombre rubio como la miel, aferrado a la camisa de este como un pequeño a su madre. Las finas facciones relajadas y la dulce boca compuesta en un irresistible mohín de fresa que atraía inevitablemente la mirada.

 

Paso a paso y escalón por escalón, Wu YiFan se elevaba un poco más, acortando calmo las distancias una a la vez.

 

Llevaba su preciado mundo entre los brazos y se regocijaba como si sostuviese el universo en una mano.

 

La alcoba era su castillo, Huang su preciado y puro tesoro y él sería un templario, cuyo su propósito sería siempre mantener a salvo su valiosa encomienda. Las escaleras se transformaban en cordilleras y los candelabros en nubes, las paredes en planicies y sus brazos en alas.

 

Las suaves mejillas de melocotón empezaban a perder la cloración excesiva que habían adquirido a la luz del sol y la temperatura del suave cuerpo delgado habría descendido un grado.

 

YiFan sonrió ante tales mejoras.

 

Sí, su bebé era bastante delicado y sensible en general, por supuesto que la prolongada estadía bajo el sol habría drenado sus energías y provocado una ligera fiebre que casi le había provocado un infarto al cuidador del pequeño niño ojeroso.

 

El cuerpecillo de su niño se había vuelto sudoroso y tembloroso de un momento a otro, su carita había enrojecido y sus labios se habían vuelto secos.

 

YeMin había sugerido a un asustado YiFan, que llevase adentro al pequeño y le diese una refrescante ducha para bajarle fiebre, Wu dudó por un momento de las palabras sabias de la mujer, convencido de que su bebé necesitaba que un médico le examinara, pero llevaban escasos minutos bajo techo y el niño lucía mucho mejor.

 

Las piernas de Wu se detuvieron frente a la alcoba del pelinegro, girando dificultosamente el picaporte con su panda en brazos.

 

Avanzó a pasos agigantados y el diez segundos cruzó la gran estancia, hasta la cama del menor, donde deposito cuidadosamente el pequeño cuerpo, tocando superficialmente el suave rostro con algunos rastros de la evidente fiebre.

 

-Amor.- besó sus tórridos labios y el pequeño se removió.- Tienes que despertarte, bebé.

 

Los profundos posos negros se abrieron con lentitud y le miraron somnolientos.

 

-Estoy cansado, Ge~- susurró quedamente, haciendo algunos ruiditos propios de un pequeño.

 

YiFan le besó de nuevo.

 

-Lo sé, mi niño, pero necesito que tomes una ducha ahora.- dijo mientras despojaba delicadamente al pequeño de su mullido albornoz blanco.

 

Suave piel sonrosada se vio libre de las barreras que le aprisionaban, revelando la belleza brutal que irradiaba en su desnudes y pureza.

 

Un jadeo se aferró a la garganta de Wu.

 

-No quiero, FanFan~- suspiró con sus ojitos cerrados y usando aquel apodo que derretía por completo a su mayor, quien le miró con ternura, sintiéndose algo culpable de tener que despertarle.

 

-Será solo un momento, TaoZi.- besó su sien y le levantó en brazos nuevamente.

 

El jacuzzi del baño del menor ya estaba previamente lleno de agua lo suficienmente fresca para bajarle la fiebre sin estar precisamente fría.

 

Wu sentó a su pequeño sobre la encimera de mármol y se despojó de su propia camiseta, conservando sólo su traje de baño al igual que Huang.

 

-Ge~- el menor alargó sus brazos como un pequeño solicitando que le lleven en brazos.

 

Y quien era él para negarle a su niño ser llevado entre sus brazos.

 

Lo tomó como un koala y lo llevó hasta el agua.

 

Después de fallar en los primeros seis intentos de apartar al menor de su cuerpo, finalmente se rindió y se metió en el agua con él.

 

El ligero cuerpo de joven descansaba entre sus piernas, la estrecha espalda sobre el pecho fibroso y la cabecita sobre su hombro.

 

Los largos dedos de Wu se perdían entre los negros mechones del menor, enjuagándole el cabello con el cabezal de la ducha, mientras que el heredero Huang simplemente se dejaba hacer, ronroneando sobre el pecho de Wu, quien le miraba fascinado y le besaba delicadamente de tanto en tanto.

 

El suave cuerpo del menor se sentía laxo y relajado entre sus brazos. Wu se perdió en la belleza de su niño, mientras le acariciaba el vientre y el pecho con lentitud.

 

Latidos potentes y rítmicos resonaban bajo su cabeza, viva sinfonía que le acurrucaba dentro de aquellos protectores brazos que le hacían sentirse mas seguro que en cualquier otro lado.

 

Unos bellos ojos de panda que parpadean somnolientos, pequeñas manos que se aferran a las más grandes y un delgado cuerpecillo que se acurruca en el calor de un cuerpo más grande.

 

YiFan sonríe y le apega más a si mismo, antes de tomarle en brazos y sacarlos a ambos del agua.

 

Delicado cuerpo pequeño que empieza a temblar al contacto con el aire, cuerpo frágil que solo calma su temblor al verse rodeado de una mullida superficie de toalla sobre los brazos de aquel que tanto ama.

 

Lentamente, por un lugar y por otro, la humedad abandona la piel suave de su niño bajo las caricias de la tela sobre la piel. Perfecto ser que es tocado con el cuidado con el que se trata un cristal.

 

Suspiros de bebé que se abren paso por unos rosados labios esponjosos que dejan adormilados besos sobre la piel del cuello ajeno, mientras es llevado en brazos hasta su lecho.

 

Pequeño mimado.

 

YiFan coloca cuidadosamente un par de boxers sobre el bello cuerpo de Huang, acariciando brevemente los muslos lechosos de su bebé más dormido que despierto. Tan suave y delicioso.

 

Toma en brazos el cuerpo pequeño y le acomoda cuidadosamente en el centro de la cama de dosel. Le besa en los labios y le arropa sólo con una sabana suave, algo preocupado puesto que su piel aun logra sentirse algo caliente.

 

-Ge~- susurra asustado al sentir que el cuerpo protector tomaba distancia.

 

El mayor lo mira con fascinación y se recuesta a su lado, rodeándole con sus fibrosos brazos y apagándolo a sí.

 

El cuerpo pequeño se relaja y se acurruca contra el propio, permitiéndole contemplar la belleza del pequeño junto al él.

 

 

 

 

 

***

 

 

 

 

 

 

 

YiFan cerró cuidadosamente la puerta de la alcoba de su bebé panda, procurando no despertarlo.

 

Un pasillo desierto y silencioso en contraste con el bullicio que se extendía por toda la planta baja.

 

Sus solitarios pasos hacían eco entre aquel silencio abrumador que se propagaba en el lugar.

 

La falta de luz le dificulta encontrar la dirección correcta sobre la cual debería dirigirse para llegar al exterior. Sus ojos parpadeaban, enfocando y desenfocando para adaptarse a la falta de luz.

 

Sus pensamientos giraban en torno al pequeño niño durmiente que había dejado descansando en la habitación un piso más arriba.

 

Fija en su mente la imagen de la belleza dormida sobre su pecho, el calor del cuerpo pequeño aferrado al suyo, sus bellas pestañas tocando los pómulos suaves.

 

Tan suyo que aún podía sentirlo cerca.

 

El silencio abrumador fue repentinamente roto por los sonidos de tropiezos estruendosos que hicieron los pies de YiFan al chocar contra un carrito de servicio que se encontraba volteado hacia un contado a mitad del pasillo.

 

Wu masajeó su dolorida espinilla y gruño molesto con quien fuese que hubiese dejado aquella cosa a mitad del pasillo.

 

-¡Ni siquiera se te ocurra pensar que tienes oportunidad!- un furioso grito masculino resonó en las vacías paredes.

 

Wu saltó sobre su piel y se inclinó brevemente por encima del carrito para escuchar mejor la conversación que se daba en la habitación ni unto a este.

 

Sea lo que sea que la persona haya dicho, Wu no logró oírlo, pero en cuanto encontró mejor equilibrio, lo único que fue capaz de divisar fue al magnate Huang Zheng encolerizado frente al cuerpo delgado y frágil de una pequeña mujer.

 

-No podrás conmigo como lo hiciste con los demás, no seré tan tonto para caer en tu juego de nuevo.- el hombre mayor avanzó unos pasos alrededor como una fiera enjaulada.

 

Pequeños hombros temblorosos, suaves mejillas sonrosadas por las lágrimas. Los delicados brazos se aferraban a las rodillas , mientras el bello y delicado rostro dejaba entrever el más puro miedo ante la de furiosa presencia del magnate.

 

-¡Por Dios, deja de fingir!- se exasperó el mayor Huang.- Se perfectamente cuales son tus intenciones.- Se acercó a la mujer, quien dio un respingo y se empujó inconscientemente hacia atrás, contra la cómoda, volcando sobre sí la copa de vino tinto sobre ella.

 

El blanco vestido de la mujer se pintó de rojo al igual que su pálida piel, la copa cayó al suelo, rompiéndose en mil pedazos que se clavaron sin piedad en los delicados piecitos de la fémina, la cual comenzó a sangrar.

 

Pequeños suspiros de dolor y miedo llenaron el ambiente y el pequeño cuerpo delicado volvió a caer al suelo.

 

El pálido rostro de ángel de la mujer se encogió de dolor cuando las horas de vino resbalaron de su cabello hasta sus ojos.

 

Wu abrió sus ojos en incredulidad de lo que veía.

 

Una de desvalida y bella criatura entre las garras de un encolerizado y enorme hombre.

 

Y ese hombre era el padre de su pequeño ángel.

 

El hombre mayor observó el espectáculo que daba la mujer sollozando suavemente y la miró con repulsión.

 

-Rastrera.- susurró con odio y apuró sus pasos para salir de la habitación.

 

Wu entró en pánico y se escondió detrás de la columna de mármol junto a la puerta.

 

El mayor Huang salió tan molesto que no reparó en la presencia del enorme rubio detrás de la columna.

 

Wu se quedó paralizado en su escondite por unos instantes, hasta que los sollozos dentro de la habitación pasaron de ser suaves a desesperados, despertándole de su letargo.

 

Sorteó cuidadosamente el carrito a mitad del pasillo y se asomó lentamente por el umbral de la puerta hacia dentro de la habitación.

 

La pequeña mujer lloraba como una niña, fracasando en todos sus intentos por ponerse de pie.

 

Las lastimadas plantas de sus pequeños pies sangraban cada vez más y el alcance de los filosos vídeos de volvía mas y mas profundo.

 

YiFan sintió algo romperse.

 

Antes de que pidiese pensárselo mejor, avanzó en cinco pasos la distancia desde la puerta hasta el frágil ser humano.

 

La pequeña castaña soltó un respingo al sentirse levantada en vilo por unos musculosos brazos y acurrucada contra un pecho fuerte.

 

Sin decir nada, YiFan la sentó cuidadosamente sobre la cama y con mucho cuidado, comenzó a remover los pedazos de cristal que herían los pequeños piecitos de la mujer.

 

-Lo siento.- le dijo suavemente.

 

La castaña gimió dolorida, pero se dejó Hacer y obedeció sin chistar cuando el joven rubio le indicó que tomase una ducha, conmovida por la dulzura y calidez del tono con el que se dirigía a ella.

 

Con el rubio prácticamente llevándola en brazos, llegó hasta el cuarto de baño y se apoyó sobre la barra.

 

-Permíteme.- susurró.

 

Wu la miró y volvió a levantarla en sus brazos, la sentó cuidadosamente sobre la barra y le ayudó a deshacer los intrincados nudos del vestido que los frágiles y temblorosos dedos no pudieron deshacer.

 

La mujer le sonrió agradecida y dejó de temblar medianamente.

 

El rubio miel salió del cuarto de baño, cerró la puerta y se sentó sobre el edredón de seda con los brazos sobre las rodillas, las manos enterradas entre las hebras de su cabello rubio.

 

Pasaban tantas cosas por su cabeza, que pensó que le estallaría. Sentía un dolor punzante detrás de los ojos y no podía olvidar la escena que había tenido lugar minutos antes justo frente a sus ojos.

 

Los sollozos desesperados de la mujer interrumpieron los pensamientos de Wu y le hicieron ponerse alerta. Sus piernas se tensaron como resortes y su mirada se dirigió decididamente hacia la puerta del baño.

 

Avanzó rápidamente hasta ella y la abrió silenciosamente, sin ver absolutamente nada más que el moteado mármol de la pared previa al lavamanos. Su cuerpo se tensó, deteniéndose a nada de ingresar.

 

En su mente sólo resonaba la cuestión de si sería o no correcto entrar a aquel cuarto.

 

<<¿Debería…?>> pensó.

 

Un sollozo de mayor volumen se dejó oír en el baño.

 

Wu se mordió el labio hasta sangrar y cerró la puerta.

 

 

 

 

Notas finales:

Dedico esta obra a Srita. Orfelina:

 

Se que aunque quizá no demostré adecuadamente que la admiraba mucho en el momento en el que debí, realmente lo hago y espero que allá donde sea que esté pueda seguir siendo la mujer maravillosa que fue aquí. Buen viaje, espero supiera lo mucho que la aprecio y entienda que siempre lo haré.

 

La mantendré siempre conmigo.


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