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Elegante Muchachito por ArethaAriadne

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Notas del capitulo:

Mi segundo fanfic, si te diste el tiempo de leerlo y te gustó estaría más que contenta de recibir un review de tu parte

La noche se hallaba tranquila, fresca y pacífica cómo se podría esperar, dándole la calma que necesitaba, lejos de la burocracia que se olía en cada rincón de la casa, lejos de artefactos y trajes meramente elegantes y lejos de toda esa gente egocéntrica, apartado de los buenos modales y pláticas educadas, se halla solo y nostálgico, recargado en el ornamentado barandal en una expresión cansada y aburrida, allá adentro no había algo que mereciera su atención, no cuando las atrevidas chicas coqueteaban con él de maneras más que descarada, mostrando su interés e inmadurez, sin contar las incontables miradas lascivas de un par de machos en el lugar, simples bestias urgidas de ciertas atenciones que él no estaba dispuesto a darles.
 
Él sobre todo amaba la soledad de su cuarto, el viento refrescante de la noche y la sola compañía de la Luna, viéndose poco interesado por acompañantes pertenecientes a la alta sociedad, de igual manera no es como si entablara conversaciones con demás gente, no porque fuese tímido o algo parecido, ni siquiera por ser alguien arrogante y mimado, claro que no, más bien era porque no sentía la suficiente atracción como para llegar a hablarles, por ello es que se conservaba puro hasta ahora, claro, no siendo sinónimo de ingenuo e inocente. Llevaba toda su vida como el hijo de uno de los altos mandos, el más cercano a la reina y el sargento más conmemorado en todo el país, por ellos se podían dar ciertos lujos, unos muy costosos e innecesarios, sinceramente no se quejaba, pero de ser por él, llevaría una vida más… sencilla. 
 
Era un Omega con cuerpo estilizado, su piel lechosa y delicada como bien podrían decir muchos, su cara angelical, su actitud testaruda y difícil, siendo totalmente distinto a la mayoría de los omegas que albergaban por ahí, la madurez y la inteligencia que desbordaba se describen simplemente como exquisitas, más la humilde sencillez que poseía era lo que hacía que brillara, llegando a que incluso varios, si no es que toda la gente burocrática y chismosa, le considerara un diamante en bruto, el trofeo que todos querían en casa; la homosexualidad no era tabú en su sociedad, no cuando había machos que podían concebir fácilmente como una mujer, siendo así más frecuente ver matrimonios lésbicos y gays en todo el mundo, por lo que, no era ninguna desdicha que el agraciado hijo del más honorable general fuera gay, cosa que las damas se rehusaban a aceptar con totalidad si podrían tener a un marido tan apuesto y rico como él, (a costa de su clasificación en el mundo licántropo) cosa que las madres poco delicadas permitían si podían emparejar a sus queridos y mimados hijos con alguien de tan imponente apellido, sin olvidar la latente atracción que estos sentían por él, siendo así que rechazaba indudablemente a cada uno de ellos, sin ningún problema, llegando a indignar a señoritas y madres por igual, poniendo iracundos a varios hombres arrogantes y presumidos de sus dotes, siendo así lo más inalcanzable en esa casa.
 
No había necesidad de regresar allá adentro, por más insistencia que tenían sus padres de por fin conseguirse a un buen Alfa que disminuyera ese tosco carácter suyo, como solían decirle, pero dudaba mucho que uno de ellos aguantara su terca actitud, pues el de dócil y casamentero no tenía nada, además que dudaba mucho encontrar a un hombre que le amara tal como es, con sus constantes retos y frases sarcásticas, al fin y al cabo él no soportaba la actitud posesiva y dominante de un alfa por lo que de conformaba con estar solo, uniéndose le solamente el satisfactorio sonido de la música. 
 
Pronto llega a sentir delicadas pero audibles pisadas cerca de donde se encuentra, poniéndole alerta inmediatamente, porque aunque le doliera, si un deseoso Alfa le llegase atacar, poco podría hacer considerando la gigantesca diferencia de fuerza en sus sistemas y claro que no quería tener experiencias traumantes, era en esos momentos en las que agradece que sus padre le haya obligado a estudiar un poco de artes marciales para tan siquiera poder huir, la persona en cuestión paró justo en la entrada al balcón.
 
-¿A qué se debe que semejante belleza se halle aquí? -La voz era de un hombre sin duda, podía notar fácilmente que era un Alfa.
 
-Para evitar a machos tontos tratando de seducirme.
 
-Pero qué lengua tan mordaz. Puedo oler tu miedo, tranquilo, no vengo con esas intenciones.
 
-¿Entonces? ¿Cómo es que uno de los altos estándares se perdería tan vivaz fiesta?
 
-Por lo mismo que tú, claro. Uno no puede estar entre vestidos y joyas brillantes sin sentirse hostigado.
 
-Hm, al parecer no soy el único que odia el dulce aroma de las bellas damas.
 
-Tan petulantes y extravagantes como siempre, queriendo llevarse consigo al Alfa más fuerte y prometedor.
 
-Al más tonto y superficial debería de agregar.
 
-Veo que más sincera y sensata persona no pude hallar. Kim Jongdae, un placer.
 
-Jung Minseok.
 
-Ah! Así que tú eres el Jung del que tanto se escucha, estás en boca de todo mundo.
 
-Meras exageraciones, por supuesto. 
 
-¿Pero qué dices? ¿No eres tú el diamante de la ciudad, el orgullo de tus padres y la belleza exuberante del que todos comentan? ¿Aquel que su belleza solo puede ser comparada por las más finas musas del Olimpo? Si no mal recuerdo haber escuchado.
 
Ante tales menciones no pudo más que dar una carcajada- La gente suele de exagerar todo, estoy completamente seguro de que hay quien se compare o inclusive sobrepasen la tal belleza de la que tanto mencionan. 
 
-Entonces permíteme tan siquiera mencionar que algunas  de las exageraciones son más que válidas. 
 
-Oh! ¿Cuántas veces no he escuchado tales cosas?
 
-Supongo que es inevitable decir tales palabras, después de todo superas las expectativas de muchos hombres.
 
-Creí que usted no venía con las mismas intenciones que muchos otros, que decepción -Dijo dramáticamente mientras una sonrisa traviesa surcaba en su rostro. 
 
-No me malinterpretes. Los Kim tenemos la costumbre de ser coquetos. Además es imposible tan siquiera halagar tan elegante figura.
 
-Ya decía yo que tan tranquila plática no podía ser cierta.
 
Fue el turno del azabache de reír, poseía un bella sonrisa, eso pensó Minseok, una que fácilmente aliviaba cualquier incomodidad que llegase a surgir. Entonces puso especial atención a el olor que llegó a desprender el contrario, olía más simple de lo que le chico se veía,porque a pesar de su indudable atractivo y elegancia, olió lo que parecía ser el indiscutible aroma a café, naranja y a…
 
-Madera -Dijo inconsciente en un susurro.
 
-¿Disculpa? 
 
-Tu olor, hueles a madera, da la ilusión de que hueles meramente como el bosque lo hace.
 
-Sorprendente. Creía yo que el señorito no le ponía atención a semejantes cosas.
 
-Desprendiste el olor, que yo estuviera cerca no es mi culpa -Dijo mientras un color rosa salía tímidamente de sus cachetes.
 
-Entonces ¿Sería elocuente mencionar el embriagante aroma que desatas?
 
-¿Eh? 
 
-Simplemente extraordinario, singular a pesar de la cándida procedencia. Se nota la innegable y sutil fragancia del coco, se mezcla con la peculiar tierra húmeda, como si acabara de llover o de plano las gotas siguen en el acto de caer, el picante y extravagante olor a canela hace presencia. Único, vaya que usted es único. Y dice que son exageraciones de la gente
 
Minseok no era tonto, él sabía que uno solo desprende su olor cuando algo le gusta o de plano cuando pasa por momentos agradables, puede jurar por su apellido que nunca antes alguien había tenido la fortuna de oler su esencia, más que sus padres, por lo que su cara de asombro y vergüenza no se hicieron esperar.
 
-Pero qué osado de tu parte, creí que lo que hacíamos no era más que una charla amistosa 
 
-¿Pero de qué hablas? No fui yo quien olió al otro en primer lugar 
 
-Lo siento.
 
-Se ha vuelto más noche, con su permiso debo de retirarme, ha sido todo un gusto, espero poder encontrarnos nuevamente sin tanta formalidad.
 
Y como si de años pasados se tratase, él osó tomar su mano y depositar un suave beso en ella, dejándolo boquiabierto, porque de no ser de las repentinas sorpresas que este sujeto le estaba dando era más que seguro que se hubiera ganado tan siquiera un gesto de desaprobación, si no es que un alejamiento inmediato de él, por más grosero que se fuese a ver; después ese tal Kim Jongdae se retiró del lugar rápidamente; tal vez algo o más bien alguien haya logrado captar el interés de Minseok
 
 
 
 
 
 
 
 

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