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38. Ravi (04) por dayanstyle

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Hak Yeon miró al elfo que Him Chan le había asignado. Le gustaba Him Chan, realmente lo hacía, pero solo confiaba en Ravi. Si Ravi decía que el hombre era correcto, entonces estaba bien. Pero él no lo estaba. De hecho Hak Yeon estaba empezando a preguntarse dónde estaba su descarriado compañero. No había visto a Ravi durante todo el día y Hak Yeon estaba empezando a preocuparse.



Hak Yeon miró a su alrededor preguntándose a quién  le podía preguntar por el paradero de Ravi. No quería preguntarle al elfo aunque pensaba que el hombre podría saber o al menos saber a quién preguntar. El elfo no se parecía a ninguno de los elfos de los que había oído hablar. Y la verdad, Hak Yeon estaba un poco asustado del hombre.

Podría haber sido diferente si el elfo le dijera algo, cualquier cosa. Hak Yeon ni siquiera sabía el nombre del tipo, lo cual era una estupidez considerando que se suponía que el elfo era su boleto de salida si surgían problemas.

—Hey, ¿cómo te llamas?

El elfo sonrió mientras miraba a Hak Yeon de arriba abajo. —Elf.

—No, de veras, cuál es tu nombre.

—Elf.

—¿En serio? —Hak Yeon sintió como si golpeara al tipo—. Cómo se supone que te llamare si algo pasa.

—¿Qué? —El elfo cruzó sus brazos sobre su pecho, arqueando una pretenciosa pero perfectamente delineada ceja.

 

¿Cada maldita cosa en él tenía que verse tan perfecta? Eso hizo que Hak Yeon se sintiera definitivamente cutre. —¿No puedes decir Elf?

Incluso Hak Yeon se sorprendió por el gruñido que salió de su boca. No sabía que lo tenía en él. Tal vez Ravi lo había contagiado. Sonrió cuando vio las cejas del elfo dispararse hasta el nacimiento del cabello.

—Ahora mírame, chico elfo —Hak Yeon comenzó mientras caminaba hacia el indignante hombre—. Me importa un bledo quien eres o de donde procedes. Eso es entre tú y Him Chan. Pero un poco de modales no harían daño…

Los ojos del elfo se abrieron como platos cuando de pronto miró más allá de Hak Yeon. Buscó y agarró el brazo de Hak Yeon. —Tiempo de marcharnos pequeño.

—Pero…  

Antes de que Hak Yeon pudiera terminar, el aire alrededor entre ellos brilló y se apagó. Hak Yeon presionó sus labios para evitar vomitar cuando su estómago rodó. Cuando el aire se asentó en el lugar, ellos estaban parados frente al edificio de apartamentos de los demonios guerreros.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —preguntó confundido.

—No puedo aparecerme adentro.

—Uh… ¿qué?

El elfo rodó los ojos. —Him Chan me dijo que te llevara a algún lugar seguro si la mierda saltaba. Eso pasó y yo lo hice, pero no puedo llevarte dentro del edificio. Debe haber algún encantamiento o algo.

—Oh —Hak Yeon miró hacia el alto edificio de ladrillo—. ¿Qué haremos ahora?

—Bueno, no podemos permanecer aquí, No es seguro.

—Ravi es seguro. —Hak Yeon lo sabía sin ninguna duda. Ravi siempre lo mantendría seguro. Incluso si él fuera raptado por un pequeño momento, Hak Yeon sabía que Ravi movería cielo y tierra para traerlo de vuelta—. Llévame con Ravi.

—No sé nada de eso. —Dijo el elfo, mirando hacia ambos lados de la calle con inquietud—. Him Chan me dijo que te trajera aquí.

—Bien, obviamente aquí no va a funcionar.

—Mira…

—Si me llevas con Ravi te podrás ir. —Hak Yeon realmente quería ver a Ravi—. Estaré a salvo con él. Puedes dejarme e irte a donde quiera que necesites ir con la conciencia tranquila.

El elfo estaba enojado. —Pero Him Chan y yo hicimos un trato. Si  esto jode las cosas con él, te voy a llevar a un lugar de donde nunca  puedas volver.

—Perfecto. —Hak Yeon sonrió y tomó la mano que el elfo le tendía. Él no sabía cuál era el trato que el elfo y Him Chan habían hecho, pero si eso significaba que podía llegar con Ravi, también estaría de acuerdo.

El aire comenzó a brillar de nuevo. Hak Yeon cerró los ojos y esperaba no vomitar. Su estómago estaba rodando tanto que juró que podía oler la sangre y la decadencia. Era repugnante.

Hak Yeon saltó cuando oyó un fuerte grito que le hizo temblar de miedo. Sus ojos se abrieron de golpe y se llenó de temor al igual que su estómago se revolvió. ¡Oh dioses, el viaje no le había provocado el olor de la sangre y la decadencia! La batalla en torno a él lo hacía.

¿Dónde diablos habían aterrizado?

—¡Sácalo de este infierno! —Rugió Him Chan. Hak Yeon estaba allí de pie con su mandíbula tan abierta que casi le llegaba al pecho.

 

Ahí estaba una criatura tan grande, tan fea y aparentemente ganando la lucha, que todo lo que Hak Yeon podía hacer era mirar.

—Te dije que era una mala idea. —El elfo dijo mientras se acercaba a Hak Yeon. Hak Yeon corrió antes de que el elfo lo tocara. No había manera en la que dejara a Ravi allí para pelear con esa espeluznante cosa, incluso si él tuviera la flota entera de demonios guerreros aquí para ayudar.

»Regresa aquí —el elfo gritó mientras lo perseguía—. Si arruinas mi trato te voy a transportar a la luna.

Hak Yeon divisó a Ravi. Él tenía espadas en sus manos, luchando contra la criatura con una fiereza impresionante. Hak Yeon tragó saliva cuando desarmó a su compañero y luego lo arrojó a veinte metros de distancia. Ravi se puso de pie, listo para correr de regreso hasta que vio  a Hak Yeon. 

—Debes irte pequeña flor. —Ravi dijo mientras corría hacia Hak Yeon y acunaba su cara—. No puedes estar aquí.

—Tu tampoco. —Hak Yeon lloró mientras envolvía sus brazos alrededor de su guerrero—. No te dejaré.

Él gimió sin poder hacer nada, cuando Ravi sacó los brazos de Hak Yeon de alrededor de su cintura, haciéndolo a un lado. —Yo  debo pelear. Tú debes esconderte.

—Eso es lo que hace un cobarde. ¡Yo no soy un cobarde Ravi! — Hak Yeon se sorprendió cuando gritó esas palabras en la cara  de Ravi. Nunca le había levantado la voz, pero tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Él no estaba tomando el camino de los cobardes.

—Nunca serás un cobarde ante mis ojos. —Ravi dijo dando  un paso hacia atrás asintiendo hacia algo detrás de Hak Yeon. Dando la vuelta vio al elfo allí de pie.

—No. —Hak Yeon lloró cuando el elfo sujetó su brazo. Justo  cuando la luz se estaba apagando, Hak Yeon vio a la criatura tomar a  Ravi alrededor de la cintura con una larga mano y tirar de él. Otro guerrero distrajo a Kim Woo Bin y la criatura soltó a Ravi. Su compañero se  apartó rodando por el suelo, tomó sus espadas y luchó con la misma fría-como- roca precisión de antes.

—Lévame de regreso. —Hak Yeon dijo mientras golpeaba el pecho del elfo—. ¡Llévame de regreso, ahora!

—No puedo. —El elfo gruñó empujando a Hak Yeon—. Si jodo esto, no volveré a ver a mi hermano de nuevo.

Hak Yeon jaló su brazo libre y miró fijamente al elfo. —¿Qué  tiene que ver tu hermano con todo esto?

El elfo suspiró y comenzó a caminar, Hak Yeon corrió para alcanzarlo.  

—Soo Man tiene a mi hermano encerrado en algún lugar. Mientras yo juegue lindo con él, Soo Man prometió que no lo dañaría. ¡Él me usa como su pequeño juguete y jodidamente lo odio!”

Hak Yeon sabía muy bien lo que era ser usado para el sexo. Era una degradación que no le deseaba a nadie. Perder la libertad de escoger era el peor sentimiento del mundo. Hak Yeon había pasado años tratando de recuperarse de la terrible experiencia antes de que Ravi llegara a  su mundo para ayudarlo y JinYoung lo sanara.

El lobo gris era quien le había curado, pero Hak Yeon sabía en su corazón que Ravi fue el único que sanó su alma. Él le dio a Hak Yeon una razón para seguir adelante, para seguir viviendo. Ravi era su todo y estaba peleando con una criatura tan grande que Hak Yeon temía por la vida de su guerrero.

—¿Ese es el trato que hiciste con Him Chan? —Hak Yeon   preguntó—. ¿Qué te ayudaría con tu hermano si me ayudabas?

El elfo asintió.

»Entonces vamos a algún lugar seguro. —Hak Yeon odiaba decir esas palabras cuando todo lo que quería era a Ravi. Pero si fuera su hermano, Hak Yeon haría lo que fuese para liberarlo. Podría ser solo un chiquillo, pero sabía lo que se sentía temer por el bienestar de alguien amado. Él estaba temiendo por Ravi justo en ese momento.

—¡Oh mierda! —El elfo chilló justo antes de agarrar a Hak Yeon y desaparecer. No estaba seguro de que había sido, pero Hak Yeon estaba cansado de sentir como si fuera a perder su almuerzo.

Tenía que haber una mejor manera de viajar.

Cansado, sediento y sintiéndose adolorido en cada parte de  su cuerpo, Ravi casi cayó en su cama. Kim Woo Bin había escapado de nuevo, incluso cuando los diez guerreros y su líder lo tenían rodeado, el desagradable bastardo luchó para matarlos. No tuvieron ninguna otra opción. Kim Woo Bin no dejó ninguna opción.

Y había conseguido escapar.

Sentía como si la batalla hubiera durado toda la vida. , Jin HO y Kangnam sufrieron múltiples fracturas y Cory estaba inconsciente. Ravi sentía como si hubiera sido atropellado, el vehículo hubiera retrocedido y lo hubiera atropellado de nuevo.

 

Necesitaba desesperadamente una ducha caliente… y quizá un paquete de hielo o dos. Pero lo que Ravi de verdad necesitaba en ese momento era a su pareja. Caminando hacia la sala Ravi vio que estaba vacía.

 

Poco a poco se dio cuenta de que no tenía idea de dónde había llevado el elfo a Hak Yeon. Cerrando su mandíbula, Ravi salió de su habitación y se dirigió a la de Him Chan. El líder había hecho arreglos para el transporte de Hak Yeon, por lo que era él responsable del bienestar de su pareja.


Si ese elfo hería a Hak Yeon, Ravi le iba a arrancar sus puntiagudas orejas lentamente. Caminó dentro de la sala del líder, el único lugar que le estaba permitido a un demonio entrar sin anunciarse y sin que le arrancaran la cabeza.

Him Chan había dejado claro eones atrás que a él le gustaba su privacidad. Ninguno de ellos quería probar eso. El líder estaba sentado  en el bar bebiendo sorbos de whiskey mientras leía el periódico. ¿Cómo podía verse tan calmado luego de semejante batalla sangrienta? Ravi nunca, ni en un millón de años entendería a Him Chan.

—No puedo encontrar a mi pareja. —Ravi declaró mientras se detenía enfrente del demonio.

Him Chan dejó su vaso sobre la mesa, dobló su periódico y entonces gritó. —Alen.

El elfo apareció un segundo después, riéndose con Hak Yeon. Por alguna extraña razón, esto encendió la furia de Ravi. Quizás era el hecho de que Hak Yeon se viera tan relajado mientras él había estado preocupado a morir.

 

—¿Dónde has estado? —gruñó a su pareja. Pudo oír un bajo gruñido viniendo de Him Chan. Una advertencia.

Ravi sujetó las manos de Hak Yeon y lo sacó del lugar de Him Chan a la manera antigua, por la puerta. Necesitaba tiempo para componerse mientras bajaban a su apartamento.

Una vez que cruzó la puerta de entrada, Ravi la estrelló tratando de ganar una pequeña apariencia de estar en control. Sin embargo no lo estaba. Una tormenta se estaba gestando dentro de él y podía sentirla llegando a la cabeza.

Habría sido diferente si fueran solo amigos. Ravi tomaría a Hak Yeon como lo que era. Pero ahora que ellos estaban acoplados no estaba seguro de cómo actuar o que decir. Su pequeño compañero parecía haber pasado por algún tipo de metamorfosis.

—¿Por qué estas tan enojado Ravi?

—Porque  tú  estás  tan  malditamente  feliz.  —Arrojó  la   respuesta  mientras caminaba hacia la cocina. Ravi no estaba seguro de lo que estaba mal con él, pero sentía como si se estuviera deshaciendo. Su temor se había establecido libremente en su interior y Ravi estaba luchando para aquietarlo. Hak Yeon era suyo para protegerlo. El hombre era la primera cosa en la vida de Ravi que verdaderamente le pertenecía y Ravi sentía por dentro rabia ante la idea de perder al hombre. Ver a Hak Yeon sonriendo cuando todo lo que Ravi sentía era preocupación y desesperación, había roto algo dentro de Ravi y él no estaba seguro de qué hacer para detener los sentimientos que brotaban a la superficie.

—¿Discúlpame? —Hak Yeon dijo con un tono más alto en su voz.

—Tú y el elfo parecían estar pasando un maravilloso rato mientras yo luchaba con esa bestia y luego llego a casa y tú no estás aquí. Me pareció que ustedes dos no tenían una sola preocupación en el mundo.

—¿Maravilloso rato? —Hak Yeon estuvo cerca de gritar las palabras— . ¿Estás jodidamente loco? Estuve malditamente cerca de matar al tipo por llevarme lejos de ti. Tú fuiste quien quiso que corriera como un cobarde.

—Te dije que nunca pensaría de ti como un cobarde. Tu…

—Detén la mierda —espetó Hak Yeon mientras levantaba una mano para poner fin a las nuevas palabras de Ravi—. Puede que no me mires como un cobarde, pero así es como me sentí. No has hecho nada más que apocarme desde que llegué aquí. No actúas como el Ravi que recuerdo.

Ravi golpeó la pared con la palma de su mano mientras gritaba. — Y tú tampoco te comportas como el Hak Yeon que recuerdo. Tú has cambiado.

—Y tú también —dijo Hak Yeon con voz derrotada—. Tal vez esta cosa del acoplamiento no estaba hecha para nosotros.



Ravi arremetió. Su brazo giró libremente golpeando un pequeño cuenco de cerámica del estante. Se hizo añicos en el suelo mientras apretaba los puños de sus manos a los lados. —¡El destino no cometer errores!

—Quiero ir a casa.

—Estás en casa.

Hak Yeon sacudió su cabeza ante la respuesta de Ravi apretando sus puños. —No, quiero regresar a la manada de Changjo.

—Muy mal. No es seguro para ti estar fuera de aquí. —Ravi azotó la puerta de la habitación no sin antes oír a Hak Yeon gritar.

—No es seguro aquí tampoco.

Las palabras de su compañero le hicieron un profundo corte. Ravi cerró los ojos mientras permanecía de pie en medio de su habitación, sintiéndose como el mayor canalla del mundo. Él no sabía de dónde había venido su ira, ni por qué estaba enojado en primer lugar.

 

Su vida podría haber sido difícil, sin nadie a quien llamar suyo, pero ahora tenía a Hak Yeon y necesitaba empezar a actuar como si estuviera bendecido. Y así lo era. Hak Yeon era su todo. Se sentó en el borde de la cama cubriendo su rostro con las manos mientras se  preguntaba cómo podía haber arruinado las cosas así de mal.

Toda su vida, todo lo que quiso Ravi fue alguien a quien amar. Alguien a quien llamar suyo. Y él lo tiró todo por la borda, por no saber cómo manejar el estar enamorado.

¡Que jodida broma!

No se merecía a Hak Yeon. El hombre había florecido desde que estaba aquí y Ravi se había convertido en un arrogante imbécil. No culparía a su pareja si se negaba a hablar con Ravi o incluso perdonarlo por su infantil comportamiento.

No importaba la razón detrás de sus inseguridades y miedos, no tenía derecho a atacar a un hombre que estaba allí para él. Hak Yeon siempre había estado allí para él.

Al principio había sido la necesidad de asegurarse que el hombre estuviera a salvo, pero Ravi se había encontrado a sí mismo yendo a la habitación de Hak Yeon cuando se sentía solo, herido o cuando simplemente necesitaba de alguien con quien hablar. El hombre siempre le había hecho sentirse mejor al momento de irse.

Y así era como Ravi le pagaba.

Ravi se levantó de la cama, listo para hacer algo que nunca había hecho antes en su vida. Estaba dispuesto a arrastrarse a los pies de Hak Yeon.

El corazón de Ravi se detuvo en su pecho cuando entró en la sala y vio la puerta abierta.

Hak Yeon se había ido.

 

 

continuara...


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