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38. Ravi (04) por dayanstyle

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Hak Yeon inhaló suavemente y se sentó, sus ojos escanearon las sombras en busca de movimiento. El aire se desplazaba ligeramente frío. Sabía que había alguien allí. Él esperaba que fuera Ravi. Parecía que habían pasado siglos desde que el demonio había venido a visitarlo.

Hak Yeon extrañaba al alto guerrero y sentía como un hueco se estaba formando en donde su corazón debería estar con cada día que pasaba sin Ravi.

—¿Quién está allí? —susurró suavemente. Sabía que alguien   estaba allí. Ravi le había mostrado cómo saber si alguien estaba observando  desde las sombras, cómo reconocer las señales. Él no estaba en absoluto sorprendido cuando una figura salió de las sombras—. ¿Him Chan?

—Hola Hak Yeon.

Hak Yeon empezó a sonreír cuando de repente un terrible pensamiento cruzó por su mente. Presionó su mano contra el dolor que aparecía en su pecho. Ravi no había ido a verle en dos meses. Tal vez había una razón.

Tal vez….

—¿Ravi?

—Lo lamento pequeño.

—¡No! —Hak Yeon exclamó casi sin aliento mientras el agujero en su corazón crecía a pasos agigantados.

—Me temo que tu asociación con Ravi ha puesto tu vida en peligro.

—Him Chan continuó como si Hak Yeon no estuviera sentado allí en su lecho de muerte, muriendo mil veces por dentro—. He venido a llevarte a un lugar seguro.

—Yo-yo-yo no puedo. —Hak Yeon dudaba que pudiera moverse incluso si hubiera querido. Su cuerpo entero se sentía como si estuviera siendo quebrado en millones de pequeños pedazos. No le importaba su seguridad. ¿De qué había de preocuparse si Ravi estaba muerto? Él prefería estar muerto junto a Ravi. Por lo menos entonces estarían juntos—. Por favor, yo…

Hak Yeon no sabía lo que estaba pidiendo. Todo su mundo se había detenido con esas tres pequeñas palabras. Su mente estaba llena de una niebla de agonía, las palabras de Him Chan rebotando dentro de su cerebro una y otra vez. Nada más parecía registrarse. Nada más parecía importar.

Sólo Ravi había importado y ahora Ravi se había ido.

Hak Yeon  parpadeó  cuando  alguien  gritó  su  nombre  y  lo  sacudió.   

Him Chan  tenía una  mirada  de  preocupación en   su rostro mientras permanecía de pie junto a Hak Yeon. »¿Qué?

—¿Has tenido sexo con Ravi?

Hak Yeon se sonrojó. —No. —Pero no por falta de deseo. Hak Yeon deseaba a Ravi a diferencia de cualquier otra persona que alguna vez hubiese deseado. Nunca fue lo suficientemente valiente como para dejar conocer sus deseos por el apuesto gigante guerrero. Ravi había estado visitando a Hak Yeon por algunos años hasta ahora, haciéndole compañía, hablando como los amigos lo harían, pero nunca había sido lo suficientemente valiente para decirle al apuesto guerrero que estaba enamorado de él. Ahora nunca tendría esa oportunidad. Se sentía como si el agujero en el corazón de Hak Yeon finalmente lo hubiese superado cuando miró a Him Chan.

Sus palabras parecieron tranquilizar de alguna manera a Him Chan. El hombre asintió y se alejó. —Necesitamos irnos, Hak Yeon.

—¿Por qué? —No parecía existir ninguna razón para irse. El hombre que amaba más que a su propia vida se había ido. Hak Yeon solo quería desistir y dejarse marchitar. Una vida sin Ravi era igual a ninguna vida en absoluto.

—Tu vida está en peligro.

Hak Yeon levantó los hombros. ¿A quien infiernos le importaba? Ya estaba muerto por dentro. Su cuerpo solo no había alcanzado a la muerte de su alma.

»¿Hak Yeon me estás escuchando?

—Si.


—¿Por qué?—Entonces tenemos que irnos.

Him Chan suspiró profundamente. —Porque tu vida está en peligro. Y le prometí a Ravi mantenerte a salvo.

—Él se ha ido. —Hak Yeon hipo a través de un pequeño sollozo, deseando que estar ya con Ravi—. ¿Qué importa ahora?

—No, pequeño —Him Chan fue inmediatamente al lado de Hak Yeon—. Ravi no se ha ido. Está perdido.

—¿Qué? —Los ojos de Hak Yeon se levantaron hasta encontrarse con los de Him Chan—. ¿No está muerto?

—No.

Con una simple palabra el corazón de Hak Yeon comenzó a latir de nuevo, el hueco cerrándose. —¿Es por eso que no ha venido a verme?

—Si. Él ha estado perdido alrededor de dos meses. Lo lamento pero no he sido capaz de localizarlo.

—¿Pero está vivo? —Hak Yeon tenía que aferrarse a esa creencia. Su cordura dependía de creer que Ravi estaba vivo.

—Yo creo que si.

—Entonces, a dónde... ¡ahh! —Gritó Hak Yeon, cuando Him Chan de repente le dio un tirón por el lado de la cama y lo empujó al suelo. Se sentó y comenzó a preguntar qué demonios estaba pasando cuando vio una figura venir volando de entre las sombras. El rostro era demoníaco, retorcido y gruñía. Era una visión como salida de las pesadillas.

Him Chan se cernía sobre la parte superior de Hak Yeon.

—Mío —gruñó la otra sombra en la oscuridad de la sala de  Hak Yeon.

Era bajo, letal y tenía una actitud posesiva que haría que el más manso de los hombres se encogiera. 

Hak Yeon parpadeó. A pesar de lo áspera y desigual, él reconocería esa voz en cualquier lugar. Perseguía sus sueños y cada hora del día. Empujó a Him Chan, tratando de pasar por encima de la parte superior de la cama.   — ¡Ravi!

—¿Ravi?

El agarre de Him Chan sobre el brazo de Hak Yeon disminuyó lo suficiente para que Hak Yeon se alejara del gran demonio. Se deslizó poniéndose de pie y corrió por la habitación hacia los brazos de Ravi. Ravi tomó un instante para oler su cuello, entonces empujó a Hak Yeon detrás de él.

—Mío. —Ravi gruñó de nuevo.

El corazón de Hak Yeon comenzó a golpear en el pecho ante la tensión en la voz de Ravi. ¿Había visto alguna vez al guerrero demonio tan enojado, con tal aspecto demoníaco? ¿Y hacia Him Chan? Hak Yeon puso su mano en la espalda de Ravi, tratando de calmar a la bestia que había sido de alguna manera liberada.

—¿Ravi? —Dijo en voz baja. Fue sólo cuando su mano se deslizó por el sudor del hombre resbalando por su espalda que Hak Yeon se dio cuenta de las heridas estropeando el cuerpo de Ravi. Se encontraban en diversas etapas de curación. La mayoría eran líneas de color rosa, fruncidos que se elevaban ligeramente de la espalda—. Oh dioses, Ravi. ¿Qué te pasó?

 

—¿Hak Yeon?

Hak Yeon levantó la vista para ver a Him Chan de pie algunos pasos lejos de ellos, Su cuerpo había cambiado como si estuviera alistándose para la batalla. —¿Qué?

—Aléjate de Ravi muy lentamente.


—Es por eso que te estoy diciendo que te alejes de él, Hak Yeon. No está en su sano juicio. Él ha sido herido y por lo que puedo ver, desde hace bastante tiempo. Él es peligroso. No quiero ver que te lastime.—¿Qué? ¡No! —Hak Yeon tenía finalmente a Ravi de vuelta y estaba herido. Hak Yeon no iba a ir a ninguna parte. Tan fiera y demandante como era la presencia de Him Chan, ni siquiera el líder de los demonios guerreros iba a hacer que se alejara del lado de Ravi—. Ravi está herido. Necesita ayuda.

—Ravi no me lastimará.

—¿Estás seguro de eso?

—Si. —Hak Yeon respondió sin siquiera dudarlo. Si Hak Yeon sabía algo, era que Ravi nunca lo lastimaría. Sin embargo no podía prometer que el otro hombre no se vería perjudicado. Ravi estaba observando a Him Chan como si quisiera destrozarlo miembro por miembro—. Es posible que quieras irte.

—Me temo que eso es imposible, pequeño. —Dijo Him Chan—. No puedo dejarte a ti o a Ravi aquí sin vigilancia. A pesar de que ha vuelto a nosotros, aún no está seguro.

—Bien, no voy a abandonarlo.

—Entonces debes convencer a Ravi que yo no le haré daño a ninguno de los dos.

Hak Yeon entrecerró sus ojos. ¿Cómo sabía él eso? ¿Qué sabía en realidad del líder demonio? Ellos ni siquiera habían sido presentados formalmente. Him Chan simplemente se había mostrado para asegurarle a Changjo que Ravi no pretendía hacer daño al visitar a Hak Yeon. Más allá de eso, Hak Yeon no sabía casi nada acerca del hombre.

Hak Yeon sacudió su cabeza. —No lo creo.  

—¡Hak Yeon!

Ravi gruñó ante el grito de Him Chan. A pesar de sus dudas acerca de Him Chan, Hak Yeon sabía que Ravi necesitaba ayuda. Otra pelea no le haría ningún bien. Además, Hak Yeon no estaba seguro de que Ravi pudiera vencer a Him Chan en una pelea. En este punto, tan herido como Ravi estaba, Hak Yeon no estaba seguro de que el hombre siquiera pudiera golpearlo… y él no sabía cómo luchar.

—Ravi —Hak Yeon susurró en voz baja, mientras avanzaba su camino más cerca del guerrero herido. Lentamente deslizó las manos sobre el hombre, tratando de no rozar ninguna de sus heridas—. Tenemos que conseguir que te curen Ravi.

Los brazos de Ravi se enrollaron alrededor de la cintura de Hak Yeon tirándolo dentro de la curva de su largo cuerpo. Hak Yeon se sentía como una muñeca de trapo, pero también se sentía seguro y protegido. No podía protestar, no cuando se sentía tan bien, encontrándose finalmente dentro de los fuertes brazos del demonio, un lugar en donde había soñado estar.

»Ravi, por favor. —Hak Yeon acarició con sus manos, los desnudos hombros de Ravi y luego su rostro—. Necesitas ayuda Ravi. Necesitamos ayuda. Piensa. ¿En quien podemos confiar?  ¿Donde estaremos a salvo?

Ravi frunció las cejas, pero nunca apartó sus ojos  de Him Chan, como si hacerlo los pusiera en peligro. Parecía estar tratando de luchar contra su camino de regreso de cualquier infierno en donde estuviese. Hak Yeon sólo esperaba que Ravi fuera capaz de hacerlo antes de que algo pasara. Él no era lo suficientemente fuerte como para mantener a nadie a salvo si Ravi se tornaba violento.


—¡Mío! —Gruñó Ravi nuevo.Los ojos de Ravi eran meras rendijas, prometiendo la muerte a cualquiera que se les acercara. Estaban inflamados también. Hak Yeon quería llorar por todo lo que el guerrero había sufrido, pero ahora no era el momento. Ahora era el momento para llevar a Ravi a un lugar seguro para que pudiera curar sus heridas.

Him Chan suspiró, frotando el puente de la nariz con sus dedos. — Ravi es humano. No puedes…

—¡Mío! —Gritó Ravi.

—Ravi…—Him Chan comenzó de nuevo.

—No me importa ser suyo —Hak Yeon dijo rápidamente—. Si él me desea, él puede tenerme. —Por favor quiéreme, Hak Yeon añadió silenciosamente en su cabeza.

—Hak Yeon, no sabes lo que estás diciendo. —Him Chan dijo.

—Seguro que lo sé. —Esperaba que así fuera.

Realmente no tenía idea, pero sabía que alejarse del lado de Ravi no era una opción.

 

El hombre se había convertido en el centro de su universo y Hak Yeon podría tratar de luchar con quien incluso pensara en llevárselo lejos del guerrero.

—Si Ravi te toma, él se quedará contigo.

Oh dioses si, por favor.

Hak Yeon tragó saliva. —Ok.

—Si duerme contigo y resultas ser su compañero, ¿tienes alguna idea de lo que significa ser el compañero de un guerrero de demonio?

—No, pero…


Hak Yeon fue de repente sentado sobre el suelo y empujado detrás de Ravi, el alto hombre tomó una posición defensiva por encima de él, como la que Him Chan había tomado minutos antes de la aparición de Ravi. Hak Yeon tragó saliva cuando una risa fría y dura llegó desde el oscuro rincón. Se estremeció cuando un escalofrío helado corrió por su espina dorsal. Las demás palabras de Hak Yeon fueron interrumpidas por otro gran gruñido de Ravi. Hak Yeon trató de calmar a Ravi e impedir que atacara a Him Chan, cuando se dio cuenta que Ravi no estaba observando al líder demonio. Su mirada estaba fija en otra esquina de la habitación. Incluso Him Chan había comenzado a gruñir, girándose hacia la misma esquina.

No podía ver nada pero incluso él sabía que la risa era diabólica. El repentino frío en la habitación era una pista enorme. Hak Yeon se sorprendió de que no aparecieran estalactitas en las cortinas. Hak Yeon comenzó a temblar cuando el miedo cortó través de él.

Esto no era bueno.

—Me preguntaba quién estaba detrás de él, Kim Soo Hyun —Him Chan dijo en un tono bajo y mortal. Hak Yeon miró sobre el líder.

 

¿Cómo podía hablar con tanta calma cuando todo en Hak Yeon gritaba que ellos debían huir?

Sus ojos regresaron rápido hacia la diabólica voz cuando percibió movimiento. Un hombre muy alto y de apariencia siniestra caminó dentro de la habitación, sus ojos fijos sobre Hak Yeon. Nunca en la vida de Hak Yeon había visto ojos tan malvados, tan carentes de emoción.

Le hicieron estremecer hasta los huesos.

Ni siquiera cuando había sido secuestrado y traído a Corea  para ser un esclavo sexual, había visto ojos tan vacíos. Lo ojos de su secuestrador estaban llenos de lujuria y codicia, pero los ojos de este hombre le dijeron a Hak Yeon que su muerte sería lenta y tortuosa si alguna vez el hombre conseguía poner las manos sobre Hak Yeon.

Los  dedos  de  Hak Yeon  se  curvaron  alrededor  del  brazo  de Ravi  aferrándose con fuerza mientras apartaba sus ojos. No había manera en que pudiera seguir mirando al extraño que lo miraba a él. Iba a tener pesadillas con esos ojos. El lo sabía.

Respira….. solo respira. Ravi necesita que seas fuerte en este momento.

—Creo que llegué tarde a la fiesta. —Declaró Kim Soo Hyun con una voz monótona—. Es una lástima. Habría sido divertido torturarle. Puedo sentir cuan pura es su alma. Habría sido delicioso.

Hak Yeon inhaló rápidamente ante las palabras del hombre.

¿Su alma?

¿Este hombre roba almas?

¿Cómo?

Un grito salió de los labios Hak Yeon cuando sintió como su cuerpo se estaba torciendo por la mitad.

No estaba seguro de lo que le estaba pasando, pero la mano de Kim Soo Hyun se retorcía en el aire delante de él. El dolor le atravesó el cuerpo cuando luchó contra la mano invisible.

Kim Soo Hyun tenía que estar haciendo esto. No había otra explicación.

—¡Sácalo de aquí! —Ordenó Him Chan cuando él torció su mano y algo como un extraño remolino apareció detrás de ellos. Hak Yeon miraba fascinado las figuras y colores mientras se torcían juntos como un agujero negro, extraño y bizarro. ¿Cómo podía suspenderlas en el aire de esa manera?

Su cabeza giró bruscamente cuando Ravi lo agarró por la cintura   y comenzó a caminar hacia atrás, llevándolos más cerca del remolino... cosa.  

—Corran, corran, corran tan rápido como puedan. —La cantarina voz de Kim Soo Hyun crujió en el aire—. Lo encontraré de nuevo.

Hak Yeon no estaba seguro de si el desconocido estaba hablando de él o de Ravi. La sola idea de Ravi siendo torturado de nuevo encendió su ira. Se giró hacia el hombre justo antes de que Ravi cayera hacia atrás entrando en la cosa que giraba, tomando a Hak Yeon con él.

 

 

 continuara...


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