La primera vez que Will conoció a Hannibal Lecter hacia un año le pareció un dolor de culo. Para ese entonces ambos tenían 15 años y eran completamente opuestos. Él siempre fue el bicho raro de la escuela con una personalidad introvertida bastante marcada, en cambio Hannibal era el chico extranjero que captaba la atención de todo aquel que lo rodeara con su personalidad tranquila y educada. Nunca intento acercarse a él, no le parecía interesante en lo absoluto aunque al joven Lecter no era igual.
Todo aquello pareció funcionar hasta ese día cuando ambos quedaron en aquella sala de castigos después de las clases. Por supuesto que estaba consciente de su propio castigo, y en efecto no le preocupaba demasiado, le gustaba estar más ahí que en casa viendo como su padre se tumbaba en el sofá terminando varias botellas de alcohol barato. Lo que no lograba concebir, sin embargo, era porque estaba aquel chico que lo tenían como estudiante modelo. Ahora estaba a su lado con un morado en el ojo derecho.
—Hola, Will— frunció el ceño al ver como el rubio se acercó más a él sonriendo de forma cordial, además ¿Cómo sabia su nombre?
— ¿Qué quieres?— pregunto sin molestarse a responder a su cortesía.
—Nada, solo quería hablar con alguien en esta hora—se encogió de hombros — ¿Por qué estás aquí? — pregunto, intentando sacar algún tema de conversación. No tenía nada que perder, medito Will.
—Tuve una pelea con unos chicos, parece que no fui el único —señalo su ojo y este solo asintió— ¿Puedo saber porque?
El rostro de Hannibal elimino todo rastro de emoción y negó en silencio. Will pensó preguntar, indagar más allá de aquella inexpresión. No parecía en lo absoluto al Hannibal que veía a casi diario, el chico popular y querido por todos. Había algo que le inquietaba y eso no era algo que le gustaba en lo absoluto. Como odiaba su empatía en esos momentos.
— ¿Por qué siempre estás solo?— pregunto Hannibal, cambiando de tema a su conveniencia.
— ¿Eso importa?— respondió con otra pregunta— digo tú tienes muchos amigos ¿Por qué hablar con el ermitaño de la escuela?
—Ellos no son mis amigos, solo hablan conmigo, pero no los considero como algo íntimo — negó mostrando un poco de sorpresa.
—Siento lástima por ellos, te consideran casi un ídolo.
—Entonces no me hubieran golpeado— sus palabras salieron de forma inconsciente ¿Qué había dicho? Se había acostumbrado a quedarse a callado cuando le agredían que ahora esto le parecía tan ridículo.
— ¿Qué? Espera ¿te golpearon?— pregunto sin entender nada, realmente no encajaban esas palabras en lo que veía. Lo querían demasiado, era el chico que todos deseaban tener a su lado ¿Por qué le agredieran?
—Ellos quedaron peor, por eso estoy aquí y no en la enfermería ¿no lo crees, Will?— esa pregunta quedo en el aire. No hubo respuesta, y tampoco hablaron por el resto de la hora que estuvieron ahí.
Will trato de ignorarlo, pero cuando salieron no pudo evitar seguirle el paso sintiéndose como un maldito acosador. Aquel chico que por un momento le parecía el estereotipo del chico popular desapareció. Le intrigaba demasiado, no obstante sentía la esperanza de que tal vez, solo tal vez, tuviera la oportunidad de conocer quien realmente era.
FIN