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Sala de castigos por michael manson

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Notas del capitulo:

Bienvenidos sean al segundo capitulo, esperado por nadie lol, y si lo esperaron, solo vayan por el capitulo. Bye. 

Will no dejo de pensar en lo que había sucedido el resto del domingo y parte del lunes; una parte decía que lo mejor en esos momentos era olvidar y suponer que nada había sucedido esa semana, la otra parte, le indicaba que no estaba mal y que en sí su único error era actuar tan confiado que lo habían descubierto, solo era curiosidad y no le hacía daño. Ninguna le parecía la indicaba, no quería seguir siendo un raro acosador, pero tampoco le quitaría importancia a algo tan delicado. Hablaría con Hannibal y se disculparía con él, después seguiría con su vida normal.

 

Solo había un pequeño problema y es que no veía cuando podía hacerlo o, mejor dicho, se atrevía hacerlo. Ese día Hannibal parecía particularmente solo, con excepción del descanso donde estuvo acompañado de Chiyoh; tenía que admitirse que en realidad si tenía posibilidades de acercarse y hablarle como una persona normal por primera vez en su vida, pero no tenía el valor. El carajo con eso.

 

Se planteó que le hablaría después de clases, cuando estuvieran en detención solos, con la intimidad necesaria para hablar con él y después no volver hacerlo; en esos momentos le parecía razonable y justo. Fue paciente cuando las clases terminaron y cuando todos abandonaron el salón incluido Hannibal él salió yendo con un paso lento y pesado a esa aula donde estaban destinados todos los castigados a malgastar una hora de sus malgastadas vidas.

 

Para su gran desilusión, el lugar no estaba tan solitario como había considerado siendo el primer día de la semana. En la parte de atrás del aula, se encontraban  otros chicos que no podía clasificarlos más que un estereotipo de bravucón  que hablaban entre sí, despreocupados. Ajeno a todo eso, Hannibal estaba en los primeros asientos, dibujando algo en una libreta; realmente no encajaba en esa escena y tuvo dudas que si el encajaba o era igual que él.  Tomo un respiro y tomando confianza que no tenía se acercó al chico plantando su mano en el dibujo para llamar su atención.

 

— ¿Se te ofrece algo?— pregunto en un tono indiferente, demasiado diferente a como le hablo la semana pasada cuando intento entablar una conversación con él. Se sintió mal por ignorarlo en aquella ocasión.

 

—Yo— en esos momentos la seguridad se fue de inmediato, esto era demasiado tonto, incluso para él ¿Qué podía decirle? ¿Lamento seguirte a escondidas? — Lo que paso ayer ¿lo sabes?— eso era ambiguo, pero al parecer funciono al ver una leve reacción en el rostro del otro chico.

 

—Se lo que estabas haciendo Will, pero no tengo ningún problema con eso— aquellas palabras le calaron como agua helada — ¿algo más?

— ¿Cómo que no tienes ningún problema con eso? Yo no hice bien, es raro ¿no lo crees? — negó confundido, si sabía que lo acechaba debió hacer algo al respecto, estar indignado— tu eres raro— señalo.

 

—Yo no te estuve siguiendo a escondidas, por lo que no estás en posición de calificarme como raro— comento entrecerrando sus ojos— pero agradezco hablan bien de ti y…

 

— ¿Podemos empezar de nuevo?— interrumpió al joven Lecter que frunció el ceño por aquel acto grosero — claro, si tú quieres— corrigió más para sí mismo, sin saber porque había hecho esa pregunta. Se suponía que se alejaría, no pensar en hablar con él de nuevo.

 

Hannibal parecía meditar aquella pregunta, cuando escucho pasos por el pasillo que se acercaban ahí; a su vez la plática escandalosa que estaba detrás de ellos se detuvo. Ambos voltearon para ver al profesor que les miraba intrigado.

 

—Graham ¿Qué hace usted aquí? — pregunto pero antes de que pudiera contestar el hombre prosiguió— su castigo termino, vete a casa.

 

— ¿En serio?— pregunto sintiendo las mejillas calientes debido a la vergüenza que estaba pasando. La situación no pudo haber sido mejor cuando escucho la leve risa del otro chico que reprimió de inmediato ¿se estaba burlando de él?

 

El enojo supero a le pena y queriendo pensar que aún conservaba algo de dignidad, se fue de ahí. Hannibal quiso irse con él pero recordaba que aún tenía que cumplir con esa penitencia que él más que nada sabía que no se merecía. Tal vez si le daría oportunidad a ese muchacho con mal genio. Sería interesante.

 

 

Su cita con Bedelia Du Murier estaba prevista para la siguiente semana, no obstante, no le sorprendió al ver a la joven psiquiatra esperándolo en la casa esa misma casa tras salir de la escuela; su tío y Lady Murasaki seguían preocupados por aquel incidente y al parecer la mejor idea era buscar el consejo de alguien profesional. Se sintió un poco decepcionado por eso.

 

No tenía nada en contra de ella, de hecho era todo lo contrario, desde que la había conocido hacía ya un año le parecía demasiado interesante, era una mujer bastante inteligente y elegante, pero en esos momentos no le gustaría que estuviera a su lado, quería estar solo. Claro, podía pasarse de largo y mantenerse encerrado, pero ella no merecía tal falta de descortesía así que sentó para quedar enfrente de ella en total silencio.  Bedelia inicio la conversación como siempre.

 

— ¿Cómo has estado, Hannibal?— pregunto viendo al chico que mantenía su típico rostro estoico y por un momento pensó que no hablaría, algo no tan atípico.

 

—Bien— respondió al fin — aunque tengo la sospecha que usted no lo considera así ya que la han llamado para una sesión de emergencia.

 

—Solo están preocupados por tu bienestar, Hannibal, después de todo son tu familia ¿Qué piensas de eso?

 

— ¿Qué es lo que pienso al respecto de esto?— por un momento la rubia sintió que el chico parecía incómodo con esa pregunta — no tienes nada de malo que haya asimilado mi responsabilidad, realmente valoro lo que hacen por mí, pero no deberían— contesto.

 

Bedelia tomo nota de eso pensando que pasa a tomar; ella no era ninguna incompetente, se había graduado en psiquiatría en John Hopkins con honores y pesar de estar en la práctica solo un par de años iba muy bien, pero había algo con ese adolescente que le hacía dudar en varias ocasiones. Hannibal le estaba ocultando algo bajo ese velo de calma, pero no estaba demasiado segura que era.

 

—Me gustaría hablar de algo más si me lo permite— la voz del joven Lecter interrumpió sus cavilaciones.

 

—Por supuesto, podemos hablar de lo que quieras.

 

—Hablé con  alguien, por así decirlo— comento para sorpresa de su psiquiatra que si bien sabía que no era ningún anti social, jamás parecía demasiado entusiasmado por hablar de ese aspecto. Ahora era diferente, como si lo deseara; sintió  curiosidad.

 

—Supongo que lo conociste en detención ¿me equivoco?— el leve cabeceo del chico que le dio la razón por a la primera teoría que paso por su cabeza— no pensé que esa clase de personas fueran de tu agrado.

 

—Eso es demasiado prejuicioso, Dra. Du Murier— tomo un respiro — debo de admitir que de hecho lo conozco desde antes pero es la primera vez que se ha acercado hablar conmigo.  Es demasiado tímido y no es como los otros chicos que buscan problemas.

 

—Al parecer te agrada— señalo lo obvio — es importante que hagas amigos, Hannibal, siempre estás  solo— Hannibal asintió de nuevo como única respuesta.

 

Lo siguiente que paso fue lo que Hannibal consideraba cotidiano cada vez que la veía; ella le preguntaba sobre sus pesadillas a lo que negaría a hablar, sobre sus padres y su hermano, algo incluso peor. Y por supuesto hablar de las drogas que debía tomar debido a su depresión y ansiedad que el “tomaba” al pie de la letra. Tal vez si seguía mintiendo, lo tomarían como alguien normal y ella no tendría que venir. No sabía si eso era bueno o malo.

 

 

 

Martes por la mañana y como una rutina que no parecía querer desaparecer Will había llegado tarde al colegio, pero como todos los martes por las mañana la primera clase era artes, por lo que no se sentía presionado como los demás días, le señorita Swan podía ser demasiado indulgente, después de todo “los chicos eran chicos” y él realmente se lo agradecía mucho, los demás profesores no eran así.

 

Por supuesto, no todo le iba bien de forma consecutiva y que al ver que el único asiento que había en el salón era al lado de Hannibal considero que dejar la cama  era una mala idea. Bien, no podía simplemente huir, por lo que paso como si nada. Después de todo, suponía que Hannibal no quería hablar con él y la idea de conocerse mejor solo fue un vomito verbal que soltó ayer y ahí se quedó.

 

La profesora les indico que dibujaran, un tema libre por lo que los estudiantes se relajaron esta hora, como era una costumbre.  Will, al igual del resto se enfocó en dibujar lo que más le gustaba en esos momentos, y eso para él eran los perros.

 

Siempre considero como una ironía su amor por los caninos y no tener a ninguno como mascota; no, no era ninguna hipocresía de su parte, él más que nadie adoptaría perros, pero los contantes viajes con sus padres le imposibilitaban eso y realmente la idea de tener un perro solo para abandonarlo a su suerte le parecía demasiado cruel. Un perro callejero sin duda sería un buen tema para dibujar.

 

Bien, al menos tendría uno en papel, trato de bromear consigo mismo, enfocándose en su dibujo, que, aunque no era algo profesional, era decente, ignorando en su compañero que de vez en cuando se le quedaba mirando, hasta que termino satisfecho y por fin se irguió en su asiento para ver apenas el trabajo de su compañero.

 

—Tu…— apenas murmuro viendo el gran danés dibujado en la libreta de dibujo de Hannibal. Era perfecto y no había ninguna otra palabra para describir más ¿Quién era ese chico? — parece que me has copiado—comento con fastidio.

 

—Podría decir lo mismo, pero me inspiraste— conto para sorpresa del castaño ¿Cómo ese chico no se molestaba con lo que le decía o hacia? — noté tu emoción por dibujar y me sentí contagiado por eso. Además he estado pensado en lo que dijiste ayer, creo que podemos empezar bien— se levantó de su asiento para sonreír un poco — ¿vamos a entregar el trabajo?— pregunto a lo que asintió.

 

Ambos sacaron buenas notas, sin embargo, él único que había recibido elogios era el joven Lecter que negó aquello. Will no dijo nada y se fue asiento solo para sentirse aliviado tras escuchar la campana que anunciaba el cambio de clases. No tardó mucho en recoger sus cosas para ser detenido.

 

—Te lo regalo— le tendió el dibujo a lo que Will lo tomo en sus manos. Era una lástima que la calificación opacara su trabajo, pero aun así seguía siendo hermoso— espero que sea de tu agrado.

 

—Gracias— lo doblo para guardarlo en su mochila sin darse cuenta como Hannibal hacia una mueca por eso— yo ¿podemos vernos en la salida? Cuando tú salgas, claro.

 

— ¿Esperaras por mí?— su voz sonaba escéptica y parecía molesto por algo. Decidió dejarlo pasar.

 

—Sí, para conocernos mejor y esas cosas que uno hace cuando quiere ser amigo de alguien — comento. Realmente él no sabía de esas cosas.

 

—Eso estaría bien—  se alejó un poco para recoger sus cosas también— nos vemos después, no quiero ser yo quien cause que te retrases también en tu siguiente clase— se despidió para salir del aula casi vacía dejando a Will solo, considerando que si realmente esa era una buena idea o no ¿Qué más daba?

 

Continuara. 

Notas finales:

Nos vemos el proximo año- broma- besos


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