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Alice Human Sacrifice por Yami Red eyes

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Notas del capitulo:

 

Solo tengo una cosa que decir de este capítulo: Pobre Yusei.

 

La tercera Alicia una muy joven niña fue
de hermosa figura llegó hasta aquel país
todos la adoraban por su bello parecer
seduciendo personas construyo un extraño país.

Esa Alicia la reina se volvió
y su corrompida mente fue poseída por una pesadilla
Su podrido cuerpo parecía observar
como su reinado comenzaba a zozobrar.

 

 

 

-Alice tres-

 

 

 

Llegaba tarde para la sesión de fotos en el Kaiba Talent Center, un centro de casa talentos en el ámbito de la farándula al centro de la ciudad de Domino. Por tal motivo no reparó en saltarse los altos y viajar a una velocidad desafiante sobre  su veloz motocicleta roja de diseño peculiar.

Afortunadamente no se había topado con ningún oficial por lo que su llegada al recinto fue oportuna.

 

—¡Hey, Yusei! Casi no llegas—Crow, amigo de nuestro protagonista, se acercó al recién llegado para darle una palmada en la espalda como gesto de amistad.

 

Yusei Fudo se quitó el casco; era un hombre alto de tez morena clara, presumía de unos hermosos  ojos azules intensos, el cabello de color negro y algunos mechones con reflejos dorados donde  la capa superior de su cabello termina en puntas que se elevan, mientras que las puntas del cabello inferior se desplazan hacia abajo.

Cada que Crow estaba frente a ese bellísimo espécimen de hombre, quedaba hipnotizado por su encanto, siempre le llevaba regalos y endulzaba los oídos de Fudo con palabras hermosas para que se fijara en él, mas Yusei simplemente no estaba interesado.

 

 —Mi despertador se quedó sin batería. —excusó sin más importancia, después se bajó del vehículo.

 

—No tienes remedio –suspiró, nadie podía enojarse con él.

 

 

Inmediatamente se dirigió a los camerinos, donde las y los asistentes lo esperaban con la ropa de moda lista para que él la luciera.

 

Astral no perdió detalle de cada movimiento que su nueva Alicia realizaba.

 

 

Oh, Alicia, eres más hermosa que las otras—contempló el pálido sueño perdido.

 

 

—Yusei, ya me habías preocupado, pensé que tendría que salir a buscarte —Jack Atlas, pretendiente número uno del azabache y ladrón de suspiros de las féminas, acorraló a Yusei contra la pared indicándole su posición entre ellos.

 

—Jack, por favor. Estás retrasándome todavía más. —ladeó la cabeza, el encuentro con Jack le demandaba un beso en sus labios. Odiaba cuando hacía eso, Yusei ya lo había rechazado incontables veces y al rubio parecía no importarle.

 

Jack Atlas era conocido como “El Rey”, era el monarca en popularidad dentro de la audiencia del  mundo del espectáculo, por lo que la compañía que lo contratara recibiría resultados bastante remunerados garantizados. Yusei era el segundo, si se unía a él, eso lo convertiría en “La reina”.

 

—¿Yusei, hasta cuando aceptaras que es nuestro destino estar juntos?

 

—No lo es, yo tengo novio.

 

—¿Lo dices por el vocalista de GX? —tanto Crow como el rubio sintieron celos. —Deja de ilusionarte, ese chico ni siquiera recuerda que existes. Solo salieron un par de veces. —refunfuñó el peli naranja.

 

—Además —Jack habló despectivo cruzándose de brazos— Está desaparecido.

 

Yusei no respondió a sus provocaciones; él sabía lo que tenía con aquel muchacho de ojos de fuego, y seguramente estaba tomándose un descanso fuera del alcance de la prensa. Ambos eran figura pública por lo que era común hacerlo.

Yusei vistió las prendas que le indicaban, con mucho pudor, y como siempre su figura resaltaba por encima de los demás.

La sesión de fotos fue ardua, se prolongó más de lo que pensaba, pero no se quejaba; era algo que disfrutaba hacer.

Un tiempo después ahora le tocaba tomar la sesión junto a la afamada de modelaje, Jack Atlas. Ambos lucían esplendidos frente a los flashes de las cámaras. Nadie podía negar que esos dos hacían un magnífico equipo y se veían bien juntos.

 

—Sabes, Yusei…—comentó el rubio, quien era el más alto, mientras se tomaban las fotos— Si aceptaras mis sentimientos, te trataría como toda una reina.

 

El joven oji azul sonrió en ironía.

 

—Sabes Jack — respondió sin inmutarse mirando hacia los reflectores— Si yo te aceptara, sé que te lastimaría mucho. —esto era porque no lo amaba. Aunque la unión con Jack Atlas le traería riquezas y mucha más fama, Yusei era una persona sencilla.

 

Fudo era una persona reservada en cuanto a relaciones sociales se trataba; nunca se metía con nadie y siempre actuaba con rectitud, honor y educación. Tal y como debían ser las cosas sin lastimar a nadie.

Sus padres eran reconocidos actores de cine, por lo que su impulso en ese medio público de farándula le llegó desde muy pequeño. A diferencia de otras estrellas, él adquirió buenos valores de parte de sus progenitores, aunque casi no los veía.

Fue a las duchas después de finalizada la sesión, todos los hombres admiraban su cuerpo deseable y fornido, Yusei se tapaba lo más posible. Y es que tenía un harem de opciones a sus pies en cada ciudad donde se parase; pero, como siempre, rechazaba a cada uno. Había pasado mucho tiempo para que él volviese a fijar sus ojos en alguien, y Judai era con el que le gustaría pasar el resto de su vida.

Judai Yuki, vocalista de la banda Gx, se había encontrado (ya hace un tiempo), al modelo de la marca prestigiada “Antony” en una reunión de celebridades en Londres mientras tomaban el té a las seis de la tarde. Ambos habían sentido ese flechazo uno por el otro, pero tenían una vida tan ajetreada que solo les quedaba hablarse y masajearse a distancia, prometiéndose —en un futuro próximo de calma—, establecer formalmente su relación.

 

 

---

 

 

Se iba retirando a casa después de estar presente en una junta con el mananger, mas de repente, un chico de cabellos azules cenizos y ojos grises, un poco más alto que él, se le cruzó en el camino cuando iba de salida. Yusei le sonrió.

 

—Bruno.

 

—Cada que te veo estás más atractivo, Yusei.

 

—Jajaja, tú también. —Bruno era su mejor amigo y mecánico personal. Pretendiente de antaño pero de los pocos que habían entendido que Yusei era muy selectivo y reservado a la hora de elegir un noviazgo,

 

Ambos se abrazaron y saludaron fraternalmente. Yusei sonreía siempre a su lado puesto que sabía que Bruno nunca se propasaría con él de ninguna manera.

 

 

—He encontrado un hermoso departamento donde podríamos vivir. —Bruno recitó, empero  de inmediato se rascó la cabeza, había sonado algo insinuante—Como compañeros de cuarto, claro está jejeje.

 

—Eso suena genial pero ya sabes que estoy a gusto en mi departamento.

 

—Sí pero lo digo para que no te sientas solo.

 

—Además, cuando nos casemos, Yusei vivirá conmigo en mi mansión. —Jack Atlas interrumpió de repente y acercó al joven de ojos azules hacia su cuerpo.

 

—Jack, ya te dije que no.

 

—Es muy tímido por eso siempre lo niega en público, pero nos amamos.

 

Ambos amigos suspiraron, pasaría un cometa cerca de la tierra antes que Jack desistiera en sus proposiciones. Luchar no servía de nada.

 

Oportunamente, la secretaria del manejador del rubio intervino entre ellos. Llamó a Atlas para una última sesión de fotos y  éste no pudo negarse. Así pues, la pareja de amigos tuvo la oportunidad de irse.

 

 

-Café Star Synchro-

 

 

—¿Y? ¿Ya estás listo para decirle a Judai que estás enamorado de él?

 

Yusei miraba por la ventana, pensaba en que ese día llegara, la emoción subió por su estómago. Ya venía siendo el momento de revelárselo.

 

—Es un chico ocupado y atolondrado pero, sé que tendremos el tiempo para encontrarnos. Últimamente estuvo muy inspirado. Sus canciones parecen que me las cantaba a mí, por eso tengo la certeza que él siente lo mismo que yo. —Yusei suspiró—Ojalá regrese pronto.

 

—Jeje, todo lo que venga de él piensas que es para ti. Aunque desearía que eso fuera cierto, no te ilusiones por favor— sorbió de su taza de café. — Aun no hay noticias de él.

 

—Se que está bien. —sostuvo una sonrisa ilusionada— Sabes, Bruno, por él, yo me detendría en el tiempo para estar la eternidad a su lado.

 

—Eres un romántico, amigo.

 

—Que te puedo decir — se sonrieron y rieron juntos

 

 

 

Alice…—Yusei escuchó de repente, miró para todos lados pero no había nada raro.

 

 

 

—¿Eh?, ¿Qué pasa? —Bruno también buscó algo fuera de lugar en el establecimiento con el mismo resultado.

 

—No, no es nada. Creí escuchar algo.

 

—Vaya, creo que ya estamos cansados.

 

—Sí, eso parece.

 

Charlaron acerca de más cosas como sus proyectos, sus anhelos; los molestos paparazis y todos los hombres y mujeres que estaban tras de él. Hablar con su amigo siempre tranquilizaba su mundo; si Judai no existiera, seguramente Bruno sería de quién estaría enamorado.

El tiempo pasó volando, cuando menos lo pensaron ya era bastante tarde y comenzaba a llover quedamente. Se despidieron fraternalmente y cada uno subió a su vehículo.

Yusei se sentía motivado, en cuanto volviera a charlar con Judai le revelaría sus sentimientos por él. Miró su reloj inteligente en su muñeca cuando se detuvo en un semáforo en rojo, Judai no lo había llamado de nuevo o dejado un mensaje como acostumbraba desde ya antes de su gira. Aunque supo que había regresado, y se encontraba lejos de la prensa, el hecho de que ni siquiera lo haya saludado todo ese tiempo realmente lo entristecía.

 

 

Alice…—volvió a escuchar, pero nuevamente no encontró nada a su alrededor, el semáforo estaba en verde.

 

 

Prosiguió su camino hasta su solitario departamento justo antes de que la lluvia se volviera tormenta. Ahí se tumbó sobre su cama volviendo a revisar el celular sin éxito alguno, marcó nuevamente el número de su amado pero lo mandaba a la contestadora; al menos podía escuchar su hermosa voz.

No encendió las luces, solo tomó el control y prendió la televisión, curiosamente sintonizaba las noticias estelares.

 

“Es una lamentable pérdida. El vocalista de la banda GX falleció esta tarde en la casa de uno de sus amigos.” — las imágenes abarcaron la pantalla. Yusei dio un brinco en la cama para mirar de frente la horrorosa noticia. En su pecho algo se había destruido en miles de pequeños fragmentos que a su vez se clavaron en su corazón. No había podido estar al pendiente de las redes sociales debido a su exceso de trabajo por lo que no se había enterado de nada. Miró estupefacto la información en la pantalla. — “ Los testigos afirman que fue un suicidio. Nuestro querido vocalista se enterró un puñal justo en el corazón frente a su amigo manchando unas rosas blancas. Es una lástima, era un chico muy joven con un futuro emprendedor por delante.”

Las lágrimas en los ojos azules caían desconsolados mientras la reportera seguía hablando; su alma se quebrantó cuando mostraron una retransmisión de fragmentos de un vigoroso y alegre Judai en sus conciertos a la par con la tragedia

 

—No….—Yusei trataba de ahogar sus gritos de sufrimiento. La vida había tomado un tono gris para él en un segundo.

 

 

“Descanse en paz, Judai Yuki, vocalista de la banda GX” 

 

 

No, no podía creerlo, salió sobre su motocicleta a toda velocidad por las calles de Domino hacia el cementerio de las estrellas. Casi se provoca un accidente por culpa de su visión nublada a causa de las insaciables lágrimas brotando de sus ojos.

Debía ser un mal sueño. Lo habían velado y entregado a Dios todo el día mientras él tomaba su sesión fotográfica. De saberlo antes, no habría asistido a su trabajo.

 

Llegó derrapándose sobre el pavimento; se quitó el casco y ni siquiera se preocupó por empaparse. Buscó la tumba con la corona de flores frescas junto con regalos de despedida, no le costó mucho encontrarla y se tumbó a los pies de esta.

 

—¡No, no, no! ¡Judai, no! ¡No! —la desconsolación apresó su cuerpo— ¡Por favor Dios NO!

 

El nombre de su amado, la fecha de su nacimiento a la fecha actual; todo era verdad.

 

Yusei lloró con todas sus fuerzas, se abrazó así mismo y se dejó caer sobre la tierra santa mojada. No podía soportar la realidad. Judai, su Judai se había ido para siempre.

 

 

 

Alicia…—Nuevamente esa voz eléctrica y tétrica lo llamaba, alzó la vista con temor encontrando al sueño pesadillezco llamado Astral, sentado sobre la punta del monumento de lápida.

 

 

 

Yusei estaba tan quebrantado que no tuvo corrió para protegerse; simplemente se quedó paralizado, con los ojos bien abiertos al encontrarse con aquel ser andromorfo espectral.

 

 

¡¿Qué demonios es eso?! —los pensamientos del modelo estaban en shock.

 

Astral subió al cielo seguido de la mirada de Yusei y bajó como meteoro a meterse justo a la boca abierta de incredulidad del moreno, sobre algún grito ahogado.

Después hubo una calma abismal. Los flequillos azabaches del artista cubrían sus ojos, pero en unos segundos su rostro reflejó una sonrisa sínica. Al alzar su rostro, los ojos azules parecían más desafiantes, desequilibrados y directos. Yusei se levantó y dio media vuelta sin siquiera despedirse apropiadamente de tumba de la persona de la que se había enamorado.

 

 

-Al día siguiente-

 

 

Llegó al estudio como siempre. Pero había algo distinto en él, sus ropas estaban demasiado entalladas, como si realmente deseara que todos miraran su perfecto cuerpo.

Hombres y mujeres lo miraron embelesados, algunos suspiros y sonrojos les fueron arrebatados solo al verlo.

Cuando llegó con Crow, este no evitó el sonrojo en su cara.

 

—Yusei, woow, es la primera vez que…—no alcanzó a terminar, Yusei lo había besado en los labios sin ningún tapujo. Crow sentía que tocaba el cielo.

 

—Buenos días.

 

El brillo en los ojos de Crow se había intensificado jutno a una sonrisa boba.

 

—Se buen amigo y podrías traerme un café de “Sky cenit”, tengo muchas ganas de uno. —pidió el más alto.

 

Ni siquiera mencionaron la tragedia ocurrida el día anterior pese a que todos sabían que Yusei gustaba del castaño difunto. Crow le sonrió y enérgicamente salió para cumplirle su antojo. Quizás ya lo había elegido a él después de haberse dado cuenta que no amaba a Judai.

Jack se acercó —como siempre—, para tomarlo de la cintura y acercarlo a su cuerpo. Grande fue su sorpresa cuando Yusei lo acercó a su rostro y también lo besó.

Los ojos azules del rubio primero se sorprendieron, pero casi de inmediato se dejó llevar por el beso, cerró sus orbes para concentrarse en saborear toda aquella cavidad que se le había restringido con anterioridad.

 

—Yusei… —dijo la famosa estrella después de haber concretado el acto.

 

—Jack, no me había dado cuenta de lo atractivo que eres.

 

—Claro, te hacía falta despertar de tu terquedad en ese sueño imposible de las maravillas. Perdón por ser un insensible pero te hizo bien que Judai muriera.

 

—Sí, tienes razón. —respondió al instante. Yusei lucía más soberbio; se quitó la ropa frente al rubio y caminó desnudo hasta los vestidores sin ningún pudor, dejando que algunos curiosos miraran su deseable cuerpo. Jack por supuesto los ahuyentó con la mirada.

Radiante, espectacular, sublime, Yusei brillaba como el sol a todo lo que daba; esa había sido una de las mejores sesiones fotográficas en toda su vida. Los modistas al ayudarlo a cambiar de atuendo, recibieron la sorpresa que las manos de Yusei los guiaban a tocarlo en zonas más íntimas; obviamente nadie objetó.

Crow trajo su café, Yusei lo tomó y le guiñó un ojo de la manera más provocadoramente posible, ilusionándolo terriblemente.

Jack se apresuró a hacerle escolta.

Ese día Jack no se apartó de él.

Así transcurrió la vida de Yusei una enorme temporada. Todo aquel que lo mirase quedaba hechizado por su belleza, belleza que él mismo resaltaba con atuendos entallados y miradas insinuantes. Yusei pronto tenía un sequito de seguidores quienes le proporcionaban cualquier capricho por más descabellado que este fuera.

 

—Crow ¿me regalas tu motocicleta?

 

—Pero, Yusei, ¿para que la quieres? Tú ya tienes la tuya y…—Yusei se acercó pavoneándose hacia el peli-naranja hasta acorralarlo entre una mesa y él. No había nadie en ese momento.

 

—Crow, es que…me gusta…—habló sensual sobre sus labios, su mano tocó descaradamente el pene del más bajo (Crow) y comenzó a masajearlo. Crow se dejó llevar por la lujuria y las placenteras sensaciones.

 

—¿Qué….que estás haciendo, Yusei? —su rostro evaporaba del calor.

 

—Por favor….—Bajó hasta su cremallera, ahí bajó el cierre y descubrió el miembro semi despierto.

 

No parecía algo que hiciera el amado chico de ojos azules y figura deseable. Pero…pese a que Crow sabía que eso estaba mal, que ese no era el Yusei que conocía, que su instinto le decía que algo andaba mal, de todos modos, se dejó hacer.

Yusei le practicó el placer oral como toda una zorra hasta hacerlo estallar en su cavidad.

La motocicleta era toda suya.

Entonces Fudo tenía el mundo a sus pies; no había nada ni nadie que se le objetara, obtenía todo lo que deseaba usando el arma de su belleza, su sensualidad, su personalidad que aparentaba seriedad y que a solas se volvía una fiera.

Compró una casa enorme en Hawai con dinero sacado de sus seguidores con los que se había acostado.

El primero en probar su virgen cuerpo había sido Bruno.

Habían estado charlando en el café de siempre, ideando planes del mañana, cuando de pronto Yusei se le lanzó a los brazos y le expresó amor sobre sus oídos.

Bruno sintió que era un sueño, y que había sido por fin correspondido; asi es que juntos fueron a su departamento y cerrando justo la puerta detrás, comenzaron a besarse y a acariciarse.

 

 

Tómalo Alice, tómalo todo. —Astral siempre lo alentaba a seguir y obtener lo que deseaba, asi fuera lo más mínimo; alguien le pagaría el capricho si él se portaba seductor.

 

 

Bruno había caído en sus encantos, estaba embriagado por el aroma del oj azul, cegado por ese amor caprichoso y obligado por sus deseos carnales a corresponder. Yusei se había mostrado ansioso por hacerlo, furioso como una liebre en estación en celo de Marzo, y Bruno, como un incauto, satisfacía la llama de la falsa pasión.

Entraba y salía del cuerpo de Yusei después de dejarle ligeras marcas por la piel apiñonada. La rudeza se hizo más desenfrenada y exagerada conforme pasaban los minutos y sus cuerpos se fundían en uno solo como acero entre las brasas.

 

—Vamos, tómalo todo. Detén el tiempo en esta fiesta de té en el país de las maravillas. Entra en mi cuerpo y sírvete más—eran las palabras sin sentido que  profesaba Yusei y que ignoró Bruno, así continuaron hasta estallar.

 

Unión de amor, al menos de parte de Bruno.

 

Algo andaba mal, sin embargo, a nadie le importaba.

 

El tiempo pasó y Yusei se volvía cada vez más extraño. Necesitaba de sexo, necesitaba de más placeres, de más lujos y posesiones innecesarias; del cuerpo de Bruno dentro del suyo, pronto se uniría el de Jack, después Crow, Kiryu , cualquiera. Se volvió ninfómano en un abrir y cerrar de ojos.

Y un día se volvió poderoso.

Las campanas de boda sonaban alegremente anunciando la feliz unión de dos seres que habían decidido amarse.

Jack salía junto a Yusei de la iglesia, tomados de la mano, luciendo tan espectacular como siempre.

La prensa pronto lo denominaría “la boda real” referente a la realeza de esos dos. Jack Atlas el rey y Yusei Fudo su bella reina.

Yusei ahora lo tenía todo, en lo absoluto, era asquerosamente rico; no solo por las posesiones de su esposo, si no de todos los recursos que él mismo había adquirido. Se había vuelto en la  Reina de ese país de excesos y lujurias que él mismo había construido.

 

Pero…

 

 

Alice, aún más, hay que cambiar de lugar, la taza sigue limpia—Hablaba Astral en su cabeza.

 

A esas alturas, Yusei se sentía desesperado.

 

—¡Jack! ¡Jack! —llamaba exasperado a su esposo —Por favor, vamos a viajar, vámonos de viaje.

 

—Claro que sí, mi amor.

 

Visitaron tierras remotas; tierras famosas, lugares excéntricos pero nada lo llenó.

Los viajes duraron poco tiempo ya que Jack necesitaba regresar a su trabajo y terminaron por tener un poco de rutina mortal mientras que Yusei seguía comprando accesorios innecesarios que acumulaba simplemente.

Pedía a Jack Atlas que le hiciera el amor cada día y cada vez de maneras más surreales, retorcidas y dolorosas para el cuerpo de la reina, y el rubio lo complacía siempre.

Pasó más tiempo y su vida se volvió por completo dependiente a Jack, cada vez demandaba más su atención asfixiándolo con sus caprichos, con falta de más cariño, dinero, pasión.

 

—Yusei, tengo que trabajar ¿de dónde crees que saco el dinero para comprarte tus fetiches?

 

—¡No, hazme el amor, ahora! —eran las dos de la tarde, en la mañana también se lo había pedido y cumplido. Ya llevaban ocho años así.

 

Yusei se estaba volviendo otra persona en el trascurso, para obtener lo que quería bastaba con entregarle su cuerpo a cualquiera, aunque estuviera casado.

Jack comenzó a pensar que ese no era el Yusei que había conocido, solo era su apariencia pero no, no se había dado cuenta que la esencia del verdadero Yusei Fudo había desaparecido por completo, desde hace años.

 

—Yusei, algo te pasa, ¿Dónde está aquel chico reservado y razonable que conocí? Has hecho mucho daño a otras personas al ilusionarlas y destrozarles su corazón, y sigues haciéndolo, no creas que no me doy cuenta.

 

—Jack, solo te amo a ti, no me importan las otras personas. Yo solo soy tuyo.—se estaba refregando en su cuerpo, frotando ambos miembros. Jack era tan idiota que pasado tanto tiempo apenas notaba que ese ya no era su Yusei y que su cuerpo perdía belleza. —Tómame, amado mío.

 

—Lo siento, pero tengo que irme.

 

—¡Tómame, te ordeno!

 

Jack simplemente lo ignoró, se marchó y lo dejó ansioso y caliente.

 

El cuerpo de Yusei temblaba, apretó los puños haciéndose un poco de daño con toda la joyería que se cargaba. No tuvo de otra más que darse auto placer, corrió hasta su habitación y ahí fue que comenzó a masturbarse.

 

—Que basura. —escuchó de repente cuando estaba a mitad de su estimulación. Se incorporó un poco pero no vio a nadie. Trató de continuar, mas nuevamente lo escuchó, mucho más nítido, era una voz que conocía.

 

—¿Quién? ¡¿Quién está ahí?!

 

Yusei se levantó alarmado, buscó en toda la habitación pero nada.

 

—Eres una Basura.

 

Volvió a mirar hacia todas direcciones como un demente, no encontraba nada, estaba desesperándose hasta que, lentamente, posó su mirada en el espejo.

Su reflejo se veía más joven, reservado, con buena salud y sobre todo pudor; nada comparado a lo que él era ahora: vistiendo únicamente un abrigo blanco de pomposas plumas junto con sus joyas y perfumes caros; su cuerpo marcado por los múltiples actos carnales de diferentes hombres, ojeras prominentes, pérdida de cabello y rostro esquelético, así como su cuerpo.

Su reflejo la habló de nuevo.

 

—Te has convertido en una basura, Yusei. Mira lo que tienes a tu alrededor y dime, ¿Has llenado tus tazas?

 

El azabache negó con la cabeza—¡No! ¡Que te importa! ¡Este no es tu asunto!

 

—¿Cuántos fueron, Yusei? ¿50? ¿100? —el aludido seguía negándole a su reflejo. — ¿Cuánto vale tu cuerpo ahora? ¿Cuánto vale la belleza?

 

—¡Cállate! —arrojó con todas sus fuerzas un cenicero al espejo haciéndolo añicos.

 

—Te has olvidado de quién eres…. —escuchó resonar por toda la habitación. Yusei se tapó las orejas.

 

—¡Cállate! ¡Cállate! Yo sé perfectamente quien soy, soy…soy….

 

¿Quién era él? ¿Cómo se llamaba? ¿De dónde venía? No recordaba por más que lo pensaba.

 

—Ya… ¿Ya he olvidado quien era yo?... —sintió duda, terror.

 

 

No, tú sabes quién eres….eres Alicia, mi Alicia…—Astral lo guiaba a la locura.

 

 

—Yo soy ALICIA , la reina de este reino, mi mundo de las maravillas. —sentenció por fin, convenciéndose de quién era.

 

 

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Su vida se volvió corrupta. Yusei seguía comprando accesorios caros. Entre más valor tuviera era mucho mejor. Pero de nada servía, no llenaba sus “tazas” y también terminaba por hacerlos pedazos.

Ya no podía verse en nada que tuviera su reflejo; de inmediato aparecía “esa cosa” para atormentarlo.

 

Y su vida siguió con ese ritmo, hasta que los arranques de locura se volvieron vez más frecuentes.

 

—¡Por qué! ¡Por qué rompiste todo, Yusei! —Jack había llegado de trabajar encontrando media mansión destruida.

 

El aludido corrió hasta los brazos de su esposo, le imploraba ayuda, tenía en sus ojos el reflejo del terror.

 

—¡Es la liebre! ¡Es culpa de ella! ¡Has que se detenga Jack, has que pare! —Jack lo alejó bruscamente de su cuerpo, ya no le parecía atractivo y estaba furioso por la pérdida de objetos irremplazables echo añicos.

 

Atlas ya estaba saliendo con una buena chica bella de cabello largo azabache y anteojos vistosos, pero eso Yusei no lo sabía y tampoco le interesaba que los upiera.

 

El gusto por el azabache había llegado a su fin.

 

 

—¡¿De qué estás hablando?! ¡Te has vuelto completamente loco!

 

—¡No, es verdad, te juro por Dios lo que te digo! ¡Ahí está, me atormenta, Jack, me hace daño!

 

Jack, enfurecido aun más, trató de salir nuevamente a la calle, sin embargo, le fue imposible. Yusei se volvió a colgar de su pecho.

 

—¡No, no me dejes solo, Jack! ¡Te amo, te amo, realmente te amo, eres mi mundo, mi vida! ¡No me dejes! — la desesperación se apoderaba de sus ojos y todo su cuerpo.

 

—¡Suéltame! ¡Tú ya no vales la pena! Vete a acostar con quien te plazca, lárgate de mi casa, ¡basura!—lo empujó tan fuerte que lo hizo caer. Jack ya estaba harto de él, sabía que Yusei seguía acostandose con cual quiera que se le cruzaba en su camino, pero lo había tolerado demasiado porque lo quería, hasta que su belleza desapareció por completo.

 

—¡No, Jack, por favor! ¡No dejes que me atrape!

 

—Vete al Diablo.

 

Fue arrojado a la calle.

 

—¡JACK!

 

Lo habían derrocado del trono, ahora se enfrentaría al mundo real.

 

 

-Un año después-

 

 

Sobrevivió de milagro por entregar su trasero a quien lo apadrinara. Ahora sí podía tener todos los hombres que deseara, a la hora que quisiera, pero sin satisfacción.

Ya solo era una triste figura de baños públicos, sombra lejana de lo que alguna vez fue. Su reino se había hundido poco a poco sin darse cuenta. Actualmente lo tomaba todo el mundo, y hacían con su cuerpo lo que se les diera la gana

Pero aun así…

 

 

Alicia, la taza sigue vacía. Cambiemos de lugar. —Astral era ambicioso, lo obligaba a flaquear y a entregarse a los pervertidos.

 

 

Pasó el tiempo lentamente, su apariencia se había marchitado, su vida se había podrido y sus sueños se habían vuelto una pesadilla.

 

 

-Seis años después-

 

Caminaba tambaleándose de un lado a otro sobre las peligrosas calles de Domino City. Llevaba una gabardina percudida grisácea y mal oliente, unos zapatos gastados y con agujeros y una bolsa de algo parecido al alcohol sin tratar.

Nada más.

Sus ojos azules estaban podridos, perdidos y sin esperanzas. Solo podía ofrecer su trasero a cambio de las sustancias inyectables pero ya ni eso deseaban de él.

¿Hace cuánto que no comía? ¿Hace cuánto que había estado perdido?

 

Parecía un anciano con casi 40 años; sus fuerzas se habían agotado hasta ese punto y se había quedado completamente solo.

 

Las tazas siguen vacías, Alicia—parecía que Astral no se cansaba de repetirle lo mismo.

 

—¿Pero qué más puedo hacer?

 

Llegó hasta un callejón oscuro, ahí se dejó caer a un lado de un contenedor de basura. Frente a él estaba un espejo roto que mostraba su figura esquelética y mal cuidada.

 

¿Quién, quien eres? —se preguntó mirando su reflejo, hacía tanto que no lo veía. Y tristemente no pudo reconocerse.

 

Su corazón estaba débil, sus pulsaciones disminuían, la conciencia lo abandonaba poco a poco, se quedó mirando su reflejo fijamente tratando de recordar algo de su persona.

Repentinamente—de algún lugar—, escuchó la pista de una canción que amaba, era un hit pasado de moda, pero que él atesoraba con el corazón.

 Abrió grandes los ojos, emocionado, trató de buscar con la mirada el lugar donde provenía, puesto que era una pista del grupo GX.

 

 

Las luces te guiarán camino a casa
Y encenderán tus huesos
Y yo intentaré arreglarte.

 

 

El ex modelo sintió un vuelco en el corazón, sus lágrimas se pronunciaron en exceso; un recuerdo del pasado se reveló en su mente:

 

 

 

-Años atrás-

 

Estaban en una fiesta de etiqueta, esa noche se reunían celebridades de todas pares. Nunca había creído en el destino hasta esa noche.

El destino se había encargado de encontrarlos en la misma mesa.

 

Yusei Fudo, mucho gustole había ofrecido su mano.

Judai Yuki, el gusto es míotomó la mano.

 

Al contacto ambos sabían que su destino era encontrarse y estar juntos. Fue como una corazonada de ambos.

Esa misma noche habían tomado el té a las seis de la tarde. Habían platicado sus vidas y cada instante parecía que ya se conocían desde antes.

Era la magia de algo, algo grande y hermoso que los tenía conectados.

Hubieran seguido en ese Nirvana, tan a gusto, contándose sus cosas, si no es porque Judai necesitaba pararse en el escenario para comenzar a cantar y animar el evento.

 

Lo siento Yusei, el deber me llama.

Ojala pudiera detener el tiempo para seguir hablando contigo.

Jajajaja quizás, algún día podamos hacerlo y solo seremos tú y yo….

 

 

 

—Judai…—lo recordó, su corazón no había sido engañado, un leve brillo tildaba en sus ojos golpeados.

 

 

“Yusei…”—Puso atención de nuevo al espejo. A través del objeto estaba la figura de Judai, vistiendo un traje extravagante. Parecía una especie de Hippie elegante con un ridículo sobrero verde oscuro de copa, un moño colorido en el cuello, saco con pines militares y pantalones acampanados en conjunto con zapatos oscuros.

 

Sí, era él, era aquella voz, la que tanto amaba, la que había perdido.

 

 

¡Alicia, no te dejes engañar!—Astral de inmediato trató de persuadirlo, él era su Alicia y nada ni nadie tenía derecho a arrebatársela. Pero Astral no conocía nada del amor, y la mente era más fácil de engañar que el corazón.

 

En un momento mágico, el castaño salió del espejo, se quitó el sombrero y le hizo una reverencia.

 

 

“Yusei. Hoy es tu cumpleaños.”

 

—¿Mi…cumpleaños?

 

“Sí, hemos esperado mucho por festejarlo. Y hoy no lo podemos perder de nuevo. Ven, vamos a tomar té y celebrar”. —le ofreció su mano junto con una sonrisa amable.

 

Primeramente Yusei se sintió aliviado, él se llamaba Yusei Fudo, ahora lo recordaba.

Las lágrimas brotaron por el apagado azul de sus ojos, aquellas gotas saladas eran resultado de una efímera pizca de felicidad.

Sonrió con la poca energía que le quedaba para después —sin temor alguno—, tomar la mano de su querido castaño.

Se levantó entonces joven y hermoso de nuevo, sus ropas estaban limpias y apropiadas para un festejo, usaba un traje elegante para la ocasión y su rostro volvía a iluminarse lleno de grandeza.

Ya no sentía dolor, ni hambre ni sed. Ambos chicos se sonrieron gustosos de haber podido encontrarse de nuevo, entonces pasaron agarrados de la mano a través del espejo; hacia los bosques con criaturas irreales y leyes retorcidas.

 

Por más que Astral quiso volver a traerla de nuevo, Alicia había cruzado el espejo.

El corazón del cuerpo marchito de Yusei se detuvo justo a las seis de la tarde y permaneció olvidado en aquella fría oscuridad de aquel callejón sucio por siempre.

 

 

 

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Amor, era algo que Astral no entendía.

El sueño contemplo el atardecer desde un edificio alto, nuevamente había hecho historia en la vida humana así es que él no desaparecería tan fácilmente.

Pero había un problema; su tercera Alicia se tardaría en quedar en la memoria de las personas hasta que fuera encontrada y hablaran del tema. Hasta entonces, Astral debía esperar.

 

Eso no iba con él, debía hacer algo más para que nadie lo olvidara.

 

 

—¡Damas y Caballeros!

 

 

El grito de aquel enérgico joven en la calle lo sacó de sus pensamientos.

 

 

—Acérquense. El espectáculo está a punto de comenzar. —Era un chico jovial, enérgico muy alegre de tés pálida, ojos grana y cabello alborotado en dos colores, rojo en la parte de abajo y verde en la copa.

 

 

El rostro fantasmal de Astral volvió a iluminarse.

 

 

 

Sí, tú eres mi próxima Alice.

 

 

Notas finales:

 

Hay Cielos, la siguiente Alicia es todo un reto para mi.

 

 

-FIN ALICE TRES-


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