Capítulo 1: RUPTURA
Los ojos marrones de Ji Eun se clavaban en el vapor despedido por su taza de café, el chico frente a ella parecía hablar para sí mismo que con ella.
—¡Ya basta! —Ji Eun explotó. No podía seguir así.
El chico frente a ella parpadeó, ¿había dicho algo malo? ¿Acaso ella se había hecho algo nuevo y él no lo notó?
—No está funcionando. Lo siento. Terminamos.
Había sido tajante.
Su ahora ex novio no esperaba eso, ni ella esperaba que le sucediera por décima vez en tres años consecutivos, le agradeció y salió del lugar a toda prisa sin ver atrás. Ya estaba hecho, no se iba a seguir mintiendo, era un fracaso en el amor.
Lo que más le sorprendía a la chica era que contrario a las demás, cada que rompía con un novio, no derramaba lágrima alguna. Por lo contrario, se sentía aliviada.
—Ji Eun rompió con su novio… otra vez.— Him Chan comunicó a su pareja quien trabajaba en la computadora, el chico arqueó una ceja incrédulo.
—¿Otra vez? Ya es la décima vez.
Him Chan suspiró y se sentó frente a su novio, recargó su mentón sobre sus manos mientras este le miraba preocupado, sabía el gran cariño que le tenía a Ji Eun.
—Estás preocupado por ella… Channie, tranquilo mi amor. Estoy seguro que conocerá al indicado.
—Bbang, ¿y si fue nuestra culpa? Ella sentía algo por ti pero nosotros terminamos juntos…
—Basta Channie, no fue nuestra culpa. Aunque no hubiera nada entre nosotros, ella llevaba las de perder conmigo. Soy gay, me gustan los hombres y te amo a ti.
Him Chan llevaba tres años torturándose de que por su culpa Ji Eun no saliera de ese fracaso en el amor, Yong Guk lo había pensado por un par de meses pero sabía que él no había tenido nada que ver.
La castaña les había comunicado a sus dos amigos del fracaso de su relación, más que triste se sentía frustrada. Él parecía ser el indicado pero al fin de cuentas resultó ser uno más de su lista de relaciones fallidas. ¿Era normal terminar diez noviazgos en tres años? Ella pensaba que no, su antigua vecina se había mudado luego de que ella y su novio de tres años le hubiesen puesto un fin a su relación. Él también había dejado el edificio.
El teléfono de casa sonó y Ji Eun a su pesar contestó. Ya sabía quién era, Yong Guk.
Las cosas con Yong Guk quedaron en buenos términos, ella lo entendió, Yong Guk le explicó que desde muy joven descubrió que su tipo ideal siempre sería un hombre y que decidió ser lo que ya era cuando sus dos noviazgos con mujeres terminaron mal.
—¿Hola?
—Ssongji, Him Chan me contó… Lo lamento pero tienes que ser paciente. Deja de negarlo, estás desesperada por conocer a tu príncipe azul. Hyo Sung y Sun Hwa se casaron en Estados Unidos, y se mudaron a ese país, y bueno… Him Chan y yo vivimos juntos. Tienes la presión de que tus dos mejores amigos tienen relaciones de pareja estables.
—¡No tengo ninguna presión, Yong Guk!
—Ssongji —el mayor chasqueó la lengua—, sabes que tengo razón.
—Te odio.
—Y yo te quiero, amiga. Así que deja de hundirte en la desesperación y frustración. Ven acá, iremos por Hyo Sung y Sunnie al aeropuerto, ¿no quieres conocer a nuestra sobrina?
Ji Eun berreó un poco pero terminó colgando la llamada y asegurando que iría a la casa de sus amigos. Hyo Sung y Sun Hwa habían venido de visita solo para que conocieran al bebé que estas habían adoptado. Se cambió de ropa, vistiendo ahora un vestido floreado y se colocó sus zapatos favoritos. Buscó el regalo que tenía listo para la hija de sus amigas y salió a la casa de Yong Guk y Him Chan.
Ji Eun seguía diciendo que era raro ser la única heterosexual de su grupo de amigos. ¿Cómo es que los dos le habían resultado homosexuales? Hyo Sung había parecido muy normal durante la infancia y Him Chan, bueno Him Chan siempre había obviado su preferencia sexual. Siempre le tocaba los traseros a sus compañeros y por no decir que más de una vez les tomaba fotos en las duchas, claro, todos lo hacían para jugarse bromas. ¿Quién iba a pensar que Him Chan pudiera hacerlo con otras intenciones? Sonrío, su mejor amigo había cambiado tanto, ¿quién lo hubiera imaginado completamente entregado a un solo hombre cuando antes parecía hasta jugar con ellos? Los dos tenía mucha suerte de haberse encontrado y ella tenía suerte de tenerlos a ellos. Hyo Sung en cambio siempre había soñado con casarse y hace dos años lo había logrado. Por supuesto que ella había estado presente, todos habían viajado a Estados Unidos para ser partícipes de tal evento.
Ji Eun llegó a la pequeña casa de sus amigos, contrario a ella, ellos no vivían en un edificio. Tenían una pequeña casa afueras de la ciudad, la rentaban por supuesto. Al entrar al patio la casa fue recibida por la mascota o mejor dicho, el hijo de la pareja. Un puddle color café a quien Him Chan adoraba vestirlo aunque este parecía tener cierta preferencia por su otro padre.
—Hola, Tigger, ¿dónde están tus papis? —le acarició la cabeza al canino y luego lo cargó en sus brazos, el canino había avisado a sus padres con suaves ladridos que su tía estaba en casa. Him Chan le abrió la puerta a la chica y la recibió con un abrazo.
—Estoy bien, Channie.
El chico suspiró y luego la dejó pasar. Ji Eun río ante el desastre que tenía Yong Guk en la sala, partituras, notas, varias libretas con anotaciones, la guitarra a su lado. Sabía lo que eso significaba.
—¿Y cuando sale?
—¿Qué cosa? —respondió Yong Guk con un lápiz en la boca.
—Tu nuevo mixtape.
—No tengo fecha definida, pero sí tengo algo para ti —Yong Guk extendió una hoja color amarillo con la letra de la canción, tenía muchos rayones y notas—. Es el borrador pero creo que te puede gustar.
—¿La cantaremos juntos?
—No creo, mientras la escribía pensé que se adaptaba mejor a tu voz —la chica empezó a imaginar el ritmo y extendió una mano, Yong Guk entendió y le pasó un bolígrafo mientras la chica hacía anotaciones. Him Chan servía mientras tres vasos de agua mientras observaba a dos de sus personas más amadas en el mundo interactuar de esa manera.
Las horas pasaban, Him Chan hacía su trabajo mientras su mejor amiga y su novio arreglaban la letra incluso empezaban a componer la música. Los tres se dedicaban a la música. Him Chan era profesor en una primara, su especialidad la música tradicional. Yong Guk era rapero underground y empezaba a producir canciones para los grupos de la escena kpop, aunque no le gustaba del todo pero Him Chan siempre lo convencía. Ji Eun era entrenadora vocal además de que era cantante de varias OST de dramas, no acostumbraba mostrar su rostro como tampoco revelar datos sobre su vida personal, nadie sabía que ella era la intérprete de esos temas que hacía erizar la piel a los escuchas.
—Ya es hora.
Him Chan anunció mientras buscaba las llaves del auto, no las encontraba.
—Tigger, ¿no te comiste las llaves de nuevo, verdad?
El perro ladeó la cabeza y gruñó.
—Acá están amor —Yong Guk alcanzó a Him Chan abrazándolo por la espalda mientras sacaba las llaves de la chaqueta que el menor ya llevaban puesta, le dio un beso en los labios mientras Him Chan reía como tonto.
Ji Eun había apreciado toda la escena y sintió un poco de celos. No, para nada porque fuera Him Chan quien recibiera el amor de Yong Guk, eso ya había quedado en el pasado, muy en el pasado. Lo que le daba celos era que ella no podía encontrar una pareja así, alguien que le amara como la forma en que sus dos amigos se amaban, se adelantó para no seguir invadiendo la privacidad de ellos.
Him Chan y Yong Guk se besaban con calma, acariciando ambos el rostro contrario. El menor de ambos dio un largo suspiro. Yong Guk le había cambiado la vida en todos los sentidos. Había pasado de ser el chico que solo se divertía besando hombres en los clubes nocturnos a ser un perfecto amo de casa como él mismo solía llamarse, en realidad los dos se repartían los deberes del hogar, pero Him Chan amaba cocinarle a Yong Guk, así como siempre tenerle la ropa lista. Le encantaba que su amado luciera siempre perfecto, porque lo era. Yong Guk ante sus ojos era perfecto.
—Debimos traer un letrero que diga ‘Bienvenidas a casa’ —Him Chan insistía con esa idea al ver que otras personas llevaban algo así para recibir a sus familiares y amigos. Yong Guk y Ji Eun por enésima vez le decían que no.
Sun Hwa estaba algo ansiosa, su pequeña hija parecía nerviosa, mientras ella cargaba a la bebé, su esposa se encargaba del papeleo. fortunadamente la bebé que habían adoptado era de hija de padres coreanos por lo tanto ella tenía la nacionalidad coreana por parte de ellos. Eran afortunadas de haberla encontrarla, y la bebé de tenerlas.
—Vamos, cariño. Nos esperan. Sabes, Ji Eun volvió a terminar una relación. —Hyo Sung se acercó a su esposa y volvió a cargar las maletas para ayudar a Sun Hwa, quien llevaba la preciada carga de ambas.
—¿De nuevo? —la expresión de Sun Hwa era de un total asombro, a pesar de esa misma noticia Hyo Sung se la había compartido nueve veces antes que esta.
Hyo Sung arrastraba la maleta y llevaba de un hombro la pañalera en realidad no iban a quedarse mucho tiempo, Sun Hwa volvería al trabajo muy pronto y ella quedaría cuidando de la bebé mientras le buscaban una niñera o guardería.
Ji Eun saltó de alegría al verlas, se giró hacia los chicos y tapó su rostro de emoción. Empezó a señalar hacia ellas refiriéndose a la bebé. Aún no la conocían, ni en fotos las chicas la habían mostrado. Querían que fuera sorpresa y así había sido.
—¿Nos extrañaron? —Hyo Sung saludó con su habitual sonrisa y los demás asintieron, se estrecharon sus manos y se dieron abrazos. No les importó si sus compatriotas le juzgaban por ser algo diferentes. Ellos cinco eran felices con sus vidas y con su gran amistad.
Los cinco amigos pasaron a su restaurante favorito mientras Sun Hwa les contaba como era cuidar de un bebé, de igual forma les comentó que había acordado turnarse mientras la bebé crecía un poco más para poder tenerla en una guardería aunque las dos deseaban encontrar una niñera para que estuviera siempre en casa.
Ji Eun se entretenía jugando con la pequeña niña. Sus amigas había decidido nombra Eui Jin, era un lindo nombre. Le gustaba a decir verdad pero río al ver como la pequeña a pesar de no ser hija propia de alguna tenía rasgos que le recordaban a Hyo Sung.
—Pequeña Hyo Sung. —Ji Eun río al ver como la niña sonreía. Al ver como la nombraba el resto de amigos río junto a ella.
Los cuatro se tranquilizaron, Ji Eun al menos parecía estar bien respeto a su ruptura de ese mismo día. Aun así seguían preocupados, eso no era normal en ellos. Yong Guk incluso volvió a pensar en lo que le había dicho Him Chan pero Ji Eun lo entendió a la perfección. En cambio Him Chan, observó. Él estaba con Yong Guk, y Hyo Sung con Sun Hwa… cualquiera diría que a Ji Eun le tocaba ser heterosexual, ¿no? Pero y sí Ji Eun no estaba jugando del lado correcto… ¿si caminaba del lado contrario de la acera? Solo que aún no lo sabía, Him Chan sonrío. Encontraría la forma de que Ji Eun encontrara el camino correcto.