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¿Sueño o realidad? [One-shot] por Claudia IceBlow

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Notas del capitulo:

¡Muy buenas a todos! Hace unos meses que me registré, pero no me había atrevido a subir nada hasta ahora xD, este one-shot lo he terminado hoy xD, ¿y qué decir? La idea me parece un poco extraña, pero no importa, espero que os guste mis lectores ^^

La habitación en la cual se encontraba, estaba en penumbras salvo por una tenue luz lo suficientemente fuerte como para hacer, que el pelirrojo observase con cierta tristeza y angustia recorriéndole cada parte de su cuerpo, oprimiéndole el corazón los informes que se encontraban desparramados por la mesa. Le costaba asimilar la noticia dada días antes, le costaba asimilar que todos sus sueños e ilusiones se desvanecían, tal y como una pluma queriéndose y dejándose llevar por el viento, sin embargo, Hiroto no había deseado aquello, no había deseado que su adorable novio Midorikawa Ryuuji, con el cual llevaba desde sus jóvenes dieciocho años, falleciese sin poder hacer nada por evitarlo. Las lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas, convirtiéndose en un llanto incontrolable. Había una razón por la que se encontraba entre sus informes, formaba parte de una de muchas víctimas de un cruel asesino en serie sin escrúpulos, y como tal no tenía más remedio que tratar de resolver aquel horrible caso en el que estaba involucrado tras haberse convertido años atrás en detective. Pero, a decir verdad, sentía que no aguantaría así por mucho más tiempo, el dolor era horrible, y la oscuridad poco a poco se cernía sobre su débil y frágil corazón.

Lo único que se escuchaba en esa solitaria casa en la que Hiroto había compartido con Midorikawa, era su llanto desconsolado que dejaba caer lo dolorido que se sentía al respecto, mientras el pelirrojo no dejaba de indagar entre sus recuerdos dolorosos tras hacerse a la idea con mucho esfuerzo, trabajo, y sobre todo dolor, que no volvería a ver a su novio, que sus sueños e ilusiones se habían desvanecido tal y como se deslizaba aquella entre sus manos cuando intentaba atraparle sin éxito alguno. Recordaba cuando le había conocido por primera vez, en aquellos tiempos tan solo eran dos mocos insignificantes para el mundo, que por mala suerte se percataron de la cruda realdad, aquel lugar era cruel y despiadado, pero a pesar de ello, Midorikawa le ofreció una de sus mejores sonrisas mientras le decía con voz cantarina y alegre ‘’¡Hola! Soy Ryuuji Midorikawa, ¿quieres ser mi amigo?’’ Desde aquel momento se volvieron inseparables tanto que compartían habitación, al comprobar una de las encargadas (Hitomiko) lo bien que se llevaban los dos pequeñajos inocentes.

Hiroto se sentía extraño con él, no comprendía por qué su corazón se aceleraba de aquella manera tan desbocada con tal solo verle, no entendía por qué sus mejillas ardían cuando el moreno le abrazaba, o le daba tiernos besitos en sus mejillas pálidas alegando con su entusiasmo pegadizo ‘’Te quiero mucho, siempre seremos amigos’’ —obviamente ignoraba el hecho de que su vergüenza hacía acto de presencia ante aquel bonito sentimiento que florecía en él denominado amor—, no lograba comprender aquel agradable cosquilleo en su estómago, o porque con él su mundo brillaba, y era del todo diferente. Recordaba que con el paso de los meses, Midorikawa fue adoptado, después de todo no todo era de dolor de rosas, y no podían seguir juntos tal y como lo habían hecho hasta ahora, su despedida fue dolorosa, sin embargo, decidieron volver a reencontrarse, y él al poco tiempo después también fue acogido por una cálida familia dispuesta a darle cariño, y protección.

Siguió con su vida recordando cada uno de sus momentos a su lado, echándole de menos, ansiando que llegase por fin el día en el que volvería a ver a su adorable amigo, el cual se había convertido en su primer amor sin ser consciente de aquel hecho, sin embargo, la vida no era siempre cruel con él, a veces le abrazaba susurrándole que iba a tener una grata sorpresa, y era en esos momentos cuando pensaba que tenía una especie de sexto sentido como para saber que las buenas noticias vendrían pronto, y tan pronto como lo pensaba, tan pronto como aparecía una nueva ilusión en su vida, como el hecho de encontrarse con Midorikawa en su adolescencia, literalmente corrió hacia él hasta saltar a sus brazos y eso que pensaba que su amigo peli verde era el impulsivo, no obstante, pudo percatarse de que ilusionado podía hacer cualquier tontería que se le pasase por la cabeza, tal y como hizo aquella vez en la que tras acabar en los brazos del moreno, le abrazó contra él fuerte, como si su vida dependiera de ello, como si temiese que fuera a irse de un momento a otro, cosa que al final acabó por pasar, pero no nos adelantemos a los hechos. Su amigo estaba más moreno que en su infancia, sus rasgos eran mucho más maduros, pero eso no quitaba algún que otro rasgo infantil que le acompañaba desde que era un crío. Sus ojos seguían siendo tan oscuros como los recordaba, y le daba la misma sensación, que podía ver a través de su alma, y que con tan solo observarle conocía cada una de sus manías —cosa que obviamente no ocurría, porque eran solo sensaciones que le daban al pelirrojo—, su pelo ya no estaba corto como anteriormente, se le hubo dejado crecer, y se lo recogía en una coleta alta, le daba la sensación de que era un chico de lo más atractivo.

El tiempo fue transcurriendo, y con ello, fue descubriendo muchas más cosas de Midorikawa que nunca olvidaría, como el hecho de que se mordía las uñas cuando estaba nervioso, o que cuando le lograba avergonzar, le daba por insultarle, y esconder la cabeza. Tampoco iba a olvidar su miedo hacia las películas de terror, le solía decir que era muy malo cada vez que cuando se quedaba a dormir, y le daba la buena noticia —nótese el sarcasmo— de que alquiló una película de esas que tanto le gustaban para ver, lo malo (si es que había algo malo dentro de todo aquello claro) Era cuando el peliverde se vengaba de él, debido a que siempre acababa tumbado sobre la cama, con el chico que le volvía del todo loco sobre él y con sus muñecas agarradas por encima de su cabeza, mientras se dedicaba a hacerle cosquillas sin cesar, ¡no tenía consideración con él por atacarle de esa manera! Pero se podría decir que él siempre empezaba con aquello por asustarle con esas películas que tanto le gustaban, era como una especie de circulo vicioso del cual ninguno de los dos podía salir, después de todo Midorikawa le acabó por coger el gusto a las películas de miedo, y Hiroto por el contrario a que su mejor amigo le hiciera cosquillas sin cesar hasta que decidiera parar por el hecho de que no quería que muriese de un ataque de risa.

Fue un día en el que tras darle muchas vueltas a las cosas que no lograba comprender, decidió preguntarle a su hermana Hitomiko por qué cada vez que veía a su mejor amigo su corazón se aceleraba sin poder hacer nada por evitarlo, por qué se ruborizaba cada vez que lo tenía cerca, cada vez que le abrazaba, cada vez que se posicionaba sobre su cuerpo para hacerle cosquillas, por qué sentía esas mariposas y esas cosquillitas en su estómago nada más al verle, por qué se fijaba tanto en sus labios, por qué ansiaba tanto probarlos, acortar la distancia entre ellos…La respuesta estaba muy clara, estaba delante de sus ojos, no obstante, no era capaz de verla, simplemente era debido al hecho de que nunca antes había experimentado aquel bonito sentimiento llamado amor, era debido a que nunca le explicaron qué se sentía cuando veías a aquella persona que hacía tu mundo brillas de esperanza, haciéndote sentir fuerte, capaz de hacer cualquier cosa, y tras explicarle que se había enamorado de él conforme el tiempo transcurría, Hiroto se sintió de lo más idiota por no percatarse de algo tan obvio como aquello, se sintió idiota por no haber descubierto por sí mismo que si se imaginaba besos con el que supuestamente era su mejor amigo  era debido a que lo veía algo más que eso, como su novio. Ahora el problema que tenía en sus manos, era ¿cómo decírselo sin morir en el intento? ¡No tenía ni idea, y lidiar con el tema del amor era algo más complicado de lo que se hubo imaginado alguna vez!

Cuando veía animes románticos, o películas, siempre se estresaba debido a que los personajes principales no se decían aquellos sentimientos que eran más que obvio que se sentían mutuamente, y ahora entendía cuán difícil era dar ese esencial paso sin saber lo que iba a suceder una vez dicho, ¿le iba a corresponder? ¿Después de declararse, no le volvería a ver por no corresponder a los sentimientos? ¿Serían amigos, pero luego la situación se volvería incómoda por lo dicho anteriormente? No lo sabía, y la duda estaba allí, presente, como una espina clavada en su corazón que no se desprendía del sitio que hubo ocupado hasta que no le dijese bien claro que le amaba más a que nada en ese mundo, y que sin él no podía vivir. Muchas veces había estado preparado para decírselo, lo había intentado, el problema venía a ser que acababa diciendo tonterías que le hacían reír —cosa que era buena por supuesto, y que provocaba que su corazón diese vuelcos ante ese sonido tan melodioso— o por el contrario era interrumpido por el proceso, y le daban ganas de tirarse por la ventana ante la frustración sentida. Empero, a veces las cosas pasan cuando menos te lo esperas, y eso justamente la pasó a nuestro querido protagonista pelirrojo.

FLASHBACK.

Ambos amigos habían terminado de cenar, y como era verano, y hacía bastante calor, decidieron que sería buena comerse el postre en el gran jardín de la casa de Midorikawa, éste vivía en un gran chalé, se podría decir que la familia que le adoptó era un tanto adinerada, pero a pesar de ello no tenían sirvientes y eso era algo que al fin y al cabo ambos agradecían. Se sentaron en el césped verde bien cuidado, y de gran longitud, y en frente suya se encontraba la piscina de agua cristalina en la que aquella tarde decidieron bañarse haciendo todo tipo de bromas, riéndose sin cesar, y charlando de cualquier tema, después de todo a Hiroto le encantaba escucharle, era un chico encantador, y un tanto inseguro, el cual solía pensar que aburría con sus temas de conversaciones, mas, no era así él se entretenía bastante, y también solía soltar leves risitas ante cada una de sus hazañas, Midorikawa tenía un don para provocar que sus mejillas dolieran ante de las veces que sonreía y reía a lo largo de un día que compartía con él. Le volvía del todo loco en cuestión de segundos, provocaba que sus mejillas ardieran ante la vergüenza cuando estaban demasiado cerca, provocaba que su corazón se acelerase con tal solo verle, y que se oprimiese con fuerza ante la idea de que algo malo le atormentaba, y por supuesto tampoco faltaban esas cosquillitas en su estómago, como en esos momentos en los que estaban sentado uno al lado del otro, mientras se tomaban con tranquilidad el helado que le había ofrecido la madre del peli verde.

—Oye, Hiroto—le llamó de repente Midorikawa rompiendo aquel silencio que se hubo formado, que por cierto no era para nada incómodo, y volteó a verle intrigado, éste pudo discernir un brillo especial en sus ojos oscuros, y supo que algo tramaba, algo que cambiaría sus vidas para siempre, lo presentía, y él nunca se equivocaba, porque su sexto sentido siempre estaba presente en él—Te has manchado de helado—y antes de poder preguntarle dónde justamente se manchó para limpiarse, sintió algo demasiado bonito como para ser real, algo que le erizó los vellos de la piel, algo que hizo que abriese los ojos como platos sin poder asimilar lo que en esos momentos ocurría. Midorikawa, Midorikawa Ryuuji ¡le había besado! Sentía sus labios fríos contra los suyos, era una sensación del todo agradable, fantástica, y dulce, algo que no podía describir con palabras, el peli verde movía sus labios contra los suyos de manera torpe, y justo cuando recobró por así decirlo el conocimiento, tras quedarse en shock al no poder asimilarlo, comenzó a corresponderle de manera torpe, nunca antes había besado, y no sabía cómo hacerlo, pero lo único que le importaba era que estaba ahí atacado de los nervios, con ambos labios danzando entre ellos, sentía que en cualquier momento se le iba a salir el corazón de lo rápido que palpitaba de su pecho, junto con sus mejillas que ardían ante la vergüenza, mientras la luna era la única testigo de aquel bonito amor que se expresaban con aquel lento y dulce beso. A los pocos segundos, se separaron con la respiración un tanto agitada, con las frentes pegadas, ansiando probar de nuevo aquella droga—N-no me pude resistir a la tentación, tus labios me llamaban a cada momento, y con eso puedo decirte con seguridad que te amo muchísimo Hiroto, tanto que no podría vivir sin ti

—Q-que malo eres Ryuuji, estoy seguro de que estoy más ruborizado que mi propio pelo ante tu beso inesperado—ambos nerviosos soltaron una leve risita, mientras el pelirrojo pensaba que aquello era un sueño demasiado bonito como para ser real, pero lo era, estaba seguro de ello—Y-yo también te amo muchísimo, te prometo que nunca me separaré de ti, porque yo tampoco podría vivir sin ti, te prohíbo morir pequeñajo—sin embargo, la vida no siempre daba sorpresas que provocaban que sintiese que iba a llorar de la felicidad en cualquier momento, también había sorpresas que le desgarraban el alma por dentro…

FIN FLASHBACK.

Era imposible engañar a la muerte, simplemente él no podía negarle morir, ya que aquella presencia que tan solo hacía su trabajo cuando llegaba la hora, se había llevado a Midorikawa tal y como previsto, tal y como el destino lo deseó, haciéndole sentir un dolor del todo indescriptible que no podía describir con palabras, su corazón estaba hecho trizas, y tenía miedo de que alguien al ofrecerle su ayuda con buenas intenciones se cortaran con esos pedazos afilados que estaban desparramados por el suelo, tal y como esos informes que estaban sobre la mesa, aquellos que le habían destrozado la vida, no sabía cómo iba a continuar sin él, sin el amor de su vida, sin Midorikawa Ryuuji, y a veces se preguntaba por qué no venía el asesino a por él y terminaba con su débil existencia que no servía para nada —o por lo menos era lo que él sentía—, y poniéndole alerta, escuchó un ruido, pasos, el parqué crujió, una y otra vez, cada vez más cerca de su habitación, más cerca de su persona, y por instinto corrió a esconderse, ¿dónde? Debajo de la cama. Sentía su corazón acelerado latir en contra de sus sienes, sentía que en cualquier momento le iba a dar un ataque al corazón ante sus nervios, ante lo desconocido, ante esa amenaza que presentía que no era para nada buena, que no venía precisamente para darle el pésame tras la muerte de su novio.

La puerta se abrió, chirriando, el sudor frío recorrió su frente, mientras el calor ascendía por su cuerpo, el miedo hizo acto de presencia, y no sabía lo que iba a pasar en esos momentos en los que su corazón bombeaba tan rápido sangre como nunca antes lo había hecho, y quería que fuese debido a lo vergonzoso que le ponía Midorikawa ante cada uno de sus encantos, mas, para su mala suerte no era de esa manera ni mucho menos. Asomó un poco la cabeza, y vislumbró unos calcetines de color negro, la persona que los portaba tenía los pies pequeños, y con una calma inexplicable, vio cómo se acercaba a la mesa que solo estaba alumbrada por el flexo que anteriormente estaba utilizando, y esa persona cuya identidad desconocía pareció enfurecerse ante esos informes, ya que con violencia los lanzó al suelo. Poco después de aquello, vio que se acercaba al armario, el cual abrió sin encontrar al dueño de la casa, es decir, a él, y con pasos algo más apresurados, salió de su habitación.

El pelirrojo que hasta ahora había aguantado la respiración con miedo a que le pillase por estar de lo más atacado, salió haciendo el menor ruido posible, y salió de su escondite, cogió su móvil, el cual estaba en su mesita de noche, y se escondió donde anteriormente aquella persona hubo mirado. Con manos temblorosas, comenzó a buscar entre sus contactos a Endou Mamoru, su jefe, para pedirle refuerzos, para pedirte ayuda, sin embargo, tras escuchar su voz adormilada, no pudo decir nada más, debido a que aquel aparato se deslizó por su sudorosa mano hasta caer al suelo del armario, ya que las puertas se abrieron de golpe, dejando a la vista a aquella persona desconocida con una sonrisa de triunfo en su rostro, una que le heló la sangre, y que provocó que abriese los ojos como platos, tratando de asimilar aquella situación que se escapaba lentamente entre sus manos, su tiempo estaba contado.

—Game over—dijo Fubuki Shirou con los ojos teñidos de un rojo carmesí, antes de dispararle con el revolver que sostenía su mano derecha, un sonido ensordecedor, y seguido todo se volvió negro para él, todo había acabado con un desenlace inesperado, uno que no podía expresar con palabras…

 

Entonces despertó, tenía la respiración acelerada, y estaba sudando literalmente como un pollo ante el calor que sentía, desde que días atrás Xavier Foster había cumplido sus dieciocho años, no dejó de soñar con aquella pesadilla una y otra vez, sin cesar, era como su mente le intentara decir algo, algo que no podía comprender por más que le diese vueltas al asunto, era un enigma que no sabía con certeza si iba a resolver o no. El caso era que no sabía por qué en su sueño se llamaba Hiroto, no sabía por qué vivía en Japón, ni siquiera sabía quién era aquel chico denominado Midorikawa y del que parecía estar tan enamorado, tan solo sabía que era un chico que empezaba ese mismo día la universidad, que no vivía en Japón, sino que por el contrario vivía en Inglaterra, y que nunca hubo estado enamorado a pesar de haber sido bastante popular a lo largo de su vida. Xavier, con una pereza extrema apagó el molesto sonido del despertador que retumbó por toda la estancia, y seguido se levantó de su cama mientras se estiraba, estaba aún bastante adormilado, y a pesar de ello tan solo podía darle vueltas a su sueño tan real, porque le daba la sensación que todo aquello lo vivía en aquel momento, era como si se tele trasportase a aquel tiempo, si es que eso era real claro, porque eso era algo que desconocía, pero se quedaría demasiado sorprendido si se encontrase con el chico de sus sueños, en la vida real, estaba seguro de que no iba a ser capaz de reaccionar ante tal inesperado suceso.  

Con rapidez, decidió vestirse, y cogió su mochila para llevarla al piso de abajo, a pesar de que vivía solo, la casa era demasiado espaciosa para él, aun así, poco le importaba, ya que después de todo vivía a gusto, seguido desayunó, y una vez hubo terminado cogió su bicicleta pedaleando hasta la universidad. El clima era bastante bueno y agradable, el sol ya había salido, dándole sus buenos días, y eso le hizo sonreír. Empezaba una nueva atapa en su vida, comenzaba la universidad, y con ello por fin empezaba sus estudios con la carrera que más le gustaba, criminología. Por el camino no dejaba de pensar en aquel misterioso sueño, ¿por qué soñaba con lo mismo? ¿Quién era Ryuuji Midorikawa? ¿Por qué aquel chico llamado Fubuki Shirou, le había asesinado? ¿Por qué se llamaba Hiroto Kiyama? No lo sabía, y por más que pensase no lograba encontrar una respuesta lógica a cada una de sus preguntas formuladas en su mente, ¿acaso esa era su vida pasada? ¿Acaso se iba a encontrar con el chico que era su novio en sus sueños, y por el que sollozaba con tanta desesperación? Ignoraba la respuesta, sin embargo, su sexto sentido que no desaparecía, le susurraba que pronto encontraría una de las respuestas a sus preguntas que no dejaban a su mente descansar en paz.

Al llegar a su destino dejó su bicicleta en su sitio, y se dirigió a su respectiva clase, por el camino, vio una melena larga, y verde, una que era imposible de confundir, una que era idéntica al chico de sus sueños, el cual iba un poco, por no decir mucho, cargado de libros, le costaba caminar con ellos, y lo sabía, y no hacía falta ser un buen detective como para saberlo, así que de esa manera, se acercó, y una vez que estuvo lo suficientemente cerca, le dio un golpecito en el hombro para que se girara y se percatara de su existencia, y nada más ver esos rasgos inconfundibles sintió como su corazón daba un vuelco ante tal emoción, no lo podía creer, no podía asimilarlo, y se estaba llevando demasiadas sorpresas y eso que tan solo había comenzado aquel día, uno que le pareció precioso, y sobre todo mágico.

—Necesitas ayuda ¿verdad? —dijo de manera amable, viendo como aquel chico cuyo nombre en sus sueños era Midorikawa Ryuuji, asentía con la cabeza—Deja que te ayude, por cierto, me llamo Xavier Foster, ¿y tú? —preguntó con curiosidad, mientras cogía la mitad de sus libros, rozando sin querer su mano pálida, con la suya color chocolate, con la que sintió como una descarga eléctrica se expandía por todo su cuerpo, y como sus mejillas ardían completamente ante la vergüenza, a pesar de que solo había sido un simple roce de manos que no había durado ni dos segundos. El pelirrojo, alzó la mirada, y comprobó que el peliverde también se había ruborizado como él, y como tras sus ojos coincidir entre ellos, verde y negro, negro y verde, vislumbró un bonito brillo en estos, y como en su bonito rostro asomaba una bonita sonrisa tímida, la cual provocó que su corazón se paralizase durante una décima de segundo, para luego ponerse a latir tan desbocado, tan alocado, que estaba completamente seguro de que se le iba a salir de su pecho, o bien, le iba a dar sin duda un infarto.

—Yo soy Jordan Greenway, espero que nos llevemos bien—sonrió con algo más de confianza, y Xavier le correspondió de igual manera, mientras ambos se encaminaban hacia sus respectivas clases, que, por casualidades de la vida, era la misma, la clase de criminología.

Sí, definitivamente sus dudas iban a ser resueltas poco a poco, mientras el amor iba naciendo lentamente en su cuerpo sin poder apartar la mirada de la de su amigo, de Jordan Greenway, de Midorikawa Ryuuji, porque después de todo las almas gemelas estaban destinadas a estar juntas, y desde el primer momento en el que se vieron sus destinos habían quedado unidos, sellado por un fuerte sentimiento llamado amor, el cual duraría por toda la eternidad, vida tras vida.

Notas finales:

¡Hey! Muchas gracias si lo has leído sin aburrirte jaja xD, lo siento si he dejado muchas cosas abiertas, como el hecho de por qué Fubuki mata a ambos detectives, pero Hiroto no ha resuelto el caso, por lo que no lo sabía y no pegaba ponerlo xD, así que preguntadme si quereis saber sus razones ^^ que yo resuelvo dudas encantada :3

Espero que os haya gustado ^^ y espero con muchas ganas vuestros comentarios que me encantará leer y responder ^^ y sin más me despido :3!


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