La historia de la vida es tan compleja y difícil de cuestionar, ¿Cuándo empezó?, nadie lo sabe con certeza.
¿Siempre fue tan cruel?, Nadie lo sabe.
Kuroko mira la carroza estacionarse frente al castillo y a la escolta de esta, fuera el rey, la reina y los nobles esperan para dar la bienvenida a aquel que será su futuro esposo, Kuroko sabía que debía estar ahí pero su condición se lo impide pues su cuerpo es débil y su voluntad también.
-Mi niño debería estar acostado- le dice su nana, Mizuki una mujer ya canosa y con arrugas en el rostro, deja la comida en el pequeño comedor de la extensa habitación y tienta la cama para Kuroko.
-Pero quiero verlo, quiero saber cómo es la persona con la que me casare.
-¿Y lo harás pero todo a su tiempo?
-Esperare aquí, hasta que salga, luego me acostare nana, no te preocupes.
Kuroko tose sobre su mano y toma asiento en un pequeña silla frente a la ventana la cual no es muy grande pero si lo suficiente para mirar todo lo que pasa en la entrada principal.
Kageyama había mirado el paisaje frustrado todo el camino odiaba los viajes largos, le molestaba estar sentado, su pasatiempo favorito era el cazar mataría por estar cazando Búhos en su hacienda ahora mismo pero desde que su padre se había hecho parte de la corte tenía que acompañar al rey a todos lados como su perro faldero, “acompañante” era la palabra apropiada pero él no podía más que sentirse perro faldero, miro a Kiyoshi, Kiyoshi Teppei otro perro faldero del rey pero evidentemente había una diferencia demasiado grande entre el hermano de su prometido y él, Kiyoshi Teppei y su rey se conocían desde la cuna en cambio él con un año de convivencia no podía igualar la confianza de esos dos, tomando en cuenta que ellos habían sido entrenados para la guerra se sentía ligeramente inferior, tanto en destreza como en cuerpo.
Luego miro a su rey, siempre con un aura que demandaba respeto, un hombre que sólo vivía por la guerra, antes de que su padre muriera había participado en infinitas batallas pero hace un año cuando el rey murió tuvo que dejar aquello y gobernar su país y las batallas sangrientas se convirtieron en batallas políticas, pero el pelirrojo no estaba hecho para eso y era ahí donde entraba él porque si por su rey y Kiyoshi fuera su país y su reino ya se hubieran ido a la ruina, Kagami no estaba hecho para tomar decisiones complicadas, el resultado de eso era un compromiso con el hijo de uno de sus países enemigos.
“VALLA ESTUPIDEZ”- El muy idiota se había comprometido sólo y sin querer, debía admitir que al principio le causo gracia pero después trago grueso, aquella unión puede convertirse en la destrucción de todo Apolonia, su país, su reino, y su vida. “Será un tratado de paz y unión” a otro idiota con ese cuento Kageyama no se confiaría tan fácilmente.
-llegamos- dijo advirtió Kageyama primero bajo el. –Valla sí que es hermoso.
Kiyoshi bajo también y finalmente el Rey, Kuroko observo las facciones de su futuro esposo detenidamente desde la lejanía mientras los miraba caminar hasta donde se encontraban sus familiares y el resto de la corte.
-es guapo- le dijo a su nana. –Es alto y se ve muy fuerte, su piel es ligeramente morena. –empezo a describirlo. –y su cabello es pelirrojo, ¿crees que él llegue a enamorarse de mi.
-No lo sé mi niño.
-pero ¿y si no se enamora de mi? Y ¿si yo no me enamore de él?, ¿Cómo voy a ser feliz así?
“Kuroko tu no naciste para ser feliz”- pensó Mizuki.
-No pienses en esa cosas Kuroko
-pero
-shuu- pidió silencio Mizuki. -descansa Kuroko- tomo el brazo del menor y lo guio hasta la cama con cuidado. -ya mañana lo verás.
Kagami camino elegante hasta encontrarse con los Reyes de Golen, ella, una mujer demasiado joven y bella de cabellera Azulada y piel palida y él un hombre demasiado feo para ella, viejo, barbón y calvo.
“-Pobre mujer, espero que mi prometido se parezca a ella y no a él”- pensó Kagami
-Mi reina- dijo después de besar cortes mente la mano de la mujer. –Rey, dijo haciendo una reverencia con su sombrero al mismo tiempo que sus dos acompañantes.
-Kagami Taiga es un gusto tenerlo por aquí. Pasen deben estar cansados mande a prepararles una habitación para que descansen por hoy y la cena ya está servida, también para su guardia- dijo viendo la extensa población de soldados montados en caballos que acompañaban al rey de Apolonia.
Kagami le siguió, pero sólo tres pasos. -¿Y mi prometido?- pregunto mirando a al resto de la corte.
-Kuroko está algo indispuesto y se encuentra descansando en su habitación- sontesto esta vez la reina
-está bien, he traído un regalo para el, espero lo reciba esta misma noche.
-Se lo mandare a enviar con uno de sus doncelles
-¿donceles?- pregunto Kagami ya se le hacía raro no haber visto ninguna mujer en la corte.
-A mi hijo sólo lo acompañan donceles, las doncellas están prohibidas en el castillo.
-Valla que aburrido- susurro Kageyama. –A que le tiene miedo mi reina a que alguna mujer opaque su belleza.
La única mujer presente volteo a verlo con desagrado.
-¿Y usted es?- pregunto con un tono dulzón pero a la vez escalofriantes.
-Kageyama Tobio mucho gusto my lady- saludo besando la mano de la reina, esta la miro como si el que hubiera besado su mano fuera el mismísimo diablo.
Y recordó… Kageyama era la persona que había arruinado sus planes.
-Gusto en conocerlo Tobio. Hinata- llamó la reina junto a ella se posiciono un chico de cabellera naraja y baja estatura, nadie lo dudo era un doncel y uno muy lindo pensó Kageyama tal vez la estancia en Golen no sería tan aburrida. –él es Hinata el doncel más cercano a mi hijo puedes confiar en el para que le entregue el presente a mi hijo, claro primero tengo que revisarlo, quiero evitar que se quede viudo antes de la boda- sonrió maliciosa
-Está tratando de decir que voy a matar a su hijo, aquí donde se me será imposible escapar con vida si doy un paso en falso.
-No malinterprete a mi esposa, pero a ella le gusta ser precavida.
-está bien- Kagami saco del bolso de su pantalón una pequeña cajita de terciopelo. –Es un colgante para Kuroko, una reliquia familiar ha pasado por mi familia generación tras generación desde gace más de 120 años.
La reina lo tomo y se lo dio a Hinata. –Úsalo- ordeno, no iba a descartar que el anillo podría estar envenenado. El pelinaranja trago grueso y suspiro después de todo ese era su trabajo. ¿Cuántos donceles había visto morir por su príncipe?, aquellos que probaban su comida, usaban sus sortijas e incluso se probaban la ropa.
Y nada no paso nada.
-puedes llevárselo a mi hijo Hinata- le dijo al pelinaranja. - ¿ahora si podemos pasar al castillo o nos quedaremos aquí afuera admirando el paisaje?
Finalmente y después del banquete el rey y sus acompañantes se alojaron en sus aposentos con sus propios guardias vigilando afuera.
-Es muy bonito- Kuroko se miro en el espejo, más bien miraba el colgante en su cuello, era una cadena de forma cilíndrica hecha de puro oro y un colgante que simulaban una rosa roja elaborada con el más fino Rubi.
-Sí lo es- admitió Hinata. –recuperate prono para que puedas presumírselo esta vez a tu prometido.
*
-Me mando a llamar mi reina.
-Quiero que te encargues del acompañante del Rey, de Kageyama Tobio
-¿Cómo ordene?- dijo serio el pelinaranja.