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Una noche para olvidar (CHERIK) por AlatheaMorwellan

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...Si pudieras revivirme,
prometeme buscarme como una vez lo hiciste...

Charles apagó su despertador y volvió a cerrar los ojos. Tenía que ir a trabajar pero no se sentía con ganas ni fuerzas. Al cabo de unos minutos decidió que llamaría a la universidad y avisaria que no iría. 
Se levantó, fue hasta el teléfono y marcó. Le comunicó a la secretaria que no se sentía bien, la mujer le sugirió descansar y colgó.

Volvió a la cama y se recostó. Sintió el silencio que lo rodeaba y el pecho le dolió. Extrañaba tanto a su hijo. Sus quejas por tener que madrugar, su parloteo durante el desayuno, su despistamiento a la hora de salir.
David era su vida, y lo había perdido. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas y se hizo un ovillo entre las mantas. Tras un largo rato se volvió a quedar dormido.

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Erik dejó a los niños en el colegio. Primero a David y luego a los gemelos y se dirigió a la Universidad. Entró a paso firme y pensó que cuando se cruzase con Charles le exigiría legalmente más participación en la vida de su hijo. Y que llevara su apellido, claro. Pero cuando llegó al pasillo que compartían no lo vio.

- No vendrá...- La voz de Emma sonó como un ronroneo y Erik la miró altivamente.

- Qué quieres, Emma? - Gruñó Erik de mala gana.

- Pues te veías interesado en encontrar a Charles y no vendrá. Llamó temprano informando que se ausentaría...- La joven se acercó a Erik y lo miró sonriente. - Qué sucede, problemas en el paraíso?-

Erik apretó los dientes con furia. - No es de tu incumbencia. Y ahora si no tienes nada mejor que acotar, vete. Tengo que trabajar.- Y entró al aula cerrando la puerta en las narices de la joven.

Cuando sonó el timbre de salida Erik tomó una difícil decisión. Su hijo necesitaba ropa y sus pertenencias de uso diario y tendría que ir a buscarlas a la casa de Charles. Realmente no quería verlo pero debía conseguirle esas cosas a David.
Sin embargo una parte suya que no quería admitir se había preocupado por la ausencia de Charles y quería averiguar que había pasado. Se reprendió a sí mismo. No debía importarle absolutamente nada de ese hombre.

Charles se despertó luego de dormir durante horas, se levantó y caminó hacia la cocina con desgano. Sabía que debía comer ya que no probaba un solo bocado desde el día anterior pero no tenía apetito, así que optó por hacerse un té. 
Se abrazó a sí mismo mientras esperaba a que hirviera el agua.
Intentó evitar la ola de recuerdos que lo golpearon de todas las veces que el y Erik habían cocinado y se habían besado allí. 
Cada recoveco de la casa guardaba historias de ellos dos, y de David... demonios, cuánto extrañaba a su hijo.
Estaba tan inmerso en sus pensamientos que apenas oyó el timbre de la puerta sonando.

Aún se encontraba en pijama pero no le importó. Se acercó sin ganas a la puerta y abrió. Erik estaba parado, con el semblante duro y su atuendo impecable. Todo lo opuesto a Charles.

- Erik...- La voz de Charles sonó apagada. En otro momento se hubiese animado por verlo, pero sabía perfectamente a que venia.

- Charles... - Erik lo estudió cuidadosamente.

- Pasa. - Charles se hizo a un lado y lo dejó entrar.

- Vengo a buscar las cosas de David. - Exclamó Erik sin miramientos.

- Erik... Por favor, no lo hagas...- El tono de Charles estaba cargado de dolor y Erik no pudo evitar sentirse como el peor de los  monstruos.

- Qué no lo haga? Es decisión de él, no mía! Si por mi fuera no hubiese venido! - Soltó Erik con furia.

- Es mi hijo, Erik... moriré si lo pierdo...- Erik lo interrumpió antes de que pudiera terminar.

- Hubieses recordado eso antes de engañarlo como lo hiciste! - Erik se acercó peligrosamente pero antes de que pudiera agregar algo más Charles se desmayó y lo atrapó entre sus brazos antes de que cayera.

- Charles, Charles! - Le pasó una mano por debajo de las rodillas y lo cargó hasta el sofá. Estaba pálido y Erik sintió un nudo en el estómago.

- Charles por favor, despierta! - Le palmeó una mejilla y Charles comenzó a abrir los ojos lentamente. Erik no notó que estaba conteniendo su respiración hasta que lo vio reaccionar. Se puso de pie, y se alejó un poco. No quería sentirlo tan cerca.

- Q-qué sucedió? - Charles intentó incorporarse pero sintió un fuerte mareo. Erik se acercó nuevamente y lo obligó a recostarse otra vez.

- Te desmayaste, Charles. Quédate recostado por favor.- Erik tomó su muñeca y le tomó el pulso. Estaba muy bajo.

- Cuándo fue la ultima vez que comiste? - Charles evitó su mirada y Erik gruñó. - Dime, Charles!-

- No tengo apetito, Erik. Déjame en paz...- Se incorporó bruscamente y se puso de pie pero volvió a desestabilizarse y Erik lo sostuvo de la cintura.

- Charles...- Erik suavizó un poco su tono. - Tienes que comer, estas débil...-

- Sueltame! - Charles lo empujó y juntó las pocas fuerzas que tenía para mantenerse en pie. No quería que Erik disfrutase de verlo derrotado. - Si quieres las cosas de David...- Charles suspiró y rogó porque no lo traicionaran más lágrimas.- ...Están en su habitación.-

Erik se sentía agotado. Había ido con toda la intención de enfrentar a Charles pero verlo tan débil lo había ablandado. Estúpidos sentimientos. Tomó aire y lo miró.

- No me llevaré nada más que una muda de ropa. - Charles lo miró confundido y Erik continuó hablando con resignación.- Cuando llegue a casa hablaré con David. No pueden seguir así. A pesar de todo eres su padre y ambos se necesitan. Estas equivocado si crees que yo podría querer separarte de él...-

Charles notó el resentimiento en las últimas palabras y posó su mirada en el suelo. No se atrevía a mirarlo, ni sabia que decir. No esperaba que Erik se mostrase comprensivo con su relación con David.

- Erik... yo...- El nombrado lo interrumpió.

- Tú vas a comer. No me iré de aquí hasta que te vea ingerir alimento.- Erik lo fulminó y se dirigió a la cocina.

Charles lo siguió débilmente intentando ignorar la calidez que sentía ante la preocupación de Erik.
- No seas ingenuo, no se está preocupando por ti. Se está preocupando porque el otro padre de David no muera.- La voz de su conciencia terminó por apagar todo atisbo de esperanza que hubiese aparecido.

Erik improvisó un omelette con algunos ingredientes que encontró en la heladera y obligó a Charles a comer.

- Erik... realmente no tengo apetito.-

- Come, Charles. - Su tono era glaciar y Charles prefirió no hacerlo enojar más. El silencio reinó entre ambos mientras Charles comía. 
Para cuando terminó, Erik parecía ser el mismo ser frívolo del comienzo.

- Bien, iré por la muda de ropa del niño y me marcharé.- Erik desapareció en dirección a la habitación de David y Charles sintió que la angustia volvía a tenazarle la garganta.

Cuando Erik apareció, Charles se paró frente a él mirándolo con una expresión de profunda tristeza. El mayor tuvo que hacer acopio de toda su fuerza para no tomarlo entre sus brazos.

- Cómo está David...? - Preguntó Charles casi en un susurro.

- Él esta bien, Charles.-

- Y los gemelos?- Charles lo miró con sus ojos azules llenos de lágrimas y Erik tuvo que contenerse las ganas de besarlo. Qué demonios le sucedía? Charles merecía ese sufrimiento.

- También están bien. Debo irme. Por favor continúa comiendo, tienes que estar bien para David.- El tono de Erik era nuevamente glaciar y Charles sintió que se le estrujaba el corazón.

- Adiós Erik...- Charles abrió la puerta apesadumbrado, y Erik salió sin mirarlo, murmurando un hosco 'Adiós Charles'.

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Erik llegó a su casa completamente apesadumbrado. Lo único que lo animaba era ver a sus hijos pero sabía que tendría que hablar con David sobre Charles y eso lo inquietaba. Temía que el joven no quisiese entrar en razones y así fue. 
Esa noche después de acostar a los gemelos, Erik entró en la habitación de David y se sentó en la cama del niño.

- Hijo... tenemos que hablar.- El joven lo miró sorprendido.

- Qué sucede?- Erik meditó unos segundos pero enseguida habló.

- Hoy fui a lo de tu padre a buscar tus cosas y... David... él no está bien. Esta muy triste y te extraña demasiado.-

- ¡No me interesa! - Bramó el niño enojado y se cruzó de brazos.

- David entiendo tu enojo, sabes mejor que nadie que te entiendo. Pero es tu padre, ambos se necesitan, no puedes enojarte con él por siempre.- Erik le acarició el cabello y David frunció el ceño.

- Yo también te necesitaba a ti y él nos alejó.- David se limpió furiosamente las lágrimas que se asomaron por sus ojos y Erik lo abrazó.

- Algún día tendrás que perdonarselo. Es tu padre... acaso no lo extrañas? - Erik plantó un beso en la coronilla de su hijo mientras este lloraba en su pecho.

- Si lo extraño... Pero me mintió...-

- Shhhh...- Erik lo apretó más cálidamente. - Lo hablaremos en otro momento. Ahora relajate.-

Luego de que David se calmase, Erik lo arropó y esperó a que se durmiese. Eran tan parecido a Charles, pensó amargamente. Y de pronto pensó en él. En como estaría, si habría comido, si se sentiría mejor... Suficiente, se reprendió molesto. No podía seguir pensando esas cosas.

Salió del cuarto de su hijo, y se acostó a dormir. Su sueño no duró mucho, a las 3 de la mañana se despertó con un grito de David. Asustado entró a su cuarto, y lo encontró hirviendo y quejándose. Tenía fiebre.
Al instante comenzó a ponerle compresas de agua fría en la frente, y David comenzó a balbucear en su delirio.

- Papá... papá ven...- Erik tomó su mano y lo calmó. - Aquí estoy pequeño...- David sonrió aún con los ojos cerrados pero al cabo de unos minutos comenzó a hablar de nuevo.

- Papá... papá te extraño...- Y Erik supo enseguida que su hijo estaba llamando a Charles.

Lo lamentaba por la hora pero era la oportunidad que necesitaban padre e hijo para reconciliarse. Tomó su celular y marcó esperando que su interlocutor contestase.

- Hola...?- La voz de Charles era soñolienta y Erik recordó las veces que había amanecido con esa dulce voz despertandolo. No era momento para estúpidos recuerdos.

- Charles, disculpa la hora. Pero David esta delirando de fiebre y no deja de nombrarte... crees que puedas venir? -

- Enseguida estaré ahí. - La voz de Charles sonaba preocupada pero no titubeó al responder.

- Te espero, hasta luego.- Erik respondió seriamente y Charles cortó sin agregar nada más.

Erik dejó su celular en la mesa de luz y volvió a mirar a David.
- Tranquilo hijo, Charles enseguida estará aquí.- Y el niño sonrió y dejó de balbucear.


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