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Una noche para olvidar (CHERIK) por AlatheaMorwellan

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Notas del capitulo:

Bueno, ante todo como siempre, quiero agradecerles a todos los que leen la historia, me hace feliz ver que tiene tantas vistas, y leer sus reviews! Quería comentarles que quedan sólo dos capítulos más para que termine la historia. Espero que disfruten del final, y nuevamente gracias, gracias, y gracias!

Saludos, y feliz lectura! :)

b35; ...And when I touch you I feel happy inside,

 It's such a feeling that my love,

I can't hide, I can't hide, I can't hide ...b35; 

- Papi Charles, me oíste? - La voz de Pietro lo sacó de su abstracción. Hacía horas que había vuelto con Erik de ver a Hank y seguía sintiéndose pésimo por haberse dejado llevar por los nervios, por haberse mostrado tan vulnerable... 

- Lo lamento cariño, estaba pensando en otra cosa. Qué me decías? - Charles acarició la mejilla del pequeño en gesto de disculpa.

- Decía si querías jugar con Wanda y conmigo en el parque! - El niño lo miró ilusionado y Charles no pudo evitar sonreír. A pesar de todo, vivir con Erik sí que tenía sus recompensas. 

- Claro que sí, aprovechemos que aún queda sol! - 

Wanda apareció a los diez segundos con una pila de juguetes y pasaron la siguiente hora jugando bajo la sombra del árbol del patio, hasta que sonó el timbre.

- Yo abriré! - Charles se incorporó con torpeza y caminó hacia la puerta. Los pequeños continuaron en el arduo trabajo de mantener a sus figuras de acción de pie sobre el pasto.

Cuando abrió, se encontró con su hermana, su hijo y una bolsa llena de cosas dulces para la merienda.

- Hola, papá! la tía decidió comprar toda la pastelería para la merienda.- El niño informó alegremente y corrió a su cuarto a dejar sus cosas.

- Ya veo...- Charles rió y abrazó a su hermana. - Cómo anda mi hermana favorita y mi pequeñísimo sobrino?-

- Ay Charles, soy tú única hermana y es tu único sobrino. No obtendrás favores gratuitos por adularnos en vano.- Raven rió mientras dejaba sus cosas en un costado.

- Seguirían siendo mis favoritos aunque no fueran los únicos. Quieres un té? - Charles colocó en un plato los bocadillos que había traído su hermana. Más bien eran para un regimiento, pensó, intentando contener su risa.

- Sí, aceptaré un té. Por cierto, dónde están Erik y los gemelos? - La joven lo miró con curiosidad.

- Pues... Erik dijo que tenía que visitar a un amigo. - Charles intentó ignorar la punzada de celos que sintió, no estaba seguro de quien se trataba pero tampoco era asunto suyo. - Y los gemelos están jugando en el parque, en cuanto tenga su chocolatada lista, los llamaré a merendar y podrás saludarlos.-

- Con que un amigo...- Raven se frotó la barbilla. - Y dime del uno al diez, qué tantas ganas tienes de asesinar a ese amigo suyo? -

- No sé de qué hablas. Erik puede salir con quien quiere, no me afecta.- Charles puso a calentar el agua y a preparar la chocolatada de los niños.

- Ya te he dicho mil veces que mentir se te da fatal, hermanito. Pero no te preocupes, Erik es un sociópata con problema de ego y mal carácter. Dudo que alguien le preste atención, a excepción de ti, por supuesto. - Raven concluyó su idea llevándose un panecillo a la boca.

- Bueno, lamento decirte que ese sociópata es el padre de tus sobrinos, deberías tenerlo en mejor estima.- Charles suspiró disimuladamente. - Además... con ese carácter ha logrado conquistar a otras personas también.- La imágen de Emma Frost besando a Erik apareció en su cabeza, y sintió que la bilis le subía por la garganta.

- Mjm...- Raven rió por lo bajo. - Entonces me decías... del uno al diez, cuántos celos tenías? -

Charles le revoleó un repasador por la cabeza y continuó preparando las infusiones sin agregar una sola palabra más. Que Erik fuese hasta un prostíbulo si quería, él tenía mejores cosas en las que pensar. Y con tanta furia lavó la taza, que se le rompió en la mano justo cuando Erik anunciaba su llegada.

- Buenas, llegué! - Erik se sorprendió al ver a Raven. - Raven, no sabía que vendrías! cómo estás? - Saludó a la joven con amabilidad.

- Muy bien, muy bien. Aquí justo hablábamos con mi hermanito de dónde estarías! - Raven lo miró con interés.

- Estaba en lo de mi amigo Azazel. - Erik se encogió de hombros.

Charles intentaba inútilmente que la mano le dejase de sangrar, mientras dejaba que el agua de la canilla cayese encima del corte.

Raven se acercó a su hermano, y al verlo sangrar se horrorizó.

- Charles, eso es sangre? - La joven se puso pálida.

- No es nada, querida. Ya lo tengo controlado...- En dos zancadas Erik apareció al lado de Charles y en cuanto detectó el corte, lo revisó minuciosamente.

- Erik, estoy bien. Puedo hacerlo solo! - Intentó quitar su mano, pero Erik no se lo permitió.

- No, Charles. Tienes que desinfectar ésto. Por suerte no es una herida profunda, pero no puedes simplemente dejar que el agua lo limpie.- Su voz sonaba irritada, y Charles decidió no contradecirlo. Erik desapareció rumbo al baño, y apareció a los pocos segundos con el botiquín que tenían para las emergencias de los niños, y con sumo cuidado limpió el corte. 

- Te arde? - Erik lo miró preocupado y Charles negó violentamente con la cabeza mientras Raven sonreía con poco disimulo.

A Charles ciertamente no le ardía la herida, pero si sentía un leve escozor en la piel que Erik tocaba a su paso mientras trabajaba. Si tan sólo Erik pudiera amarlo como antes...

- Listo, Charles. Estás bien? - Erik lo miró fijamente y Charles desvió la mirada.

- Sí, sí. Gracias, iré por los gemelos. La merienda casi está lista.- Y se escabulló velozmente, dejando a Erik y Raven perplejos.

El resto de la tarde pasó sin mayores sobresaltos. Merendaron todos juntos, Wanda y Pietro no dejaron en paz a Raven en todo el rato que estuvo. Los niños estaban fascinados con ella y su mutación y finalmente la dejaron ir cuando prometió que volvería otro día a tomar la chocolatada con ellos. 

Tras terminar de cenar, Erik acostó a los niños y Charles lo acompañó para desearles buenas noches. Cuando llegó el turno de David, el joven los sorprendió con una pregunta que no se andaba con rodeos.

- Díganme la verdad, ustedes estan fingiendo estar juntos por nosotros, verdad? Y por "nosotros" me refiero a nuestra hermana también. - El niño señaló la redondeada panza de Charles. 

Charles sintió que el corazón le daba un vuelco y pensó alarmado en qué decir.

- No, hijo. No se puede fingir amor donde no lo hay.- El tono de Erik era tan profundo, y sus palabras sonaban tan reales que Charles deseó desesperadamente creer en cada una de ellas.

- Cierto, hijo. Y ahora tienes que descansar, mañana tienes escuela.- Charles depositó un tierno beso en la frente de su hijo, y luego de que Erik hiciese lo mismo, ambos giraron para salir de la habitación.

- Me alegra oír eso porque es obvio que se aman.- David sonrió soñolientamente, y tras bostezar sonoramente, cerró sus ojos.

Charles intentó ocultar su rubor y camino ligeramente hasta la habitación que compartía con el causante de todos sus problemas. Erik lo siguió, dándole espacio, pero decidido a arreglar las cosas. La charla con Azazel le había hecho entender cuan duro estaba siendo con Charles, y consigo mismo. Dejaría su orgullo de lado, y le mostraría sus sentimientos tal cual eran. Sin máscaras, sin velos.

Una vez dentro de la habitación, Charles buscó en el placard su pijama mientras luchaba por calmar los golpeteos furiosos de su corazón. Sabía que Erik no había dicho eso en serio, pero una parte dentro suyo anhelaba tanto que si lo fuera... 
¿Por qué Erik tenía que ser el objeto de su más plena felicidad y a la vez su mayor tormento? 

No podía vivir así, no era justo amarlo tanto sin obtener más que una fingida relación a cambio. 

- Charles...- La voz profunda de Erik lo sacó inmediatamente de sus pensamientos. 

- Qué...? - Su voz sonó quebrada y continuó de espaldas para que no pudiese ver las lágrimas que corrían por su rostro.

- Yo... lo que dije antes era cierto.- Erik se pasó las manos por su rostro, intentando serenarse. Quería ser claro para que Charles realmente pudiera entenderlo.

Charles sintió como si el autodominio que había construído por los últimos doce años, se hubiese roto.

- No, Erik! Estoy cansado! No puedes odiarme, y luego amarme, y luego odiarme de nuevo! Quién demonios te crees que eres para jugar así conmigo? - Charles levantó la voz, completamente enfurecido. 

- No estoy jugando, Charles. Soy un idiota, lo sé... pero te amo.- Erik intentó acercarse, pero Charles retrocedió instintivamente.

- No te acerques, no me toques. No te creo! Llevo doce años intentando sacarte de mi mente, y no puedo. Y sé que esto no durará, cada vez que las cosas parecen ir bien, se arruinan y luego tengo que juntar mis pedazos y arreglarme de nuevo. Ya no puedo más, Erik. No puedo soportar más ésto...- Charles se limpió furiosamente las lágrimas que empapaban su rostro.

Erik sintió que el alma se le encogía, pero tenía que lograr que Charles le creyese aunque eso le costase la vida. Tenía que recuperar su confianza.

- Sé que no me crees, pero juro que no miento Charles. Enfurecí cuando me enteré que David era mi hijo, no podía entender tus razones. Lo único que cabía en mi cabeza es que me habías negado un hijo, pero no reparé en lo que habías sufrido tú al hacerlo...- 

- Te lo oculté por tu bien! Tú querías a Magda! - Charles tomó aire para continuar hablando, la angustia le atenazaba la garganta. - Sé que debería haberte dado la oportunidad de elegir, pero no lo hice! Era chico, estaba asustado y creía que jamás aceptarías lo que había sucedido. Y mientras tu fuiste feliz en tu matrimonio, yo crié a David por mi cuenta, sin nadie a mi lado! Así que no tienes derecho a enfurecer más de lo que yo puedo hacerlo! Dime la verdad, Erik. Habrías aceptado hacerte cargo de David en esas circunstancias? - La voz de Charles volvió a quebrarse y Erik maldijo por dentro a los adolescentes estúpidos que habían sido ambos.

- No puedo asegurarte que hubiera hecho entonces, pero sí puedo prometerte ahora que estaré a tu lado en cada momento. Y nada desearía más que poder borrar tu dolor del pasado, pero no puedo. Perdón por no haber podido estar ahí para ti... pero me permites amarte ahora...? - Erik se acercó, temeroso de que Charles lo rechazase, pero continuó caminando lentamente hacia él.

Charles sintió que la pequeña llama de esperanza olvidada que había albergado durante todos esos años, de pronto crecía y lo envolvía en una inesperada calidez. Pero tenía miedo, miedo de creer.

- Erik... - Charles lo miró fijamente cuando lo tuvo parado a escasos centímetros de él.

- Quisiera creerte... pero no puedo...-

- Entra en mi mente, Charles. Mira por ti mismo lo que hay en mi interior...- Erik tomó la mano temblorosa del telépata para apoyarla en su frente. Sentía la imperiosa necesidad de que le creyese.

- No... no puedo hacer eso...- Charles bajó lentamente su mano.

Erik volvió a tomar la mano de Charles, pero esta vez la apoyó en su pecho.

- Siente esos enloquecidos latidos, Charles. Estoy completamente enamorado de ti, y no sé como más decírtelo...- Su voz sonaba desesperada.

Charles cerró sus ojos, suspiró y quitó su mano del agarre de Erik.

Cuando volvió a abrirlos, Erik notó que algo había cambiado en su mirada.

- Creo que deberíamos dejar esto por hoy, Erik. Como te dije en el consultorio, tuvimos un día muy movilizador...-

- No, Charles. No lo dejaré, y si no me crees que con palabras, te lo demostraré con hechos.- Tomó a Charles de la barbilla y lo besó sin más contemplaciones.


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