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Una noche para olvidar (CHERIK) por AlatheaMorwellan

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Notas del capitulo:

Nos vamos acercando de a poco al final!

Cualquier duda/consulta no duden en hacermela saber!

Muchas gracias por leer, disfruten =)

Charles llegó a la casa de Erik lo más rápido que pudo. En cuanto estaba por tocar timbre, Erik abrió la puerta. Tenía el pelo revuelto, y su pijama puesto. Charles intentó ignorar el escalofrío que le recorrió el cuerpo y se centró en su hijo. Por él estaba ahí.

- Buenas noches, Erik. Traté de llegar lo más pronto posible.- Charles explicó seriamente mientras el otro hombre lo hacía pasar.

- Está bien, sígueme. - Erik caminó delante de Charles, guíandolo y sin decir una sola palabra más lo invitó a entrar en la habitación de David.

El niño estaba dormido, con algunos mechones sobre la frente, tenia las mejillas sonrosadas y balbuceaba algunas incoherencias. 
Charles se acercó inmediatamente a él y besó su frente. Cuánto lo había extrañado.

- Papá...- El niño abrió los ojos lentamente y enfocó su vista en Charles.- Papá eres tú...! - David sonrió levemente y volvió a cerrar sus ojos.

- Si mi amor, estoy aquí. Tu duerme que yo te cuidaré...- Los ojos de Charles se empañaron y como si de un conjuro se tratase, David dejó de quejarse y entró en un plácido sueño.

Charles se quedó a su lado un largo rato y tras posar una mano en la frente del niño, notó que el calor de su frente había  disminuido. Lo tapó un poco mejor y volvió a estamparle un beso, está vez en la coronilla. 
No quería apartarse de David, pero sabía que Erik lo había llamado ante la urgencia. Ahora que el niño estaba bien, debería irse. Se levantó cuidadosamente y al girarse se topó cara a cara con Erik. Su semblante era todo un misterio y Charles no intentó adivinarlo.

- C-creo que esta mejor. Al menos ya no tiene fiebre. Ya me marcho. Gracias por haberme llamado! - Charles se esforzó por sonreír y cuando pasó por al lado de Erik, éste lo tomó por el brazo.

- No tienes que irte. Puedes quedarte con él por esta noche, si así lo deseas...- Erik murmuró con rudeza.

Charles ignoró el calor que subió por su brazo al sentir el tacto de Erik y lo miró sorprendido.
- Es... es muy amable de tu parte, me encantaría quedarme con él. Te lo agradezco! - Charles lo abrazó en un impulso y Erik se quedó rígido.

- No tienes nada que agradecer. Lo hago por David.- Esas palabras fueron como un baldazo de agua fría y Charles se alejó de Erik rápidamente.

- Gracias de todas maneras.- El rostro de Charles se ensombreció de repente y sin mirar a Erik caminó hacia la cama de su hijo y se sentó en un sillón que tenía al lado.

Erik se maldijo por dentro. Se maldijo por no haber correspondido ese abrazo y por haber sentido el estúpido deseo de hacerlo.

Salió de la habitación para controlar que los gemelos siguiesen durmiendo (y para alejarse de esa presencia que lo perturbaba tanto) Al ver que lo hacían, volvió a la habitación de David con un sillón y se sentó al lado de Charles. Él era un hombre fuerte y no se dejaría intimidar por sus traicioneras sensaciones.

- Sigue manteniéndose sin fiebre? -

Charles asintió y sin decir una palabra tomó la mano de David y continuó observandolo largamente. Tenía el ceño fruncido y sus labios parecían una delgada línea a causa de la tensión. Erik sintió el impulso de besarlos para ablandarlos. Demonios. Decidió enfocarse en su hijo, y así logró apartar a Charles de sus pensamientos, aunque lo tuviera al lado y lo desease inevitablemente.

- Erik...- Charles habló tras un buen rato de silencio. Ambos habían permanecido observando a David sin decir una sola palabra. Lo miró timidamente.
- Yo... quería agradecerte realmente por haberme dejado venir. No sabes cuanto extrañaba a David...- De pronto sus ojos se empañaron y Erik sintió que su corazón daba un vuelco.

- No tienes que agradecer nada. Vamos a la cocina, tienes que comer algo. Estas pálido otra vez- Erik salió de la habitación rápidamente, no quería seguir viendo esos preciosos ojos lagrimear.

Charles se quedó mirando la silla vacía de Erik, y suspiró con tristeza. Ya ni siquiera quería estar cerca suyo. Se limpió las lágrimas lentamente y tras tomar aire y besar a su hijo en la frente, salió a la cocina.

Erik preparó un té y un café y obligó a Charles a comer unas galletas.

- Erik, realmente ya no tengo apetito.- Bufó Charles la cuarta vez que Erik le acercó el plato de galletas.

- Tienes que comer. No entiendo de que va tu huelga de hambre pero no me interesa. No puedes ir desmayandote por la vida.- Erik soltó furioso.

Charles no sabia si adorarlo o detestarlo. Era imposible cuando se ponía insistente con la comida.
- Ya estoy satisfecho, Erik. Perdí la cuenta de todas las galletas que me hiciste comer ya.-

- Bien, pero si vuelves a desmayarte te llevaré a que te inyecten con suero.- Erik lo fulminó y se levantó a llevar las tazas al fregadero.

Charles rió por lo bajo y se marchó a la habitación de David.

Erik terminó de lavar las cosas que había utilizado, y cuando terminó lo siguió.
Cuando entró encontró a Charles con medio cuerpo en la silla y el torso apoyado en la cama. Estaba completamente dormido y sosteniendo la mano de David.
La imágen era increíblemente tierna.

Erik suspiró abatido. Odiaba a Charles. Si no le hubiese mentido, ahora esa podría ser su casa, y él podría cargarlo en brazos hasta su dormitorio y acurrucarlo entre sus brazos hasta quedar profundamente dormido.

- Pero él te mintió y ya no hay vuelta atrás. - Su conciencia habló con rudeza y Erik apartó todos esos sentimientos que lo rondaban. 
Se acercó a su hijo, besó su frente y luego contempló a Charles. Notó que tiritaba por el frío así que lo tapó con una manta sin mucha delicadeza y se fue a a acostar. No volvería a preocuparse por ese hombre.

A la mañana siguiente David se despertó y al notar a su papá dormido se sorprendió.
- Pa-papá...? - Inquirió el niño suavemente.

Charles se removió emitiendo un sonoro quejido. Tenía la cintura adolorida y las manos dormidas pero cuando vio a su hijo su semblante se iluminó.

- Buen día mi amor...- Charles posó su mano sobre la de David pero éste la retiró velozmente.

- Por qué estas aquí? - El niño pasó de sonreír a hacer una mueca de disgusto. Claramente acababa de recordar el enojo que sentía hacia su padre.

- Anoche tenías fiebre... y Erik me llamó para que viniera a verte porque me llamabas en tu delirio...- Charles explicó algo triste. Notaba la hostilidad en su hijo y temía que pusiera un muro entre ellos.

David se sonrojó levemente y miró hacia otro lado.
- No recuerdo nada de eso.- El niño se cruzó de brazos.

Charles suspiró con cansancio.
- David... no podemos continuar así. Me equivoqué, hijo. Yo sé que no debería haberte ocultado a tu padre pero entiende que fue lo que consideré mejor en ese momento.- Charles lo miró fijamente y David enfureció.

- Tú me mentiste! - David levantó la voz y Charles se paró de un tirón.

- Si! Te menti! Y no tendría que haberlo hecho, pero hay un montón de cosas que tu no podrías entender porque eres muy pequeño aún. Si quieres juzgarme, adelante, hazlo!
Pero la decisión que tomé fue porque creí que eso era lo mejor.
Te amo, David. Eres lo más importante que tengo en mi vida, y sabes que jamás haría nada que pudiera lastimarte... Pero todos tenemos derecho a equivocarnos y yo ciertamente no soy perfecto...-

David se quedó mirándolo boquiabierto y Charles se reprendió así mismo por haber estallado.

- Te adoro, hijo. Sólo recuerda siempre eso...- Su voz se suavizó y giró para marcharse. Estaba llegando a la puerta cuando sintió dos brazos rodearlo por detrás.

- Yo también te adoro papá...- David apretó más su agarre y Charles se giró para verlo de frente con sus ojos empañados por las lágrimas.

- No sabes cuan feliz me hace oírte decir eso.- Charles se arrodilló para quedar a la altura de su hijo y se abrazaron por un largo rato. Charles no podía contener las lágrimas.

- Perdóname por haberte lastimado.- Charles besó la coronilla de su hijo esperando su perdón.

- Yo te perdono si tu también me perdonas por haberte hecho sufrir.- David sonaba acongojado y Charles sonrió ante la nobleza de su hijo.

- No tengo nada que perdonarte, mi amor. Ahora limpiemonos las lágrimas y vuelve a recostarte. Aún no estás del todo repuesto. - Charles acarició la mejilla de su hijo con el dorso de su mano.

- Pero ya me siento bien... y no quiero que te vayas...- David se vio interrumpido por una ráfaga que entró en la habitación. Para cuando ambos entendieron que había sucedido, Pietro ya estaba encima de David y Charles, abrazandolos.

- Papá Charles! - Wanda entró también lo más rápido que pudo y se unió al abrazo. - Te extrañamos mucho! - Gritaron los gemelos al unísono.

- Hola pequeños, yo también los extrañé mucho! - Charles parpadeó varias veces para despejar las lágrimas y abrazó a los tres niños cálidamente.

- Wanda, Pietro, tienen que prepararse para ir al colegio. Ahora.- La voz de Erik era fría y autoritaria y Charles se estremeció involuntariamente.

- Pero papi, queremos estar con Charles...- Wanda se quejó, molesta.

- Dije ahora. - Subrayó Erik con un gruñido.

- Vayan pequeños, su padre tiene razón. Nos veremos en otro momento.- Charles estampó un beso en cada niño y los gemelos se fueron de mala gana, arrastrando los pies.

Erik entró a la habitación y se agachó al lado de David. Su tono se suavizó notablemente.
- Cómo estás, Dav?- El niño le sonrió inocentemente y Charles supo enseguida que tramaba algo.

- Estoy mejor, gracias a ustedes dos! - David los abrazó a ambos y pensó que desde ese día empezaría la misión para que sus padres se reconciliaran.


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