Donde me quede... ¡Ah!, ya recuerdo, mi regreso a casa, si, la primera vez que me subí a un transporte público, no tenía tiempo, ni siquiera pensaba en "cómo puedo estar en esta cosa" solo cruzaba por mi mente una frase "maldita sociedad", esa frase cruzaba mi cabeza mientras las lágrimas salían cada vez en menor cantidad, mi semblante de tristeza era reemplazado por uno de seriedad y frialdad, no pude evitar enmudecer, mi semblante fijo al piso, empezando a sentir repulsión a cualquiera que no fuera de mi familia, los demás individuos. No los veía más que como hipócritas, bastardos, unos hijos de puta, la peor basura del mundo... Los odie con todo mi ser, los consideraba a todos mis enemigos, a cualquiera, veía malas personas a donde quiera que volteara, veía a gente que quería hacerme daño. Sentía que estaba en un pozo lleno de mentiras y de depredadores.
Finalmente llegamos a la estación del tren suburbano a la que debíamos bajar, tras salir de la estación, mi semblante no había cambiado, ya no era el chico risueño y dulce que solía ser, en cuestión de un par de horas, mi forma de ser había cambiado, Me había convertido en una persona fría, cruel y de piedra con los de afuera, alguien que no se cayera con nada, alguien que no se derrumbara por ninguna situación, sin importar la carga con la que debiera cargar. Después de todo, si yo no me mantenía firme, nadie más lo haría, mi hermano parecía estar en su propio mundo, y alguien debía sostenerlos. Afortunadamente sabía que solo 1 persona de afuera de mi familia, no me traicionaría, alguien que me demostró su lealtad, confianza y discreción desde que la conocí, su nombre, Hikari Kamiya, ella no traicionaría mi confianza nunca, por nada del mundo, pero, creo que ese tema, es para después, en otro punto de mi historia, tras salir del metro, salimos a la base de taxis de la estación, subimos a uno, mi hermano iba serio, confundido y... a la vez incrédulo que lo que pasaba era verdad, yo había caído ya en que esa era nuestra cruda realidad, mi padre... No sabía cómo estaba mi padre, como lo estaría tomando... Y lo peor... Si lo estaban tratando bien, le rompería el cuello a esos bastardos policías, eso era lo que pensaba, si le tocaban un solo cabello a mi padre, los mataría, los mataría sin importar que pasara, pero era solo por mi rabieta lo que pensaba, subimos al primer taxi que vimos.
El trayecto fue igual de callado, cuando llegamos a casa, no a mi casa, a casa de mi abuela, vi ahí a mi otra tía, a mis primos, a mi tío y a mis abuelos, mis abuelos llorando, asustados de que pasaría con su hijo, verlos así me partió el corazón, corrí a abrazarlos, no soportaba ver a aquellos 2 ancianos llorando. No podía soportar ver a mis queridos abuelos llorar, mi abuela, la dulce y consentidora, mi abuelo, el sabio y sensato, ambos llorando, abrazados por primera vez... En más de 15 años, según se yo... me destrozó que fuera por algo como esto que se reunieran y no por algo alegre... No por algo que pudiéramos celebrar.
-Abuelo... Abuela...- dije corriendo a los 2, volviendo a soltar lágrimas de mis ojos
-Ya no puedo más... no puedo- dijo mi abuela abrazándome
-En cuanto tu padre salga váyanse, se van de Tokio, irán a Hokkaido, ahí estarán bien- dijo mi abuelo en su desespero, justo cuando mi madre lo interrumpió, lo que pedía eran imposibles, no era como decir, vamos de vacaciones, no, era totalmente diferente
-No, no es posible, Sr. Seita- dijo mi madre
-Pero peligran quedándose aquí- replicó mi abuelo
-Pero se interpretará en que Hiroaki se dio a la fuga y... mis hijos ya tienen su vida aquí- dijo mi madre seria
—Abuelo... Yo no quiero irme... mi vida está aquí... mi hogar, mi familia— dije mirando a mi abuelo –No podría dejar todo esto así como así— concluí
—Viejo, tienen razón, su vida está aquí y eso no lo podrás cambiar, por ejemplo, Takeru nació y de inmediato llegó a esa casa que entre tú y Hiroaki construyeron además... no soportaría alejarme de mis nietos— dijo mi abuela abrazándonos a Yamato y a mí, mi hermano y yo correspondimos su abrazo llorando, mi abuelo asintió.
Todos nos quedamos ahí, ¿recuerdan lo que dije en la parte anterior? "Un Lunes más, quisiera no ir a la escuela" pues, irónicamente se me cumplió, al día siguiente no asistí al colegio, fui a mi casa por mi laptop para distraerme un poco, leyendo fanfics de género yaoi, sí, soy un fudashi, pero me sirvió a distraer mi cabeza, pero no por siempre, pues, al indagar en mi correo, me llegó una noticia con el link de un periódico. Si, el accidente había salido en un periódico local, eso me hizo enfurecer, cerré la página y luego la computadora azotándola.
Bajé las escaleras y escuche a mi madre decir que hoy regresaríamos a casa. Escuchar eso me hizo sentir mejor, pues esa noche la habíamos pasado en casa de mi abuela, poco rato después, me fui a mi casa, con mi hermano y mi madre, le pedí a mi madre que en cuanto llegara mi papá a la casa, me despertara esa noche, así lo hizo, cuando mi papá volvió, noté que había llorado, sus ojos estaban rojos, yo lo abracé y me aferré a él, llorando y besándolo en las mejillas, el me abrazaba con fuerza, pero debía dormir, al día siguiente iría a la secundaria. Me desperté temprano, me vestí, desayune y me lave los dientes, luego tomé mi mochila y al salir, vi a mi abuelo, en su Honda Accord color negro, esperando para llevarme a la escuela, mi padre planeaba llevarme en su camioneta de trabajo, pero mi abuelo lo terminó convenciendo, subí al auto de mi querido abuelo y me llevó a la escuela, al llegar, saludé secamente a todos, pero Kari me interceptó al sentarme en mi lugar-
—Takeru, ¿estás bien? — Preguntó sentándose a mi lado
—Sí, ¿por qué?— pregunté serio
—Es que vi en el periódico...— me levanté
—Si... ya... ¿pero cómo supiste que era yo?— pregunté serio
Flashback
Kari P.O.V.
—Miren, hubo un accidente, una moto y un carro, el carro tiene los faros chistosos, son de color...— dijo el taxista cuando lo interrumpí
—Negro, ¿verdad? — Interrumpí
—Si, como supiste— me preguntó
—Porque conozco al tonto que le pinto los faros de negro— dije seria
Takeru P.O.V.
—Ya veo... así que mi idea me delató— dije algo irónico
—Si, pero... todos estan bien, ¿verdad?— me preguntó
—Sí, todos— dije serio, ella me abrazó y yo correspondí el abrazo, un poto lento, ahora me sentía muy raro al abrazar a la gente, era un sentimiento muy raro que inundaba mi cabeza
No tardó mucho para que todo el salón se enterara, entre el salón, un chico que adoraba molestarme cada que podía, Daisuke Motomiya, me sorprendió mucho su reacción, aunque al principio fui muy agresivo con él, pues sabía cómo era
— ¡Takaishi! — grito aquel moreno acercándose a mí
—No estoy de humor para tus putas bromas Daisuke, así que ni siquiera lo pienses— dije serio y cruzándome de brazos con el ceño fruncido
—N-No, no es eso— dijo el castaño
— ¿Qué quieres? - dije secamente
—Quería saber si estabas bien, si... no te paso nada— dijo ese chico mirándome de forma ¿Dulce? ¿Hipócrita? No sabía cómo definirlo
—Ah... No, estoy bien, ¿Qué te interesa a ti en todo caso? — Dije dándome la media vuelta
—Me alegra saberlo... que bien que no te heriste— dijo abrazándome por detrás, yo me sonrojé un poco extrañado.
— ¿Qué haces? — pregunté en un tono de voz bajo, serio y frío, de todas las personas, no imaginé que este imbécil se pudiera preocupar por mí
—Nada... solo que me preocupé por ti... y quería abrazarte... al saber que estas bien— me dijo, yo me sorprendí y lo mire
—¿Qué quieres? — Dije serio
-¿Nada! ya te lo dije, solo que me preocupé, que tan malo es eso?!- preguntó ofendido, Daisuke no es un buen actor, por eso me di cuenta que no mentía, pero eso solo me dejaba más desconcertado ¿Por qué de la noche a la mañana yo le interesaba?
—Tu... ¿En serio te preocupaste por mí? — pregunté serio, sin quitar ese semblante impenetrable de mi rostro
—Si... y mucho— me contestó abrazándome más fuerte, estábamos solos en el salón, me abrazaba fuerte, por alguna razón me sentía seguro en sus brazos, a pesar de que usualmente huía de él, y más aún, a pesar de sus nuevos ideales
Pasaban los minutos y Daisuke no me soltaba, pero no me incomodaba, me hacía sentir calidez, seguridad y confianza, pero solo en él, no en otras personas, eso era muy raro, me desconcertaba, pero no me molestaba. Me gire y lo abracé igual, él sonrió un poco y me miro a los ojos, yo desvíe la mirada pero me tomo del mentón, no sabía lo que iba a pasar tras eso, pues cerré los ojos para no verlo, pero sentí unos labios posarse sobre los míos, abrí mis ojos y vi a Daisuke besándome, me sorprendí y lo empuje
— ¡¿Pero qué coño haces?! — pregunté molesto y a punto de lanzarme sobre él con un puñetazo
— Yo... Ah... no lo ocultaré más... Takeru, tú me gustas, me gustaste desde- dijo tomándome de los hombros
—Daisuke... yo... ¿te gusto?— dije sorprendido y mirándolo confuso, ¿Por qué ahora? ¿Por qué ahora que ya no quiero nada de nadie?
—Si... y mucho— me contestó desbordando determinación en sus ojos
-Yo... no sé qué decir... pero... no estoy para relaciones ahora, Daisuke- dije serio y desviando la mirada con los brazos cruzados
—Sabes... no seas pendejo, ahora es cuando más necesitas a alguien que te apoye y te haga compañía— dijo con una pequeña sonrisa, acercándose un poco a mí
—Tengo con mi familia— dije sin titubear
—Pues... lo que necesitas es alguien que no esté en el conflicto, que distraiga tu mente de otras cosas— me dijo en un tono cálido, casi como si me conociera completamente, más que yo mismo
— ¿Y qué? ¿Ese serás tú?- pregunté serio y algo enfadado por aquel beso,
—Sí, piensa en esta propuesta— se acercó a mí, se hinco y tomo mi mano —Quieres ser mi novio... ¿Takeru? — dijo mirándome decidido
—Yo... no sé qué pensar Davis... no quiero hacer estupideces ahora— dije ahora con la mirada un tanto pensativa, algo dentro de mí decía que le diera una oportunidad, que debía hacerlo. Pero mi cabeza decía que me iba a lastimar
—Piensa mi propuesta y me dices mañana— dijo sonriéndome dulcemente y me besó la mejilla, para luego irse a tomar el descanso
El resto de la jornada siguió sin conflictos, mi madre había llamado a la escuela informando del suceso, para justificar mi falta y que me brinden apoyo moral de ser necesario, la jornada casi terminaba, cuando un chico parecido a mí, rubio y de ojos azules llamado Willis comenzó a discutir conmigo, nos dijimos de todo, pero tocó el tema con algo que... me destrozó
—Eres un grandísimo pendejo, Willis— exclamé enojado, no era el mejor momento para molestarme, tenía demasiada rabia dentro todavía
—Seré un pendejo, pero al menos mi padre no es un asesino— dijo sin consideración alguna, yo me quedé helado, sentí algo oprimiendo mi pecho y no pude evitar que las lágrimas desbordasen mis ojos, pero fue Davis el que se levantó
—Pues te equivocas, el padre de Takeru es el mejor del mundo, Empezando porque Takeru si nos ha sido honesto acerca de lo que hace su padre— dijo Davis con un aire de confianza en sus palabras, mientras Willis se quedaba de piedra al escuchar eso, yo lo miré sorprendido, por haberme defendido —Así es, Willis, yo lo sé, sé que tu padre es un taxista de poca monta, no el gran gerente de una empresa de transportes, por favor, eres patético— sentenció Davis fríamente.
Quizá si era buena idea aceptar su propuesta y el podría ayudarme a pelear contra la mala sociedad y que no lastimen a ninguno de mis familiares ni amigos cercanos, pero debía pensarlo muy bien, no quería cometer un error y lamentarme luego, debía estar seguro de lo que iba a contestar, así que tenía toda la tarde para pensar.