Última Vez por Namelesshill

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Notas del fanfic:

¡Hola a todos! Hacia mucho que no escribia nada, pero me he inspirado en un video del cual se han escrito varios fics, y decidi hacer mi propia version. Espero que la disfruten :)

Notas del capitulo:
Empieza el desmadre. :p

CAPITULO 1: PERDIDA

8 de Octubre, 2016

En una fría tarde de otoño, en lo alto del último piso del edificio de una de las empresas más importantes del país, se estaba ejerciendo una importantereunión de negocios, dirigida por un omnipotente y joven hombre.

Ese era Dorian Redgrave. A sus 25 años, era dueño de la empresade la familia que heredó de su padre y la manejaba muy bien, llevándola hacia el segundo lugar en su país, pero la meta de Redgrave era ser el mejor del mundo, como le había prometido a su padre antes de este morir hace 2 años.

Sin embargo, no fue fácil llegarhasta donde estaba ahora. El rubio se la pasaba horas en el trabajo por una que otra cosa, si no era reuniones, era revisar unos formularios o planear inversiones.
El joven casi no tenía vida social, se distancio de sus amigos y casi de su familia por hacer horas extras.

Solo había una persona que lo aguantaba y lo toleraba…

-Y con estas inversiones podemos…- su charla se vio interrumpida por la vibración de su teléfono celular en el bolsillo derecho de su traje. – Discúlpenme, un segundo – Dorian saco el teléfono de su bolsillo y vio quien llamaba.

Era su novio, con quien ha estado desde que se graduó de la secundaria. Se graduaron juntos de la universidad y se querían mucho.

Pero últimamente se han ido distanciando, debido a que hace 6 meses atrás desde que heredo la empresa de su padre, Dorian se había empeñado en llevarla a la cima, descuidando a su familia y a su novio. Y la verdad estaba sorprendido de que este no lo había dejado, ya que sus amistades de hace años si lo hicieron.

‘Ahora no podre contestar’ se dijo Dorian a sí mismo, mirando fijamente la pantalla de su celular ‘no debe ser nada importante’ y colgó. Guardo el teléfono en su bolsillo y volvió al frente junto a la pizarra, que mostraba un gráfico.

-Haber…¿Dónde estaba? Ah sí…- Y siguió explicando.
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Al otro lado de la línea, el chico con el que Dorian salía no pudo contener las lágrimas. No era la primera vez que le hacía eso, pero nunca se acostumbrara al dolor. Le dolía que el rubio valorara más su trabajo que a él. Sam Darkworth se limpiaba las lágrimas de mala gana, olvidándose de donde estaba. Estaba en el lugar equivocado, el momento equivocado, y corriendo grave peligro.
En el medio de la calle, el semáforo de peatones estaba rojo, el de Automóviles, verde. Un camión venía a toda velocidad hacia Sam, y cuando se dio cuenta, era demasiado tarde. Un fuerte golpe, y todo se volvió negro.
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Unos minutos después Dorian despedía a la última persona de la reunión cuando, por segunda vez ese día, su teléfono celular vibro en su bolsillo. Se disculpó y se alejó hacia una esquina para ver quien lo llamaba. Extrañado, vio que era un número desconocido. Contesto y se llevó el celular al oído.

-¿Hola?

-Hola, disculpe, ¿usted conoce al joven Sam Darkwoth?

-Si…es mi pareja. ¿Pasa algo?

-Lamento decirle señor, pero su pareja ha sufrido un grave accidente. Esta bastante delicado, sería mejor si viene acá en cuanto antes para explicarle la situación.

-Si…muchas gracias, voy para allá. – y tan pronto colgó, corrió como alma que lleva al diablo hacia el estacionamiento.
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Minutos después que a Dorian se le hicieron horas, llego al hospital. Corrió hacia la recepción y pregunto por Sam.

-Sala de emergencias, a la derecha. – le dijo la recepcionista con la vista fija en la pantalla.

Corrió hacia donde la recepcionista le indico, chocando con varias personas y disculpándose, llego donde le indicaron. Había una joven doctora parada enfrente de la puerta de emergencias, vestida con un conjunto simple y una bata blanca característica de su profesión. El rubio supuso que ella debía saber algo, así que se acercó a ella.

-Disculpe…busco a Sam Darkworth. Me dijeron que tuvo un accidente y lo trajeron aquí. – dijo con voz agitada.

La doctora miro a Dorian, y su expresión serena paso a una de tristeza y pena. Tomo una bocanada de aire y procedió a decirle la verdad al hombre.

-Si…el estuvo aquí. – Dijo. Dorian no comprendió - ¿Qué? ¿Cómo que estuvo aquí? ¿Dónde está ahora?- replico indignado.

-No, lo que pasa es que…- la doctora, por sus años de experiencia debería soltarlo así sin más, pero sus emociones la traicionaban. Cada vez que moría un paciente, ella sentía esa pérdida como si hubiese sido propia.

- …el joven Darkwhorth falleció hace 4 minutos debido a una hemorragia masiva. No pudimos detener el sangrado, ya que varios de sus órganos vitales fueron perforados por los huesos rotos. – Dorian se llevó una mano a la boca – Lo lamento mucho…si quiere puede pasar a verlo, aun no lo hemos llevado a la morgue…lo siento tanto – finalizo sollozante, y se fue.

Dorian se quedó estático al mismo tiempo que sentía que el mundo se le caía encima.
Había perdido lo más importante que tenía. No volvería a ver su sonrisa encantadora, no volvería a recibir un solo cuadro suyo, tampoco volvería a vivir esos momentos, desde simples cenas a maravillosas vacaciones en la playa y demás que tuvo con él en el pasado, que en esos 6 meses, eran casi escasos.

Ahora ya no tendría nada de eso.

Sentía las lágrimas quemar sus mejillas pálidas. Se quedó un momento parado al lado de la puerta en donde reposaba el cuerpo sin vida de su amor, hasta que reunió valor y entro. Deseo no haberlo hecho.

La cara del joven, que una vez fue hermosa, ahora estaba demacrada, en los huesos, y llena de moretones y feos cortes. Se acercó más y pudo ver mejor el resto de su cuerpo. Tenía el brazo izquierdo torcido de manera innatural, el hombro descolocado. No pudo ver más gracias a la sabana que cubría el malogrado cuerpo del joven.

Dorian lanzo un grito de horror, y sobre todo dolor. Las piernas le fallaron y cayo de rodillas junto a la cama de hospital, y recostó su cabeza en la orilla – lo siento tanto…tanto…perdoname…mi amor…- suplicaba sollozante.
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11 de Octubre, 2016

Hoy era el funeral de su amado, sus familiares y los de él estaban allí para darle el último adiós. Dorian estaba lejos de la caja donde reposaban los restos de Sam, ya tenía suficiente con lo que había visto en el hospital.
No quería que la bella imagen almacenada en su mente se vea manchada por el recuerdo de lo que hubiese podido cambiar, si tan solo hubiera contestado esa llamada…

Dorian se atormentaba con eso. Sabía que no había provocado la muerte de su amor, al menos no directamente pero tal vez… si tan solo estuviera con el en ese preciso momento, o si hubiese contestado y oído que era lo que pasaba, a lo mejor se hubiese salvado…

Estaba encerrado en sus pensamientos cuando oyó un trueno. Curiosamente, hoy el día estaba nublado, y parece que iba a llover.

Miro hacia abajo y un joven le llamo la atención. Miraba fijamente hacia su dirección. Estaba un poco lejos de Dorian. Al parecer era albino. Tenía los cabellos blancos como la nieve, y su piel competía con el color de su cabello. Lo que asombro a Dorian fueron esos ojos color fucsia intenso, que parecían que brillaban en la oscuridad del día. Tenía un lirio entre sus manos, y lo hacía girar del tallo.

Dorian desvió su atención de el un segundo, y cuando volteo a ver, ya no estaba.

-¿Que fue eso? – susurro – Quizás solo fue una visión mía…- Y miro de nuevo hacia el frente.

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