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My Strange Boy por Kiiyomi

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Los auriculares sin música acariciaban sus oídos mientras sus dedos y su mente se ponían de acuerdo para seleccionar una canción. El silencio sepulcral de la biblioteca, el celular en modo vibrador casi sin batería, sus garabatos en su cuaderno y su tarea amontonada eran sus acompañantes aquel día de Septiembre. Debía presentar un informe de Legislación Laborar y preparar los apuntes a estudiar para su examen de Derecho Comercial. El informe estaba casi listo y decidió concentrar su atención en los apuntes, tediosos, llenos de tinta fluorescente para destacar lo más importante. El semestre estaba a punto de terminar junto a su disposición para hacer sus deberes, estaba cansado de los trabajos extras y exámenes estresantes que más de un dolor de cabeza y cuello le habían provocado.

El silencio de la biblioteca era lo ideal cuando estabas atareado de informes, investigaciones y trabajos tediosos, levantando la cabeza se preguntaba quienes estaban postrados en una silla, al igual que él, realizando deberes que por culpa de un docente debían estar a las ocho de la noche aún sin salir de la biblioteca. Un par de jóvenes agarrados de la mano por debajo de la mesa, la bibliotecaria aburrida como siempre en su computador, un docente revisando hojas con un lapicero rojo y por último un joven de su edad con los cabellos revueltos sentado en un rincón concentrado en la lectura de un libro. Aquel chico le parecía conocido.

Apagó su reproductor de música, acomodando sus papeles para no mezclarse con los del informe. Debía mantener orden sino quería quedarse más tiempo allí trabajando tiempo extra para organizar sus tareas. Dirigió su vista una vez más a aquel chico castaño, su pantalón manchado con algún líquido a la altura de su tobillo, su camisa mal abotonada junto a algunas arrugadas visibles daban a la vista que era un joven bastante descuidado en su apariencia, siguió observándole para notar aquellos zapatos negros sucios por la tierra y humedad.

— ¿Está lloviendo? —se cuestionó para mirar por la ventana más cercana para notar que el cielo estaba gris y el suelo se encontraba un poco húmedo.

Estaba en problemas, no había llevado paraguas o algún impermeable en caso de que lloviera. Cuando salió de su casa esa mañana con destino a la universidad, el cielo estaba un poco oscuro pero el sol estaba presente y jamás se imaginó que podría lloviznar o mucho menos acercarse una tormenta apenas el cielo se oscureciera.

Volvió su vista al joven que parecía conocer, tratando de hacer memoria de donde podría habérselo encontrado cuando notó cerca suyo aquel objeto amarillo colgado en una silla, que lo destacó hace varias semanas en su clase de Derecho Laboral.

— ¿Sang...? —murmuró para sí al recordar que algunos de sus compañeros en clases anteriores se habían burlado de un chico extraño.

No recordaba bien su nombre, aquel castaño se sentaba lejos de todos tomando apuntes sin prestar atención a nada más que el docente. Siempre vestía poco arreglado, parecía que no le importase su apariencia o lo que los demás pensaran de él. Algunos de sus compañeros se habían burlado de él y su extraño impermeable amarillo que siempre llevaba consigo a todos lados, cuando no lo tenía en sus manos o puesto, recordaba que había visto sacarlo de su mochila. Quizás también tenía un paraguas consigo.

— Debería preguntarle.

Acomodó sus hojas, apuntes y lápices para meterlos a su mochila. Su reloj marcaba las ocho y treinta, y el cielo lucía más gris acompañado de los fuertes vientos y pequeños relámpagos que apenas podía escuchar por sus auriculares puesto. Debía regresar a casa antes de que la tormenta lo alcanzara, guardó su reproductor junto a sus auriculares azules cerrando el cierre de su mochila.

Se acercó a paso lento al chico, viéndolo aún concentrado en su lectura. Por la tapa del libro, leyó The Dice Man. Si mal no recordaba había leído un poco de ese libro al ser recomendado por su docente de Comunicación y Expresión Oral.

Había desistido en la lectura por culpa del desagradable tipo que hacía todo lo que le pedía el dado, su concentración en leerlo había desistido cuando ocurrió algo espantoso en algunos de los capítulos. Básicamente si el protagonista escribía en la cara del seis 'Sube y viola a una mujer' y salía el seis lo cumplía.

No entendía como Luke Rhinehart había decidido sacar un libro así, ¿para qué clase de público había escrito?

Y peor aún, ¿por qué un docente recomendaría semejante lectura a sus estudiantes de segundo año?

Dejó de pensar en ello cuando se dio cuenta que estaba pensando hablarle a un compañero suyo que leía un libro bastante psicótico. Quizás era mala idea.

Justo cuando pensó dar marcha atrás en acercarse, sintió una penetrante mirada observándole para luego ver una leve sonrisa en sus labios. Era muy tarde ahora, le había saludado o bueno, fue un intento de saludo a su parecer.

Le vio acercarse a una mesa cerca suyo, colocando un marcador de páginas amarillo en la esquina de la hoja. Otro fuerte relámpago acompañado del murmullo del viento le recordó que debería darse prisa. Se acercó a la mesa, pudiendo notar antes de que cerrase el libro, que el chico era un fanático más de aquellas extrañas criaturas amarillas que habían tenido su película hace no mucho.

— Suhyun —aquellas palabras fueron acompañadas de una leve reverencia.

— Hola... —saludó también, no recordaba su nombre con exactitud.

— Shim Sangil —agregó el castaño sin dejar de guardar sus lapiceros— Suhyun compañero de Derecho Laboral, Matemática Financiera y el anterior semestre compartimos Comunicación y Expresión Oral.

— Oh, sí. Disculpa que no haya recordado tu nombre Sangil.

— No hay problema —su respuesta fue corta y rápida. A su parecer el chico ya esperaba que no lo reconociera— ¿Gustas?

— ¿Eh?

— Son ricas, mi mamá las preparó —comentó Sangil al ofrecerle galletas con chispas de chocolate en un pequeño recipiente con tapa— No dejan ingresar comida a la biblioteca por lo que las oculto aquí, no se ve nada ¿no?

Luego de sacar un par de galletas, el chico le mostró los laterales del recipiente. Asintió un poco perdido por la conversación que estaban teniendo.

— Aún no termino de leer este libro —el marca páginas amarillo sobresalía aun cuando el libro se encontraba cerrado. Le observó guardarlo en su mochila para cerrar el cierre y colocárselo al hombro— Parece que se vendrá una tormenta en la madrugada y lloverá un poco en minutos.

— Si, eso parece —asintió para terminar de comer la segunda galleta que le había invitado. Sin duda su mamá era una buena cocinera.

— ¿Quieres compartir impermeable? —las palabras de Sangil lo sacaron de sus pensamientos sobre la deliciosa comida que debía comer el chico todos los días. Al parecer se había dado cuenta que no había entendido sus palabras— Ambos vamos por el mismo camino hasta la pastelería «Antojos y Caprichos» y supongo que no previniste que hoy llovería.

— No sabía que estaría tan cambiante el clima —murmuró al escuchar sus palabras, emprendieron camino hacia la salida despidiéndose con una leve reverencia de la bibliotecaria— No traje ni paraguas.

— Deberías mirar los noticieros antes de salir de casa Suhyun —el comentario de Sangil salió con una leve sonrisa.

Ambos bajaron las gradas para caminar por el campus escolar. El fuerte viento y el olor a agua en el aire anunciaba que la lluvia no tardaría en llegar. Muchos estudiantes aún seguían en los clubs de deportes y en los salones de canto sin preocupaciones por la fuerte llovizna que podría haber dentro de muy poco.

— Aunque a veces se equivocan en los pronósticos.

— ¿Quiénes? —preguntó rápidamente al escuchar apenas aquella declaración.

— ¿Sueles perderte mucho en tus pensamientos? —la pregunta de Sangil fue acompañado de una sonrisa— Siempre es bueno prevenir, más cuando se trata del clima. Recuerda mirar los noticieros Suhyun, al menos en el desayuno.

— Eh, claro. Gracias.

Se pasaron la mayor parte del camino conversando sobre trivialidades de la vida cotidiana, aunque si alguien le preguntase cómo había comenzado a hablar con aquel chico menor no sabría responder y más aún no sabría explicar cómo fue que podía congeniar con gustos similares y algunos pensamientos parecidos. Era, de alguna manera, impresionante. Sobre todo, porque Sangil era considerado en la universidad como un chico bastante raro y poco sociable. Quizás las personas no se acercaban mucho a él por su apariencia y acciones solitarias, sin embargo, era todo lo contrario a aquello. Muy amigable, amable, quizás un poco inocente y algo raro con sus cambios de temas bruscos y preguntas que jamás hubiera prevenido que haría. Era extrañadamente impredecible. Pero le caía bien.

— Aquí estamos, llegamos —la sonrisa de Sangil era muy agradable a la vista y si el chico pudiera sonreír más estaba seguro que podría realizar muchos amigos— Sano y salvo en casa Suhyun.

— No debiste haberte molestado en acompañarme —comentó buscando, entre sus bolsillos, la llave de su casa.

— Si no lo hacía podrías haberte mojado.

— Aun así, no debiste haberte molestado —insistió un poco apenado de no poder encontrar nada en sus pantalones— Creo que la puse en la mochila —comentó para sí comenzando a sacar de sus hombros su mochila para revisarla.

— ¿Lo ves? —Sangil comentó divertido al verle apenado en la búsqueda de su llavero— Si no te hubiera acompañado estarías mojándote tú y todos tus libros con este fuerte diluvio. Hice bien en acompañarte, ¿no?

La sonrisa que le dedicó simplemente había logrado ponerle más nervioso, quizás por la vergüenza de ser mayor y no llevar un paraguas o un impermeable a mano cuando como todo adulto debía ser precavido, ante todo.

— Aquí está —avergonzado comentó, sus zapatos estaban muy mojados al igual que su compañero— Debí haberlo colocado en mi mochila cuando salí de prisa.

— ¿Mala noche? —negó ante la pregunta de Sangil, colocando la llave en su puerta para abrirla lo más rápida posible. No quería incomodarlo más— Si no puedes dormir temprano te recomiendo tomar leche tibia antes de acostarte Suhyun. Eso te ayudará, créeme.

— Eh, sí. Lo tomaré en cuenta —respondió ido. ¿En qué momento la conversación se tornó a su falta de sueño?— Gracias por todo Sangil.

— Ni lo menciones, nos vemos mañana.

Le vio alejarse un poco de la entrada de su casa, sus zapatos lucían igualmente húmedos que los suyos, aunque probablemente cuando llegara a su casa estos posiblemente se empaparan completamente. Había sido culpa suya que Sangil se tomara un desvío para llegar a su casa, mañana probablemente debería disculparse y agradecerle por haberse tomado la molestia de acompañarlo con la terrible tempestad que había iniciado ni bien salieron de la universidad. Estaba cerrando la puerta cuando algo lo detuvo, la volvió a abrir para encontrarse con la sonrisa de Sangil acompañado de una ráfaga de aire.

— ¿Te gustaría mañana tomar un café conmigo?

— ¿Me estás diciendo que te invitó a salir? —Sebin, un amigo suyo le interrumpió su relato sorprendido.

— Déjenlo que termine de contar —reclamó un rubio, empujando molesto levemente el hombro del otro chico por su interrupción.

— Eso dolió Sangho — un castaño se quejó sobándose el golpe. Aunque sabía que todo era un teatro suyo como siempre— Entonces, ¿saliste con él? —volvió a preguntar esta vez atento a la historia.

— Espera, Sangil no es el chico extraño, ese que...

La mirada penetrante que le regalaron Sangho y Sebin había logrado que se callara.

— Continúa por favor.

— Gracias Woosung —sonrió divertido ante el interés de sus amigos. Normalmente estos se comportaban de manera infantil y siempre era él quien intervenía para que haya momentos de paz en sus salidas — Si, salimos un par de veces. En realidad, nosotros ya...

— Creo que compartí una clase con Sangil hace meses, no lo recuerdo —Taewong intervino con un semblante pensante, quizás estaba haciendo memoria en recordar la apariencia del chico. Pero su paciencia estaba llegando a un límite.

— Chicos tranquilos —notó preocupado a Woosung interviniendo— Taewong deberías callarte si quieres escuchar toda la historia como Sebin y Sangho —su comentario fue resultado de las penetrantes miradas asesinadas que le lanzaban aquel par.

— Como decía —retomó la palabra al verlos ya callados— Llevamos unos meses ya juntos —murmuró despacio, un poco apenado.

No estaba acostumbrado aún a compartir su vida amorosa. Y es que antes no la había tenido, quizás si había salido con un par de chicas en su primer año, era nuevo en ese entonces y parecía como si todas las universitarias posaran sus ojos en un nuevo juguete.

— ¿Y cuándo lo conocemos? —preguntó Woosung con una sonrisa— Si ya llevan meses deberías presentar...

— Apenas cumplimos dos hace una semana.

— Que atento a los días estás Suhyun —Sangho comentó divertido, molestándole— Aunque sea enséñanos una foto.

— Estoy de acuerdo con ello —agregó Taewong— Necesito recordar el rostro de ese chico. Sé que era extraño y solitario, pero viendo una foto quizás me equivoque de persona.

— Esta bien, les mostraré —sacó el celular de su bolsillo, entrando a galería en busca de alguna foto suya. Sonrió al llegar a una que le gustaba, la vestimenta de Sangil le recordaba a como lo conoció ese día de llovizna— Es él.

Sebin le quitó rápidamente el artefacto electrónico de sus manos, emocionado quizás por conocer a su novio.

— ¡Lo sabía! —Taewong gritó emocionado luego de ver apenas la foto, Sangho y Sebin seguían analizándola de cerca— Es el mismo con el que pasé Álgebra. Todos en clases se burlaban o molestaban, siempre se sentaba en el último asiento sin hablar con nadie. Mis compañeros le decían ñoño cuando se colocaba sus lentes —uno de sus amigos había carraspeado para detener las palabras del otro— Era muy antipático con todos y su apariencia desaliñada daba mucho que desear...

— Deberías callarte —Woosung golpeó el hombro del moreno para detenerlo.

Un silencio se provocó entre ellos, sólo podía escucharse el murmullo de todos los estudiantes, adultos y niños que estaban en la cafetería. Como un tradicional sábado entre amigos, se encontraban teniendo su típica reunión ahora que no compartían muchas materias en el semestre.

— Lo siento Suhyun, es lo que los demás decían. Yo...

— Está bien Taewong —interrumpió con una leve sonrisa— Así conocí a Sangil y también pensé que era muy despreocupado con su apariencia, más que todo, era extraño por su manera brusca de cambiar de tema y siempre encontrar de qué conversar. También me pareció un poco nerd y ratón de biblioteca, confieso que también pensaba así pero no pensé jamás que podría llegar a gustarme o que le gustaba cuando me habló ese día.

— ¿Sangil se te confesó primero?

— Su manera de declarar amor es muy diferente a otras personas —respondió con una sonrisa, feliz al recordar ese día en la biblioteca donde Sangil le había confesado sus intenciones de su amistad con él— Pero hablaremos de eso otro día. Tengo otra foto por si quieren ver —tomó el celular entre sus manos buscando aquella imagen que sorprendería a sus amigos, estaba seguro de ello— Esta fue para una fiesta de un pariente suyo.

Esta vez tardaron en tomar su celular entre sus manos, y fue Sangho quien le hecho la primera mirada. Para luego unírsele Woosung y Sebin obteniendo similares expresiones faciales por parte de los tres. Taewong fue el último en observar la foto.

— ¿Ese es Sangil? —preguntó Sangho sorprendido, por fin había podido cerrar un poco su boca— No parece.

— Su vestimenta y su comportamiento corporal son muy diferentes a la anterior —Woosung comentó sin dejar de estar impresionado.

— Yo sí saldría con un nerd como él —ya esperaba comentarios como ese, pero que a este le añadieran una sonrisa pícara e interés en sus ojos, era demasiado para él— Está simpático. En realidad, muy guapo Suhyun.

— Parale a tus hormonas Sebin —no pudo evitar decir aquello obteniendo sonrisas por parte Sangho y Woosung— Ese chico es mi novio —murmuró un poco bajo, pero con las cejas levemente fruncidas por el comentario anterior.

— Será un chico nerd y se arreglará poco para salir, pero cuando quiere Sangil puede provocar interés y sorprender a muchos, ¿no Taewong?

— Tienes un poco de razón Sangho, tu novio puede ser atractivo cuando quiere —el chico cruzó sus brazos derrotado ante las miradas matadoras de sus amigos en él— Yo sólo dije lo que los demás murmuraban de él, no quise incomodarte Suhyun.

— Lo sé. No te preocupes, lo entiendo porque como dije también pensaba igual. Sangil es un poco extraño sí, pero cuando lo conoces bien notas que es un chico genial.

— Y muy guapo —ignoró aquel comentario de Sebin, sin mirarle.

— También puede ser tierno cuando quiere —la sonrisa y felicidad no podían evitarse en sus expresiones faciales. Aquel día que lo conoció jamás podría olvidar, por eso los días lluviosos eran sus favoritos, le hacían recuerdo a su primer encuentro con su novio— Como en esta foto que... —Sangho le quitó el celular antes de que continuara con sus palabras.

— Suhyun deberías evitar mostrarle más fotod a Sebin, no vaya a ser que quiera quitarte a Sangil.

— ¡Hey!

— Tienes razón, me las guardaré para mí. Gracias por el consejo —sonrió guiñándole el ojo a todos, tomando su celular entre sus manos para guardarlo en su bolsillo izquierdo— Después de todo es mi extraño chico. Mi novio.

— Ya lo sabemos —comentaron a coro sus amigos.

— Ni planeaba quitártelo —Sebin comentó molesto cruzándose de brazos, provocando risas en todos.

Fin~!

 

Notas finales:

Hi Sweeties, este drabble me salió relargo. Debo decir que cuando tenía la idea ya, se trataba solo de la ultima escena en la cafetería donde Suhyun presentaba a su chico y cuando comencé a escribir más de 1000 palabras me costó sólo para que los protagonistas se encontraran, fue frustrante >w<


Sé que no hay muchos fanfics de Snuper en español, en inglés no he probado. Es un grupo poco conocido que debutó hace casi dos años. Si tienen curiosidad de escucharlos les recomiendo "Platonic Love" que es la más conocida, "It's Raining" y la última "Back:Hug". Espero les haya gustado la historia a los que leyeron hasta aquí, al ser un grupo que casi nadie conoce quizás solo estoy hablándole al viento jejeje pero bueno, me gustó como quedó. Y esta historia es otro reto cumplido, si! Se cuidan, bye, bye! :3


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