Camino a Best-Seller
Capítulo Cuatro
—Mano a mano—
Desde el día anterior en el cielo aparecieron nubes grisáceas, el pronóstico del clima anunciaba un 90% de probabilidad de lluvia, no se necesitaba ser un genio para saberlo. Lo curioso es, como el anuncio de una encarnizada lucha a favor de Nara Shikamaru, la lluvia cayó sobre Japón cuando las personas, que vestían impermeables y otras tantas sostenían paraguas, hacían fila en las distintas librerías de considerable, y no tan considerable fama entre los ávidos lectores, esperando un ejemplar de Nara Shikamaru, no de NiponCold.
Nosotros nos encontrábamos dentro de la tienda, salvaguardados del clima, la fila que recorría la acera como una serpiente de humanos era exclusivamente para comprar un ejemplar de Nara, las personas que solo miraban otros ejemplares eran libres de pasearse por la tienda a su antojo.
Sasuke permaneció inmóvil delante del enorme estante donde posaban docenas de copias de su novela corta. Konoha, aunque tuviera un pequeño lanzamiento al mercado, siempre lo hacía a lo grande. Durante las dos semanas anteriores al lanzamiento del libro de Sasuke, se repartieron copias a distintos críticos de renombre en la industria, que terminaron el libro en días y escribieron su crítica para Konoha, mismas que se encontraban escritas en el estante aclamando lo grandioso y fabuloso del libro.
—Nipon…Cold ¿Es un nuevo escritor de Konoha? —preguntó un joven a su amigo acercándose al estante.
—Eso parece —respondió el otro tomando una copia, vio el hermoso dibujo de la portada y estando satisfecho dio la vuelta para leer la sinopsis. —Se ve interesante, y las críticas parecen amarlo, deberíamos comprar este.
Su amigo volteó a mirar la interminable fila de personas.
—Sí, la verdad no se antoja estar horas bajo la lluvia para comprar un libro, aunque fuera de Nara Shikamaru. Además el precio de esta novela es muy económico y se puede leer en menos de una semana. Para entonces tendremos dinero y podremos costear el de Nara.
—Entonces decidido, lo llevamos —ambos fueron a las cajas y después de una rápida transacción, salieron felices perdiéndose entre la multitud de personas que circulaban por la acera.
Sasuke presenció ese hecho como algo fascinante, dentro de él había sido tocado por la amabilidad humana. Inspirados, otros curiosos que vieron a los dos amigos, se acercaron a mirar la nueva obra, luego, otros tantos, y así sucesivamente logrando un gran cúmulo de personas interesadas en lo escrito por Uchiha Sasuke.
Fue entonces cuando lo entendí, el Director Hatake nunca pretendió hacer competir a Sasuke contra Nara, sino al contrario, aprovechó el lanzamiento del famoso escritor para llenar las tiendas y hacer que más personas pudieran ver el debut de Sasuke. Me sentía tan estúpido por no descubrirlo antes. ¡Pasé dos semanas sufriendo inútilmente! El éxito de Sasuke, aunque pequeño, estaba asegurado. ¡Me faltaba tanto por entender de la industria!
Igual a la pólvora, la voz sobre lo grandioso del nuevo libro de Sasuke se expandió por todo Japón, tanto así, que los más adinerados compraban la obra de Nara junto con el de NiponCold.
—La gente compra mi novela, compra lo que sale de mi imaginación —dijo Sasuke sorprendido al ver vaciarse el estante lentamente.
—Así es, Sasuke, a la gente le gusta —respondí parsimonioso, como cuando un padre le habla a su hijo sobre algo magnífico.
En ese momento no lo sabía, pero el Sasuke que conocí iba despareciendo dando lugar a otra persona, una que llegaría a amar más que a mí mismo.
La tarde finalizó, y con ella la lluvia. Por las calles corrían arroyos y caían gotas de los tejados y distintos techos de locales comerciales. La humedad podía sentirse y respirar hondo causaba paz interior. Sasuke y yo terminamos cenando en un restaurante Izakaya, muy cercano a la última librería que visitamos, donde igual a todas las otras, los estantes encargados de mostrar el debut de NiponCold se exhibían vacíos.
—¡Por el fantástico lanzamiento de tu novela corta e inevitable ascenso a la fama del mundo literario! ¡Kanpai! —brindé alegre chocando nuestros tokkuri, y con garganta ancha, debimos todo de un trago.
—Sabía que mi novela se vendería, pero no tan bien —confesó Sasuke después de carraspear la garganta, no parecía llevarse bien con el alcohol.
—De haber sido de otra manera el nombre de Konoha se habría manchado, ¿no crees? Venga, a comer.
Probamos vegetales, carnes, guisos nipones deliciosos dignos de la ocasión. Devoramos cada parte de lo servido sin saciarnos. De ser sincero, estar todo el día parado presenciando el comportamiento humano era agotador y extraordinario. No me di cuenta del hambre que tenía hasta leer el menú.
Con la barriga llena y varias copas después, tanto Sasuke como yo nos encontrábamos en un ambiente extraño, sumergidos en plena autosatisfacción, y esa esfera se mantuvo durante el camino en taxi al apartamento de Sasuke.
—Deja que te ayude —dije forcejeando con Sasuke, indispuesto a entregarme las llaves de la puerta principal.
—¡Que yo puedo! —exclamó, luego apuñaló el pomo de la puerta sin atinarle a la cerradura. Finalmente, después del décimo octavo intento, creo, (perdí la cuenta después del noveno) la llave deslizó y la puerta recibió el peso de Sasuke, a duras penas lograba mantenerse en pie.
Dios sepa cómo lo llevé a su cama, pero cayó tendido como un saco de papas. La situación de haberla visto como un tercero, seguramente me habría partido de risa, un ebrio ayudando a otro ebrio, motivo por el cual no pude mantener el equilibrio y caí sobre Sasuke. La cama debió rechinar horrible.
Tenía el rostro rojizo de Sasuke a centímetros del mío, él me miraba con esos hermosos ojos oscuros.
—No creí que me sentiría tan bien, pero ver a esas personas comprando mi libro… me hace querer mejorar como escritor —se sinceró conmigo. Sus palabras salieron oliendo a alcohol, pero lejos de herir el olfato, lo estimulaba, con esos labios de apariencia suave, el aroma era realmente seductor.
—Mejorarás y serás tan bueno como Nara —dije inhibido de vergüenza, pasé mi mano sobre el pecho de Sasuke, suave como un pincel pintando en lienzo. No me sorprendí cuando Sasuke me aceptó. Muy en mi interior deseaba que no fuera efecto del alcohol, y él sintiera lo mismo que yo.
No resistí más, mis manos se prendieron en fuego de pasión con el simple contacto de piel. Nuestros labios se juntaron lento, desfrutando del dulce néctar que tanto tiempo había esperado.
Sasuke desabotonó mi camisa, mi torso quedó expuesto. Su dedo recorrió desde mi pecho hasta el abdomen en una fina línea recta. La descarga eléctrica fue instantánea, relampagueante, recorrió mi espalda terminando en una dura erección de mi pene, creando un bulto en mi pantalón, cosa que debió sentir Sasuke pues con su firme mano apretó mi entrepierna.
—Es tan sencillo excitarte —bufó Sasuke esbozando una sonrisa coqueta.
—Es solo porque deseaba hacer esto desde hace mucho —aclaré avergonzando. Mi respiración se agitó en una marea apasionada. ¿Acaso me perdería tan pronto?
—Entonces haz que valga la pena, dime, ¿qué vas a hacer? ¿Crees poder conmigo? —movía su mano buscando estimular más mi pene.
—Siempre tan arrogante, tan engreído y aun así me fascinas como no tienes idea. —Arranqué sus ropas violento, demostrándole que no temía liberarme.
Sasuke tomó parte de la culpa y descendió hasta mi pene, sacándolo. Lo acarició, se endureció todavía más y lo introdujo a su boca con las venas pulsando todavía. La sensación de su lengua abrazándome, el calor de su cuerpo en mis piernas…
Tomé la nuca de Sasuke con ambas manos y empujé hacia abajo, queriendo que mi pene llegara a lo más profundo de su garganta. Él profería arcadas y comenzó a escurrir demasiada saliva. El torrente sanguíneo ardía en fuego, sentía todo caliente, la piel de Sasuke, mi sudor, su cálida pero desvergonzada garganta sin fondo. Tras un grito de excitación, la cabeza de mi pene explotó, la eyaculación fue tanta que los ojos de Sasuke saltaron de órbita, sus mejillas se hincharon y parte del semen alcanzó a salir de su boca antes de tragarlo con auténtica desesperación. Al sacar mi pene de su boca, hilos viscosos colgaron de sus labios, rompiéndose solamente cuando pasó la lengua y tragó todo rastro que pude haber dejado. Y como si no fuera suficiente, terminó de limpiarse con el antebrazo sin hacer desaparecer esa malvada sonrisa suya.
Sasuke se posicionó sobre mí, dominante, e inclinándose hacia abajo, besó mi pecho, ascendiendo por mi cuello, detrás de la oreja, con cada respiración exhalada enchinaba centímetros de mi piel. Su rostro expresaba ‹‹Ahora me toca a mí››, y yo como un humilde sirviente, obedecí sin objeción. Pretendía hacerle un oral, pero puso gentilmente su dedo en mis labios y meneó la cabeza de un lado a otro. ‹‹¡No!, esto no va por ahí ››, pude entender horrorizado. Con una fuerza abrumadora, logró ponerme de rodillas con mi culo frente a él, lo abrió dejando al exterior mi ano y escupió. Introdujo su dedo asegurándose de lubricar bien y como si fuera a dar una estocada, introdujo duro y profundo su pene. Pude sentir claramente cuando se abrió camino dentro de mí. El dolor satisfactorio fue un oleaje que revolcó mi cuerpo entre las sábanas. Tras cada golpeteo que daban nuestras pieles, perdía fuerza y, tendido de pecho el contra colchón, dejándome ir por el va y viene de mi cuerpo debilitado. Mis ojos se tornaron blancos presos del placer y en un momento, no me sentía más humano que un muñeco de hule al que manipulaban. De un momento a otro los movimientos de Sasuke ascendieron convirtiéndose en embestidas salvajes, los gritos salidos de mi boca apenas se alzaban por encima del rechinido de la cama, los golpes de la madera azotando la pared y los gemidos de Sasuke antes del climax.
Sentí cómo el pene de Sasuke se hinchó y descargó todo su semen dentro de mí, viscoso y caliente, una enorme cantidad apelmazada buscando su camino.
Nuestras respiraciones agitadas creaban una bizarra composición musical en medio del pequeño cuarto. Cuando Sasuke retiró su pene después de dejarlo un momento reposando adentro, inmediatamente el fluido retrocedió y cayó en blanquecina cascada alrededor de mis muslos.
Supongo ambos caímos rendidos uno al lado del otro, desnudos y bañados en sudor, apestando seguramente a hormonas alborotadas. Y digo supongo, pues de la nada la oscuridad proclamó plena autoridad y sin darme cuenta, me dormí… ¿Está bien si digo que me avergüenzo de eso? Lo normal es que resista más, ¿no? Aun así, esa noche dormí plácido.
Al despertar, sentía el cuerpo pegajoso y sucio. ¿Alguna vez colocaron pegamento líquido en su mano y esperaron a que secara para posteriormente retirar la capa como si fuera pellejo? Pues bueno, esa sensación sentía en el culo, total y absolutamente incómodo.
Sasuke asomó su cabeza desde la cocina.
—Puedes ducharte, dejé ropa limpia en el baño y puse jabón nuevo —dijo como si nada y volvió a sumergirse en la cocina.
Me sonrojé, tal cual. No pensé en lo que sucedería después de aquella noche, en qué terminaría nuestra relación. No era un tipo de algún bar, sexo de una noche y nunca más vernos. Lo había hecho con mi joven promesa, la persona que debo ver casi a diario. Había roto una de las más importantes reglas de cualquier relación profesional: Nunca te involucres sentimentalmente con tu empleado, o en este caso, escritor.
Ya pensaría luego en la manera de lidiar con eso, de mientras necesitaba ese baño.
—Fin del Capítulo Cuatro—