Hipnótica. por Friday

Tony sabía que Steve iba a estar muy molesto con él y quizás muy molesto era poco para todo lo enojado que el rubio llegaría a estar.

Steve iba a matarlo en cuanto despertara.

Aun así él tenía un punto con el cual defenderse y ese era que Tony necesitaba saber más sobre la dimensión en la cual había ido a caer. Necesitaba experimentar para poder tener una respuesta científica a lo que había sucedió y quizás dejar de darle vuelta al tiempo que estuvo alejado de su equipo y aún más de Steve. Con lo que no contaba precisamente era con que el Capitán América entraría al taller sin hacer ruido para poder fijarse en lo que hacía. En cuanto lo adivinó comenzó la discusión.

-¿Otra vez Tony? ¡Ya hablamos sobre esto!


-Quizás tú hablaste Cap, yo me limité a asentir.


-¡Fueron bastantes semanas sin ti como para que ahora te arriesgues de nuevo!


-No me estoy arriesgando a nada ¿No lo entiendes? Yo necesito saber.

-Necesitas un descanso- Steve Rogers se acercó aún más a su cuerpo y Tony sabía lo que pasaría. Lo tomaría en su hombro y sin problemas lo llevaría hasta su cuarto.
Y quizás en otras circunstancias estaría encantado de subir con su novio, el cual se le había declarado nada más volver de la dimensión paralela, y abrazarse a él para dormir. Pero Tony no iba a dejársela tan fácil como de costumbre. Por eso se alejó rápidamente de su cuerpo, logrando que las cejas del rubio se fruncieran.

-Tony…


-Cap.


-Con que esas tenemos- Intentó no reírse ante lo ridículos que se veían corriendo por el taller pero era divertido. Evidentemente Steve era más rápido pero Tony también tenía lo suyo y la agilidad estaba de su parte. Incluso sus inventos lo estaban. Así que cuando Steve logró capturarlo por la espalda finalmente fue Jarvis quien movió uno de las palancas con las que trabajaba en la otra dimensión y simplemente disparó a su objetivo. La descarga programada que iba a ser usada en él no tenía el suficiente poder como para dejarlo inconsciente, apenas si iba a causarle cosquillas pues estaba en modo de calibración, según él recordaba, pero al parecer si iba a tener que hacer unos ajustes. El cuerpo de Steve cayó con un ruido sordo al suelo y Tony abrió los ojos al no sentir más su agarre.
Sonriendo pero sintiéndose un poco mal por su novio se volteó a ayudarle cuando no solo se topó con un Steve Rogers, sino que con dos Capitanes.


-¿Jarvis?


-Al parecer el disparo necesita de una calibración diferente Señor. Según los resultados visibles usted no iba a transportarse por el espacio de un minuto nuevamente a esa dimensión sino que iba a duplicarse.

-Eso no tiene sentido.


-Es lo que los resultados arrojaron-Y estaban claros, nada más había que mirar a los dos rubios tendidos en el suelo.

-Steve va a matarme.


-Hay un 86,3% de posibilidades, señor.


-Gracias Jarvis, eso me deja más tranquilo.


-De nada señor.

Así que se las había arreglado para subir a ambos hombres a su cuarto intentando no levantar demasiadas sospechas. Una vez ambos en la cama Tony pudo dejarse caer sobre su sofá para esperar el momento en que ambos abrieran los ojos lo que no le tomó más de diez minutos al primer Steve.


-Duele…- Tony se acercó levemente dubitativo. El rubio se llevó una mano a la cabeza antes de fijarse en donde estaba- ¿Dónde…?


-En mi cuarto Steve- Los ojos azules del héroe de América se dirigieron inmediatamente a él. Tony nunca los había visto tan brillantes ni felices. O eso pensaba. En realidad estaba preparado para el sermón que iba a darle su novio luego de no solo tomar sus advertencias y lanzarlas al bote de la basura sino además de haberle dejado inconsciente.


Pero grande fue su sorpresa cuando  los brazos de Steve lo atrajeron hasta el otro cuerpo, como si lo hubiese extrañado por mucho tiempo.


-Al fin puedo hacer lo que realmente deseo- Escuchó en su oído antes de que la boca de Steve tomara la suya en un beso demasiado sugerente que se vio imposibilitado de responder. Ahogo un gemido placentero y dejó que el otro tomara su lengua y la succionara una par de veces antes de alejarse levemente acalorado.


-¿Steve?- ¿Siempre había sonreído de esa forma? Tony no era precisamente una colegiala enamorada pero los ojos azules del Capitán le hacían sentir como una. Y no era precisamente esto lo que esperaba cuando Steve despertara.


Los pulgares del héroe americano acariciaron sus labios un momento más mientras se mordía los suyos un poco antes de volver a besarle. La manos agiles le atrajeron de la cadera para acercarlo nuevamente, apretando sus nalgas con fuerza como si lo estuviera marcando.


La cabeza de Tony volaba a esas alturas, dejándose hacer, aliviado de no tenerle molesto. Y podría haber seguido en ello sino fuera por Steve que decía su nombre una y otra vez. Aunque si lo estaba besando….


Tony se alejó apenas del otro cuerpo para voltearse a mirar la cama. En ella y con el ceño fruncido, uno que conocía muy bien, estaba Steve mirándolo seriamente.


-¿Qué está pasando? – ¿Cómo explicarle con el otro rubio volteándolo hacia la cama, dejando un camino de besos por su cuello, sus manos levantándole la camiseta y su semi erección presionándose contra su trasero?


-D…Doppelganger*- ¿Entendería Steve? Pensó que estaba en aun más problemas ahora. Steve se levantó de la cama y no tardó demasiado en estar frente a ellos. Sus ojos se fijaron en los que estaban detrás de él y supo de la lucha de miradas que se mantuvo por unos segundos la que se transformó luego en una de quien lo besaba más ardientemente.


Si pensaba que el rubio iba a alejarlo de su gemelo ardiente se equivocó rotundamente. Steve no sólo lo besó sino que jugó con su pantalón dejándolo caer sobre la alfombra de su cuarto mientras el otro rubio mordisqueaba la piel de su hombro.


-Steve…


-¿Si?- Ambos rubios hablaron al mismo tiempo pero ninguno de ellos dejo su trabajo de todas formas.


-La cama- Pidió sin saber si sus piernas iban a sostenerlo.


El que parecía ser el Steve de su universo sonrío tomándolo de las caderas para sentarse en la cabecera de la cama con ambas piernas extendidas, dejando un espacio para él. Ladeo su rostro y se vio obligado a seguirle besando al mismo tiempo que sus pezones eran apresados por esas manos. Concentrado en ello no  notó que el otro Capitán tiraba de sus pantalones y la ropa interior.


-¡Mff! Mhh- Gimió dentro del beso intentando jadear y recuperar aire. Sus ojos apenas pudieron ver al rubio entre sus piernas comiéndose su erección una y otra vez sin darle el menor tiempo para acostumbrarse. Los dedos traviesos de uno de los Steve´s rompió el beso y él accedió rápidamente a lubricarlos, afirmándole de la muñeca para que no se escapara.


-Steve…- Se arqueo contra el cuerpo tibio del Capitán que estaba en su espalda cuando dos dígitos entraron en su cuerpo con la boca del otro aun succionando de su pene. Salieron de él luego de unos minutos solo para voltearlo sobre la cama, afirmándose de los hombros del rubio. Tony adivinó que había sido ese Steve quien había utilizado sus dedos para comenzar la tarea que ahora parecía tener a cargo el doppelganger el que evidentemente había encontrado ya el lubricante y parecía ansioso por tomarlo de una vez.


-Afírmate de mí, Tony- Escucho la orden, buscando los ojos azules. Steve parecía mucho más excitado ahora y había dejado sus manos sobre su cadera  donde la separación del traje azul con franjas estaba. Asintiendo y lamiéndose los labios tiró del pantalón para devolverle el favor aunque la mamada se la debiera al otro  Steve, jugueteando con la punta, deslizándola a lo largo de su garganta. Un gemido de placer y dolor se ahogó allí mismo cuando fue penetrado lentamente por el otro hombre.


Jamás, ni en sus sueños de adolescencia, había soñado con algo como eso. No solo un Steve para él, sino dos. Tenía que tener demasiada buena suerte o la vida se estaba encargando de pagarle por algunas putadas que le había hecho.


Intentó mantenerse concentrado en el falo que estaba en su boca aunque las embestidas cada vez eran más certeras y largas, arrancándole más de un grito. La manos grandes de Steve se aferraron a su cadera atrayéndolo cada vez que el entraba en su cuerpo y dejarían una marca deliciosa con la que él se masturbaría los días siguientes. Su novio era generalmente más gentil cundo hacían el amor y aunque no se quejaba, algo de sexo rudo no le iba mal.


Concentrado en sus pensamientos no notó a ambos rubios comunicándose con la mirada ni la sonrisa aún más perversa en ambos rostros. Solo sintió el suave tirón en su cabello y como Steve se acomodaba sobre la cama.


-Creo que es hora de experimentar algo nuevo.- Sus ojos castaños se abrieron aún más grandes de lo que eran al entender lo que los rubios harían. Las embestidas disminuyeron hasta hacerse suaves  y se vio obligado a abrir las piernas sobre su novio mientras el otro Steve sin salir de él se acomodaba.


Joder. Iban a entrar en su cuerpo al mismo tiempo.


Por alguna razón aquello solo le hizo temblar de placer.