Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Viviendo con el enemigo por Yusei156

[Reviews - 217]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola mis amados lectores <3 

 

Estoy de vuelta con la continuación de esta historia. 

Riddle acaba de llegar al ministerio, había ido tan pronto le llegó la noticia de los labios de Lucius. Habían detenido a Sirius Orión Black por el intento de asesinato de James Potter. Nada lo había hecho más feliz que escuchar eso, solo porque habían intentado matar a ese bastardo, sino porque había sobrevivido. Sobrevivió, lo que significaba que tendría oportunidad de llevar a cabo su venganza como era debido.

 

Hasta ahora la noticia no se había esparcido, solo unos pocos sabían de ello. Todo gracias a los señores Black que habían movido sus influencias para no manchar el apellido. Habían pedido una discreta investigación sobre el ataque, sabían que su hijo podía ser un idiota pero no atacaría a su mejor amigo sin razón. Sin embargo eso no evitó que ambos fueran suspendidos de la academia de aurores hasta próximo aviso, tanta era la deshonra que ambos se encontraban en una celda separada, más que nada por miedo a que el Black lo matara con sus propias manos.

 

—¡Black! Tienes visitas— anunció el guardia en turno, abrió la puerta de su celda y lo condujo a la sala donde podría reunirse con esa persona. Rezaba porque no fueran sus padres, aunque si venían con Regulus no sería tan malo, nadie la había dicho cómo se encontraba Snape y la duda lo estaba matando lentamente.

 

Entro a la habitación desanimado, había sido un idiota impulsivo y por eso se encontraba en aquel lugar, pudo haberlo denunciado, que arrestan a James por lo que hizo, podía tener un juicio justo, pero no. Su ira lo había hecho ir a su casa a atacarlo en plena noche, casi lo mataba allí mismo.

 

—Siéntate Sirius—

 

Esa voz la reconoció de inmediato, hacía mucho que no veía a Riddle y en este caso en particular tampoco le agradaba. Pero debía de admitir que era bueno ver una cara familiar. Llevaba ya dos días detenido y no había podido contactar con nadie. Se sentó, dirigió una mirada interrogante hacia él, no sabía que hacía allí pero necesitaba una explicación.

 

—Entiendo porque lo has hecho— comentó paseándose por la habitación. Quería ver exactamente dónde estaban todos los hechizos para poder anularlos. Necesitaba de máxima discreción en esa conversación. Una vez se aseguró que fuera un lugar seguro prosiguió —Tengo un trato para ti, si haces todo lo que te diga te prometo que tendrás lo que deseas.

 

—¿Justicia?— cuestionó dubitativo, no podía apartar su mirada de los ojos verdes que tenía fijos.

 

—Venganza— contesto decidido, debía de hacer unos cuantos tratos truculentos por todas partes pero valdría la pena cada segundo, lo disfrutaría todo lo que durará porque el dejarlo morir sería demasiado fácil. Preso le darían unos escasos diez años.

 

Sirius no necesito más para asentir, quería más que nunca el ver sufrir a alguien, quería hacer que lamentará el día que comenzaron a ser amigos y que entendiera en carne propia el dolor que había causado.  Sin embargo quien más deseaba hacerlo sufrir era el mismo Riddle, no había manera en que pudiera perdonarlo.

 

La mañana siguiente a la violación había despertado confuso, sangrante, solo. Le dolía el cuerpo como jamás lo había sentido antes, desesperado busco ponerse de pie pero simplemente no podía, su columna estaba lastimada, le dolía su entrada y no podía pensar en nada con total claridad. Le tomó una hora para calmarse y lanzar hechizos no verbales de curación. Tardó horas antes de llamar a alguien por ayuda.

 

No pudo ser nadie más que Malfoy. Se conocían desde hace años y aunque no tenían una amistad consolidada sabía que podía contar con él en cualquier cosa. Su familia era una de las más leales a su propósito, además de los Lestrange. Se dirigió hacia la celda de Potter, tenía que hablar con él en ese instante. Camino por el largo pasillo imponente, su sola presencia era una señal de advertencia. No le tomó más que unos cuantos minutos antes de poder estar frente a su puerta.

 

Se adentro sin necesidad de ser nombrado, el miope mago se limitó a seguir viendo hacia el piso, sabía que aunque lo pudieran inculpar por lo de Snape no le podrían dar más de cinco años, sin embargo a su mejor amigo, por intento de asesinato podían condenarlo a más de quince.

 

—No presentare cargos contra Sirius— dijo James tras haber estado meditando. Era lo menos que podía hacer por su mejor amigo, tenía la esperanza que un día lo perdonara.

 

—Claro que no lo harás, tú siempre tan noble— aquella voz taladro en el oído del Gryffindor como si fuera la primera vez que les escuchaba. Su corazón se acelero, aferró sus manos a la parte inferior de la silla. Estaba casi seguro de que moriría en ese instante.

 

—Tom...— no pudo decir nada, no tenía que decir. Sabía perfectamente lo que había hecho, no tenía palabras, no podía pedir perdón por lastimar de tal manera a la persona que amaba.

 

—Black tampoco te acusara por el atentado en su casa. Serás libre para ver crecer a tu engendro en el vientre de esa perra que tienes por esposa. Y todo gracias a mi— sonrió, hacía mucho que no sonreía de esa manera.

 

—¿Qué quieres de mí?— preguntó afligido, sabía que nada era gratis cuando se trataba de ese Slytherin.

 

Aquellas palabras sonaron exactamente como quería Riddle. Podía notar la desesperanza en cada letra articulada, veía esos ojos con atención y estaba seguro de que suplicaba clemencia. Una oración silenciosa parecía transmitir en esos labios que se movían tenues, inseguros.  Lo tenía en sus manos, desde ese momento en adelante lo tendría siempre en sus manos.

 

—Nada. Es solo una advertencia. No te vuelvas a inmiscuir en mi vida o lo pagarás muy caro— la serpiente podía sentir los ojos cafés penetrantes en su nuca una vez se dio la vuelta, podía sentir la rabia, la impotencia y el miedo de esa mirada. Salió sonriente, como niño en Navidad. Esto era solo el comienzo.

 

oOo

 

Habían pasado ya cinco meses y medio desde que el señor Black había ingresado a San Mungo. Lo medimagos realizaron una evaluación exhaustiva, intervinieron el embarazo para salvar la vida del joven padre, curaron cada una de sus heridas físicas y aún así no lograban hacerlo despertar. Nadie entendía el porque, había quienes se lo adjudicaban al trauma emocional que debía de sentir al perder a su hijo de tal forma, había quien aseguraba que se trataba de una falla en la corteza cerebral debido a las contusiones.

 

Se habían realizado numerosos estudios, la única razón por la que no había despertado era parte de una teoría que no podía ser comprobada. Nadie dio la cara cuando por fin el esposo apareció nuevamente en el hospital. Nadie pudo darle una razón para detener su llanto silencioso, para hacerlo sonreír nuevamente. No tenía noticias sobre cuándo podría verle abrir los ojos. Esas 22 semanas habían sido un infierno para él, su propio infierno personal donde cada minuto la esperanza de que abriera los ojos seguía allí y era aplastada segundo tras segundo.

 

—¿Cuánto llevas aquí?— preguntó Lucius quien acababa de entrar a la habitación de su amigo. Desde el accidente se turnaba con Regulus para ir a vigilar su mejoría, sin embargo siempre encontraba allí a la misma persona.

 

—Pareciera que es toda una vida— su voz no tenía ni una pizca de ánimo, era triste, era vacía.

 

—Deberias descansar, si hay alguna  mejora serás el primero a quien buscaré— trató de convencerlo, a veces tenía éxito y lograba hacer que durmiera un par de horas, que tomara un baño, pero casi siempre el Black se quedaba más tiempo.

 

—¿Y si me voy y habre los ojos? Pensará que todo fue mi culpa...— no quería ni imaginarlo, no quería que su amado despertará y no tuviera a nadie a su lado, que nadie lo apoyará, no sabía cómo decirle que había perdido a su bebé, no estaba preparado para ello.

 

—Snape no es estúpido como tú, seguro deducirá lo que sucedió— trató de consolarlo el rubio, en esos días era lo mejor que podía hacer al verlo tan destrozando.

 

—Tienes razón— sonrió de lado, quería ser optimista. El solo pensar que talvez no despertaría le estaba matando. Se levantó y vio a Malfoy a los ojos, últimamente comenzaban a comunicarse sin decir una sola palabra, le encargó el cuidado de Snape. Salió rumbo al baño, necesitaba algo de agua en el rostro.

 

Cuando por fin vio su reflejo en el espejo no se reconoció, parecía envejecido y cansado, no había pista alguna del pícaro muchacho que en realidad era. Cerró la llave del grifo y salió rumbo al tejado, odiaba dejar a Snape pero igual sabía que no había forma en que pudiera ayudar. Caminó rumbo al tejado, el unico sitio que tenía plantas y dónde podía tomar tranquilamente el sol. Trato de mirarlo directamente, le dolía los ojos del reflejo pero de alguna forma le gustaba. Le hacía olvidar momentáneamente que la persona que más amaba seguía y podría seguir lejos de él toda la vida.

 

—Sev...— suspiró pesadamente, se paró en el mismo lugar de siempre, justo bajo la sombra de las grandes ramas de aquel árbol con el que había charlado varias veces. Podía parecer una locura pero para él no lo era, simplemente se trataba de un refugio, de una ayuda más para afrontar la realidad, para tratar de olvidarlo todo.

 

—Debí de haberte salvado...— se reprendió como muchas veces atrás —Si tan solo te hubiera dicho todo lo que te amo no estaríamos en esta situación, yo quería llegar y mostrarte a nuestro nuevo cachorro, te habría encantado. Es el único que me espera en casa…

 

Lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas, había perdido la cuenta ya de las veces que le sucedía lo mismo, esos últimos meses habían sido demasiado para él. No era solo el hecho de perder a Snape, su padre había muerto a causa de fiebre de dragón, había tenido que estar a lado de su madre en esos días. Lo expulsaron de la academia de aurores por su encuentro con James, aún cuando no hubo denuncia alguna. Parecía que todo comenzaba a terminar.

 

Se quedó callado nuevamente, odiaba su actual vida. Prendió un cigarrillo, tomó una calada honda, se trataba de un viejo vicio que había dejado unos meses antes de salir de Hogwarts.

 

—Me dijeron que estarías aquí— Sirius de inmediato lo reconoció, como odiaba esa voz. Las últimas semanas había tenido que convivir mucho con su no muy agradable dueño.

 

—¿Qué haces aquí? Nunca vienes de visita— eso último sonaba más como un reproche pero poco le importó, nunca estaba de buen humor en el hospital, no mientras estuviera lejos de la persona que amaba.

 

—Sera porque Snape y yo nunca tuvimos una relación cercana, pero hoy estoy aquí para ayudarte— sus ojos verdes se enfocaron en los plateados que le veían con clara curiosidad. Sonrió para si mismo antes de seguir hablando —Te diré cómo puedes curar a tu novio si me haces otro favor—

 

—El que quieras— contestó sin dudarlo. Esos días habían sido los más difíciles de la vida, si tenía aunque sea la más mínima oportunidad de salvarlo sin duda alguna lo haría.

 

—Necesito tu apoyo frente a la comunidad mágica, me apoderare del ministerio y claro, necesito pruebas de que mis ideas son sin lugar a dudas las mejores para salvaguardar nuestro mundo de esos asquerosos muggles— el plan seguía en pie, el único cambio era el postulante para tan importante puesto.

 

—¿Qué tengo que hacer? Acaso tú… ¿Quieres que me postule en tu lugar?— había muchas cosas que estaba dispuesto a hacer por Snape, pero no estaba tan seguro de querer convertirse en una marioneta que sirviera como chivo expiatorio.

 

—Si fueras brillante sabrías que eso no es posible, lo que quiero de ti es que le cuentes al mundo las maravillas del método que te mostraré y claro, quiero que ustedes sean el sustento de dos de mis propuestas—

 

—¿Cuáles?—

 

—Veras. Cuando tú mejor amigo comenzó a golpear a Severus él decidió que lo mejor era proteger al bebé, desvío su magia a su vientre para protegerlo. Eso causo un desequilibrio en su núcleo mágico, probablemente su cuerpo sigue reaccionando como si aún tuviera al niño y no puede canalizar todo su poder en su recuperación, es cierto que tal vez tenga secuelas por los repetidos golpes en el cráneo, pero la mejor forma de estabilizarlo es ayudarlo con su núcleo— espero un momento para ver si su compañía lo había entendido todo, entonces prosiguió —Yo propuse un ritual para volver a un mago mestizo en uno sangre pura, consta de unos muy sencillos pasos y claro, un mago sangre pura dispuesto a donar parte de su núcleo mágico—

 

—¿Parte del núcleo? ¿Acaso eso no podría matarme?—

 

—Podría, pero no lo hará.  Una vez se fusione tu núcleo con el Severus y lo estabilice será cuestión de tiempo, descanso y algunas pociones regenerativas para que seas el mismo de siempre, nada mal si consideras que así salvarlas al “amor de tu vida” ¿Correcto?— podía notar sus ojos con duda, ciertamente quería probar el método primero consigo mismo, pero no tenía ninguna pareja ni nadie dispuesto a darle parte de su núcleo mágico, al menos no que corriera ese riesgo. No podía pedírselo a Lucius en este momento.

 

—¿Y el otro favor?— todo sonaba demasiado fácil, como salido de un manual y puesto en bandeja de plata, como si fuera lo más sencillo del mundo, pero el sabía que la cosa no sería tan tranquila.

 

El núcleo mágico era sin duda la parte más importante de un mago. Sin este, se perdían las capacidades de hacer cualquier tipo de magia, un daño grave podía ocasionar la muerte instantánea del mago o incluso podía dejarlo en coma.

 

—Te lo diré cuando acabes con el primero— era su seguro, si todo salía bien entonces no tendría manera de negarse.

 

—Acepto— decidió dejar de dudar, amaba demasiado a Snape como para dejarlo en esa cama de por vida, aunque claro, si algo salía mal probablemente Severus lo odiaría por siempre.

Notas finales:

Espero les haya gustado, pronto subire la continuación. 

 

Por cierto, creo que el final se está acercando...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).