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Faraón por Ckonny Nickole

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Notas del capitulo:

Hola! Es Viernes de actualización, quiero agradecer como siempre a toda la gente que sigue este fic y se da su tiempito para dejar un comentario.

Faraón.

Capítulo 6.

Estaba teniendo un sueño maravilloso en el que él, como el soldado de primer nivel en el que se había convertido luego de su llegada a Egipto, lograba vencer a las tropas de las tierras del Sur siendo recibido en la ciudad en la que era huésped luego del combate por Sasuke que lo esperaba con los brazos abiertos, no dudó en correr a corresponder aquel gesto mientras sellaba sus labios con los suaves del monarca en presencia de todos los aldeanos que admiraban la escena entre gritos de júbilo y alegría anunciando el futuro matrimonio de ambos.

Sasuke le sonreía mientras le decía cosas que no lograba escuchar ni interpretar por algún motivo desconocido. Pero la felicidad estaba allí, latente y palpable como si fuera real.

—Naruto.

Lamentablemente, alguien debía interrumpir su dicha. Gruñó por lo bajo ante el llamado de una voz desconocida negando despegarse del abrazo en el que tenía a Sasuke. Le dejó un besito despreocupado sin miedo a que alguien lo maldijera por ello dispuesto a volver a dormirse.

—Hey, viejo. No seas problemático.

Perezosamente tuvo que abrir los ojos al sentir que lo movían del hombro y no le quedó de otra que disipar sus sueños felices encontrándose con el Faraón durmiendo efectivamente dándole la espalda a su lado envuelto entre sus brazos en un abrazo en donde Naruto le cuidaba las noches protegiéndolo de todo mal. Sonrió débilmente, aún más dormido que despierto y le volvió a besar el hombro tranquilamente ignorando el hecho de que alguien le estuvo llamando y moviendo, su subconsciente no estaba tan despierto para procesar aquello. Iba a volver a besar al moreno ahora en la mejilla hasta que sintió que le picoteaban la espalda con ¿Un dedo? Volteó un poco el rostro para mirar confundido si es que acaso se metió un animal o algo por el estilo que lo estaba molestando pero no esperó encontrarse con la mirada fastidiada de Shikamaru que parado como si nada ocurriese hacia una mueca disgustada.

— ¡A-

— Shh. —Antes de que Naruto reaccionara haciendo escándalo por saberse descubierto Shikamaru le tapó la boca evitándolo— Lo vas a despertar —Le hizo notar el estratega del ejército.

Naruto quien no salía de su asombro sintió que se olvidaba de respirar cuando Sasuke musitó algo por lo bajo y entre sus brazos se removió hasta voltearse buscando acomodarse en el calor del cuerpo ajeno.

—Sh-shika…—Articuló asustado y en voz baja el rubio— ¿Qué…? Yo… no es…

—Ya lo sé todo, Naruto. No te preocupes —Le restó importancia el estratega rascándose la cabeza observando como el rubio destensaba su cuerpo completamente.

La verdad es que cuando Shikamaru Nara vio al rubio llegar por primera vez al palacio supo por las miradas en que su Faraón y el esclavo compartían que algo entre ellos dos había, por lo que creyó que sería cuestión de tiempo para que efectivamente sus sospechas fueran comprobadas. Y precisamente ahora mismo estaba siendo testigo directo de aquello.

—Pero mi reacción no será la misma que la de los demás si se enteran. Hombre, deberías tener más cuidado —Le regañó temiendo el castigo que sabía que caería entre ambos si un viejo de la ciudad los veía en aquella situación tan comprometedora como lo era dormir desnudos en la misma cama. Sobre todo Sasuke que siendo el Faraón no debería siquiera pisar la habitación de un plebeyo.

—Ya lo sé —Gruñó el rubio haciendo un puchero para luego moverse suavemente teniendo cuidado de no despertar al moreno. Naruto odió su suerte al recordar los acontecimientos de la noche anterior— ¿Qué sucede? —Cuestionó al Nara aun sin mirarlo de frente, pues sus ojos azules estaban pendientes de la expresión serena y hermosa del monarca al dormir. No pudo evitar acomodar un mechón de cabello negro detrás de su oreja para que no le cubriera el rostro.

Shikamaru que se había volteado a penas el Uzumaki se levantó de la cama habló despreocupado mientras se dirigía a la puerta— Un mensajero de las tierras del Sur ha traído tesoros para el Faraón, dice que son regalos de la boda próxima.  

Ahora si el estratega tuvo toda la atención de Naruto, lo supo en el aire que pareció cambiar a uno tenso y pesado. Notó como el Uzumaki se vestía rápidamente murmurando cosas por lo bajo que al parecer no proclamaban nada bueno.

—Gracias, Shikamaru —El Nara notó la sonrisa fingida en el rostro del general— Ahora, quiero que vayas al campo de entrenamiento y reúnas a las tropas. Quiero hablar una cosa con ellos ‘ttebayo.

— ¿Qué planeas?

Shikamaru no era de meterse en los asuntos ajenos, pero no podía dejar pasar la seriedad con la que su hiperactivo y alegre amigo hablaba.

—No estoy seguro aun… —Fue la sincera respuesta del guerrero que Shikamaru no se atrevió a cuestionar.

Naruto esperó a que el estratega saliera de la habitación para por fin permitirse respirar cómodamente. Se llevó ambas manos a la cabeza buscando la solución a todos los problemas que le acogían en su corazón mientras seguía admirando a su amante dormir.

Sasuke no podía casarse. Sasuke no deseaba hacerlo con otra persona que no fuera él.

Y él no estaba dispuesto a cederle el amor del Faraón a una completa desconocida.

—Sasuke —Se inclinó hacia este para despertarlo suavemente dejándole el beso en la mejilla que Shikamaru impidió antes. El moreno hizo un ruido gracioso sin abrir los ojos— Debo ir a entrenar ‘ttebayo —Anunció.

El faraón que seguía en sus sueños por reflejo estiró una mano para atraer al rubio hacia sí esperando un beso por parte de este que Naruto dejó sobre sus labios de inmediato al entender su gesto.

—Asegúrate de salir sin que te vean —Creyó que era necesario recordarle siendo que era Sasuke el que siempre estaba al pendiente de esos detalles. Realmente, no quería que su amante tuviera más problemas de los que ya tenía—Sasuke…

— ¿Mh? —Ahora si el moreno se removió desperezándose sin alzarse del todo. Parecía casi como si no quisiera despertar.

—Te amo ‘ttebayo.

El moreno abrió los ojos enfocando a su amante al cual con sumo cansancio que Naruto notó mortificándolo por dentro le dedicó una sonrisa ladeada.

El rubio no pudo evitar pensar en que ese gesto le pareció tan triste. No supo si fue por la expresión de extremo cansancio que ahora parecía atacar el rostro de su Faraón al estar despierto a comparación de la expresión tranquila y hermosa que había adoptado mientras dormía, o fue algo dentro de sí que anticipaba la desdicha en que caería ese ser majestuoso de sangre imperial.

Apretó los puños admirando como Sasuke se levantaba para enlistarse rehuyéndole la mirada. Habían dormido juntos, se habían profesado palabras de amor hace algunas horas atrás, ¿Por qué todo se volvió así de silencioso entre ambos? A Naruto no le gustó en absoluto.

—Sasuke —Volvió a llamarlo admirando la espalda desnuda de este bajando la mirada hacia un poco más abajo recorriendo la esbelta figura de aquel que creía ser el único Dios de su mundo— Enserio, te amo ‘ttebayo.

Sasuke solo lo miró por sobre el hombro demorándose unos cuantos minutos en responderle— Lo sé, Naruto. Yo igual.

“¿Yo igual qué?” quiso cuestionar el rubio. Había tantas cosas en su cabeza que Sasuke fácilmente podría estar refiriéndose indirectamente a algo ajeno a sus sentimientos como por ejemplo…

 “Yo igual me siento tan angustiado como tú en estos momentos”

.

.

.

Sasuke se dedicó a pasear por todo su palacio prometiéndose que no volvería a salir al exterior otra vez pese a que su avance no había sido mucho. Egipto volvería a caer en la soledad que causaba la ausencia del Faraón por sus calles.

Salir por el pueblo había pasado a significar para él su miseria y agonía, desde la noche anterior en la que había aceptado la propuesta del monarca del Sur. ¿Por qué debería pisar la ciudad que le arrebata su dicha para sustentar la suya propia? Había nacido en un maldito pueblo egoísta que se disfrazaba en falsas apariencias de ser los ciudadanos ideales que están dispuestos a hacer lo que sea por el bien de los demás.

Mentira.

Lo único que han hecho por él es causarle dolor absoluto.

Se quedó viendo la cantidad de regalos que habían llegado esta mañana a la entrada de la ciudad que Kakashi trajo hasta el palacio. Los regalos de boda.

Oro, plata, bronce, minerales, tela, todo eso no lo quería. Todo eso nunca lo necesitó y mucho menos, necesitaba un matrimonio arreglado.

Naruto era todo lo que él quería y nuevamente el pueblo se lo arrebataba. La maldita protección que debía darles a toda esa gente que a sus espaldas buscan el mínimo detalle para deshacerse de él.

Se sentía como si Naruto nunca hubiese existido. Como si despertó ese día viendo a una ilusión que su mente produjo a causa de su paranoia y la frustración que le causaba el matrimonio que debía llevar adelante por miedo a una guerra irremediable.

No, Naruto existía. Su amante existía y no tardó en ir a buscarlo para confirmar que efectivamente no era una ilusión. Fue a paso apresurado hacia el balcón en donde notó en el patio de entrenamiento a todos los soldados sentados con la cabeza agachas. No le prestó mayor atención a esto y solo se dedicó a observar a Naruto que inclinaba la cabeza más que los demás mientras decía palabras que ensombrecían los semblantes de sus compañeros. Tampoco le importó aquello, solo importaba que Naruto estuviera ahí.

O eso creyó hasta que los vio a todos levantarse e ir fuera del palacio hacia sus respectivos hogares que jamás visitaban durante el día. Eran como hormigas visitando por última vez a sus hermanas.

Se mantuvo allí, horas admirando la ciudad como si fuera desconocida a sus ojos. Como si fuera la primera vez que la veía en persona hasta que la presencia de Naruto acudió a su encuentro.

Hombros y mandíbula tensa anunciaron aquello que Sasuke creía debía ser el anuncio de las fatalidades…

—Iré a la guerra.

Y lo fue.

— ¿Qué has dicho? —Cuestionó el Faraón cambiando su semblante siempre inmutable a uno sorprendido por aquellas palabras que no se esperaba.

Naruto entrecerró los ojos como queriendo decirle que esa decisión era más dolorosa de lo que parecía serlo.

—Que iré a la guerra, Sasuke.

El labio inferior sintió que le temblaba por lo que el moreno se vio en la necesidad de seguir hablando— ¿Por qué motivo? ¿A qué guerra te refieres? ¿Has de ocultarme algo que desconozco?

—No —Aquella respuesta seca no le gustó al moreno. Naruto era el que siempre hablaba más de los dos y ahora parecía que la situación había cambiado totalmente.

— ¿Entonces qué tratas de decir? —Siguió insistiendo.

Lo sabía, todo su ser sabía lo que su guerrero quería expresarle pero ahí estaba, insistiendo a que se lo dijera abiertamente porque no podía creerlo. Se negaba a creerlo.

Naruto alzó una mano para acariciarle la mejilla mientras formaba una sonrisa tranquila igual de paciente que su mirada azul claro.

—No dejaré que te cases ‘ttebayo. Elijo ir a la guerra en lugar de aceptar ver como la persona que amo une su vida con alguien que no desea.

Sasuke apretó los ojos sintiéndose mareado. Por fin el castigo había llegado después de todo.

—Vas a morir si acudes frente a las tropas del sur…—Musitó el moreno— Vas a morir, Naruto ¿Qué estás diciendo? —Le reprochó haciéndose una imagen mental del día en que alguno de los soldados sobrevivientes le trajera la noticia de que el capitán Uzumaki pereció en batalla.

El guerrero le agarró por los hombros obligando a que lo viera de frente.

— ¡No voy a morir! —Gritó para luego apretar con sus dientes sus propios labios frustrado. Era obvio que Naruto también pensaba en aquella posibilidad— Y si llegara a pasar ¡¿Qué importa?!

— ¡A mí me importa! —Le gritó el faraón empujándolo de si— Tú me importas y por eso te pido que no anuncies la guerra cuando puede ser evitada. Naruto, no sacrifiques tu vida por una acción inútil, por favor.

— ¡No es inútil maldición! ¡MI VIDA ES TUYA Y SI NO PUEDO COMPARTIRLA MÁS CONTIGO NO TIENE SENTIDO ‘TTEBAYO! —Bramó llamando la atención de varias sirvientas que se quedaron a ver que sucedía en caso de que el Faraón estuviera en peligro, manteniendo siempre su distancia—  Este es mi destino, ya lo decidí y te lo he hecho saber antes, Sasuke.

El nombrado se mantenía quieto, moviendo los dedos de su mano derecha intentando tranquilizarse al saberse frente a más personas. Mierda.

— ¿Por qué tiene que ser así? —Cuestionó por fin, decidiéndose no tomarle importancia a las sirvientas. ¡QUE IMPORTA! Naruto ha de irse a guerra por él. Por intentar evitar alargar aún más su desdicha— No es lo que yo quiero, no quiero verte perecer allí… por mi culpa.

Naruto se le acercó, también consiente de las miradas sobre ellos pero eso no impidió que sujetara de las manos y las acariciara con las suyas en una simple muestra de afecto que no llegaría a más.

—Tú eres mi Dios —Dijo, sintiendo que un nudo poco agradable aparecía en su garganta— Tu eres mi único Dios, Sasuke. Si has de profesar que yo venceré me aseguraré de que sea tal como tus labios lo digan —La mirada profunda de Naruto le hacía daño pero no podía rechazarla porque si era Naruto quien le provocaba dolor entonces era bueno. Era el único dolor que debía aceptar— Tus palabras para mí son el destino. Todo lo que salga de tus labios lo cumpliré al pie de la letra sin fallar ‘ttebayo. Así que dime… —El Faraón apretó los párpados cuando Naruto se le acercó juntando sus frentes— ¿Qué he de hacer ahora en adelante para tenerte siempre conmigo?

El corazón bombeando con fuerza golpeando su pecho incómodamente. Su palpitar en sus oídos y las manos sufriendo de un cosquilleo inexplicable mientras sus ojos parecían quemar. Sasuke sabía que no podía rechazar aquella decisión que ahora le hacía entender por qué sus soldados habían decidido pasar la tarde en sus casas y no entrenando como usualmente lo hacían.

Estaba todo preparado y solo él faltaba para que la determinación de sus guerreros llevara a cabo el anuncio de guerra.

—Vence, Naruto —Ordenó, con la voz ronca y en un tono alto para que las personas que estuvieran viéndolos fueran testigos de la profecía que soltaban sus labios— Vence contra las tropas del Sur y trae contigo nuestra gloria. Porque somos uno solo, Naruto. Porque tú lo tienes todo de mí y por eso te imploro que vuelvas a mis brazos.

Si la audiencia no hubiese aplaudido en ese momento que terminó de hablar alentando al guerrero a que trajera la gloria a Egipto, todos hubiesen sido testigos del beso que sellaría la promesa de volverse a ver aunque sea en la próxima vida.

.

.

.

La ultima fiesta estaba siendo celebrada en honor a los guerreros como era costumbre antes de una guerra. Las mujeres se encargaban de mantener contentos y satisfechos a los hombres para asegurar que la dicha de estos se transformara en determinación para vencer a los enemigos y volver a sus casas.

Naruto no sería la excepción.

—No paras de impresionarme ‘ttebayo…—Comentó anonadado el rubio observando a su majestuoso Faraón luciendo más fino e inalcanzable que nunca pero no menos erótico.

Sasuke había usado la tela más fina que tenía al igual que la tinta que adornaba sus párpados y las joyas en sus extremidades sacando a lucir y resplandecer toda la belleza con la que había sido dotado y que varios envidiaban.

Parecían llevar un juego de miradas cómplices desde hace unos momentos, desde que Sasuke se dejó ver entrando por el balcón en el que siempre se reunían luciéndose como el premio que era. Naruto no paraba de admirar cada movimiento que el moreno hiciese atento a sus provocaciones.

—Vas a dejarme por un tiempo, lo mínimo que puedo hacer es dejarte un buen recuerdo mío en tu cabeza —Insinuó el Faraón a lo que Naruto no tardó en reír entre dientes satisfecho.

— ¡Y qué buen recuerdo tendré ‘ttebayo! —Naruto se acercó apenas Sasuke lo llamó con su dedo índice para que lo hiciera. Los brazos del Faraón se enrollaron caprichosamente alrededor de su cuello— Este recuerdo se vuelve mejor… —Bromeó el rubio.

—Hmp.

No se necesitaba más para compartir sus labios con los contrarios, adorando cada parte de esa boca y disfrutando de la suavidad de ese par de porciones de carne que la adornaban por el exterior. La lengua del rubio no tardó en querer adentrarse para jugar con la del moreno que la recibió enrollándose con la suya en un beso por demás apasionado en donde la cordura y el persistente estado de alerta de Sasuke se nublaron por el placer y solo se dejó sucumbir sin preocupaciones.

Fue esto lo que provocó que no notara como un guardia de la puerta del muro que daba hacia el palacio al estar aburrido de mantener la guardia siempre al frente viera sorprendido como en lo alto su Faraón se besaba con el capitán que iría a guerra y comandaría las tropas en la batalla contra las tierras del sur.

—Ve primero, Sasuke —Pidió Naruto luego de que su Faraón le mordiera suavemente el labio inferior estirándoselo un poco.

El faraón acató la orden saliendo de aquel lugar dirigiéndose a sus aposentos para esperar a su amante que llegó en minutos, después de asegurarse que nadie notara alguna acción sospechosa.

El guerrero se despojó de sus prendas que  habían sido otorgadas por Sasuke el día que venció a Kakashi, y las lanzó al suelo notando que su faraón se quedaba de pie sin mover un músculo.

— ¿No te desvestirás? —Preguntó confundido a lo que Sasuke negó con la cabeza.

— ¿Es mi trabajo desvestirme a mí mismo teniendo las manos ásperas de mi amante a mi disposición?

Aquello terminó por calentar a Naruto que rápidamente se dirigió al monarca para volver a besarlo mientras le iba despojando de las prendas inferiores ansioso teniendo que inclinarse para hacerlo. Caminó a besos con sus labios recorriendo la piel que dejaba expuesta adorando cada centímetro del moreno que se retorcía de placer hasta llegar a los genitales de este que no dudó en besar con devoción metiéndose su pene a la boca para mayor placer a su persona amada que le jaló de los cabellos mientras exhalaba entrecortado.

—Mh… podría ser esta nuestra última noche…— Fue cuando lo dijo que Sasuke se dio cuenta de la tristeza en sus palabras por lo que se apresuró en añadir— Así que levántate un poco.

La petición del Faraón la cumplió confundido, no sin dejar de acariciar ahora con su mano el miembro ensalivado del monarca mientras este se le apegaba de frente dejando un beso en su hombro recargando la mejilla en ese lugar esperando unos minutos antes de continuar con lo que quería hacer. Sasuke detuvo la mano de Naruto para luego ante la expectante y sorprendida mirada del guerrero sentarse de rodillas delante de él causando provocando al reacción desaprobatoria del otro de inmediato.

— ¡No, Sasuke tu no debes…!

—Cállate, yo hago lo que se me venga en gana.

— ¡Pero eres el faraón y….—No quería de verdad que el moreno se humillara haciendo ese gesto de sumisión que solo los plebeyos debían hacer ante la presencia de su majestad. Sasuke era su divinidad, no debería estar inclinado delante suyo de esa forma e iba a rechistar hasta hacerlo cambiar de opinión pero no contó con que su amante presintiendo lo que diría se apresurara a acercar sus bonitos labios a su miembro para darle una probada con la lengua haciéndole estremecer— Joder… Sasuke

— ¿Aun no quieres? —Cuestionó el moreno comenzando a acariciar el pene de su guerrero con la mano masturbándolo. Se notaba en la expresión de Naruto que le urgía decirle que prosiguiera pero estaba el peso moral haciéndole conflicto por lo que el faraón optó por proseguir sin esperar respuesta.

Quizás no era un experto en el tema pero sabía que Naruto lo disfrutaba porque sus manos no paraban de acomodarle el cabello para que no le estorbara. Sentir aquello rozándole la garganta era incomodo pero algo interesante al mismo tiempo, sobre todo porque Naruto parecía querer ir más rápido cada vez que succionaba con fuerza. Cuando sintió que algo amenazaba por salir del miembro de su amante este lo alejó como si quemara mirándolo sonrojado.

—Ven, ven, Sasuke —Pidió Naruto desesperado a lo que Sasuke se levantó algo confundido recibiendo un apasionado beso.

Sintió como las manos de Naruto le acariciaban los glúteos en medio del beso y los dedos traviesos buscaban su cavidad tanteando antes de adentrarse explorando su interior. Se quejó en medio de besos pero Naruto supo distraerlo mordisqueando sus labios.

—Ahm… Naruto… —Gimió despeinando al rubio en un intento de soportar el placer. Naruto solo se rió por saberse con el cabello más alborotado que de costumbre.

—Quiero…—Dijo Naruto mientras quitaba los dedos— Quiero tanto estar contigo.

Sasuke ladeó una sonrisa en respuesta acariciando el pecho del rubio y se volteó afirmando sus antebrazos sobre el respaldo del agujero de la pared que servía de ventana para ver hacia la ciudad que se mantenía en fiesta pese a lo tarde que era. Naruto interpretó aquello como que Sasuke de verdad estaba dejando de lado su rol, su estatus, su todo con tal de dárselo todo esa noche.

Aquello tanto le conmovió como excitó acercándose de inmediato para adentrarse en el cuerpo contrario siendo recibido por las paredes apretadas del moreno que se removió y gimió por lo bajo ante la intromisión. Naruto comenzó a moverse sin parar desde ahí.

Sasuke se removía de adelante hacia atrás pensando tontamente por un momento en que podría caerse hacia delante por tanto movimiento pero no le importó. Prácticamente estaba follando enfrente de todo Egipto sin importarle en absoluto. El beso en su espalda le dejaba en claro que a Naruto tampoco le importaba.

Ahí estaba su ciudad y la gente caminando como hormigas por aquellas calles celebrando a los guerreros que mañana han de partir. Todos tan despreocupados y él gimiendo en voz baja el nombre de su amante mientras admiraba el pueblo que le obligaba a separarse de este.

Frunció el ceño y murmuró en medio de gemidos unas palabras por lo bajo maldiciendo a su propia gente. Le daban tantas ganas de gritar que estaba disfrutando tanto que un simple plebeyo que llegó como esclavo le hacía sentir tan bien y tan amado al mismo tiempo.

Con eso en mente se corrió ensuciando la pared de piedra sintiendo al propio Naruto hacerlo en su interior. Escuchó que lo llamaba pero no se volteó sino que se aferró en los respaldos de piedra escondiéndose porque había comenzado a llorar de la nada.

Irremediablemente, luego del placer siempre venia la tortura.

Porque Naruto tendría que partir al otro día por su culpa.

.

.

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Continuará….

 

 

Notas finales:

Espero que tengan una excelente semana, gracias denuevo por leer y comentar! Saludos, nos vemos el proximo Viernes!


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