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Faraón por Ckonny Nickole

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Notas del capitulo:

Hola! Hoy hay actualización temprano porque voy a salir ya que acabo de salir de vacaciones y quiero salir a ver el mundo exterior :'v

LES RECUERDO (otra vez) que esta historia no tiene etiquetas de advertencia A PROPÓSITO no porque a mi se me dió la gana de hacerlos sufrir o algo en el final, es decir, el fanfic no necesita advertencias.

Agradezco nuevamente a todas las personillas que se dan el tiempo de leer y dejar su comentario o voto, me hace muy feliz saber que esta historia tiene tanto apoyo dado a que no suelo escribir fanfic's ¿Largos? Aparte que me hacen reír mucho con sus comentarios entremedio.

Sin nada más que decir, espero que les guste este capitulo!

Faraón.

Capítulo 7.

Los pasos sincronizados de los que atravesaban la ciudad junto a él a sus espaldas parecían marcar el mismo ritmo que su palpitar.

Los ciudadanos formados en dos columnas manteniéndose al margen pero a la vez atentos de los guerreros que marchaban con sus trajes finos y sus armas relucientes.

Nadie hablaba ni sollozaba. El día era exclusivamente para guardar silencio y llorar de la misma forma la partida de los combatientes que se dirigirían a la frontera contra las tierras del Sur.

El Faraón que encabezaba las tropas siendo seguido por Naruto, el capitán de estas, detuvo su caminar al llegar al límite de la ciudad provocando que los soldados también lo hiciesen.

Se volteó lentamente pues quería atrasar lo máximo posible la partida de sus hombres pero por sobre todo la de Naruto. Intentaba no hacer contacto visual con este desde las últimas horas que pasaron juntos. Su cabeza estaba llena de él mismo llorándole a su guerrero y Naruto aferrándose a su cuerpo en consuelo pero igual de roto que él.

Su noche de despedida había sido más dolorosa que placentera.

—Combatientes —Les llamó Sasuke alzando la voz para que todos los soldados le pudiesen escuchar — Ustedes han de ir hacia la gloria y no sucumbir a la derrota. En sus manos dejo la protección de Egipto —Anunció odiando el hecho de que debía voltearse a ver al general de todos esos hombres que se despedían con miradas rápidas de sus familiares que estaban allí para darles el adiós— He de pedir, que si alguien ha de perecer, que los demás venguen su muerte antes de honrar sus restos para que Ra lo acoja en su santuario y le dé el descanso divino.

Naruto que estaba atento y con la expresión más seria que pudo haberle visto antes le observaba como si quisiera atravesarle el alma. Sasuke se encontró a sí mismo perdido en ese par de ojos azules hermosos que no podría volver a ver hasta que la guerra cesara.

—En tus manos pongo a mis hombres, general —Dijo por fin Sasuke, haciendo que todos los guerreros se voltearan hacia Naruto de inmediato con respeto.

A Sasuke no le sorprendió ver como varios hombres le hacían gestos de ánimo al rubio mientras este formaba una sonrisa enorme cargada de confianza que le dio luz a los semblantes de los guerreros.

—Venzan guerreros —Siguió el Faraón causando el alboroto de los guerreros que con sus roncas voces gritaban proclamando una victoria segura pero Sasuke no les estaba poniendo atención. Sus ojos solo eran para Naruto que alzaba el puño implorando a los Dioses en silencio su protección — Vence, Naruto. Vence —Ordenó Sasuke solamente a él.

Naruto que no quería hablar por miedo a decir algo que su corazón deseaba expresarle en ese momento a su amante se mordió los labios admirando la expresión preocupada de aquel ser a quien tanto amaba. A quien tanto idolatraba y dejaba a merced su vida. Sin poder evitarlo se acercó hacia él notando como su Faraón se tensaba mientras el bullicio de fondo se desvanecía al notar que el general se había movido en dirección al monarca. Naruto se posicionó al lado de su faraón.

Sasuke viendo hacia los hombres.

Naruto viendo las dunas del desierto que debía atravesar hacia la frontera.

El moreno sintió que se le encogía el pecho cuando la mano de su amante se posicionó en su hombro apretándoselo un poco.

—Cuando regrese… —Murmuró el rubio sin mirarlo — Nos casaremos ‘ttebayo.

Los ojos oscuros del Faraón se abrieron sorprendidos quedándose estático en su lugar mientras las expresiones confundidas y curiosas de sus guerreros que morían de ganas por saber cuáles fueron las palabras del general que no pudieron escuchar le marearon. Cuando Naruto le dio dos palmadas en el mismo hombro que antes apretaba supo que ya era la despedida.

No pudo responder a eso y Naruto pareció no estar esperando por una respuesta tampoco.

— ¡HACIA EL SUR! —Gritó Naruto y los demás guerreros eufóricos le siguieron entre últimas exclamaciones saliendo por fin de la ciudad a la que prometían volver para reencontrarse con sus familias.

Sasuke esperó hasta que el último hombre pasara por su lado para voltearse a ver a Naruto que se había quedado al final de las filas únicamente para sonreírle y alzar su pulgar como queriendo decirle que no se preocupara.

Que no sufriera.

Que él volvería cueste lo que cueste.

Pero dolía tanto. Se quedó allí admirando la espalda del rubio desaparecer por el desierto mientras las mujeres y niños de la ciudad comenzaban a volver a sus casas para poder sufrir por la partida de sus maridos en la privacidad de las murallas de sus hogares.

Él podría haberse quedado todo lo que pudiese demorar la guerra en ese mismo lugar esperando por Naruto de no ser porque uno de los guardias de la muralla le pidió que entrara a la ciudad para poder cerrar la puerta que la protegía del exterior.

Su marcha fue igual de lúgubre que la de los soldados hacia la guerra. Porque Sasuke sintió que él mismo estaba a punto de dirigir su vida hacia un final inesperado mientras se movía en automático hacia su palacio en donde los guardias de la puerta principal se le quedaron viendo largo rato antes de dejarlo entrar.

Pudo haber cuestionado la acción de los guardias de no ser por la mirada incrédula que le dedicaban ambos que parecían querer decirle que lo vieron haciendo algo malo. El temor dentro de él impidió preguntarles y solo dejó pasar ese actuar como si nada.

.

.

.

Tres semanas se demoró en atravesar una porción del desierto antes de encontrar al ejército del sur que le estaba esperando en la frontera. Naruto sudoroso por el extenuante viaje dio la señal para que todos sus hombres se acostaran en las arenas del desierto a descansar aprovechando que el ejército enemigo no parecía haberlos visto.

Naruto fue el primero en sentarse apenas dio la orden observando atento en medio de las dunas al ejército contrario que lucía igual de cansado que el suyo. Sabía de antemano que el Faraón del Sur enviaría de inmediato sus tropas hacia la ciudad de Egipto si Sasuke no enviaba respuesta a sus obsequios de boda. Su amante se lo había dicho pero no le habría creído del todo hasta ahora.

En el fondo quería haberles saltado de sorpresa y así evitar las posibles bajas que traería dicha guerra.

El general frunció el ceño al pensar en el moreno. ¿Qué estaría haciendo en esos momentos? ¿Estaría pensando en él? Era uno de las muchas preguntas que parecían mortificarlo sin ningún motivo, pues sabía que el único peligro que Sasuke corría lo tenía ahora él mismo enfrente lejos del moreno. ¿Entonces por qué estaba tan inquieto?

Empezó a sentirse de esa manera cuando al pasar un día por una villa en la nada del desierto recordó el camino hacia su pueblo natal en donde la idea loca de volver a esta surgió por una fracción de segundo. Lamentablemente no podía darse el lujo de visitar la tumba de sus padres aunque supiera que quizás jamás volvería a verlos.

Desde ese día que vio a lo lejos a su pueblo natal luego de horas y no pudo detenerse allí que no podía dejar de pensar en Sasuke, ¿Cómo sería escapar y vivir en su pueblo con el Faraón? Los pobladores que habitaban allí eran tan pocos y tan amables que no les molestaría aceptar una relación como la suya, sobre todo porque era un tanto común dado a la cantidad de eunucos que llegaron desde la caída de imperios lejanos.

Si tan solo pudiese llevarse a Sasuke de la enorme ciudad en la que reinaba, todo sería más fácil.

— ¿Pensando en un plan de ataque, general? —Interrumpió sus pensamientos Shikamaru  que se sentó a su lado observando al ejército enemigo— No han de ser ni más ni menos que nosotros, viejo esto es tan problemático.

—Lo sé Shika, pero no se puede evitar —Mencionó Naruto dándole palmaditas en la espalda al estratega que comenzaba a bostezar— La verdad no tengo ni idea de qué hacer exactamente ‘ttebayo. Solo sé que tengo que ganar. Debo ganar.

Shikamaru le miró por sobre el hombro analizándolo.

— ¿Él te lo ha ordenado? —Cuestionó.

—Sí y no —Respondió el rubio moviendo sus manos simulando ser una balanza entendiendo a qué se refería el otro— Si me dijo que ganara pero soy yo el que ya había decidido vencer antes de que siquiera Sasuke permitiera el anuncio de guerra.

—Realmente, un anuncio de guerra fue lo último que creí que dirías ese día que pediste que los reuniera a todos. Viejo, estamos para apoyarte en todo pero decir que querías irte a guerra porque no concedías que el Faraón se casara a la fuerza no fue algo inteligente. Debiste haber empezado por el hecho de que lo habían amenazado para persuadirnos y no saltar con tus celos a maldecir que tu amante se iba a casar con otra persona.

— ¡Yo no dije en ningún momento que era mi amante ‘ttebayo! —Se ruborizó el rubio negando con la cabeza exasperado. Shikamaru alzó una ceja con cara de circunstancia— O…quizás si lo di a entender como algo así…

—No sé si los demás ya saben que te revuelcas con él —Sinceró el Nara— Y no me importa, pero insisto que es peligroso.

Naruto bufó por lo bajo. En esos momentos la vocecita insegura de Sasuke sonó en su cabeza diciéndole “Hay que tener cuidado, idiota”

—Ya lo sé.

— ¿Y cómo es desnudo? —Preguntó de la nada Shikamaru cambiando el tema para evitar ver esa mala cara en su general. Naruto se volteó hacia él entre sorprendido y enojado por el atrevimiento— ¿Es más atractivo que con ropa puesta?

Naruto pensó en alegar pero la imagen de su Faraón sobre sus sabanas desparramadas le hizo ruborizar y con una sonrisa estúpida se le escapó la respuesta.

—Más caliente que la arena de cualquier desierto ‘ttebayo.

Shikamaru que se esperaba cualquier respuesta menos una sincera solo abrió los ojos más de lo normal al igual que su boca en sorpresa pero no comentó nada en respecto. No quería hacerlo de todas formas, por lo que solo se limitó a admirar las nubes en el cielo.

Naruto se sonrojó hasta las orejas al darse cuenta lo que había dicho y simplemente se quedó con la mirada fija en el enemigo que aún seguía sin verlos. Maldición. Nunca había estado en una guerra real antes y de un día para otro estaba encabezando las filas de un ejército.

—Shikamaru —Llamó. El mencionado le respondió con un casi inaudible “¿Mh?” — ¿Cuál es el plan? —Preguntó tensando los músculos de su rostro al notar como varías personas del ejercito contrario comenzaba a recoger algunas cosas que usaban para comer.

Shikamaru sin quitar su atención de las nubes respondió— Al primer movimiento de marcha, salimos al ataque. Ese es nuestro estilo de ataque.

Naruto sonrió emocionado mientras endurecía aún más su semblante. Le encantaba lo que acababa de escuchar. Por un momento creyó que tendría que seguir un plan elaborado y complicado que no iba nada con su personalidad.

Un soldado enemigo comenzó gritar anunciando el retorno hacia Egipto y Naruto fue testigo de cómo el ruido de las armas de sus compañeros a sus espaldas se movían anunciando lo inminente.

Él mismo le lanzó una última mirada a Shikamaru que se reincorporó de inmediato y luego volteó hacia la espada que Sasuke le había dado el día que lo convirtió en guerrero. La admiró como si fuera la primera vez que la veía y la acercó apoyándola a su frente como si fuera el mismísimo faraón en persona.

—Sasuke... —Murmuró pareciendo a vista de ojos ajenos que imploraba a los Dioses cuando la realidad era diferente— Que esta espada sea la testigo del amor que te tengo y la que me castigue con mi muerte si mi amor no es digno de ti. Con mi vida defenderé ahora en batalla tu libertad, Sasuke. Este es mi destino y lo acepto —Una lágrima escapó de sus ojos mientras escuchaba a Kakashi mencionar que ya era la hora— Vive Sasuke, vive de verdad y no de la forma en la que la estás haciendo ahora ‘ttebayo.

Apenas terminó de decir aquellas palabras Kakashi gritó algo y Naruto le siguió anunciando el ataque haciendo que todos los hombres se pusieran de pie y corrieran entre la arena hacia el ejército enemigo que de inmediato se puso en guardia para contratacar.

El filo de su espada no tardó en llenarse de sangre.

.

.

.

Movió los dedos intranquilo de la mano izquierda. Demasiado intranquilo. No podía dormir ese día en especial.

Su subconsciente notaba que algo estaba distinto en su alrededor desde hace en días pero la sensación comenzó a volverse insoportable desde ayer al medio día y no podía dejar de preguntarse si acaso la espera de su guerrero era lo que lo estaba perturbando y por ende le hacía ver cosas que no eran.  

Escuchó el murmullo de las sirvientas caminar en el pasillo contrario y él se quedó quieto queriendo escuchar qué era aquello que decían en voz baja como si temieran que las escucharan. ¿Qué era lo que todos parecían estar murmurando desde hace tiempo a sus espaldas?

Cuando las sirvientas lo vieron en el pasillo le mandaron una mirada indescriptible, la misma que le dieron los guardias de las puertas de su palacio el mismo día que Naruto marchó a la guerra, y se retiraron por otro lugar sin dirigirle la palabra.

Sudó frío y mordió sus labios aguantándose las ganas de cuestionar dicha acción. Pues por una parte quería saber y por otra no.

¿Sería algo de importancia o en realidad solo eran especulaciones suyas? Se dirigió al balcón como todas las noches para admirar a su ciudad que parecía estar igual de inquieta que él mismo. Todas las fogatas que iluminaban las calles estaban encendidas a pesar de lo tarde que era y podía notar como varías personas rondaban de casa en casa compartiendo un secreto el cual ignoraba.

Se abrazó un poco a sí mismo como si quisiera calentarse sus propios brazos pero el aire estaba tan caliente y tenso que era imposible que sintiese frio. Ahora más que nunca no podía dejar de añorar el regreso de Naruto.

Sasuke no podía evitar querer en su interior que fuera Naruto quien lo abrazara buscando darle un consuelo que necesitaba con urgencia.

¿Por qué? ¿Por qué esa sensación incomoda recorriéndole el cuerpo?

Más gente parecía moverse en las calles ahora y él quiso gritar el nombre de su amante exigiendo que volviera ahora mismo, pero, ¿Por qué?

Su muralla no estaba terminada y pareciera que así quedaría mientras él estuviera como Faraón pues de un día para otro durante la semana anterior los obreros dejaron de trabajar. Si tan solo tuviese el valor para enfrentarse a sus lacayos y exigir una explicación podría liberarse de su tortura. Pero no, siempre tenía que actuar como un maldito masoquista que se tortura con el miedo que le tiene a su propia gente. 

Más personas en la calle y su respiración pareciera volverse irregular.

Demasiadas personas acercándose de un momento a otro a las puertas de su palacio y su cuerpo se estremeció mientras su cabeza se llenaba del recuerdo de su amante a quien esperaba verlo aparecer sano y salvo.

El montón de gente había atravesado las murallas de su palacio y él se quedó estático ahí donde estaba.

— ¡CONDENA AL FARAÓN!

Fue el grito que dio comienzo y respuesta a todas sus inquietudes. El secreto que todos guardaban de él por fin era revelado ante sus ojos transformado en su mayor pesadilla.

— ¡ES UN IMPURO!

— ¡UNA VERGÜENZA!

La revuelta que tanto había temido estaba ahí, rodeándolo en el balcón que tantas veces sirvió de lugar de encuentro con el esclavo que había comprado a los comerciales para luego volverlo su guerrero y amante.

Uno de los guardias que cuidaba las murallas del palacio que lo mantenía a salvo de la gente de su propia ciudad se paró enfrente de todos los pobladores y señalándolo cruelmente con el dedo dio a conocer las razones del porqué sería condenado.

— ¡TRAICIÓN HAN VISTO MIS OJOS AL VERLO CON EL EXCLAVO EXTRANJERO EN ESTE MISMO LUGAR!

Sasuke abrió los ojos más de lo normal sorprendido y antes que siquiera pudiese decir algo los viejos del pueblo se apresuraron en agarrarlo con brusquedad de los brazos y obligarlo a inclinarse delante de todos. Humillándolo.

— ¡Has resultado ser más escoria que tu padre! ¡RECHAZAS LAS LEYES DIVINAS DEL CIELO Y OSAS PROFANAR TU CUERPO CON LA SANGRE DE UN BAJA CLASE! ¡¿QUÉ TIENE QUE DECIRLE AL PUEBLO AL RESPECTO?!

El grito enojado del más viejo y por ende, el sabio de su ciudad, vino acompañado de un golpe en su espalda que lo obligó a dar una reverencia muy marcada en posición sumisa ante sus aldeanos.

— ¡CONTESTE!

— ¿Pueden asegurar que los actos de los que soy acusado son verdaderos? —Cuestionó sin levantar la mirada del suelo aparentando estar tranquilo cuando en realidad luchaba contra el deseo de querer lanzarse él mismo por el balcón por miedo a cumplir el destino que le deparaba en manos de su pueblo. El mismo destino que tuvo sus padres.

—Con respeto que ya no debería merecer —Mencionó un artesano que por estar imposibilitado de una pierna no pudo ir a la guerra con los demás hombres— Todos hemos presenciado los acercamientos indebidos entre ustedes. Pero no quisimos creer que realmente se trataba de esa clase de relación hasta que luego sus propias sirvientas comprobaran la veracidad de las palabras del guardia al mostrar las prendas ocultas de ustedes en la habitación del otro.

— ¡Se han acostado! —Gritó efectivamente una sirvienta— ¡El faraón ha permitido profanar su cuerpo ignorando las costumbres y fallando a la moral!

Chasqueó la lengua al sentir que un nudo se le formaba en la garganta y más cuando sintió que lo agarraban del cabello jalándolo para obligarlo a dar la cara al pueblo mientras el mismo anciano le escupía en el rostro antes de decir.

— Si como furcia te has rebajado ¡Como furcia has de ser tratado!

No entendió qué significaba aquello exactamente hasta que entre dos personas lo levantaron del pueblo y lo guiaron hacia el balcón para que viera la ciudad. El intentó removerse pero un golpe en su espalda le dejó en claro que no podía resistirse.

Sintió el aliento de alguien en su oreja y de inmediato sintió repulsión. Cualquier persona que no era Naruto tenía su rechazo inmediato y el otro sujeto lo notó.

— ¿Estas asqueado de un hombre aun después de acostarte tanto tiempo con uno? —Cuestionó con saña el tipo y lo zarandeó para marearlo— Vea esta ciudad, Faraón. Usted se exhibirá como nunca lo ha hecho en todos sus años reinando ante los ciudadanos para que lo vean bien antes de morir.

En ese instante, realmente sintió que tenía motivos para temer.

Sintió que tenía motivos para reclamarle a Naruto que la gente que él decía que no le haría nada ahí estaba efectivamente condenándolo.

Sintió que moriría de solo saberse condenado antes del regreso de Naruto.

Antes de poder verlo otra vez.

Antes de poder saber que realmente está bien.

¿Qué era su vida a comparación a la de su amante? Nada. Y ahora lo entendía completamente. Él nunca fue nada en realidad.

Sus ilusiones de vivir con Naruto tranquilamente solo eran eso, ilusiones.

Porque su destino siempre fue otro. Porque su destino siempre fue cruel. Porque por más que amara a Naruto y nunca se lo dijo abiertamente ahora sentía que le quitaban una parte del cuerpo de solo imaginar los tormentos que debe estar pasando Naruto por él y…. él moriría de todas formas.

—Lo siento…—Susurró sin importarle que alguien le escuchara— Naruto lo siento…

Continuará…

 

 

 

 

 

Notas finales:

Nuevamente, agradezco a toda la gente que lee esta historia. 


Es necesario reiterar que como el fanfic no tiene advertencias no va a haber algo como ALGUIEN SE VA A VIOLAR A SASUKE EN EL SIGUIENTE CAPITULO asi que no se hagan dramas mentales sobre eso porque no, EN MIS FANFICS NO jajaja.


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