Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Faraón por Ckonny Nickole

[Reviews - 45]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola a tod@s! Esperando que hayan tenido una buena semana, lo único que diré al comienzo es que este capítulo es el más largo de todo el fic y al final sabrán el motivo.

Faraón.

Capítulo 8.

“Hey, ¿Puedes describir esta sensación? ¿Puedes decírmelo directamente?”

.

.

.

¿Qué es aquello a lo que más alguien podría temerle? La respuesta cambia dependiendo de la experiencia que tenga la persona que conteste.

Uno, dos, más de tres pasos escuchándose fuera mientras él se sumergía en la soledad absoluta bajo las catacumbas de la pirámide en donde solía encarcelar a los condenados a morir buscando quitarles su humanidad antes de mandarlos al descanso eterno al que estaban destinados.

El mismo descanso que dentro de poco conocería él por fin.

¿Cuántas veces había bajado al mismo lugar en donde se encontraba ahora? No lo sabía, pero estaba seguro que las suficientes como para no sentirse atemorizado por esas paredes que parecían estrecharse más a medida que los días pasaban buscando aplastarlo hasta el punto de fundirlo entre los pequeños granos de arena que conformaban los grandes bloques de aquella estructura envidiable. Entonces, ¿Por qué? La luz el sol solo entraba antes de que anocheciera dejándole ver los jeroglíficos que habían mandado a tallar en las paredes especialmente para él como último recuerdo del día antes de irse a dormir.

Como último recuerdo que lo perseguiría una y otra vez hasta la muerte.

Cuando a alguien se le enviaba a las catacumbas, se tallaba en las paredes de su tumba temporal los motivos por los que se le acusaba a morir como una forma de tortura psicológica que aseguraba que la muerte no sea tranquila y mucho menos el descanso del condenado. Frente a él, cuando la luz entraba por los pequeños agujeros de las piedras, su pecado se iluminaba y él no podía hacer otra cosa que no fuera leer aquellos dibujos tallados en donde lo ponían a él junto a Naruto viviendo un romance a escondidas, felices… tan felices que Sasuke no podía evitar alzar una mano para acariciar el grabado de su amante sonriente anhelándolo más que nunca, deseando verlo por última vez hasta dejar caer la mano hacia el dibujo debajo de ese en donde mostraban la secuencia de castigos a los que serían sometidos ambos hasta morir.

Sasuke podía saber que vendría luego de pasar la semana en cautiverio, pero no le atemorizaba tanto como el destino que su gente tenía preparado para su guerrero. Esos dibujos que explicaban la cronología de cómo serían las torturas próximas le hacían apretar los párpados rogando a que anocheciera pronto para no tener que volver a verlos. Con la primera vez había sido suficiente.

Así se pasaba los días, entre oscuridad y la horrible luz antes de anochecer. Entendía por completo porqué los prisioneros siempre parecían haberse muerto en vida antes de cortarles la cabeza. ¿Se vería también como un muñeco sin vida cuando lo sacaran?

¿O se vería igual de hermoso como Naruto se lo decía cada vez que lo veía?

Su destino siempre había sido injusto, pero nunca lo creyó tanto como para permitirle enamorarse justo antes de morir.

Justo antes de permitirle decirle a su amante que lo amaba directamente y no hacérselo querer saber por medio de palabras indirectas e implícitas.

Naruto siempre había sido lo contrario a él. Su amante era enérgico, alegre, un Dios brillante a sus ojos, recargado de un cariño que desbordaba por todo su ser. Un cariño que le hubiese gustado seguir disfrutando.

Cuando regrese nos casaremos ‘ttebayo”Había sido lo último que le había escuchado decirle. Lo último que a él le hubiese gustado que pasara.

—Quizás en otra vida —Murmuró en medio de la oscuridad mientras inclinaba la cabeza suplicante rogándole a Ra que si Naruto estaba vivo, que no le dejara volver para evitar que este sufriera más por su culpa.

La tortura la cargaría por completo él mismo con su cuerpo con tal de que Naruto jamás fuera castigado por su pueblo egoísta. Su amante no lo merecía.

Naruto merecía el cielo y no sufrir en el infierno con él.

.

.

.

¿Cuánto tiempo había pasado ya? Se preguntó por octava vez en el día. Ni siquiera se había dado cuenta del momento en que mientras yacía desmayado en su catacumba lo habían sacado para dejarlo en la que ahora sería su antigua habitación sobre la cama dejándole descansar en paz por última vez.

Él sabía que era la última vez.

Había abierto los ojos pero seguía sin moverse. Ni sorpresa sintió al divisar el techo y no la oscuridad de siempre o los jeroglíficos que evitaba durante días. Nada.

El único movimiento que hacia su cuerpo, de forma inconsciente era voltear su cabeza para comprobar que a su lado en la cama no había nadie.

Lo hacia una y otra vez. Contaba los puntos en el techo y luego volvía a observar perdidamente la seda de su cama en el lugar en que Naruto había acostumbrado a acostarse cuando se le ocurría acompañarlo a dormir.

No pensaba en nada pero su cuerpo seguía buscando el calor de su amante. Su cabeza seguía anhelando volver a verlo mientras sus labios secos por la falta de agua esperaban pacientes para pronunciar el nombre de Naruto.

Una y otra vez.

Y Naruto no apareció a su lado como esperaba que lo hiciera por arte de magia.

Las hojas de palmeras que servían de puerta se movieron justo cuando mantenía el rostro volteado en esa dirección y pudo ver a una de sus sirvientas, la más joven de todas que había llegado no hace mucho a su palacio, entrar y acomodar las hojas en su lugar.

—Faraón —Dijo ella. La sirvienta del cabello rosado que casi nunca veía y que ahora aparecía ante él cargando unas telas lujosas y unos objetos que no pudo identificar.

No le respondió. Simplemente volvió a  concentrar la mirada en el techo volviendo al círculo vicioso que su cerebro ordenaba seguir a su cuerpo.

Sakura tampoco dijo nada.

El Faraón sintió que dejaban cosas sobre la cama antes de que ella lo sujetara con cuidado del brazo para incorporarlo y dejarlo sentado sobre la misma. Después de todo, realmente se había vuelto una especie de muñeca sin vida.

—Cierre los ojos, voy a tener cuidado lo prometo —Dijo ella tomando un pequeño plato de greda en donde tenía una tinta negra que Sasuke sabia para qué era y por eso permitió que le maquillara los ojos sin rechistar.

Tampoco es como si pudiera quejarse.

Sakura terminó al poco tiempo y le pidió que se levantara para vestirlo. También lo permitió. Aunque su vestimenta solo constara de una seda cubriéndole lo suficiente como para no dejar sus partes bajas expuestas dejando todo lo demás de su cuerpo expuesto.

Tan expuesto como se dejaba cuando se prepara para su guerrero.

—No puedo creer que me hayan enviado para hacer esto —Soltó la chica con la mirada entristecida mientras alzaba una flor de loto que acomodó en sus mechones de cabello oscuro como accesorio. Un horrible accesorio que solo usaban las prostitutas para diferenciarse entre la sociedad— Luce tan hermoso. Como una divinidad.

El Faraón sintió el estómago contraerse ante aquello y las enormes ganas de vomitar lo invadieron pero no lo hizo.

— ¿Está bien? ¿Faraón?

La voz de Sakura la escuchó lejos. Esa no era la voz que él quería escuchar llamarlo hermoso y al mismo tiempo divinidad.

Esas eran las cosas que Naruto solía decirle.

— ¿Él ha vuelto? —Preguntó en voz baja, con la voz apagada y rasposa, como si hubiese olvidado lo que era hablar.

— ¿Quién mi Faraón?

Sasuke tragó con dificultad, incluso la garganta parecía querer cerrarse volviéndose en su contra— Naruto.

Sakura se sumió en un profundo silencio que le puso nervioso. Los segundos pasaban y ello no parecía decidirse en si darle una respuesta o no, pero cuando volvió a abrir la boca para insistir ella le interrumpió sorpresivamente.

—Él no lo ha hecho, mi Señor —Respondió— Ninguno de los soldados lo han hecho.

Esta vez no pudo aguantarse la sensación de su bilis removiéndose incómodamente por lo que se volteó para vomitar, como si con ello dejara salir su angustia abismante.

Sintió la mano de la sirvienta en su espalda desnuda pero antes de que alguno de los dos dijera algo una nueva voz en la habitación llegó a los oídos de ambos anunciando lo inminente.

—Es una lástima que el Faraón más majestuoso que haya tenido Egipto vaya a acabar de esta manera —Fue la voz burlona de un sujeto que lo tomó de la muñeca obligándolo a que lo viera de frente.

Sasuke que a pesar de sentirse físicamente enfermo le sostuvo la mirada desafiante por puro instinto, lo cual pareció regocijar a aquel sujeto que sin cuidado lo tironeó a la fuerza hacia los pasillos de su palacio hasta llegar a la entrada de este en donde los guardias lo esperaban para amarrarlo de los brazos dejando libres sus piernas.

— ¿Recuerda el castigo que hemos preparado para usted? —Dijo una voz ronca en su oído y de inmediato sintió una mano acariciarle la oreja antes de acomodarle la flor de loto en su cabello— Ha de mostrarse como la furcia que es delante de todo el pueblo al que ha traicionado ¿Tiene algo que decir antes de comenzar a andar? —Aquel sujeto le echó un vistazo de arriba abajo admirando su cuerpo. Acción que Sasuke repudió en su interior y su expresión lo hizo notar— ¿Qué es esto? ¿Asco es lo que ven mis ojos en su expresión? Ha sido tocado por un hombre antes —Una mano ruda le dio un suave toque en su cadera haciendo que abriera los ojos con sorpresa— Se supone que debe gustarle ¿No? ¿O acaso se arrepiente?

El Faraón escuchó aquella pregunta tan clara, tan descara que no pudo evitar rebajarse al mismo nivel de aquel simple campesino y le escupió en el rostro haciendo que este se quejara de inmediato pero enormemente sorprendido al mismo tiempo.

—Asco he de sentir al saberme tocado por un hombre inútil que no es capaz de defender a su familia en la guerra por falta de un miembro devorado por su propio ganado —Respondió con desdén viendo superficialmente el brazo que le faltaba al tipo por un accidente que tuvo hace tiempo por su propia idiotez al irse a meter al establo de los camellos.

—Siempre ha sido una mierda —Gruñó el tipo alzando la mano dispuesto a golpearle pero uno de los guardias lo detuvo. Habían leyes que aun debían seguir y pese a que era un condenado a morir, al ser el Faraón sus derechos eran diferentes a los demás.

De inmediato el otro guardia, el que lo había acusado frente a los ciudadanos, lo jaló obligándolo a caminar poniendo un pie fuera de su palacio hacia la ciudad en donde sabía que le harían caminar por las calles mostrándose casi al natural ante su pueblo que le observaría asqueado por haber sido ultrajado por un cualquiera.

Los rayos del sol le pegaban en la piel quemándosela. Como nunca salía tanto hacia afuera su piel era extremadamente blanca y propensa a lastimarse. Nunca había parecido alguien acto para vivir en el desierto.

Con cada paso que daba sentía las miradas curiosas de todos sobre él como si fuera una maldita atracción de circo. Y en realidad así era como lo veían las personas, pues como poco salía, poco le conocían y parecían casi como si fuera la primera vez que lo veían.

Escuchaba los murmullos, las exclamaciones de horror cuando el mismo campesino de antes gritó a los cuatro vientos los crímenes de los que se le acusaba de una manera poco sutil.

— ¡Este es nuestro Faraón! ¡El que se acuesta a escondidas con un esclavo extranjero sin importarle traer la desgracia a nuestro pueblo en castigo por romper las leyes divinas!

Caminar por la arena ardiente no era nada a comparación de la opresión constante en su pecho cuando cada vez que pasaba alrededor de la muralla que había quedado a medio terminar esperaba encontrarse con sus hombres de regreso.

Con Naruto de regreso.

“Hey, Naruto, ¿Has de observarme desde arriba?…” Llegó a pensar en un momento, cuando su caminata estaba llegando a su final “No vuelves, ¿Es porque ya te has ido definitivamente? ¿Debería aceptar morir para alcanzarte si es así?” Si lo pensaba de esa manera, quizás morir no sería tan doloroso como lo pensaba.

Tal vez, esta era la libertad por la que Naruto estaba dispuesto a luchar con tal de dársela.

“Quizás es en otra vida en donde Ra nos permita estar juntos. La actual se desvanece rápidamente ante mis ojos” ¿La tuya ha de irse así de rápido también? ¿O sufriste tormentos antes de no volver a ver la luz? Imploro a Ra que me deje sufrir si tu muerte no fue tranquila. Quiero compartir tu dolor, Naruto”

Sabía que era en vano e irreal, pero no podía dejar de hablar en su cabeza como si mantuviese una conversación con su guerrero. Como si este podría escucharle.

Como si este pudiese verlo…

—Son unos malditos —Murmuró Naruto escondido detrás de los escombros sin terminar de la muralla que rodeaba la ciudad a la que había regresado junto a sus soldados malheridos— ¡MIRA COMO LO TIENEN ‘TTEBAYO!

La guerra había sido rápida pues el Faraón del Sur no se esperaba que Sasuke enviara sus tropas tan deprisa y Naruto no quiso perder tiempo preocupándose por aplazar el conflicto.

Él gritó que atacaría y lo hizo sin fijarse si alguien lo seguía o no. Si estaba completamente solo en el campo de batalla le daba igual.

Él tenía que vencer.

Tenía que volver trayendo la gloria y libertad a su Faraón. Al único Dios a quien él veneraría por el resto de sus días.

Al Dios que no esperaba ver al regresar siendo exhibido como una atracción permitiendo que ojos impuros profanaran con sus miradas lascivas y de desprecio ese cuerpo inmaculado que solo le pertenecía a él.

Había corrido seguido de los hombres que le quedaron apenas venció al último enemigo. Ni tiempo de celebrar había permitido luego de ello sino que ordenó de inmediato volver a la ciudad con el propósito de ver a su amante, sano y tranquilo de toda desgracia. Las heridas en su cuerpo no serían nada a comparación de la dicha que le daría admirar una expresión aliviada de hermosa felicidad en esa cara tan bonita que tenía su faraón.

Esa expresión que debería llevar siempre y no la miserable que portaba mientras era paseado por todos lados como ahora ¿Qué es esa expresión?  No le gustaba.

—Calma —Le aconsejó Shikamaru sosteniéndolo fuertemente del brazo para impedir que se metiera. Nara observó como el rostro lleno de cortaduras y del sudor producido por estar corriendo como loco en medio del desierto luego de estar en batalla se contraía en una mueca dolorosa de tormento.

Shikamaru sabía que Naruto estaba sufriendo con ese espectáculo con el que se encontraron. Habían decidido aguardar hasta saber por qué tanto escándalo en el pueblo en caso de que algún enemigo se hubiese infiltrado aprovechando que los hombres estaban fuera y así saltarle de sorpresa pero no pensó que la situación resultaría ser una más inimaginable.

— ¿Qué le están haciendo, Shikamaru? —Exigió saber el rubio de inmediato volteándose hacia él para agarrarlo de la ropa rasgada con rabia— ¿Qué le hacen al Faraón? ¡¿Por qué lo están exhibiendo?! ¡¿PORQUÉ SASUKE ESTÁ SUFRIENDO?!

El estratega, siendo consciente de las miradas de sus cansados compañeros que también tenian curiosidad suspiró intentando tranquilizarse pues la mirada agresiva de Naruto daba más miedo que cualquier hombre con una lanza intentando asesinarlo.

—Es un ritual —Dijo con pesar luego de unos segundos. Hacerle frente al rubio cuyas manos temblaron por lo escuchado era difícil— Si es lo que creo que es…. Sasuke fue anunciado como condenado a morir, Naruto.

El mencionado le soltó, blanco como una hoja de papel, sus pupilas tiritaron al igual que su cuerpo completo mientras enfocaba la mirada hacia donde Sasuke desaparecía a lo lejos. Su garganta secándose y su cabeza dando vueltas.

— ¿Porqué….?

Shikamaru no respondió.

— ¿Por qué ttebayo? —Insistió el rubio en voz baja. Su mirada azul fija en las calles de la ciudad en donde no se podía ver a nadie ahora.

Ningún hombre articuló palabras. Sus cabezas gachas comenzaban anticipar el funeral próximo.

— ¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ?! —Exigió Naruto perdiendo la compostura, jalándose el cabello desesperado mientras se tiraba de rodillas al suelo al no sentir estabilidad en su cuerpo— ¡ÉL NO HA HECHO NADA MALO! ¡NO VA A MORIR….! ¡FUI A LA GUERRA PARA LIBERARLO… ¡¿Y AHORA ME DICES QUE VA A MORIR?! ¡¿POR QUÉ MIERDA?!

—Los debieron haber descubierto —Fue la resolución de Shikamaru que se acercaba a él en caso de que este intentara cualquier acción estúpida— Alguien debió haberlos visto a ambos y acusó a Sasuke a los sabios….

Los hombres no parecían sorprendidos por esto, pero no por ello iban a mencionar algo al respecto.

—No…. —Unas lágrimas escaparon de sus ojos mientras comenzaba a acelerarse la respiración. Podía sentir el miedo de Sasuke en su propio cuerpo.

Podía imaginar la expresión de su amante cuando su miedo se hizo realidad pese a que le había prometido que nunca le pasaría nada malo.

Golpeó el suelo con sus puños que ya antes estaban ensangrentados por sangre ajena  mientras maldecía en voz alta hasta que los nudillos se le entumecieron y ya no sintió dolor en estos. Dolía, su pecho dolía más que cualquier herida física.

—No…—Siguió Naruto— Él no va a morir…

—Aun no —Aseguró Shikamaru llamando la atención del rubio que se volteó hacia él con los ojos rojos por el esfuerzo de retener sin éxito sus lágrimas. La mirada de Shikamaru se afiló al notar cierto brillo de esperanza en los pozos azules de su general en medio de su desesperación— Sasuke es el Faraón. La tradición dice que el pueblo debe realizar un ritual antes de enviar de vuelta al cielo al monarca con el que no están conformes para que Ra les cumpla la petición de enviar a otro más acto para ocupar el puesto.

Naruto sintió que algo se le removía dentro de él.

— ¿Qué quieres decir….?

—Digo que… —El estratega al igual que los guerreros se acercaron al rubio para poner una mano en la espalda del rubio en señal de fidelidad y apoyo— Tienes tiempo, Naruto. Aun tienes tiempo.

Shikamaru sabía que estaba incitando a hacer algo peligroso.

Algo de lo que probablemente se arrepentiría luego de ver las consecuencias con sus propios ojos.

Pero no pudo evitar hacerlo al ver como su amigo, abría los ojos enormemente y sin perder tiempo recobraba su energía característica para darle la espalda en medio de un agradecimiento que entendió a medias antes de echarse a correr por las calles de la ciudad procurando no ser visto sin importarle lo más mínimo su seguridad ni su vida.  

— ¿Cómo hemos de proseguir? —Fue la pregunta de Kakashi quien viendo hacia la misma dirección por donde se había ido el rubio se mantuvo a su lado sin intensión de mover ni un musculo.

El estratega ladeó una sonrisa— Fieles a la persona quien nos dio un lugar en la sociedad —Respondió.

No tuvo la necesidad de voltearse para saber que los demás guerreros le daban la razón manteniéndose expectantes a sus futuros.

Porque la lealtad no la traen consigo aquellas personas que están acostumbradas a que todo se lo den sin devolver algo en agradecimiento.

La lealtad la traen los que saben apreciar lo que les han dado y están dispuestos a devolver la mano cuando sea necesario.

Es por eso que se había vuelto un guerrero junto a sus compañeros, porque esperaba que en algún momento pudiera devolverle la gratitud que le tenía a Sasuke por haberlos rescatados de sus pueblos natales que caían en desgracia al invitarlos a unirse a su ciudad dándole protección y abastecimiento sin pedir nada a cambio más que su fidelidad.

Si Sasuke les había dado felicidad en algún momento. Ellos le devolvían el favor enviando a Naruto devuelta hacia él.

Porque la felicidad del Faraón era ese esclavo y ellos no eran nadie para quitársela. 

 

.

.

.

La caminata tormentosa llegó a su final en medio de sus pensamientos perturbadores. En medio de su dolor.

El guardia que lo llevaba amarrado lo jaloneó obligando a entrar al palacio nuevamente. ¿Qué venia ahora? No podía dejar de pedir que su agonía terminara de una vez ¿Para qué seguir aplazándolo? ¿De verdad había hecho algo tan malo como para que lo privaran de una muerte rápida?

—Ya debe saberlo —Le dijo el guardia al escoltarlo hacia su alcoba— Por ser el Faraón la condena cambia. Los preparativos ya casi están listo por los que a media noche se habrá que proceder a la ejecución de su persona.

— ¿He realmente de merecerlo? —Se  le escapó sin querer como respuesta a esas palabras crueles.

El guardia calló mirándolo fijamente. Sasuke en ningún momento le devolvió la mirada, seguía viendo hacia la nada como buscando a alguien imaginario entre las penumbras que comenzaban a adornar los rincones de su habitación.

—Por supuesto.

Con aquella respuesta el guardia se retiró como si quisiera huir de él.

Es tan frio. ¿Su cuerpo siempre había sido así de frio? ¿O acaso era el temor de la muerte anunciada la que le bajaba la temperatura del cuerpo? Qué importaba.

Se dejó caer sobre su cama, sin dejar de mirar la pared.

No tenía en nada más que pensar.

No quería pensar en nada más por segundos, minutos, las horas que le quedaban.

Por lo menos quería que los últimos minutos de vida que le quedaran sean solo para él, para no pensar en un miedo que le carcomía día a día y solo dedicarse a disfrutar de sí mismo.

—Soy Sasuke Uchiha —Murmuró cerrando los ojos, hablándose a sí mismo como si se hubiese olvidado.

¿Por qué las lágrimas no paran de caer si no sentía nada para ese entonces?  

¿Había vivido realmente alguna vez?

¿Qué cosas le gustaban o disgustaban? ¿Qué le hubiese gustado hacer en el futuro?

No sabía nada de eso. No se conocía en absoluto.

¿Cuántas horas habían pasado o quizás el tiempo seguía estático aumento aún más su agonía y espera?

Es gracioso.

Sus labios se afanaron en una leve sonrisa mientras con los ojos apretados que dejaban derramar un par de lágrimas desobedientes—Hey, ¿Puedes describir esta sensación? ¿Puedes decírmelo directamente? —Preguntó a nadie en específico porque sabía que nadie le respondería.

Estaba solo como siempre lo estuvo al fin y al cabo. Por ende, moriría de la misma forma.

—Se llama tortura.

Aquella respuesta que no esperaba le detuvo el tiempo. Pareció ser que el sonido y el ruido de los aldeanos afuera llevando a cabo alguna ceremonia en su nombre no estuviese aconteciendo.

Pareciera que nunca había llorado. Que solo estaba sentado ahí porque él quería sin ningún motivo aparente.

No necesitó saber de quien se trataba para corresponder el abrazo del desconocido que osaba invadir su privacidad. Que se metía en su intimidad como siempre llenándolo de una calma inexplicable.

—Naruto —Musitó abriendo los ojos para verlo. Para verificar que era él.

La sonrisa luminosa y preocupada del rubio que haría resplandecer cualquier oscuridad le hizo entrecerrar el entrecejo mientras incrédulo acariciaba ese rostro cansado y lleno de cortes de armas afiladas. ¿Estaba ahí? ¿De verdad era él? ¿Acaso su mente estaba jugando cruelmente consigo mismo?  

—Naruto —Repitió sintiendo el nudo en su garganta— Naruto —Insistió queriendo saber si no estaba soñando.

—Sasuke, Sasuke ¡Sasuke! —Repitió el rubio haciendo lo mismo que él. Repitiendo su nombre tantas veces como el Faraón lo nombraba mientras le acariciaba el rostro intentando memorizar cada facción de su amante—Mierda, Sasuke. ¡Mierda! —Gritó enojado de encontrarlo en esas condiciones, las propias lagrimas del rubio aparecieron mientras lo estrechaba con fuerzas sintiendo las manos del moreno rodearla con fuerza temblando completo.

La serenidad que antes parecía tener Sasuke se desvaneció apenas tuvo a Naruto consigo. Todos sus puntos débiles quedaban al descubierto para él siempre aunque no lo quisiera.

Naruto era capaz de hacerte pasar por todas las emociones que conocieras con su sola presencia. De la serenidad y reflexión pasó a la calma para luego volver a hundirse en la angustia mientras buscaba el consuelo de esos brazos cálidos que lo apresaban como queriendo absorber toda la agonía que acoge su ser.

 — ¿Qué haces aquí? —Preguntó Sasuke sintiendo los labios de Naruto buscar desesperadamente los suyos en un roce que permitió, pero tuvo que alejarse para poder seguir hablando— Te creí muerto todo este tiempo y ahora te atreves a aparecer frente a mi cuando yo…—Se mordió los labios soltándole un puñetazo en el rostro al rubio que se alejó tambaleante por el dolor. Ni él mismo entendía por qué había reaccionado así— No, Naruto, debo estar alucinando. Le pedí a Ra que no te trajera de vuelta a mí si vivías, ¿Por qué entonces has aparecido?

El rubio, enojado por lo que acababa de escuchar le encaró limpiándose la sangre que escurrió del labio partido que le dejó el golpe del Faraón.

—Pues estoy aquí, bastardo —Masculló acercándose para agarrarlo con fuerza— ¡Estoy aquí! ¡Ra no existe en mi mundo, por eso he vuelto! ¡¿Por qué seguir el destino de un Dios que no he de venerar?! ¡Tú me dijiste que volviera a ti, que venciera, es por eso qué volví ‘ttebayo!

Sasuke que había comenzado a respirar agitado se le quedó viendo como si fuera a morirse ahí mismo.

—Sasuke, respira —Pidió Naruto con la preocupación opacándole el enojo. Buscó desesperado algo con qué ayudar a echarle aire a su amante pero antes de que moviera la mano con la que estúpidamente planeaba usar como un intento de abanico Sasuke lo sostuvo de la muñeca con fuerza. Demasiada.

— ¿Por qué vuelves hacia alguien que solo te hiere?

—Tú no me hieres ‘ttebayo. Tú te hieres a ti mismo.

— ¿Por qué? Vas a morir si te quedas conmigo. Vete.

Naruto le observó afligido—No me importa. Si tengo que morir contigo no me importa ¡Ya te lo dije antes, maldición! Sasuke —Lo llamó bajando un poco la voz intentando serenarse sin conseguirlo. Le sostuvo de la mano con que la que Sasuke lo apretaba para que deshiciera el agarre y así poder tomársela como lo hacían antes de que alguno de los dos cayera en el encanto del otro— Moriremos juntos ‘ttebayo.

Sasuke sintió la habitación hundirse en un profundo silencio que no supo cómo interpretar. Aquella declaración lo había tomado desprevenido por lo que no sabía cómo reaccionar ante ella.

—Te lo prometo Sasuke —Aseguró Naruto apretándole la mano en un agarre firme cargado de determinación al igual que su mirada— El Faraón Sasuke y el general Naruto morirán juntos el día de hoy.

—Dijiste que me protegerías…— Murmuró el Faraón sintiendo la hora cada vez más cerca. Sintiendo que estaba próximo a despedirse realmente de su vida y con ella, con la de Naruto.

—Lo haré, por siempre. No me iré nunca más, Sasuke.

—Dijiste que ellos nunca me harían nada —Siguió el Faraón incapaz de aceptar aún su destino pese a que antes parecía haberlo hecho.

Naruto sonrió sabiendo de la angustia que acogía a su amante.

—No lo harán ‘ttebayo. No si yo puedo evitarlo.

El Faraón que había cerrado los ojos para maldecir por lo bajo buscó la mirada de su amante encontrándose con la espada que tan reluciente parecía ser en medio de la oscuridad frente a él. Naruto le estaba señalando con ella y Sasuke solo pudo abrir aún más sus ojos en sorpresa.

—Es lo mejor —Aseguró Naruto. Serio como nunca lo había visto antes.

Sasuke quiso dar un paso hacia atrás por inercia pero se quedó allí parado, como si su cuerpo esperara alguna acción de Naruto que pensaba aceptar por más descabellada que sea.

— ¿Realmente lo es? —Cuestionó tristemente.

Temió, es verdad. Pero si era Naruto estaba bien, no importaba.

Si era Naruto quien lo asesinaba sería lo más cercano el final feliz que siempre quiso para sí mismo.

Esperó la respuesta de su guerrero que nunca llegó a sus oídos. No fueron palabras lo que le dieron la respuesta sino la expresión en su amante que parecía querer decirle de todo.  

Parecieron horas el tiempo en que se observaron el uno al otro, como si quisieran descifrar los misterios más profundos de cada uno sin necesidad de decirse algo.

Y Sasuke entonces lo entendió.

— ¿Nos casaremos? —Preguntó después de unos momentos el Faraón observando a su amante por última vez.

—Por supuesto. Yo nunca me retracto de mis palabras ‘ttebayo.

Su amante estiró la mano en donde con dos dedos buscó dos de los suyos los cuales estrechó en una especie de pacto que nadie más conocía aparte de ellos dos.

Lo observó una última vez en una mirada en la que podían desnudar el alma del otro.

Supo entonces hacia donde iría su vida en una pequeña fracción de segundos antes de que cerrara los ojos mientras formaba una sonrisa pequeña.

Ni el dolor punzante del filo de la espada sobre su piel pudo quitarle aquella.

.

.

.

Horas se mantuvo sentado sobre aquella cama. Su espada yacía abandonada en el suelo cubierta de sangre.

Su propio brazo derecho tiritaba por la cortadura que iba del codo hacia la muñeca mientras sangre goteaba de esta manchando aún más el lugar de esa rojiza sustancia cuyo olor comenzaba a sentirse.

 Esperó pacientemente lo que tenía que esperar recibiendo con una lúgubre expresión a los aldeanos que a gritos habían entrado a la habitación del Faraón buscándolo para llevarlo hacia su condena. Ah, esos gritos habían sido de euforia por cometer un crimen y ahora sonaban aterrorizados por ver uno no hecho por ellos mismos.

 —T-tú —Dijo uno de los viejos del pueblo señalándolo con el dedo antes de ver hacia la cama del faraón qué iluminó con su antorcha observando las manchas de sangre que cubrían las sedas.

Naruto se apretó su propia herida evitando que chorreara más sangre de esta.

— ¡¿Dónde está el Faraón?! —Exigió saber un campesino más no se esperó la respuesta del general del ejército que había vuelto sin que nadie lo notara.

—Muerto.

La muchedumbre exclamó en sorpresa sin creerlo pero la escena era difícil de ignorar. El cuerpo del rubio tenía salpicaduras de sangre por todos lados combinando con el desastre sobre la seda de la cama.

— ¡No juegues con nosotros! —Gritó un anciano encarando al rubio— ¡Tú te acostabas con él!

—Y por eso lo asesiné  ‘ttebayo.

Naruto que se había levantado para admirar mejor la sangre sobre las sabanas se llevó ambas manos a la cabeza.

— ¡Porque es mi culpa tuve que hacerme responsable! ¡Solo yo podía matarlo, era mi responsabilidad por incentivar a cometer deshonra! —El general se acercó hacia la gente tomando su espada con la cual señaló a cada uno de los presentes quienes veían horrorizados la sangre gotear del filo de esta— ¡Ustedes nunca tuvieron ningún derecho sobre él! Él que ha de llevar a alguien por el camino del pecado debe ser el que lo saque de este, y es lo que yo he hecho. ¡Sasuke, mi Sasuke no vive ya en mis brazos sino oculto en la tierra de algún lugar de este palacio que ustedes no son dignos de conocer ‘ttebayo!

Naruto observó con reproche como los aldeanos se llevaban las manos hacia la boca mientras algunos gemían lastimosamente llorando la muerte del Faraón a quien ellos mismos pensaban aniquilar. Lástima que Naruto haya decidido quitarles la dicha de festejar gracias al sufrimiento de su amado.

—Has hecho bien, guerrero —Fue la escueza respuesta del más viejo de los hombres que se acercó a él casi con orgullo— Tu acto ha de ser digno de mención y aplaudido. Él que es capaz de poner a la sociedad por sobre a los deseos personales merece ser elogiado y no castigado,  Naruto Uzumaki.

— ¿He ser yo realmente digno de ser perdonado? —Cuestionó Naruto con gracia— No soy solo más que un traidor quien faltó su palabra a Ra de proteger al Faraón terminando ser el que lo asesinó con sus propias manos ¡El destierro y abandono es lo que he de merecer!

Todos callaron, considerándolo. Naruto pudo apreciar como realmente toda esa gente no tenía la menor idea de qué era lo que exactamente querían. Solo eran un pueblo que actuaba sin fundamento bajo creencias absurdas que ni ellos mismos podían sustentar.

Deberían capturarlo y llevarlo hacia donde pensaban poner a Sasuke momentos antes para sacrificarlo en su lugar por ser uno de los culpables de haber corrompido las leyes divinas pero se le quedaron viendo como idiotas sin saber cómo reaccionar.

— ¿Por qué lloran ‘ttebayo? —No pudo evitar preguntar a aquellos que hipócritamente habían comenzado a llorar el nombre de su amante— ¿Acaso ustedes no querían esto? ¡¿Acaso ustedes no pensaban hacer esto con sus propias manos?! ¡El Faraón está muerto! ¡Alégrense dattebayo! —Gritó con fingida euforia con una sonrisa que murió casi al instante mientras endurecía su mirada— Todos ustedes fueron los que en realidad lo asesinaron en vida así que no osen llorar su muerte con fingida tristeza y mucho menos pronunciar su nombre. Odio la gente que se miente a sí misma.

No esperó a que alguien se atreviera a añadir algo más para tomar su espada y dar pasos firmes hacia la muchedumbre haciéndose paso por esta como si no temiera alguna reacción violenta hacia él impidiendo su retirada.

Nadie hizo nada para impedir su salida.

De todas formas, ¿Qué haría un pueblo que se había quitado de encima el peso de una supuesta deshonra? Nada, pues ya habían conseguido lo que querían y Naruto no podía dejar de maldecir esa tierra desconformista en la que su madre siempre quiso vivir.

Caminó a paso fúnebre por la ciudad, arrastrando su espada manchada de sangre mientras recorría el camino por el que conoció a Sasuke aquella vez. Esa vez también estaba lastimado de ese mismo brazo portando una cortadura similar. Sonrió un poco.

Parecía que un nuevo ciclo en su destino acababa de comenzar de nuevo, o recién lo hacía.

Observó el establo vacío de la casa del comerciante que andaba afuera en algún lugar del desierto buscando nuevos esclavos con los cuales enriquecerse para saciar su sed de dinero que nunca se acababa.

El destino siempre era tan increíble e insospechado. Había llegado a esa tierra siendo absolutamente un don nadie que poco valía y ahora la dejaría volviendo a serlo a pesar de haber alcanzado un rango y reconocimiento que jamás creyó llegar a tener algún día. Ah, ¿Cómo es que fue general de su propio ejército y guardaespaldas del Faraón?

 ¿Importaba ahora? Por supuesto que no. Su Faraón ya no estaba entonces, no necesitaba más al general Naruto.

Montó el camello que Shikamaru le había dejado fuera de la muralla que separaba la ciudad de Egipto de los demás dándole un último vistazo a aquel pueblo que era anhelado por muchos pero habitados por unos pocos desdichados.

Alzó la espada frente a la puerta de la muralla antes de arrojarla al suelo rechazando todo cargo que le había sido otorgado en ese lugar.

Renunciando todo cargo que el Faraón Sasuke le había dado…

— ¿He de esperar perecer desangrado fuera de las puertas de aquel pueblo del que intento huir?, no será un gran cambio del destino que me esperaba allá adentro, Naruto.

…Para aceptar todo lo que el mismísimo Sasuke le diera de ahora en adelante.

— ¡Yo también me desangro, Sasuke bastardo! —Se quejó Naruto volteando hacia su amante viendo la herida en el brazo izquierdo de su amante que montado en su propio camello y cubierto por prendas oscuras se ponía a su lado buscando apurarlo para irse de una vez.

Sasuke negó con la cabeza entregándole un pedazo de seda a Naruto para que se la pusiera sobre esa horrible cortadura que se habían hecho ambos buscando sacarse la sangre necesaria con la cual ensuciar cada rincón de su habitación.

—Asume las consecuencias de tu masoquismo, Uzumaki.

— ¿Estas bien? —Preguntó el rubio preocupando acercándosele para inspeccionar a su amante que le soltó un guantazo en el rostro con la mano abierta— ¡Agh! ¡¿POR QUÉ?!

— ¡TU SABES PORQUÉ, ESTUPIDO!

Naruto rió haciendo caso omiso del reclamo de Sasuke que presionaba su propia herida para evitar que se abriera aún más.

No podía evitar pensar en el momento que alzó la espada mientras jalaba la mano que sostenía de Sasuke obligando a estirar el brazo y así con el filo de la espada cortar la piel de este causando una herida horrible lo suficientemente profunda como para que la sangre salpicara a montones haciendo lo mismo con su propio brazo mientras entre maldiciones y la frente llena de sudor por el esfuerzo de soportar el dolor sin romper el silencio cómplice entre ambos buscaban ensuciar cada parte cercana con la sangre que parecería a ojos ajenos que les causaría una gangrena que les obligaría a amputarse el brazo como castigo de tal acción estúpida pero no. El destino cruel pareció haber dejado de perseguirlos a ambos para dejarlos hacer lo que sea necesario para escapar.

El rostro de Sasuke contraído por el dolor mientras él le decía entre jadeos por la insoportable sensación de su brazo cosquilleando y tiritando como si temiera perder conexiones nerviosas con las demás partes del cuerpo le aseguraba que todo estaba bien y que debía confiar totalmente en él antes de empujar a Sasuke sin cuidado por la ventana haciendo que el moreno se tambaleara cayendo por esta hasta dar con el techo de paja del jardín trasero en donde dejaban a los animales que cuidaban. Naruto no le quedó más que rogar que Sasuke no terminara muriendo por el impacto de la caída o algo por el estilo, sería demasiado contra prudente, por lo que se permitió respirar (o intentar hacerlo porque sufría de dolor a causa de la cortadura) cuando vio al moreno salir del establo en uno de los camellos cubriéndose con algo que no supo que era en ese momento por lo que solo le quedó esperar a los aldeanos a quienes convencer de la supuesta muerte de Sasuke mientras le remordía la consciencia ser tan estúpido como para llevar un plan tan peligroso sin haberlo planificado y analizado con detenimiento antes.

“Ra, si existes, por favor, déjame llegar con él… déjame estar con él” Había implorado entonces al cielo por primera vez en mucho tiempo. Más no esperaba que realmente su suplica fuera escuchada.

Y ahora que se sabía a salvo no podía dejar de pensar en que tanto sufrimiento había valido totalmente la pena después de todo. Las heridas cerrarían y le dejarían quizás una marca para nada agradable a cada uno pero, estarían vivos. Vivos y libres de vivir sus vidas como se les antojasen.

Sasuke se dio la vuelta junto a su camello para ya echarse andar fuera de ese lugar siendo seguido por Naruto que sonriente intentaba alcanzar el paso del animal con el suyo deteniéndose delante de él para robarle un beso que le sacó un gruñido incomodo al moreno por lo sorpresivo que fue.

— ¿A dónde iremos? —Preguntó Sasuke curioso dándole un empujón al rubio buscando que se cayera del animal sin conseguirlo. No podía dejar de pensar en vengarse por la forma tan desconsiderada en la que el rubio lo empujó por la ventana y por sobre todo por su desconsideración al dar por hecho que le entendería sin necesidad que le dijese su plan.

Naruto realmente debía haber confiado en el lazo que tenian ambos para dejar a su suerte el destino de ambos. Estaba seguro que si su lazo con su amante no fuera tan fuerte, Sasuke hubiese creído que realmente este iba a asesinarlo y no habrían actuado a tiempo antes de que los aldeanos vinieran por él.

Naruto sonrió ampliamente haciéndole estremecer por dentro.

— Tengo una casa pequeña en la aldea que me espera en fiesta ‘ttebayo.

Sasuke arqueó una ceja sin entender haciendo que la sonrisa de Naruto se agrandara aún más.

— ¿Qué?

Naruto le ignoró silbando despreocupado haciendo que Sasuke comenzara a gritonearle buscando una explicación que no llegó. Porque ya no podía darle ordenes al rubio aunque Naruto nunca cumplió ninguna de ellas.

Se dejaron perder en las arenas del desierto confiando plenamente en la resistencias de sus camellos mientras evitaban voltear hacia atrás.

Evitando volver a sus antiguas vidas para así construir una nueva juntos de ahora en adelante por más difícil que esto podría resultar para ambos. 

No importaban los días que les llevara llegar por fin a su destino, pues luego de las penurias terminarían encontrando  la tierra prometida después de atravesar el desierto.

— ¿Realmente he de ser aceptado en tu aldea? ¿No será vista con malos ojos nuestra relación? —Preguntó el Faraón en medio de la noche montado en el camello de Naruto junto a este que le abrazaba desde atrás justo como lo hacían cuando salían a dar vueltas por la ciudad de Egipto en sus salidas a escondidas. Vio por sobre el hombro a su propio camello que caminaba demasiado cerca al de Naruto como si esos dos animales hubiesen desarrollado una extraña atracción en esas semanas que llevaban viajando hacia el tal pueblo de Naruto.

—La verdad, si sigues hablando así de formal la gente podría verte mal a ti pero no a nuestra relación ‘ttebayo —Se burló el rubio buscando molestar al moreno que le jaló de un mechón de cabello— ¡Auch!

 — ¿Cómo puedes estar tan seguro de algo que desconoces?

—Lo sabrás cuando lleguemos ‘ttebayo. Lo prometo, ¿Cuándo te he mentido yo?

Quiso alegar en contra de eso pero no pudo pues las luces de las antorchas a lo lejos llamaron su atención mostrando un pequeño pueblo iluminado en donde se escuchaban gritos de júbilo que iban aumentando a medida que se acercaban. Se volteó hacia Naruto para preguntar pero la sonrisa de este le hizo volverse nuevamente a observar el pueblo que se ofrecía frente a sus ojos.

— ¡Hey! —Gritó Naruto a los aldeanos que parecían haberlo estado esperando desde hace tiempo.

Una pequeña muchedumbre acercándose a ellos le puso los pelos de punta haciendo que instintivamente quisiera retroceder para alejarse pero Naruto le sostuvo la mano sorpresivamente haciéndole abrir los ojos aterrado. ¿Qué estaba haciendo?

— ¡Miren que traje conmigo, ‘ttebayo! —Anunció el rubio con una sonrisa de oreja a oreja mientras alzaba la mano que había cogido de Sasuke con la suya— A que mi novio es una belleza, ne.

Sasuke se volteó hacia Naruto con expresión de pánico pero ni tiempo tuvo de decir algo ya que todas las personas que habían salido a recibirlos se acercaron con admiración alagando su belleza exótica en medio de palabras amables a las que no estaba acostumbrado. Su corazón bombeaba al saberse nuevamente en una aldea, pero ahora no lo hacía por los nervios infundidos por un temor paranoico sino por la calidez de unas personas sencillas que miraban a Naruto con orgullo deseándoles buenos deseos.

Entonces lo  supo en el momento en que piso aquella tierra luego de semanas perdidos en el desierto, siendo recibidos por su antiguo ejército que se había mudado apenas Naruto partió en su búsqueda, que había vuelto a renacer como lo había pedido. Había dejado de ser el Faraón quien se priva  de su felicidad por miedo a las consecuencias de incumplir las leyes de su estatus para pasar a ser un simple don nadie que no pesa en la sociedad.

 Y que esa fiesta que lo esperaba luego de atravesar las penurias hasta llegar a la tierra prometida, sería el ritual que le daría la bienvenida a la vida que tanto exigió a los Dioses permitirle vivir por fin.

Porque en las leyes divinas siempre está escrito que luego del sufrimiento infinito, viene la dicha eterna.

— ¡QUE VIVAN LOS AMANTES DE EGIPTO!

Fin.

 

 

 

 

Notas finales:

Así es, este es el fin, no quise avisar que sería el capítulo final porque las sorpresas son mejores (?)

Ahora sí, quiero agradecer todo el apoyo que le han dado a este fic a lo largo de la historia, es importante destacar y señalar lo que dije en el comienzo de este fanfic sobre que sería (dado a la temática escogida) desarrollado como los relatos antiguos (ya saben, Roma, Grecia, Egipto, babilonia, etc) por lo que es probable que la gente que esté un poco familiarizada con estos relatos haya notado esta estructura en particular.

Debo decir que este es el fanfic cuya trama fue la más productiva que se me pudo ocurrir en un viaje en tren y la más agradable de escribir desde mi celular (ustedes no escriban desde su celular, es un asco)

Prometo volver con algún fanfic, no sé si pronto.

Me gustaría saber qué les pareció la idea de tomar un contexto histórico y desarrollar una trama en base a esto, o si tienen una trama que es como su sueño loco de que alguna escritora la tome y crees que yo pueda hacerlo bien no dudes en decirme (siempre pido ideas en realidad jafhlsak)

NUEVAMENTE AGRADESCO A TOD@S POR SU APOYO Y POR LOS MUCHOS VOTOS Y COMENTARIOS QUE ME DEJARON! ESPERO QUE TENGAN UNAS BUENAS SEMANAS! HASTA LA PROXIMA!

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).