Taemin levantó la mano entonces, completamente sudado y cansado por el ensayo que llevaban haciendo desde la primera hora de la mañana, pidió sentarse y cuando el permiso le fue concedido, se sentó dejándose caer por la pared sin el menor de los cuidados con su delicada piel.
Levantó la mirada, cansado de todo lo que cargaban sus hombros, y lo único que pudo ver con seguridad fue una sonrisa que no era para él, pero que se dio el permiso de admirar como si lo fuera. Minho sonreía a alguien por el teléfono mientras secaba el sudor de su cuello con una pequeña toalla que luego le fue arrebatada por uno de sus compañeros, Taemin le miró sin perder detalle, buscando un descanso a su presión, uno que llegaba cuando esa sonrisa hermosa aparecía.
Se regañó mentalmente por parecer tan patético, como sabia, lo era, y se levantó del suelo sin cuidado para salir del gran salón donde ensayaban la nueva coreografía y pasando por el pasillo se obligó a sorber la nariz con fuerza y evitar el sentimiento de coraje que de pronto lo invadió.
No podía ser tan ingenuamente débil cuando sabia, nunca podría ser correspondido, no en esta vida, ni en la que seguía.
Buscó desesperado la salida y caminó hasta ella una vez la encontró, saliendo a una terraza con mesillas redondas para la hora de la comida, fue hasta una y tomó asiento en ella, importándole muy poco la presencia de un par de bailarines en la mesa de junto.
Pensó una vez más en un efectivo veneno para lo que crecía en su estómago cuando Choi le sonreía, esa maldita sonrisa le quitaba la fuerza que durante el día se encargaba de construir, eso no podría simplemente permitirlo.
Una mano tocó su hombro tensó, y sin preocuparse siquiera en mirar de quien podría tratarse, se hundió en el asiento que ocupaba y esperó a que la otra persona tomara asiento junto a él. Fue entonces cuando un despeinado ChangMin ocupó la silla a su lado, sonriéndole de lado, intentando ver a través de los malhumorados ojos del menor.
Ni siquiera uno se interesó en crear un ambiente más liviano del que ya estaba proclamado rey en el pequeño espacio de esa terraza, Taemin solamente miró su teléfono celular y comenzó a buscar cosas en él, cosas no necesarias ni importantes para no verse más estúpido por salir así como así de un ensayo, y ChangMin a su lado solamente le miró hacer aquello, callado y sonriente.
Entonces, solo después de varios minutos en silencio, uno decidió hablar.
— ¿Por qué sigues mirándolo?—. Taemin levantó la cabeza para mirar a su superior, confundido.
— ¿De que estas hablando?—
—De Minho, ¿Por qué siempre estas mirándolo?—.
Taemin se quedó pasmado entonces, totalmente desconcertado por lo que el alto chico que llegó de la nada hubo preguntado, ¿Cómo podría ser de esa forma? Tan obvio.
—Minho sale con Yuri, alguien que lo merece, tú deberías dejar de querer algo que no puedes—. ChangMin entonces hizo una pausa, agachando lentamente la cabeza sin reparo en ver a Taemin observarle confundido—. Deja de ver a Minho, solo te estás haciendo daño a ti mismo, tal y como yo lo hago conmigo—.
Y dicho aquello, el alto chico se levantó sin apuro, calmado y lento al momento de realizas sus movimientos, despidiéndose solo al poner una mano apoyada en el hombro huesudo del menor.
Taemin se quedó solo entonces, mirando sus manos apartadas y pensó en lo que ChangMin hubo dicho, y con toda la razón del mundo, se sintió reducido a un simple chico estúpido.
No podía ser tan transparente como para que una persona externa a su vida se diese cuenta de lo que sentía por Choi, no podía.
Y se sintió aún más estúpido por permitir siquiera que ese sentimiento estuviera aun dentro de sí, aun después de tanto tiempo, aun después de que Minho dijera, tiene pareja. Taemin entonces solo es un chico que no puede razonar las cosas. Apretó los puños recordando el día en que se dio cuenta de que Choi no era un mero amigo con quien podía bromear.
Minho no era un compañero autoimpuesto ni un colega, mucho menos un conocido, Minho era alguien especial con quien se sentía a gusto, alguien que le ayudó cuanto pudo en sus días de escolar y su mejor compañía en las noches de insomnio. Minho representaba eso, y por lo mismo, Taemin no pudo evitar solo contemplarlo como amigo.
Se visualizó a si mismo siendo tan estúpido como para permitir que cualquiera supiera aquello y no pudo no sentir coraje contra el mismo. Porque ChangMin tenía la razón del mundo.
Y entonces, solo entonces, retomó el coraje con el que salió de la sala de ensayo y se puso de pie, retomando el camino antes recorrido.
Solo bastaron segundos dentro de los cuales, divisó la figura bien torneada de su pequeño infinito imposible. Taemin avanzó decidido, quedando solo a pasos cuando reconoció una figura en las pequeñas bancas donde solían sentarse mientras ensayaban.
Minho no lo miraba a pesar de estar cerca, solo unos pasos de distancia, solo unos cuantos.
La orden fue dada y comenzaron los primeros segundos de la música, obligándolo a ponerse en la posición que debía para seguir los pasos rudos y firmes que el resto tenia a un acorde perfecto.
Pero entonces bastó un instante en que su coraje se mezcló erróneamente con los celos. Minho había sonreído, flojeando la intensidad de sus pasos solamente para ver a quien le sonreía de lejos y entonces Taemin cayó, mental y físicamente.
Solo se derrumbó.
‘Deja de mirarlo’ se repitió molesto, mirando su pie adolorido y lastimando el hecho de haber parado en la mitad de la coreografía que preparaban.
— ¿Te encuentras bien?—. Levantó la vista para ver a Choi extendiendo su mano para que la tomase, sin embargo, la rechazó.
Intentó ponerse de pie, no lo logró.
—Te ayudo Taemin—. Minho insistió, intentando tocar los hombros del menor que rápidamente rechazaron su toque.
‘Deja de mirarlo’, se repitió nuevamente.
—No finjas estar preocupado por mi ahora—. Contestó lee, aceptando una mano que no pertenecía a Minho.
— ¿De que estas hablando? Eres mi mejor amigo, por supuesto que me preocupo por ti—.
Taemin soltó una carcajada fuerte, reteniéndose de que su colapso libera más.
—Odio cuando lo dices, odio cuando dices mentiras—. Dijo.
Minho lo miró estupefacto y pronto el encargado de los ensayos se acercó para lidiar con una posible pequeña riña, seguido de quien Taemin no quiere ver, de quien Taemin envidia hasta el aire que respira, porque él no puede ser ella, porque él no puede tener a Choi como ella.
—Taemin, pero, ¿Qué te pasa, estas molesto?—. Jinki intervino, mediando entre ellos al ver como comenzaban a desarrollarse las cosas.
—Muy molesto. Porque esta persona que solo es un compañero más, está molestándome—.
Los ojos reflejaron perplejidad.
— ¿Qué?—.
—Tú y yo no somos más que míseros compañeros que fueron autos impuestos, te voy a pedir que no me hables más—.
‘no lo mires Taemin, no lo mires’