POV. HEECHUL
Lo vimos ir y venir por el largo pasillo, pasandose las manos por el cabello en ese entonces largo, cuando el levantaba la mirada, recuerdo, nuestros ojos siempre coincidian, sin embargo él terminaba por evitarlo una vez sucedia. Recuerdo su cara precoupada y las gotas gruesas de sudor resbalando desde su frente, recuerdo los temblores en su cuerpo y las reiteradas veces que pasó su lengua sobre sus labios para humedecerlos.
Recuerdo ese dia cuando esperamos junto a él fuera de las oficinas, mientras un cansado y alterado lider intercedia por él. Ese dia, me miró directo a los ojos como nuna se habia atrevido a hacer y solo en cuestion de segundos me dejó observar una sonrrisa sincera, de agradecimiento, justo antes de que LeeTeuk saliera por la puerta y le permitieran entrar.
Ese día por la noche él llegó al departamento para hablarnos de sus planes, una demanda, una demanda de terminación de contrato contra la empresa que nos habría abierto las puertas. Al comienzo no lo creí, me dije, es una broma.
Lo tomé así, como debía de tomar una muy buena y elaborada mentira, pero los días corrieron, terminaban cayendo y la cuenta no se detenía. Y luego de que un citatorio del juzgado apareciera en mis manos, lo creí.
HanGeng terminaría con el contrato que le abrió las alas debido a la injusticia que se aplica en los apretados horarios, en su momento me permití dudar, él no podría hacer lo que ya unos se atrevieron, él no podría ser tan tonto para hacerlo, no podría, pero sin embargo lo habría hecho y con ello un día sin previo aviso, se marchó.
Desesperado por una respuesta lo busqué, Su respuesta en aquel entonces fue ‘no la tengo’, él solamente habría dicho que estaba cansado de esto, de trabajar de sol a sol, de las pocas remuneraciones y las escasas premiaciones. Se cansó, esa era su respuesta. No lo soportó como en un principio prometió hacer. En sus ojos esa noche pude ver que le dolía decirme adiós pues partería rumbo a Pekín en un par de días. Dude minuto hasta que deje la coraza y admití que también me sentía igual. Un día, un mes, un año así perdí mi lazo indestructible con mi amigo, mi secreto.
El 2009 está lejano al 2014, desde entonces hasta ahora, existen 5 años de diferencia que se agrandan con los segundos, con los minutos.
HanGeng tiene una vida saludable y el éxito por el que tanto trabajó en su vida, ganó mucho pero perdió otro tanto. Antes de que pudiera siquiera pensar en que las cosas pudieran terminar así, como lo son ahora, él solía tener una relación más cercana que amistad conmigo, una de amatas que se deterioró cuando ese papel cayó en mis manos.
El no solo estaba diciéndole adiós al grupo por el que los demás han sudado sangre, él me estaba diciendo adiós a mí también de una forma sutil. Terminando lo que había entre nosotros para dejarlo en solo ‘seremos amigos’.
Recuerdo que solo una única vez pude ser capaz de decirle ‘no te vallas, no me dejes’, rompí y herí mi orgullo en el proceso cuando él me dio una negativa, ahora está lejos, y la opción de que pueda regresar, no existe.
Cuando te puedes dar el tiempo de mirar el pasado y ver cuánto has cambiado desde entonces, es cuando puedes manjar con más facilidad tu existencia, la persona que eras ayer ¿ah mejorado o no?, esa es la meta, ver cuánto se ha cambiado, cuantas personas permanecen y cuantas se van.
Para bien o para mal, él ha permanecido en mi línea de contactos, es mi amigo, mi confidente y mi viejo amante.
Hoy mientras leía un libro, que encontré entre las cosas del staff mientras esperaba mi turno para ser atendido, encontré una pregunta, un trio más bien.
‘’ ¿Quién eres?, ¿Qué tienes? ¿Y hacia dónde vas?’’
De esas tres preguntas, solo pude responder dos.
Soy Kim Heechul, miembro activo de Súper Junior, segundo en la división de edad; tengo una imagen, amigos, familia, un trabajo.
No sé hacia donde voy.
Antes, cinco o seis años atrás con seguridad pude haber dicho algo similar a ‘donde HanGeng este voy a estar yo’, pero ahora las cosas son tan diferentes y tan lejanas que la idea de dar esto como una respuesta suena a chiste.
Esta noche los recuerdos afloraron solos cuando vi mi teléfono iluminarse en la oscuridad del cuarto blanco que comparto con LeeTeuk, los preparativos para el comeback están listos y las cosas deberían ir marchando bien.
Pero esa llamada me bajó de mi nube de seguridad y arrogancia. Un mensaje entrante de un destinatario conocido. Él, HanGeng, diciendo que quería verme para conversar acerca de algo.
Acepté su invitación y decidimos vernos en el hotel donde se hospeda. Cuando llegue noté rápidamente que algo no estaba bien, había una considerable suma de botellas de alcohol adornando la mesa y él estaba perdido en el alcohol como si se trátese de un chico de 16 que ha tomado su primera cerveza.
Patéticamente ebrio, llorando por alguna cosa que desconocí en su momento, él llora y yo solo puedo frotar su espalda, dando apoyo y consuelo para algo de lo que no tengo conocimiento.
—No me d-dejes—. Pronunció como pudo, entre tartamudeos y saliva.
Yo lo mire por un segundo, las palabras tan similares en situaciones que no concuerdan.
—Tengo que irme pronto—. Vi su cara llena de decepción, como la de un cachorro que es dejado por su dueño que va al trabajo, algo similar a Donghae cuando se separa de Eunhyuk.
Se aferró a mi camiseta y trate de quitarlo de encima, más él no se movió, hastiado por la situación llevo mí vista a su maleta abierta para distraerme de ese calor en el pecho que nace, lo que mis ojos ven no es agradable.
— ¿Terminaste con tu pareja?—. Pregunté. Ahí hay una foto de la chica con la que ha salido desde hace 4 años y que nunca se ha atrevido a presentarnos.
Siento como se aferra más a mi cuerpo, ¿Qué busca? ¿Qué quiere?
No me contesta, solo incrementa la potencia con la que el llanto sale de su boca, comienzo a pensar que ha sido una mala idea venir aquí después de todo, ¿Qué es lo que va a pasar? No es como si la oportunidad de ‘volver ‘estuviera presente, eso es pasado, y el pasado se queda enterrado.
Permanecimos de esa manera por un rato, el abrazándome y yo tratando inútilmente de separarlo, hasta que pude ver como comenzaba a quedarse dormido, suspiré aliviado, en cuanto él se duerma, yo podre marcharme, pensando en que esto nunca ha pasado.
Cuando sus ojos se cierran y comienzan los ronquidos leves, tengo la oportunidad y me quito su cuerpo pesado de encima, lo miro, da pena. La forma en la que esta no es buena y por más que yo quisiese ayudar, no podría. No, porque aún tengo ese tipo de sentimiento por él.
Me abstengo de marcharme solo así, busco en la habitación del hotel y encuentro una delgada sabana con la que después cubro su cuerpo, asegurándome de poner también una almohada en su cabeza para evitarle un poco de dolor cuando despierte. Una vez termino con i cometido, intento marcharme, poniéndome de pie, dándome vuelta.
Una mano en mi talón no me deja avanzar.
—N-No te vayas—. Dice, abriendo solo uno de sus ojos. Está más dormido que despierto, suelto una leve risa—. ¿D-De acuerdo?—.
La forma en que lo dice me recordó a mí hace tiempo y me siento apenado. Sí en ese momento él hubiera respondido con un ‘sí, me quedaré’ yo no tendría que haber llorado noches enteras ni tendría que haber sufrido depresión, mi servicio militar apenas estaría concluyendo y mis sentimientos serian igual de fuertes que en aquel entonces.
Pero, ¿Qué fue lo que me dijiste HanGeng?
—Lo siento, adiós—. Repetí las palabras que tanto tiempo eh querido hacer.
Una venganza quizá, para mí, una persona con un carácter orgulloso y exageradamente sincero, esto suena a gloria, a pesar del dolor que aparece en mi pecho; el siempre hecho de haberlo dicho me libera.
Al cerrar la puerta puedo mostrar una sonrisa, avanzo hasta el elevador y una vez estoy en el estacionamiento busco mi auto para entrar y comenzar a manejar en silencio, las palabras se repiten en mi cabeza y me hace reflexionar un poco sobre lo que eh hecho.
Después de tanto tiempo, ¿solo eh querido hacer esto?, si, eh querido que sienta lo que yo sentí.
El edifico donde duermo cuando es necesario con mis compañeros es grande y tardo un poco en el elevador hasta llegar a la puerta, dentro, saludo a Ryeowook y a Kyuhyun en el comedor, paso la sala e ignoro las cosas que Eunhyuk patica con LeeTeuk. Entro a mi cuarto compartido y cierro la puerta con discreción.
Solo entonces una lágrima cae.
Ya no puedo ver más a ese chico. Ya no tengo el sentimiento por él.
Me repito.
Me miento.
El sentimiento ya fue roto.