Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vinculados por koru-chan

[Reviews - 125]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

.

 

Capítulo veintidós:

 

Un trato

 

.

 

—¡Mierda, Reita! ¡Gracias por darnos el placer de contar con tu asquerosa existencia!—calé el cigarrillo que tenía entre mis dedos mientras volteaba, lentamente, mi cabeza dando con el dueño de aquel timbre lacerante. Resoplé captando como el delgado tipo se detuvo en medio del húmedo callejón que colindaba con la entrada trasera de 1991. Me observó con un gesto fastidiado para luego llevar sus ojos hacia el inicio de aquel pasadizo.  El paisaje rebelaba un tarro de basura de costado y el contenido de este esparcido por los alrededores; claro, además de mi moto estacionada en forma diagonal tras un duro frenar. Frunció sus cejas, pero lo ignoré alzando mi vista hacia el cielo aún claro y, en el acto, exhalé el vaho de nicotina junto a un suspiro derrotado—. He estado intentando localizarte, pero tu teléfono siempre está apagado—bufó afirmándose de la muralla quitándome el cilindro a medio consumir mientras yo aprovechaba para secar mis mejillas con la piel descubierta que dejaba mi vieja chaqueta de cuero al estar estropeado el cierre de la manga.

 

—Está malo. Se descarga cuando me entra una llamada—expuse con parsimonia.

 

—¿Qué ocurrió?—cuestionó tras botar el humo del tabaco que me había quitado.

 

—No sé. Supongo que tiene dañada la batería. De igual forma no lo he cuidado mucho…

 

—Idiota—golpeó mi brazo al no darle la respuesta que él esperaba—. Siempre que te desquitas con un indefenso basurero es porque pasó algo malo. ¿Acaso Lucy tendrá gemelos?—me carcajeé al aire y aspiré mi nariz frotándola con el dorso de mi mano.

 

—No creo que mis jugos sean tan fértiles para un embarazo doble—miré al castaño hacer una cara asqueada.

 

—Dime que no utilizaste la palabra “jugo” para referirte al semen—llevó su palma a su frente mientras yo sonreía sin humor. Terminé suspirando al mismo tiempo que oía como, desde el interior del local, se percibía música y como la batería se distinguía potente. Extrañado pensé con alivio que el nuevo baterista se había recuperado de su violenta gripe—. Perdimos media hora de ensayo, bastardo—articuló el castaño.

 

—Aún queda tiempo…

 

—Claro, si no estuvieras con este ánimo de perros—me cogió del cuello de la gastada prenda y me miró detenidamente—. Escupe lo que te pasó para que podamos volver a lo que realmente importa acá. ¿Recuerdas Gazette? No podemos perder esta oportunidad, Reita.

 

—¿Aún crees en Santa Claus?

 

—¿Quién es él que nos anima a seguir a delante?—hice un gesto indiferente con mi zurda mientras tiraba al pavimento la colilla de cigarro ya consumida. Me quedé mirando al suelo húmedo y verdusco, me sentía como aquel tabaco, consumido y pisoteado; era como si la pasión que le daba a la única cosa que me importaba realmente, de la nada, se había esfumado—Admitir que te sientes como basura humana ayuda, ¿sabes?—miré al tipo junto a mí. Éste estaba desesperado porque emitiera alguna palabra—Vamos, tenemos poco tiempo, así que tienes esta única oportunidad para botar tu mierda—hice mis labios una línea tensa sin deseos de hablar. Uruha suspiró—. Es sobre Matsumoto, ¿no?—acertó afirmándose de nuevo contra la muralla—. Dios, amigo. Olvídate de él—sonreí sin que el tipo me viera. Era curioso como siempre bromeábamos sobre mi homosexualidad reprimida—además de tratarnos despectivamente con la palabra “maricón” o “afeminado”—, pero en la cotidianidad, Shima entendía todo lo que estaba pasando dentro de mi solitaria forma de ser. Sabía—quizás antes que yo lo asumiera—que era gay y que gustaba de forma “fantasiosa” de mi padrastro.

 

—¿Cómo podría olvidarlo así de la nada…? Sé que Es estúpido y sé, también, que no tengo ninguna posibilidad con él, pero, inconscientemente,  estoy esperando alguna señal que me diga que puedo avanzar hacia él, pero es imposible.

 

—¿Qué? ¿Acaso te enteraste que, ahora, está saliendo con alguien?—negué

 

—Peor. Lo vi besándose con mi padre…—apreté mis puños dentro de los bolsillo de la tela de cuero—. Estoy seguro que hubiera asumido, con un poco de dolor, que estuviera saliendo con alguien nuevo, pero, ¿con Yuu? Me siento, de alguna forma, traicionado.

 

—No es para menos, hombre. Después de todo lo que le hizo Yuu y como lo ayudaste…—resopló empático—. Lo siento, pero Takanori es el típico tipo sumiso que por algo de estabilidad emocional cae con alguien como tu papá. Yuu es de esos hombres que imponen presencia y encanto; tiene labia y, seguro, estrategias de conquistas repetitivas—lo observé expresándose con un alto conocimiento sobre la materia. Por un segundo desconocí a mi amigo—. Es una pérdida de tiempo, idiota—volteó su cabeza levemente entrecerrando sus ojos extrañado por mi penetrante mirada—. ¿Qué?

 

—Hablas como una persona de gran sabiduría—emití con mofa entre mis labios. El chico rió negando.

 

—Mi hermana y sus películas de romance baratas. He visto tantas (por obligación) que  terminé aprendiéndome el patrón que tienen todos esos tipos de hombres “inadecuados” para la protagonista. Y, tú hermano, con esa pinta de rebelde conflictivo, tampoco eres muy adecuado para la “protagonista”—se despegó de la pared de ladrillo  y comenzó a caminar en retroceso—. Basta de cháchara. Hay que ensayar.

 

.

 

La batería sonaba libre; su ritmo no era definido por alguna de nuestras canciones y eso llamó mi atención. Sentía que esa melodía la había oído antes, pero, como mi cerebro no estaba apto para hacer sinapsis en esos minutos, me limité a caminar mentalizándome en parecer un poco menos machacado por la vida.

 

Inspiré profundamente continuando el paso hacia el interior oyendo de fondo algunos acordes acompañando a los tambores mientras nos acercábamos hacia el precario plató el cual, a diferencia de las concurridas noches, estaba muy iluminado lo que borraba por completo aquel toque tétrico que poseía el local.

 

—Menos mal que se recuperó el baterista—acoté detrás del castaño. El desempeño del nuevo chico había sido deplorable los días anteriores—, sino, iba a tener que sacarlo a patadas de su cama para sentar su gordo culo sobre el taburete y obligarlo a conseguir sonido de esas baquetas—entoné aproximándonos hacia la plataforma donde se encontraban nuestros instrumentos descansando sobre unos pedestales.

 

—Sobre eso…—Uruha se volteó en medio de la pequeña platea que tenía aquel recóndito lugar. Alcé una ceja deteniéndome. Su semblante estaba complicado por algo  que parecía no saber cómo comenzar a explicar. En esto, el sonido de fondo cesó.

 

—Reita, ya era hora—dijo el segundo guitarrista el cual miré  y en aquel acto llevé mis ojos hacia la batería donde oí  como el instrumento dio un par de sonidos que llamó mi atención rebelando la presencia de un sujeto que no deseaba ver nunca más. Miré con ira al castaño y caminé un par de pasos hacia el escenario oyendo, en ese acto como Uruha bufaba asumiendo su culpa por no contarme y por lo que pasaría a continuación. Me acerqué hasta donde estaba mi bajo junto a la guitarra de mi amigo. Tomé este y tras colocarme la cinta sobre mi hombro sin quitarle la vista a ese idiota que había echado de la banda dije:

 

—¿Qué hace este hijo de puta acá?—con una mano en el mástil y la otra en la caja busqué con la mirada al castaño viendo como tomaba de igual forma su guitarra después de escupir aquello sintiendo como el ácido corría por la mucosa de mi estómago.

 

—No empieces. Primero cálmate un poco, Reita—dijo el delgado y estilizado chico con notable fastidio. Crucé mis brazos sobre mi pecho viendo como el alto sujeto se acercaba con su guitarra instalada sobre su ingle. Lo miré y él me observó unos segundos he hizo una mueca de medio lado—. Al nuevo le dio neumonía—lo miré sin entender; aún no me explicaba el porqué ese tipo estaba ahí cuando lo había echado hace ya un tiempo.

 

—Entonces llamaste a Yune porque…

 

—Tenemos que tocar y nadie puede aprenderse nuestras canciones en un maldito día, Reita—gruñó. Estaba seguro que si no estuviese pasando un día tan del asco habría dejado que el hijo de puta se quedase. Pero necesitaba botar la mierda que sentía a dentro con el primer imbécil que se me cruzara por delante.

 

—Lárgate—aparté la mirada del castaño y observé al imbécil aún tocando los tambores—… antes que te parta la cara.

 

—Cariño, me necesitan—encogió sus hombros con inocencia—. Sinceramente, aún no puedo creer que sigas dolido por insinuar que te gusta que te den por atrás—rodó sus cuencas con fastidio—. Olvídate de eso porque ya me llegó el chisme que preñaste a la tipa esa que siempre te andaba siguiendo. Por cierto, ¡te felicito!—aplaudió con mofa—. Acabas de comprobar que eres un idiota, pero eso sí, ninguna célula gay corre por  tus venas. Aunque… ahora que te veo—se levantó del banquillo y caminó un tramo hasta llegar a la orilla del escenario donde hizo el protocolo de acuclillarse y entrecerrar sus ojos para mirarme detenidamente—. Parece que estuviste llorando, ¿no es cierto, maricón?—se carcajeó mientras yo asentía con una sonrisita colada entre mis labios y, sin borrar aquella mueca macabra, cogí del mástil mi instrumento  como si fuera una katana y de un salto me subí a la plataforma con toda la intención de partirle el cráneo a golpes sin siquiera pensar en las consecuencias. En todo caso, ¿cuándo lo hacía?

 

Escuché como los presentes gritaron a coro: ¡¡No!! mientras sentía como tras mi espalda alguien me inmovilizó haciéndome retroceder sin haber llegado a mi objetivo. El vocalista cogió mi brazo para interponerse en mi cegado acto de hacer puré la cabeza de ese asqueroso engendro mientras me removía para que el par me soltara de una maldita vez. Entre griteríos de los demás miembros y un arsenal de malas palabras hacia el enano quien era protegido por mi mejor amigo oímos una sexta voz.

 

—Hey, si quieren pelear es mejor que se larguen de aquí. Hay otras bandas mejores que ustedes que también necesitan un espacio—detuve el frenesí de mis acciones buscando con mi mirada a aquel timbre conocido encontrándome con la frente arrugada de Yutaka. Bufé. ¿Qué hacía ese tipo acá? Con suerte se veía en las noches embriagándose en la barra buscando a algún acompañante sexual más que por trabajo.

 

—Eso estamos haciendo. Ensayando. No opines de lo que no sabes, Tanabe—Uruha me abrió los ojos como si me recordara que el sujeto era el dueño del lugar y que ya nos habían corrido una vez. Le arrugué la nariz para que se dejara de molestar y volví a mirar al tipo quien decidió acercarse un poco hacia nuestro grupo.

 

—Shiroyama… ¿Deberías hablarle así a un superior? ¿No merezco algo de respeto?—entonó con burla saboreando mi enojo tras recalcar aquel apellido el cual no utilizaba hace tiempo.

 

—Suzuki—corregí entre dientes—. ¿Por qué tendría que tener respeto por alguien como tú?—dije bajándome del escenario mientras observaba como los integrantes estaban pálidos con aquella plática que parecía en cualquier minuto explotar.

 

—Sigues igual de difícil de tratar—sonrió. Ese sujeto se traía algo entre manos. Lo podía oler.

 

—¿Sabes? Tenemos que continuar con el ensayo—dije volteándome para mirar a Uruha y tras un movimiento de cabeza hizo que todos tomaran sus respectivos lugares. Acomodé mi bajo rasgando una nota mientras miraba como los demás se dispersaban y el vocalista se sentaba sobre la tarima a dar las primeras tonadas antes que comenzara la batería a liderar el compas

 

—Akira—dijo mi nombre el amante de mi padre mientras cogía mi brazo. Miré con repulsión sus dígitos posados en mi antebrazo y, en un arrebato, deshice aquel toque lo que me hizo perder el ritmo de la rápida melodía—. Quiero hablar contigo—dijo con seriedad.

 

—Ya lo estas haciendo—me terminé de girar para quedar frente a frente a él. Resoplé. Realmente no quería hablar con ese sujeto. Alcé una ceja e iba a abrir mi boca para decirle un: “No me interesa” tajante, pero dos nombres me lo impidieron.

 

—Es sobre Yuu y Takanori, posiblemente te interese ya que tú pareces ser cercano a Matsumoto… —entrecerré mis ojos. Claro, ahí había algo más.

 

—Bueno. Habla—dije con fastidio deshaciéndome  de mi instrumento eléctrico. Me acerqué al pedestal y, tras tomar del antebrazo a Uruha y decirle que ya volvía al oído caminé  hacia donde me esperaba el sujeto de aura maliciosa.

 

Subimos al segundo piso, donde estaban las oficinas. Entramos a un despacho donde habían asientos cómodos y una gran televisión junto a varias cosas para hacer café, té entre otros bebestibles azucarados. Vi como el castaño oscuro se acercó a aquel mesón para prepararse un café y tras negarme a recibir uno esperé a lo que tenía que decir afirmado contra la puerta cerrada.

 

—Me enteré de algo recientemente y pensé que te interesaría bastante porque ayudaste a Matsumoto a desbaratar la relación secreta que tenía con Yuu—me carcajee oyendo como la maquinita de café trabajaba llenando un vaso desechable de apoco.

 

—¿Secreta? Relación descarada a voces. Yo sólo terminé de abrirle los ojos a Takanori, pero parece que fue una pérdida de tiempo…—entoné encogiéndome de hombros. Mi estomagó se sintió revuelto de sólo pensar que esos dos de nuevo se estaban revolcando.

 

—¿Perdida de tiempo?—alzó sus cejas—. Así que  ya te enteraste…—verbalizó con firmeza tomando el recipiente de cartón humeante el cual sopló pensativo—. Me enteré, por boca de tu padre, que está saliendo con Matsumoto de nuevo. ¿Cómo lo supiste? ¿Él te contó?

 

—No realmente—dije con desdén recordando lo que recientemente había visto.

 

—Ya veo, seguro los viste—se rió astuto—, porque veo que no estás muy bien con la noticia—rodé mis ojos como si aquello fuese algo sin relevancia para mi existencia cuando tenía un nudo en el estómago hace un par de horas.

 

—Eso es cosa de ellos. ¿Yo que tengo que ver con esta mierda?

 

—Bastante. Hace un tiempo tu padre me mencionó, muy devastado, que su hijo se traía algo con su aburrido novio. Pensé que eran paranoias suyas porque, todos sabemos lo célibe que es Takanori y no le di importancia más allá  hasta que te conocí y me di cuenta que ser elsúper héroeno fue de alguien filántropo, sino de alguien que estaba feliz por aquella separación. Y esto sólo lo hace alguien no correspondido, ¿o me equivoco? Estás enamorado de tu padrastro—sonrió. Odiaba su sonrisa falsa  y socarrona.

 

—¿Y? ¿Te aplaudo por tu maravillosa deducción? Felicidades. Me tengo que ir—me volteé para  abrir la puerta.

 

—Espera, te propongo un trato—lo miré antes de tomar el pomo—. ¿Qué tal si los separas?

 

—Olvídalo. Yo no me voy a meter en tus enredos de mujer despechada.

 

—¿Sabías qué Yuu le pidió matrimonio a Takanori?—quedé helado cuando estaba atravesando el umbral. Me giré con el ceño fruncido viendo como sorbeteaba el oscuro líquido con gusto al haber captado mi atención.

 

—Mientes.

 

—No, claro que no—dijo mientras se sentaba en el reposabrazos  de un sofá gris individual. Cruzó su pierna derecha sobre la izquierda mientras aún soplaba la bebida del cartoncito—. Me quedé de piedra cuando Yuu me contó aquello con toda la ilusión del mundo. ¡¿Cómo podría ser posible?!—dijo asqueado, quizá dolido y eso me sorprendió; ese sujeto estaba realmente triste por lo acontecido—. No quiero que estén juntos…

 

—Y quieres que…

 

—Haz que Takanori guste de ti. No sé, ¿tendrás algún encanto guardado por ahí…?—miró con lasciva mi ingle. Rodé mis ojos.

 

—Pides imposibles. Si esos dos deciden estar juntos lo estarán. No puedes meterte en medio.  ¿Ya viste lo que provocaste? Lograste que ellos se separaran y, aun así, parece que a mi padre poco le importaste. Ellos volvieron y henos aquí hablando de su felicidad siendo patéticos. Más tú, debo recalcar—le sonreí con la mirada inexpresiva.

 

—Te pagaré; es una buena cantidad si aceptas.

 

 

Notas finales:

Hola, chicas.

¿Qué tal?

Debo decir que disfruté mucho escribiendo este capítulo. ¡Ni editar fue un suplicio! Fue un capítulo corto y lo aprecié en el alma.

Si bien, fue un capítulo pequeño, vimos varias cosas por acá y siento que fue divertido.

¿Qué les pareció?

¿Qué tipo de reacción esperaban de Reita tras haber visto a Takanori con Yuu? ¿Esperaban lo que pasó en este capítulo?

Les confesaré que pensé en un Reita más desatado, lanzando mierda y discutiendo con todo a quien se le cruzara por delante, pero pensé que ese Reita era muy del inicio de esta historia, así que mostré este Reita más ¿maduro? Más pensativo; sintiendo dolor y llorando al respecto. Lo sentí más real. Bueno, después se desató el infierno (?)

Confieso que me da vida las discusiones y peleas. Me gusta la relación de Yune y Reita. xD

¿Se esperaban la aparición de Yutaka?

¿Akira aceptará el trato?

Gracias por sus comentarios. Leerlas me emociona mucho. <3

Un beso. Nos leemos en la próxima.

PD: Cuando Uruha dice: “Y, tú hermano, con esa pinta de rebelde conflictivo, tampoco eres muy adecuado para la protagonista” Me acordé de la película “10 cosas que odio de ti” El chico rebelde sí se quedó con la protagonista. En teoría, Uruha estas equivocado. X’D
(No se me ocurre en qué otra película pasa este fenómeno.)

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).