Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Paro de emergencia por Shinjimasu

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Parte I

Habían pasado algunas semanas desde que los hombres de Fukui se aparecieron fuera del departamento de Yoshio, lo que me hizo tomar medidas drásticas y hacer que se quedara a vivir conmigo. Por supuesto no le dije el motivo principal pues sin duda se habría negado argumentando que sabía cuidarse solo. No dudo de eso, pero temo que Fukui haga alguna estupidez, por ello prefiero tenerlo cerca, y como no tiene posesión de muchas cosas, acoplarlo a mi departamento fue bastante sencillo y rápido. Además eso representaba un gasto menos para ambos y ahora podíamos apoyarnos el uno al otro en cuanto nuestras necesidades básicas.

Esos últimos días habían sido bastante buenos. Nos habíamos acostumbrado tan rápidamente el uno al otro que no tuvimos problemas sobre nada. En las mañanas Yoshio iba a la universidad y yo trabajaba; pasaba a entrenar y los días que no tenía que hacerlo trabajaba en una cafetería. Desayunábamos y varios días a la semana comíamos juntos, cuando nuestros horarios coincidían. Yoshio no tenía nada más que hacer, así que se dedicaba a los labores del hogar y durante la noche terminaba con desvanecer su estrés y le hacía el amor. Otras noches simplemente dormíamos con calma.

Podría decir que parecíamos una pareja de recién casados, y por lo mismo no habíamos discutido de nuevo desde aquel día. Eso era lo que más agradecía, aunque algunas veces lo molestaba para disfrutar a ese adorable Yoshio dominante.

Sin embargo, desde hacía un par de días, él estaba actuando de manera extraña. Parecía mucho más distraído de lo normal, como si algo le preocupara. Yo no había querido preguntar para no darle importancia a cualquier cosa, pues si él no me comentaba nada, entonces todo estaba bien. Al menos eso era lo que quería creer.

Estaba equivocado.

Parte II

Me levanté de nuevo y camine hasta la ventana solo para darme la vuelta y regresar a la cama. Estaba cansado, sí, pero mi preocupación era mayor: esperaba ver llegar a Shingo aunque ni siquiera hubiera salido de trabajar para esas horas.

Estaba inquieto y preocupado. Subí a la cama y abracé la almohada contra mi pecho esperando inútilmente sentirme mejor mientras por mi mente cruzaban cientos de ideas inquietantes, mismas que me obligaron a dormir. Cuando desperté Shingo ya estaba en casa. Miré el reloj solo para darme cuenta de lo tarde que era.

-Shingo- lo llame levantándome al verlo frente a la cocineta, lavando unos platos.

-Despertaste, creí que me iría sin verte- respondió apenas volteándome a ver.

Esos últimos días me había sentido muy cansado, así que él se ocupaba de algunas de mis tareas a pesar de mis reclamos, mismos que detuve al darme cuenta de lo absurdo que estaba siendo por quejarme de su ayuda. Incluso eso era inevitable para mí.

-¿Puedo hablar contigo?-

-Te escucho- respondió sin moverse.

-Pero… necesito que me pongas atención un momento-

-Yoshio, te estoy poniendo atención- respondió –Si no termino con esto, después se juntarán más-

-Yo puedo hacerlo…-

-No si estás enfermo-

–N-No es eso, solo quiero hablar contigo… Shingo, por favor hazme caso- insistí.

Suspiró y se giró para verme, cruzando sus brazos sobre su pecho –Bien-

Ciertamente estaba enfadado por alguna razón, y quería creer que no era por mí, pero necesitaba hablar con él cuanto antes, ahora que aún teníamos tiempo para resolverlo. Sin embargo y como es costumbre en mí, terminé por ponerme nervioso y no pude hablar. Esa sensación de miedo e incomodidad tenía mucho tiempo sin sentirla.

-¿Entonces? ¿Hablarás o no?- lo escuché decirme –Yoshio…-

-Yo…- susurré sin atreverme a mirarlo, sentía mucho temor –L-Lo que quiero decirte es… es que…-

-Oye, tengo que irme en unos minutos: si no vas a hablar ahora, espera a que regrese- dijo pasándose de largo para tomar su mochila –Tendremos toda la noche para hablar-

-¡No, espera! Shingo, yo… ¡Estoy esperando un bebé!- terminé por exclamar con la presión dominándome. Extrañamente no me sentí aliviado al decírselo.

Alcé mi rostro, pero él solo me veía sorprendido. No hizo ningún sonido, ni siquiera se movió, lo que me hizo sentir más incómodo. Esperé unos segundos interminables, pero él no reaccionaba.

-Lo lamento- dije –Yo, fue mi culpa…-

-¿Por qué te disculpas?- dijo finalmente -¿Crees que es un problema?-

-¿Tú no?- pregunté confundido, pues claramente esperaba un reproche o incluso un regaño de su parte –Shingo ¿De verdad crees que tenemos la edad para cuidar de un bebé? ¿Que éstas son condiciones para hacerlo?-

Aquello lo molestó –Entonces disculpa, pero no puedo pagar una gran mansión como en la que vivías. Esto es todo lo que puedo hacer-

-No, no me refiero a eso-

-¿Entonces? Incluso yo sé que este lugar es una mier…-

-Eso no es lo que quiero decir, Shingo- le interrumpí –No me estoy quejando de vivir aquí-

Para mi sorpresa, la conversación había tomado un rumbo completamente diferente al que esperaba.

-Si este lugar no fuera un asqueroso callejón, la edad no sería un impedimento ¿Verdad? Pero siento decirte que yo, en lugar de quejarme, me paso toda la maldita semana trabajando medio tiempo en dos lugares diferentes y, además de eso, mi otra mitad del día debo usarla para ir a los entrenamientos y evitar que me quiten la beca- respondió de la manera en que lo hacía cuando estaba molesto –Así que no me digas que no te estas quejando de vivir aquí-

-¿Y crees que yo me siento bien sin poder salir? ¡Me tratas como si fuera un inútil! ¡Yo puedo dejar la universidad! ¡Puedo trabajar!-

-¿Trabajar? ¿Qué sabes hacer, Yoshio? ¿Eh? ¿Qué puede hacer un niñito rico como tú? Además ¿Quién te contratará en esta condición, eh?-

Aquello me desanimó más de lo que debería e irremediablemente me hizo sentir impulsos de llorar. Esas palabras fueron demasiado dolorosas, y Shingo lo entendió igual.

Alborotó su cabello y evitó verme -¿Sabes qué? No tengo el tiempo suficiente para perderlo aquí. Me voy a entrenar- dijo antes de salir sin que me dejara agregar algo más.

Yo sabía que todo terminaría mal, pero tenía la esperanza de que solo fueran ideas negativas sin fundamento alguno. Por impulso salí al balcón para verlo atravesar la calle, pero la imagen de Fukui rompió con mis intenciones de gritar su nombre y evitar que se fuera.

Ambos platicaban sobre algo que por supuesto yo no podía escuchar. Traté de fijar mi vista un poco más, pero no duraron mucho parados en ese lugar. Fukui tomó la mano de Shingo y caminaron hacia un callejón, escapando de mi panorama. Aquello sí que dolió. Estaba confundido y no paraba de sollozar. Sabía que había una explicación perfectamente clara para lo que acababa de suceder, pero no llegaba a mí algo convincente, más que nada porque Shingo jamás permitiría algo como eso.

No quise esperar a ver otra escena y entré de nuevo al departamento. Estaba molesto, no quería estar cerca de nada que tuviera que ver con él; me sentía traicionado.

Me senté en el suelo, pensando, quizá no había sido buena idea llegar a vivir con él tan pronto, quizá aún éramos muy inmaduros para ello, o más bien yo lo era. Shingo tenía razón, actuaba como un niño. No valoraba como era debido todo lo que hacía por mí y eso estaba mal, más aún porque éramos pareja y debíamos apoyarnos… más ahora que había un bebé creciendo en mi interior.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).